Realidad 112
Revista de ciencias Sociales y Humanidades
Abril-Junio 2007-07-18



 

Editorial
El periodismo y la política: ¿dos mundos aparte?
A propósito de la campaña contra Mauricio Funes

In memoriam, Francisco Javier Ibisate
Luis Alvarenga

Conferencia de Seguridad, Munich 2007. ¿Cuál inseguridad?
Francisco Javier Ibisate

Universidad para la liberación
Héctor Samour

El fascismo: la barbarie moderna (y II)
José Ramón Catalán

Materiales para la elaboración de una teología de la creación desde Zubiri
Juan Navarrete Cano

Sobre la actualidad de las imágenes religiosas
Iván Canales

Hacia el ecomunismo
Elías Carriles

Rincón del libro

Habla su biblioteca

 El periodismo y la política:
¿dos mundos aparte?
A propósito de la campaña contra Mauricio Funes



Bastó con que circulara el rumor de que el periodista Mauricio Funes sería uno de los candidatos presidenciales del partido FMLN para que se desatara una campaña en su contra, protagonizada, esta vez, por algunos comunicadores que abogan por una supuesta apoliticidad y neutralidad valorativa del periodismo. Lo llamativo del caso es que muchos de estos periodistas han promovido una agenda comunicativa sesgada a favor de la derecha gobernante y juzgan a Funes por su pensamiento crítico. Por otra parte, dan por sentado que Funes será el candidato del FMLN para las elecciones del 2009, aunque no hay nada oficial sobre este punto, ni por parte del Frente, ni por parte del mismo periodista, y consecuente con ello, le piden que renuncie al programa que conduce en la televisión.
            Estos periodistas, que actúan más como voceros, ideólogos y relacionistas públicos del partido oficial que como comunicadores al servicio de la sociedad salvadoreña, ven en Funes un tipo de periodismo que no se acopla a las agendas políticas e ideológicas de sus patrocinadores. En el periodista, que condujo durante años la “Entrevista al día”, ven la Némesis del periodismo sumiso al poder. Analicemos algunos de los puntos que se han puesto en evidencia en esta campaña sucia contra el periodista en cuestión.

¿Dos mundos aparte?
            De los ataques contra una posible candidatura de Funes por el partido de izquierda, se desprende que sus detractores abogan por un periodismo completamente desligado de la política, como si se tratara de dos mundos aparte. Arguyen, por ejemplo, que Funes ha hecho campaña a favor de la izquierda en los espacios que ha tenido a su disposición y que ello será más evidente cuando sea formalmente candidato.
            Que Funes tenga un punto de vista personal sobre la situación del país no es, en absoluto, inapropiado, como tampoco lo es el que tenga opciones políticas e ideológicas. También las tienen los periodistas y sus corifeos que se han unido para atacarlo. Sólo que estas opciones son, para ellos, inatacables, porque defienden, en algunos casos de manera inconfesa, en otros, de manera ostensible, la agenda política del partido oficial y de la derecha económica, a la que consideran la única que garantiza la democracia y el desarrollo, y la más acorde con “el orden natural” de las cosas..
            Acusan al periodista de tener un sesgo a favor de la izquierda, debido a la apertura que ha dado en sus programas para que distintos sectores de la vida nacional expongan, en pie de igualdad, sus argumentos acerca de los problemas que atañen al país. No le perdonan el que, por primera vez en la televisión salvadoreña, se hayan transmitido reportajes sobre la República Popular China y sobre Cuba, con el objetivo de darle a la teleaudiencia elementos de juicio para sacar sus propias conclusiones sobre la realidad de estos países. Para los actores de la campaña contra Funes, basta y sobra con los apotegmas del anticomunismo. Más imperdonable les resulta aún el que Funes se haya entrevistado con Fidel Castro y con otros representantes de la sociedad política y civil cubana, en vez de conformarse con los supuestos expertos que juzgan a Cuba desde noventa o más millas de distancia, siguiendo al pie de la letra los dictados de la política exterior estadounidense y de sus ideólogos más connotados, los cuales, por cierto, tienen amplia cabida en uno de los principales periódicos matutinos del país.
            Esto es suficiente, según ellos, para recusar las credenciales éticas y profesionales de Funes y acusarlo de hacer política desde los medios. Pero la política y los medios de comunicación están en una permanente relación, puesto que éstos forman parte de la sociedad y de un contexto histórico concreto, en el que está en juego lo que va a ser del ser humano salvadoreño. La política es una dimensión intrínseca de cualquier realidad histórica, y de ella no escapan los medios de comunicación, como realidades históricas que son. Por esta razón fundamental, no puede condenarse a un periodista por tener opciones políticas y por ser considerado como un potencial candidato a la presidencia. Se supone que estamos en una sociedad en transición democrática y que uno de los mayores logros de los Acuerdos de Paz es que ahora gozamos de plenas libertades políticas ¿O no? Lo éticamente reprobable sería que un periodista aproveche la plataforma mediática de la que dispone para favorecer los intereses de los sectores de poder en el país o de un partido político en particular. Peor aún, si lo hace invocando la “neutralidad” y la “asepsia” política del periodismo, como es el caso de los detractores de Funes, que se “desgarran las vestiduras” ante su posible candidatura presidencial.
            Muchos de los comunicadores que hoy se rasgan las vestiduras por que Funes llegue a ser candidato de la izquierda son los que tienen su propia agenda oculta. Sus espacios proclaman ser espacios donde hay plena libertad de expresión para todas las opciones y puntos de vista, pero cuando algunos de sus interlocutores son vistos como “opositores”, ya sea políticos, sociales e incluso religiosos (pues hasta a esto han llegado), los atacan despiadadamente y tratan de desacreditarlos ante cámaras o ante micrófonos.
            Lo anterior es válido en el caso de quienes actúan de manera más o menos disimulada. Pero también hay quienes han hecho campaña mediática a favor del partido oficial de manera abierta. A plena luz del día, algunos de estos personajes saltan súbitamente de la sala de redacción al comando de campaña del partido oficial o a las estructuras encargadas de crear discursos e imágenes para el actual gobierno. Otros, como el caso de un ex guerrillero arrepentido que pretende imitar ilusoriamente el estilo de Vargas Llosa, participaron en la campaña de difamación contra el FMLN y su entonces candidato presidencial, Schafik Handal, impartiendo charlas, pagadas con jugosos honorarios, en diferentes centros de trabajo, buscando atemorizar a los trabajadores y empleados sobre los horrores que sobrevendrìan al país con la victoria de “los comunistas”.

¿Un periodismo inmune a la ética?
            Para este tipo de periodismo en connivencia con el poder, pareciera que hay un completo divorcio con la ética. Tiene muchos flancos por donde ser cuestionado. Dejemos a un lado su opción partidaria. Su trabajo deja mucho que desear. Es incapaz de utilizar argumentos racionales para exponer sus puntos de vista y fundamentar racionalmente sus opciones. Es suficiente la proclamación de los viejos clisés anticomunistas, de las supuestas bondades abstractas de la libertad absoluta del mercado y la difusión del american way of thinking, aunada a difamaciones y bajezas de toda laya, para supuestamente defender las causas de la “democracia” y la “libertad”. Eso no es periodismo serio, sino pura ideologización y de la más burda.
            Pero por ensuciar cuartillas o usurpar espacios que podrían ser empleados para fines más nobles, como contribuir a la construcción del bien común, este “periodismo” invoca la “libertad de prensa”, un concepto mal entendido y manipulado hasta el cansancio. Para dicho periodismo, libertad de prensa es abusar del poder mediático que tiene en sus manos. Cree que la libertad de prensa le hace acreedor de una libertad absoluta, una libertad sin límites, que puede pasar por encima de los derechos ajenos y de la dignidad de las personas. Según esto, la “libertad de prensa” es un bien que se puede comprar y vender. Basta con tener el suficiente poder adquisitivo para adquirir empresas mediáticas, y con ello tener el poder para calumniar, ideologizar, insultar el lenguaje y la inteligencia de las personas y ponerse al servicio de intereses espurios, en suma, para adquirir una inmunidad a la crítica ética. Como ejemplo, pueden citarse los editoriales del Diario de Hoy, en los que se insulta, se difama y se calumnia con total impunidad a todos aquellos que mantienen una actitud crítica contra las políticas oficiales. Así, por ejemplo, se habla de los “curas de sotana roja” de la YSUCA, de “la alcohólica Procuradora”, del “populacho”, de “las masas enloquecidas”, entre otros epítetos denigrantes. Pero el colmo es que se trata de una libertad que la sociedad debe costear. Desde hace décadas, las grandes empresas periodísticas gozan de exención de impuestos por parte del Estado, lo cual implica que la sociedad carga con los costos de unas empresas que generan ganancias a entes privados, y que se enriquecen desmedidamente con la publicidad comercial y la propaganda gubernamental, que les fluye generosamente.
            Los medios de comunicación tienen una importante responsabilidad ante la sociedad a la que se deben. Tienen la responsabilidad de darle a la sociedad los suficientes elementos de juicio sobre los distintos problemas, para que sea la misma sociedad la que decida cómo enfrentarlos. Pero lo que estas empresas mediáticas suelen hacer es lo contrario. En vez de brindar insumos para que la ciudadanía pueda analizar críticamente su realidad y asumir conscientemente su contribución a la consolidación de una democracia real y el bienestar público, lo que pretenden es, literalmente, conducir y manipular a la “opinión pública”, para orientarla a favor de los proyectos políticos y económicos de los grupos de poder.
            Afortunadamente, están lejos los obscuros días en que muchos de los “periodistas” que trabajan en estos medios participaron activamente en la nefasta cadena de radio y televisión de noviembre de 1989, en la cual sentenciaron a muerte, con nombre y apellido, a opositores del gobierno, incluyendo a los mártires jesuitas. Ahora lo que hacen es presentar la realidad nacional a su manera, ideologizadamente, tanto dentro de sus espacios de comunicación como fuera de ellos.

La función política del periodismo
            No es razonable esperar que el periodismo sea ajeno a la política. El periodismo tiene una responsabilidad política, que no es lo mismo que un interés partidario. La responsabilidad política es la responsabilidad con la sociedad a la que pertenece. El periodismo cumple con dicha responsabilidad al comprometerse con los problemas del país y en su solución. El periodismo no puede, por sí solo, resolver esos problemas. De eso tiene que encargarse la sociedad en su conjunto. Pero sí puede, y debe, denunciar las injusticias, vengan de donde vengan, sean del gobierno, del FMLN, o de quien sean. También debe fomentar el pluralismo y la visión crítica. Contribuir al pluralismo político, ideológico, cultural y religioso no se limita a invitar a los programas a gente representativa de las diferentes tendencias. De nada sirve hacer eso, si el conductor del espacio lo aprovecha para tratar de acorralar a quien identifique como adversario político o ideológico, y adular y consentir a los funcionarios gubernamentales y miembros del partido oficial y afines, buscando sacar adelante la agenda política de sus patronos. Se contribuye más al pluralismo y a la cultura democrática permitiendo que los distintos sectores expongan sus argumentos y los debatan públicamente, en igualdad de condiciones, contribuyendo así, en forma efectiva, al logro de consensos para encontrar las soluciones más adecuadas a los graves problemas que padece el país.
            El periodista, y por esto se ha distinguido Mauricio Funes, tiene que servir de “abogado del diablo”, en el sentido de cuestionar a sus interlocutores, cuando sus argumentos —no el sector al que pertenecen, no sus ideologías, no sus personas— merecen ser mejor formulados para que los receptores de los mensajes lleguen a sus propias conclusiones, de una manera crítica y racional. Esto último es contribuir a que la sociedad se forme una visión crítica y autónoma de la realidad y se comprometa a actuar en consecuencia. Funes ha representado este tipo de periodismo, crítico, profesional y democrático, que no se compromete de lleno con una determinada postura, sino con la realidad. Es en este sentido que el periodismo cumple su función política.
            Ahora bien, a sus detractores les parece escandalosa la mera posibilidad de que este periodista sea candidato presidencial. Esto no comporta ningún problema, siempre y cuando Funes, o cualquier otro periodista, de la ideología que sea, separe sus intereses partidarios de su responsabilidad profesional. Los que fustigan a Funes son los que en realidad han mezclado inmoralmente estos dos ámbitos. Han hecho política en el peor sentido: política partidaria amparándose en el ejercicio profesional y en una supuesta neutralidad y objetividad.
            De todas maneras, está por verse si se oficializa la oferta del FMLN y si Funes la acepta. En el pasado, hay que tenerlo en cuenta, Funes puso unas condiciones que el partido de izquierda se negó a darle. El periodista pedía autonomía para conformar su equipo y libertad para hacer sus propuestas políticas. El FMLN optó por lo que consideraba como “seguro” y se decantó por una fórmula presidencial proveniente de sus filas. No hay garantías de que vaya a ocurrir algo distinto. Al contrario, parece que ni el FMLN ni el resto de partidos, mucho menos ARENA, están listos para procesar la libertad de pensamiento. Pero mientras haya periodistas que hacen la venia a quien tenga el poder político y económico en el país, y partidos que requieran ese tipo de periodistas y ese tipo de periodismo para mantenerse en el poder, difícilmente se podrá esperar otra cosa. Pero el trabajo periodístico de Funes, que representa a muchos periodistas y muchos medios de comunicación que no están sometidos a los grandes poderes, poco a poco va creando la conciencia de compromiso ciudadano por el bien común, que necesita urgentemente la sociedad salvadoreña.

Francisco Javier Ibisate, in memoriam
Luis Alvarenga

            En una coincidencia desafortunada, El Salvador ha perdido esta semana a dos hombres que han encarnado lo mejor de sus valores intelectuales, es decir, la inteligencia puesta al servicio de las mayorías. El uno, a través de la palabra poética; el otro, a través del análisis académico. Ovidio Villafuerte y Francisco Javier Ibisate son estos dos hombres, que recordamos con cariño y valoramos su obra en sus alcances humanísticos. Estas líneas van dedicadas al segundo de ellos, al padre Ibisate y a su herencia intelectual.
            El padre Ibisate vino al país hace cuarenta años, los mismos que cumplió nuestro novelista Miguel Ángel Espino de haber muerto. Es uno de los símbolos del compromiso de la UCA, universidad a la cual sirvió con suma dedicación, desde su labor como maestro, como rector, como analista de la realidad salvadoreña, pero sobre todo, como ser humano. Consciente de que la labor universitaria sólo cobra sentido si sirve para que el pueblo tenga herramientas para entender su realidad y transformarla, el padre Ibisate se volcó al análisis de esa realidad a través del lente de la disciplina intelectual de la cual era un gran conocedor: la economía.
            Tendemos a pensar que la economía es una ciencia abstraída del ser humano. La aparente frialdad y exactitud de las fórmulas e indicadores económicos nos hacen olvidar que la economía, desde sus orígenes, tiene una estrecha relación con la vida humana en sus aspectos más fundamentales. Desde su etimología griega, oikos, casa y nomos, orden, organización, el ordenamiento de los recursos de la casa, de la sociedad, que es, o debiera ser, la casa de todos, la economía está llamada a responder por la pregunta: ¿cómo deberían de estar organizados los recursos de la sociedad para satisfacer las necesidades fundamentales de todos sus miembros? Lo que ocurre es que impera cierta concepción de economía, rodeada de un halo de impenetrabilidad, que la hace parecer ajena a los seres humanos a los cuales se debe.
            El padre Ibisate no cayó presa de esta mistificación. Al contrario, supo la razón de ser de la economía y actuó en consecuencia. Sus análisis de la coyuntura económica nacional, sus cátedras y, ya en estos últimos meses, sus amenas charlas sobre economía a través de la radio universitaria eran algunos de los cauces que tomaba su compromiso académico.
            Al sacerdote jesuita que, hace cuarenta años, se hizo una sola carne y un solo corazón con el pueblo salvadoreño, le debemos también la creación de la revista Realidad económica y social, que nació, a iniciativa suya, como un boletín de coyuntura económica en los años ochenta, cuando la situación del país hacía imperativo —y sigue siéndolo— volver asequible el análisis académico de la realidad al público más amplio. Realidad económica y social se convirtió posteriormente en la revista Realidad, dedicada actualmente a publicar ensayos en las distintas ramas de las ciencias sociales y las humanidades. El padre Ibisate fue miembro de su consejo editorial, al cual siempre aportó importantes ideas, además de sus artículos, en los cuales le dio un seguimiento sistemático a problemas acuciantes como las implicaciones de las cumbres mundiales, los problemas de la globalización, el neoliberalismo, el terrorismo de los grandes poderes contra los países pobres, entre otros.
            Francisco Javier Ibisate fue el economista que creía en la humanidad. El fruto de su inteligencia y de su amor por esa humanidad, que para él tenía los rostros reales de los pobres, está en todo lo que hizo por la UCA y por el país. 

Conferencia de Seguridad, Munich 2007: ¿Cuál es la inseguridad?

Francisco Javier Ibisate
Departamento de Economía
UCA, San Salvador
RESUMEN: En este artículo, escrito pocas semanas antes de su fallecimiento, el padre Ibisate, como era su costumbre, pasa revista a las cumbres mundiales, en este caso, la Conferencia de Seguridad celebrada en Munich. En él, constata la grave contradicción de una Conferencia de Seguridad en la que participan los gobiernos más involucrados en guerras y agresiones a escala mundial, esto es, los que vuelven al mundo un lugar más inseguro. En vez de confundir seguridad con armamentismo y guerra, plantea Ibisate, es más racional construir la seguridad mundial asegurando una vida digna para todos los pueblos del mundo.
ABSTRACT: In this essay, written a few weeks before his demise, father Ibisate, as he used, reviews the world summits, in this case, the Conference on Security in Munich. The author states the outrageous contradiction of a Conference on Security in which the governments that make the world unsafe are the guests. Instead of confusing security with warfare, poses Ibisate, it is more rational to build world security ensuring a worthy life for all the people in the world.
Universidad para la liberación: la proyección social de la UCA
Héctor Samour
Departamento de Filosofía
UCA, San Salvador

RESUMEN: En el siguiente ensayo se plantea que la finalidad última de la institución universitaria en un país con las estructuras socioeconómicas injustas de El Salvador debe ser la de contribuir universitariamente a la liberación de las mayorías empobrecidas. Una de las formas en que se concreta esa finalidad es a través de la proyección social, que no es asistencialismo, sino compromiso universitario con la sociedad y su liberación.
ABSTRACT: The following essay poses that, in a country with unfair social and economic structures like El Salvador, the university must contribute to the liberation of the impoverished majorities. One way to approach this aim is through the social projection, which is not charity, but the university's commitment with the society and its liberation.
El fascismo: la barbarie moderna (y II)

José Ramón Catalán

Departamento de filosofía
UCA, San Salvador

RESUMEN: El presente ensayo aporta una reflexión sobre el fascismo. El autor es consciente de lo que advierten las víctimas del mismo: el fascismo no debe comprenderse. ¿Qué sentido tiene reflexionar acerca de algo que no se “debe comprender”? En esta primera parte del ensayo se dilucida esta cuestión. Acto seguido, se presentan las visiones del fascismo de Lévinas y Benjamin. Finalmente, y para concluir esta primera entrega, el autor muestra el llamado influjo “espiritual” del nazismo y cómo se creó el mito.
ABSTRACT: This essay provides a reflection on Fascism. The author is aware of what its victims warn: Fascism must not be understood. Does it have any sense to reflect on something that "must not be understood"? In this first part of the essay, the question is elucidated. Next, the visions on Fascism by Lévinas and Benjamin are presented. Finally, and concluding with this first part, the author shows the so-called "spiritual" influx of Fascism and how its myth was created.
Materiales para la elaboración de una teología de la creación
desde Zubiri
Análisis de un párrafo del libro el“Problema teologal del Hombre: Cristianismo”
Juan Alejandro Navarrete Cano
Universidad Católica del Maule

Resumen

En este artículo el autor intenta explicar un párrafo del PTHC recurriendo a los textos anteriores de Zubiri, donde desarrolla las ideas presentadas en ese párrafo. Los conceptos articuladores de la reflexión teológica sobre la creación que se presentan en este texto son: creatio ex nihilo sui  y creatio ex nihilo subjecti. El autor utiliza en su análisis de los antecedentes de la teología de la creación los textos Sobre el problema de la Filosofía de 1944 y Problemas Fundamentales de la Metafísica Occidental de 1969-1970.

El autor nos muestra como Zubiri estructura su teología de la creación en diálogo con la teología islámica y medieval cristiana(en SPF) y con la filosofía de Santo Tomás de Aquino (en PFMO). Desde este enfrentamiento surge el pensamiento propio de Zubiri que se inserta dentro de un nuevo horizonte de pensamiento que puede ser llamado “horizonte de la realidad”. Desde este nuevo horizonte aparecen en la teología de la creación zubiriana términos como: la actividad de Dios como una actividad en sí misma, la creación como procesión y producción, no del ser, sino de lo real en cuanto tal, creación como la acción de Dios de poner una realidad transcendente sin alteración por parte de quien ejecuta esta actividad.

Hacia el ecomunismo:
una respuesta mítica a algunos problemas del marxismo

Elías Capriles
Universidad de Los Andes
Mérida, Venezuela

RESUMEN: Para el autor de este artículo, la manera de superar las antinomias del capitalismo dominante, evidenciadas en la crisis ecológica actual, no reside en abandonar los metarrelatos totalizadores, sino en advertir su influencia —particularmente en el caso de los metarrelatos que justifican la destrucción de la ecosfera, la subyugación y la explotación de otros individuos, etc.—. En tal sentido, el llamado ecomunismo es un metarrelato alternativo a los del capitalismo y la modernidad, para impulsar un proyecto que haría de la sociedad humana un buen lugar en el cual todos podríamos alcanzar la plenitud y la armonía.

ABSTRACT: According with the author, the way to overcome the contradictions of the ruling capitalism —which are shown in the current ecological crisis— is not quitting the totalizing metastories, but in avoiding its influence —particularly in the case of those metastories that justify the destruction of ecosphere, subjugation and exploitation of other individuals and so on—. In that sense, the so-called Ecommunism is an alternative metastory to Capitalism and Modernity, in order to create a project that would turn human society into a good place, in which everyone could be able to pursue plenitude and harmony.