Universidad Centroamericana José Simeón Cañas

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Sábado 11 de noviembre


Poco después de las ocho de la noche del 11 de noviembre de 1989, la fuerzas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) desencadenaron la que resultó ser la ofensiva urbana más fuerte de toda la guerra civil salvadoreña.

Los combatientes del FMLN atacaron simultáneamente diversos puntos de la capital. A los pocos minutos se escuchaban ya fuertes combates en muchos lugares, mientras el cielo se iluminaba con las luces de bengala disparadas por los militares.

Aquella primera noche, la lucha más dura se desarrolló en los alrededores de la Universidad Nacional y del cuartel de la Primera Brigada de Infantería, contiguo a ésta. Las tropas del Ejército chocaron brevemente con el FMLN a lo largo de la Autopista Sur, junto al estadio Cuscatlán y a la entrada de unas urbanizaciones militares, justo frente a la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA).

Muy pronto se vio que la ofensiva del FMLN era radicalmente diferente a cualquier otro combate entablado en San Salvador. Se calcula que, durante las semanas anteriores, habían llegado a San Salvador entre mil quinientos y tres mil combatientes. Las barriadas obreras que rodean la capital se convirtieron en bastiones ocupados y controlados por el FMLN.

Los lugares y circunstancias en que se encontraban los jefes militares y los líderes civiles cuando se desató la ofensiva final hacen sospechar que no imaginaban la magnitud del ataque de la guerrilla. El portavoz militar, mayor Mauricio Chávez Cáceres, y su hermano, el comandante de la Quinta Brigada, coronel José Emilio Chávez Cáceres, acababan de irse de vacaciones ese mismo día a Guatemala. Varios oficiales de alta graduación estaban también en Guatemala en una reunión de militares de toda América Latina, entre ellos el máximo jefe de la inteligencia militar del país, el coronel Iván Reynaldo Díaz. El coronel Carlos Armando Avilés, jefe de Operaciones Psicológicas del Estado Mayor Conjunto, estaba de vacaciones en Nueva Orleans con su esposa e hijos. El presidente Alfredo Cristiani se encontraba en su residencia de vacaciones en el lago de Coatepeque. Y el vicepresidente Merino abandonó San Salvador en helicóptero la misma tarde del 11 de noviembre, deteniéndose en el cuartel del batallón Atlacatl hacia las tres de la tarde, antes de continuar hacia San Miguel, para una reunión de Arena. En cualquier caso, por falta de información o por otras razones, la Fuerza Armada salvadoreña reaccionó muy débilmente y desconcertada por la sorpresa.

Amenazas de muerte por la radio

Durante las primeras horas de la ofensiva, las emisoras salvadoreñas cubrieron las incidencias de los combates por toda la ciudad. Periodistas y particulares telefoneaban y daban información desde las barriadas en las que se estaba combatiendo. Los radioyentes podían constatar el alcance y la gravedad de la ofensiva.

Pero, aproximadamente a las once de la noche, todas las emisoras recibieron la orden de conectarse a una "cadena nacional", que no era otra que Radio Cuscatlán, la emisora de la Fuerza Armada salvadoreña. La programación cambió radicalmente y se cortó la información directa sobre los combates. Los repetidos mensajes del Centro de Información Nacional, organismo gubernamental, afirmaban que la lucha estaba muy localizada y que pronto toda la situación estaría bajo control.

También cambiaron los contenidos de las llamadas de los ciudadanos particulares; dejaron de pedir información sobre parientes o de transmitir mensajes a sus familias. En cambio, las llamadas empezaron a llenarse de denuncias y ataques contra personalidades de la oposición política, de los sindicatos, de la Iglesia y de las organizaciones no gubernamentales, a menudo acusadas de ser fachadas del FMLN.

Los ataques verbales también se dirigieron contra los jesuitas. Ignacio Ellacuría era uno de los más nombrados. "Ellacuría es un guerrillero. ¡Que le corten la cabeza!", decía uno; "deberían sacar a Ellacuría para matarlo a escupidas", decía otro. El vicepresidente Merino, de Arena, acusó a Ellacuría de haber envenenado las mentes de la juventud salvadoreña con sus enseñanzas en la UCA y en el Colegio "Externado de San José".