Instituto de Derechos Humanos de la UCA

Universalizar la salud mental

11/10/2023

Editorial Idhuca

Celebrar la salud mental como un derecho humano universal es el lema del Día Mundial de la Salud Mental para este año, con el fin de crear conciencia sobre este derecho que muchas veces se deja de lado y cuya falta se normaliza.

Los problemas vinculados con la salud mental son numerosos y comunes; sin embargo, muchas veces pasan desapercibidos, invisibilizados e, incluso, estigmatizados. Pero no solo eso, el acceso a servicios relacionados con salud mental son muchas veces muy limitados y son concebidos como un privilegio, no como un derecho. 

En El Salvador hemos vivido distintas experiencias que han afectado nuestra salud mental pero muy poco se habla de ello, desde el conflicto armado, la violencia de pandillas, las desapariciones, la desintegración familiar, la COVID 19 y una cultura que repite patrones violentos, como el machismo. La falta de reparación integral y el hecho que no hemos logrado sanar como sociedad tiene repercusiones hasta nuestros días.

Actualmente, muchas veces lo relacionado con la salud mental se aborda desde la esfera de lo privado y desde un punto de vista muy individual. Cada quien debe sanarse como pueda y si no se tienen los recursos para ello, pues habrá que ser fuertes, mirar hacia adelante y ya está. Sin embargo, es importante comprender la dimensión colectiva de la salud mental y que es un derecho, lo que implica que hay una obligación del Estado de disponer  de los medios para garantizarlo.

El psicólogo y mártir jesuita, Ignacio Martín-Baró, veía con preocupación la violencia, la polarización social y la mentira institucionalizada. Él afirmaba que “el uso de la violencia para resolver problemas, sean grandes o pequeños, las relaciones humanas están larvadas de raíz, la razón es desplazada por la agresión y el análisis ponderado de los problemas es sustituido por los operativos militares”.

En la época de posguerra hemos seguido conviviendo entre distintos tipos de violencia, intolerancia, miedo, desconfianza e irrespeto. Eso no ha permitido fortalecer relaciones colectivas y comunitarias que nos ayuden a salir adelante como sociedad. Hay una deuda histórica del Estado en hacerse cargo de estos problemas que solo se van acumulando y cuyas consecuencias son devastadoras y hasta fatales.

Por ello, es preciso que se entienda el derecho a la salud como un derecho humano universal, con dimensiones colectivas, sin estigmatizaciones y sin que pertenezca nada más a un sector privilegiado de la población. 

Como se ha afirmado antes, “recuperar la memoria histórica desde las víctimas, como estrategia de salud mental, es una acción indispensable para reunificar a la sociedad salvadoreña sobre cimientos de verdad, justicia, reparación y perdón”. No hay otra vía.