Año 18

número 774

septiembre 17

1997

ISSN 0259­9864

Editorial La celebración de la independencia

Política El colapso del Partido Demócrata

Economía Respuesta gubernamental al fraude financiero: la creación de un fideicomiso

Sociedad El Salvador, ¿cobijo del terrorismo internacional?

Regional La situación actual de la integración centroamericana

Documento



La celebración de la independencia

Ha transcurrido un quince de septiembre más; otra vez se ha repetido el ritual que cada año acompaña la celebración de la gesta independencista de 1821. Desfiles de bandas de guerra, marchas militares, maniobras sincronizadas de aviones de la Fuerza Aérea y, por supuesto, la alocución presidencial con motivo del histórico acontecimiento. Otro 15 de septiembre, pues, que en lo esencial no se diferenció de celebraciones de años anteriores, salvo por dos hechos previos al acto conmemorativo que, en cierto modo, le añadieron mayor emotividad: la visita del Presidente de Taiwan --quien se reunió con los mandatarios de la región-- y el triunfo de la selección de fútbol de El Salvador sobre su similar de Canadá. Por razones distintas, ambos acontecimientos sirvieron de marco propicio para incentivar el cada vez menos notorio "fervor cívico" de los salvadoreños. Y así, las instalaciones del Estadio de la Flor Blanca no dieron abasto para el público que, masivamente, asistió a presenciar las marchas, desfiles, vuelos de aviones y demás actos preparados para la ocasión.

Indudablemente, desde el punto de vista de quienes quieren fomentar a como de lugar el fervor patriótico, la conmemoración del 15 de septiembre fue un éxito. Si hasta hace poco había que hacer ruegos a los ciudadanos para que asistieran a los diversos actos, esta vez la gente no encontraba ni siquiera dónde ubicarse en el estadio. Algunos han visto en esto un ejemplo de la desorganización que prevaleció el 15 de septiembre. Pero la misma se dio justamente porque pocos, en las filas gubernamentales, esperaban una asistencia masiva a la celebración. No se percataron de que en los días previos, especialmente el domingo en el Estadio Cuscatlán, se había creado un ambiente emocionalmente favorable para que los salvadoreños expresaran un "amor" a los colores patrios pocas veces visto. En otras palabras, muchos salvadoreños continuaron celebrando el lunes los cuatro goles anotados a Canadá el día anterior. Los medios de comunicación supieron vincular ambos hechos --la victoria en el fútbol y la gesta independencista-, haciendo de ambas una ocasión propicia para apuntalar un patrioterismo ramplón y sin fundamento.

Quienes esperan año con año que la celebración del 15 de septiembre cobre un nuevo significado no pueden menos que sentirse nuevamente decepcionados. Que cientos de salvadoreños se maltrataran entre sí por ver los actos cívico­militares en un estadio no puede ser motivo de alegría para aquellos que en verdad quieren propiciar la participación de una ciudadanía consciente de los problemas nacionales. Tampoco es para alegrarse el hecho de que se utilicen las motivaciones de un encuentro deportivo para cimentar la identificación de los salvadoreños con su país. Esa identificación se juega fuera de los estadios, en las relaciones cotidianas al interior de la familia, en el respeto a los demás, en la consciencia y ejercicio de los propios derechos y deberes, en la participación orientada a resolver los problemas tanto personales como comunitarios.

Pretender fundar la nacionalidad salvadoreña a partir de los triunfos y derrotas de una selección de fútbol es una grave distorsión de lo que es o puede ser la identidad nacional, pues el fanatismo y le emotividad que suelen dominar el comportamiento de los aficionados --las barras, la hinchada, la torcida-- son contrarios a la serenidad y la racionalidad que deben predominar a la hora de tomar decisiones de interés nacional. Una distorsión similar de la idea de participación cívica es la que supone que lo ideal es fomentar a como de lugar la asistencia masiva a los actos y festividades organizadas por el gobierno. No hay equivocación mayor que esa, pues el compromiso cívico de los ciudadanos no pasa necesariamente por asistir, gozar, golpearse y sofocarse en los incansables actos programados oficialmente.

En su discurso de rigor, el Presidente Armando Calderón Sol dijo algo que quizás sólo algunos pocos de entre los apretujados en el Estadio de la Flor Blanca pudieron suscribir. "Nos hemos reunido con fervor cívico --sostuvo Calderón Sol--, no sólo para evocar el origen de nuestra nacionalidad y rendir testimonio de imperecedera gratitud a los forjadores de nuestra patria, sino también, para reflexionar sobre el presente y el futuro de El Salvador y Centroamérica". ¿En verdad todos los que escucharon esas frases del mandatario reflexionaron -¿tenían el interés? ¿estaban preparados?- sobre el presente y futuro de Centroamérica? ¿Era ese el lugar más adecuado para hacerlo? ¿O sólo se trataba, una vez más, de la retórica oficial, a la que le importa un comino la realidad que debería sustentar los discursos?

Parece que cada aniversario de la independencia está destinado a ser una oportunidad para que los presidentes de turno traten de ganar adeptos diciendo cualquier clase de cosas. Para el caso, en otra parte de su discurso, Calderón Sol llegó a decir que "este nuevo aniversario de la independencia patria, nos encuentra a los salvadoreños dedicados con sincero empeño a la construcción de un nuevo El Salvador, sobre el fundamento de una paz firme y una democracia plural, que cada día se fortalece más y avanza en su perfeccionamiento; un nuevo El Salvador, en donde se consolida el estado de derecho y los órganos fundamentales del gobierno de la República ejercen sus atribuciones y funciones constitucionales, en el marco de respetuosa independencia".

Como muestra de buenos deseos, no está mal. Pero es un pésimo diagnóstico de la realidad nacional. Sería interesante que el Presidente Calderón Sol dijera quiénes, entre los empresarios, han mostrado un sincero empeño por la construcción de un nuevo El Salvador. La corrupción en el sistema financiero o la depredación del medio ambiente por obra y gracia de las industrias que manejan inadecuadamente sus deshechos más bien apuntan a la inexistencia de un compromiso nacional por parte de los empresarios nacionales. Asimismo, la situación de la violencia social que cotidianamente afecta la vida de los ciudadanos pone de manifiesto que la paz --por más que el Presidente y sus escribientes crean lo contrario-- no ha sido alcanzada todavía.



El colapso del Partido Demócrata

El surgimiento del Partido Demócrata (PD) en el escenario político nacional difícilmente alimentó la posibilidad de que un proyecto político de izquierda moderada alcanzara el apoyo de la población o, al menos, una posición cómoda dentro de la dinámica de poderes de la Asamblea Legislativa. Desde sus inicios, es decir, cuando el sector que representaba al ERP en el partido FMLN se pronunció a favor de negociar puestos en la Directiva de la Asamblea Legislativa, para luego declararse como un sector independiente del FMLN, la tendencia de este grupo político parecía ir a la deriva, fruto de la falta de definición y de la evidente incapacidad de sobrevivir sin permanecer atado a intereses externos a los del partido. Y cuando le llegó la hora de enfrentarse como partido independiente --al menos en apariencia-- en las elecciones de marzo pasado, no fue capaz de ubicarse dentro de una tendencia ideológica que convenciera al electorado. Las consecuencias se hicieron evidentes al conocerse los resultados finales, donde el PD obtuvo muy poca representación, lo cual seguramente obedeció a la coalición que formó con el PDC.

Las recientes renuncias masivas de miembros de dicho instituto político --una inmediatamente después de las elecciones, y la otra el pasado 12 de septiembre-- le vienen a dar el tiro de gracia a la posibilidad de constituir una opción de centro­izquierda en el abanico de ofertas políticas del país. Hasta el mismo Joaquín Villalobos ha decidido abandonar su cargo de director de la secretaría de Relaciones Internacionales, argumentando que sus "ideas de moderación no han tenido la fuerza suficiente y han sido interpretadas por un lado como traición y por el otro, para salir de aprietos y no para darle rumbo al país". Por su parte, los numerosos miembros que renunciaron han afirmado que el partido se ha alejado completamente de los objetivos que una vez los motivaron a separarse del FMLN, quedando a merced de cualquier oportunista. El fenómeno del PD viene a confirmar las reglas del juego a las que deben enfrentarse los partidos políticos en El Salvador, por lo que una aproximación a su dinámica interna puede ser de utilidad para interpretar futuras cambios en la balanza del poder político.

En primer lugar, con el estancamiento del proyecto social demócrata que se propuso llevar a cabo el PD queda claro que la sociedad salvadoreña difícilmente abrirá los espacios para la variedad política. Superar la imagen de una realidad donde solo hay espacio para dos titánicos contrincantes no será tarea fácil. La fuerza con que cuentan los partidos ARENA y FMLN les es dada, en definitiva, porque existe un pasado que los colocó como los grupos más poderosos que se podían debatir el futuro de la nación, y contra los cuales ninguna otra tendencia --de centro derecha o de centro izquierda-- representa una fuerte competencia. A la hora de optar por una tendencia ideológica, el camino se bifurcaba en dos grandes derroteros: el de los comunistas y el de la derecha conservadora. La llegada al poder de la democracia cristiana, en 1984, solo vino a reforzar esta noción de bipolaridad, puesto que, al final la gestión presidencial, demostró que le faltaba el poder para cumplir sus afanes reformistas y para mantener una oposición respetable contra los grupos de presión que atacaban al gobierno por todos los flancos. Este poder lo poseían, lógicamente, los que en 1989 se presentaron como la mejor opción para conducir el país: el partido ARENA.

Además, la paulatina aparición de los partidos socialdemócratas, --iniciado con la Convergencia Democrática (CD)--, con su evidentemente escasa participación en el dinamismo político de la nación, reforzó el hecho de que una fuerza política que no se ubique dentro de una de las dos categorías antes mencionadas poco tiene que ofrecerle al electorado y aún menores serán los espacios a que aspire como representante de grupos significativos de la población. Desde que el movimiento socialdemócrata ofreció a los distintos pueblos de América Latina las ideas de una izquierda moderada, que conjugaba la lógica del mercado con el interés por el bien de las mayorías, no fue posible evitar que unos los concibieran como mascaradas de los partidos de derecha y otros como traidores. De hecho las palabras expresadas por Villalobos en su carta de renuncia recogen muy bien este sentimiento. La concepción generalizada que se tiene a cerca de este proyecto político es muy parecida a la que se puede tener del bastón de un anciano experimentado, que está ahí cuando se necesita un poco de fuerza para seguir adelante.

En la campaña electoral que efectuó el PDC para las elecciones de marzo pasado, la alusión a esa "nueva clase política" que podría traer concertación entre los opuestos terminó por sostener la imagen de un partido satélite respecto de los intereses de los que actualmente están a la cabeza del gobierno. A su vez, los actuales miembros del PD, que participaron en el malogrado debate a cerca de los asesinatos de alcaldes durante la guerra dejaron al descubierto --más que un interés por denunciar la violación a los derechos humanos por parte del FMLN-- el afán que mantenían por salvaguardar la cuota de poder del partido ARENA, que desde un principio se perfiló como el gran padrino de los diputados pedeistas. La lección de la historia es, en último término, que no se puede confiar en proyectos que se presentan como independientes e innovadores, cuando en la práctica funcionan como apéndices de los sectores poderosos, y no demuestran en lo absoluto su voluntad de responder a las necesidades de aquellos que les dieron el voto esperando una justa representación. Por experiencia, el pueblo salvadoreño puede decir que los pactos y las reconciliaciones entre grupos que se consideran antagónicos muy poco beneficio le traen al país (tal es lo que han dejado en claro, por ejemplos, el pacto hecho entre el PDC y las Fuerzas Armadas, a principios de los 80, o el Pacto de San Andrés, suscrito entre ARENA y el PD).

Por supuesto, estas apreciaciones no se aplican al partido CD, ya que éste se ha mantenido más acorde con la postura ideológica de izquierda, y desde ahí ha estructurado todo su batallar. Inclusive, en muy pocas ocasiones ha dado muestras de representar una opción distinta a la que ofrece el FMLN. De todas maneras, es evidente su escaso poder real a la hora de presentarse como una fuerza de oposición frente al partido oficial, lo cual se comprueba al observar la disminución en el número de diputados obtenidos en las elecciones pasadas.

Volviendo al caso del PD, otro elemento que se hace evidente al observar su dinámica partidaria es el marcado predominio de luchas internas con motivación personal. El hecho de que Villalobos se haya ocupado de conformar un nuevo sector de izquierda moderada desmiente su afirmación de que, terminada la guerra, no consideró aceptar el puesto de diputado porque adquirir el poder no era su objetivo. ¿Qué otra cosa podía esperar una persona que desde un principio aprovechó su imagen de líder para crearle una imagen al PD, sino era un espacio que le brindara el poder necesario para aplicar sus ideales políticos? Lo que demuestra su iniciativa es que el partido FMLN era para él un obstáculo para la consecución de sus objetivos, y que la unidad que caracterizó al frente guerrillero se debía más a la lógica de la guerra que al experimento político que se quería implementar.

Una vez más, el interés personal se pone por encima del interés nacional. Este es otro de los signos que marcan el trabajo de los políticos en El Salvador de la actualidad. La incapacidad que ha mostrado el PD a la hora de asumir compromisos que busquen mejorar la calidad de vida de los salvadoreños, y su posición de "títere" ante los caprichos de los sectores que mantienen el poder gubernamental, dejan claro que el partido, tal como ha sido concebido, no tiene viabilidad política alguna. Si los pocos que sobreviven en sus puestos dentro del PD no comienzan a integrarse como fuerza política independiente, muy pocas posibilidades tendrán de volver a dibujar su bandera en las papeletas de las próximas elecciones.



Respuesta gubernamental al fraude financiero:

la creación de un fideicomiso

Una de las medidas más recientes en torno al caso de la defraudación FINSEPRO­INSEPRO ha sido la creación de una salida legal mediante la cual se pretende continuar con los pagos a los ahorrantes defraudados en ambas instituciones. Hasta ahora, únicamente se ha logrado pagar parcialmente a los clientes de FINSEPRO, mientras que los de INSEPRO aún no han recibido ninguna indemnización.

A diferencia de otros fraudes financieros (por ejemplo, FOMIEXPORT, en 1992, y, más recientemente, CREDICLUB), el caso de FINSEPRO­INSEPRO sí ha despertado en los órganos ejecutivo y legislativo, así como en la empresa privada, un interés por satisfacer las demandas de los afectados o, cuando menos, por participar en las soluciones. En los casos de defraudación de la economía pública conocidos hasta ahora, el denominador común ha sido la impunidad, la cual se traduce en la pérdida total de los ahorros del público. El caso FINSEPRO­INSEPRO marca un punto de inflexión, pues, por las razones que sean, sí se está tratando de resarcir a sus afectados.

Según las primeras versiones, la intención del gobierno para solventar las consecuencias del fraude era la creación de un fondo fiduciario hasta por 700 millones de colones, compuesto principalmente por los bienes de FINSEPRO­INSEPRO, sus sociedades satélites, automotoras deudoras y otros bienes embargados. Es decir que el gobierno daría las facilidades legales para emitir certificados financieros y para respaldarlos con los activos embargados. Según el Ministro de Economía, Eduardo Zablah, con este fondo se pretende cubrir hasta un 50% de los depósitos de INSEPRO y un 75% de la sociedad FINSEPRO. La liquidez se obtendría a partir de la emisión de certificados fiduciarios, los cuales, según el Ministro de Economía, se comercializarían a través de la Bolsa de Valores local. De esta forma, se esperaba cancelar paulatinamente las obligaciones de FINSEPRO e INSEPRO en la medida en que los títulos valores fueran vendidos.

Por su parte, el Superintendente del Sistema Financiero, Francisco Bertrand Galindo, sostuvo que el papel del gobierno se limitará a servir de "nicho jurídico" para el fideicomiso, pues la creación de éste no tendrá ningún efecto sobre el déficit fiscal, ya que no implica para el gobierno ninguna erogación de fondos, los cuales serían más bien captados del público.

Aunque para implementar este plan no se requería de la aprobación de la Asamblea Legislativa, sí se necesitaba que ésta aprobara algunas facilidades para implementarlo, como por ejemplo: autorizar la concentración de bienes embargados, pues normalmente éstos no pueden ser negociados; exención del Impuesto a la Transferencia de Bienes (IVA) y autorizar al BCR para otorgar una garantía subsidiaria. Por ello, para implementar el plan, resultaba fundamental su aprobación por parte de la Asamblea Legislativa.

En este contexto, y sólo un día después del anuncio de la creación del fideicomiso, se conoció que la Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA) habría mostrado disposición a adquirir el monto total de aquél, es decir, 700 millones de colones. En opinión de los funcionarios de ABANSA, los certificados emitidos con el fondo del fideicomiso anunciado por el gobierno no hubieran sido comprados por el público, pues "Si [otra oportunidad de colocación] paga el 14% libre de impuestos y con este es al 9.25% imponible [se incurre] en un sacrificio". Así las cosas, parecía claro, al menos para ABANSA, que sin su concurso el plan del gobierno estaba destinado al fracaso.

Según el Presidente de ABANSA, Mauricio Samayoa, la banca comprará la emisión de certificados del fideicomiso con la única finalidad de agilizar el pago a los afectados en el fraude financiero de FINSEPRO e INSEPRO, pues "los bancos [no] están haciendo negocio" con la compra del fideicomiso. Según la misma fuente, ABANSA incurrirá en un costo de oportunidad por la colocación de fondos en el fideicomiso, los cuales no podrían ser colocados en oportunidades de mayor rendimiento como, por ejemplo, el otorgamiento de créditos. Esto representaría para ellos una disminución en el crecimiento de sus utilidades de entre 40 y 60 millones de colones al año.

En sintonía con este clima favorable, la última sesión plenaria de la Asamblea Legislativa aprobó condiciones que facilitaron la creación del fideicomiso, con lo cual se dio luz verde a su creación y, consecuentemente, a la agilización de los pagos a los afectados.

De la situación anteriormente descrita surge la interrogante sobre las causas del inusual interés del gobierno y de ABANSA por solventar el fraude, aun a costa del crecimiento de las utilidades de esta última. No cabe duda que, una vez publicitado el fraude, el gobierno ha presentado una imagen de defensor de los intereses de los ahorrantes que contrasta con la permisividad exhibida en la etapa previa al fraude y que, sin duda, incrementó sus dimensiones. No puede dejar de mencionarse como, en casos anteriores, el gobierno inclusive no ha profundizado en las investigaciones de las defraudaciones. El caso emblemático ha sido la defraudación de cerca de 200 millones de colones en FOMIEXPORT, la cual nunca fue resuelta con este tipo de medidas emergentes.

Obviamente, el caso de FINSEPRO­INSEPRO es de mucho mayor envergadura, pues además de que la cifra defraudada es 7 veces mayor que la de FOMIEXPORT, existen funcionarios públicos implicados e intereses económicos ocultos. Las motivaciones que ha tenido tanto el gobierno como ABANSA para facilitar el pago de los afectados son confusas; es difícil creer que el sistema financiero esté dispuesto a sacrificar utilidades.

Tal como afirmaron los representantes de ABANSA, resulta sumamente aventurado pensar que los certificados del fideicomiso pudieran haber sido vendidos en la Bolsa de Valores, no sólo porque ofrecen un menor rendimiento, sino también por la enajenación de los bienes que los respaldan. No cabe duda de que sin el respaldo de ABANSA a la iniciativa del gobierno ésta difícilmente se habría podido concretar, ya que dependía de que se lograran colocar los certificados en la Bolsa de Valores.

No puede dejar de señalarse que, aunque el Estado no se ha comprometido a desembolsar los fondos para pagar el fraude, ha jugado un rol de facilitador de la situación al dotar a ABANSA de una salida jurídica y financiera para resarcir el fraude en INSEPRO. Aunque aparentemente la colocación de fondos de ABANSA en los certificados implicaría un importante costo de oportunidad, aún falta por ver cuáles son las condiciones en que ABANSA se apropiará de los bienes embargados y de la cartera crediticia de FINSEPRO e INSEPRO. En algunos casos, podría resultar que el precio de adquisición de los bienes y títulos valores sea inferior a su precio de mercado en condiciones normales.

Adicionalmente, debe considerarse que, en aras del combate de la inflación, desde hace casi dos años las autoridades monetario­crediticias han restringido el crecimiento del crédito desde una tasa de 30% a una de cerca de 15%. Esto ha implicado, necesariamente, una mayor disponibilidad de fondos en el sistema financiero que no pueden ser colocados en forma de créditos. De esta forma, en realidad ABANSA estaría logrando colocar recursos ociosos que ahora pasarían a devengar un rendimiento que, aunque relativamente pequeño, antes no devengaban. No es remoto, pues, que los intereses de ABANSA no radiquen exclusivamente en el pago a los defraudados.

Con todo y el despliegue realizado para presentar el plan de creación del fideicomiso, el gobierno debe responder a importantes cuestionamientos sobre su papel como supervisor del sistema financiero. En realidad, todas las consecuencias indeseables del caso FINSEPRO­INSEPRO se hubieran evitado si tan sólo los funcionarios del gobierno hubieran desarrollado con mayor efectividad sus tareas.



El Salvador, ¿cobijo del terrorismo internacional?

En los últimos días han empezado a surgir las piezas de un rompecabezas de terrorismo internacional que al parecer pasará a engrosar con honores el museo de la infamia salvadoreño. En este museo ya ostentan lugares distinguidos algunos generales y coroneles responsables de las más salvajes matanzas acaecidas en el transcurso de la guerra civil; ciertos aprendices de dictadores y tiranos a los que actualmente se les rinde culto y adoración en los mítines políticos de ciertos partidos; geniales defraudadores financieros pertenecientes a las más prestigiosas y respetadas familias del país.

Pese a que en su figura no destacan los rasgos que cabe esperar en sujetos de su linaje, el salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, hasta hace poco invisible para la opinión pública, ha logrado atraer la atención de la comunidad internacional y ha desatado una tormenta de especulaciones a su alrededor. A Cruz León, actualmente en poder de las autoridades cubanas, se le acusa de haber sido el autor material de una parte de la serie de atentados dinamiteros que ha sufrido Cuba desde inicios de este año. Más precisamente, se le responsabiliza de haber colocado las bombas que causaron daños materiales y tres heridos, el 12 de julio, en los hoteles Capri y Nacional de la Habana; y de la cadena de explosiones en los hoteles Copacabana, Tritón y Chateau Miramar, el 4 de septiembre, en la que pereció el turista italiano Fabio di Celmo.

Seis días después del momento en que fue detenido, según las autoridades cubanas todavía con restos de explosivo C­4 en su cuerpo, el gobierno de la isla afirmaba que el salvadoreño había confesado la autoría de los atentados y declaraba "haber pertenecido al ejercito salvadoreño, donde recibió entrenamiento como paracaidista y francotirador...y refirió haber pasado también un curso sobre explosivos con instructores estadounidenses". El Ministerio del Interior de Cuba describía a Cruz León como un "mercenario" que formaba parte de "una estructura subversiva subordinada a la llamada Fundación Nacional Cubana Americana", agrupación de extrema derecha, con sede en Miami, integrada por exiliados cubanos opuestos al régimen de Fidel Castro.

En los días subsiguientes, investigaciones realizadas por el Ministerio de Defensa, el Ministerio del Interior y la prensa salvadoreña sobre Cruz León empezaron a sacar a la luz ciertos datos que aparentemente contradecían las afirmaciones emanadas desde Cuba. En primer lugar, Cruz, según fichas militares, sólo había permanecido ocho meses dentro de la Escuela Militar Gerardo Barrios, por lo cual era difícil sostener que hubiera recibido instrucción especializada de combate, al menos bajo la supervisión del ejército salvadoreño. En segundo lugar, los registros de migración no reportaban ninguna salida de Cruz hacia Cuba o Estados Unidos en las fechas en las que se dieron los atentados; con lo cual se echaba al suelo cualquier reunión hipotética entre el imputado y miembros de la Fundación Nacional Cubana Americana. Finalmente, las entrevistas de los medios de comunicación con los familiares de Cruz lo describieron al público como un joven "sereno" y "trabajador" que nunca había mantenido relación con ningún tipo de grupo extremista ni había participado en actividades militares desde su abandono de las filas castrenses.

Estos datos dieron pie para que se robusteciera la hipótesis de que Cruz León era sólo un "chivo expiatorio" que estaba siendo utilizado para descargar hacia afuera lo que sólo era fruto de las luchas de poder al interior de Cuba. A primera vista, esta hipótesis no es del todo descabellada, principalmente por dos razones. Por un lado, al gobierno cubano le es beneficioso presentarse como víctima de una muy bien organizada agresión terrorista internacional, pues ello mostraría la necesidad de seguir manteniendo el carácter policial y persecutorio que le ha definido desde el triunfo de la revolución. Es decir, la suspensión de las libertades civiles estaría justificada por la permanente amenaza de organizaciones terroristas que buscarían aniquilar al régimen.

Por el otro, nada le es más idóneo a Fidel Castro que vincular a la Fundación Nacional Cubana Americana con la serie de atentados contra la industria hotelera de su país. A nivel de la política interna norteamericana, ello le daría un duro golpe a las políticas en contra de la isla --la famosa ley Helms­Burton, por ejemplo--, pues mostraría a sus más férreos defensores como inescrupulosos y peligrosos criminales.

Sin embargo, y al margen de los intereses políticos e ideológicos que el gobierno cubano podría perseguir al relacionar al salvadoreño con las supuestas actividades terroristas de los exiliados cubanos en Miami, la hipótesis anterior sólo podría sostenerse si no existiera prueba de la permanencia de Cruz en Cuba durante la fecha de los atentados y si no pudiera establecerse relación entre éste y alguna organización o sujeto cubano extremistas.

Precisamente son estos dos datos los que han sido obviados por el gobierno salvadoreño para respaldar la hipótesis del "chivo expiatorio" y afirmar la inocencia de Cruz en los atentados. Con sospechosa determinación la prensa nacional y los personeros del gobierno han hecho caso omiso de dos datos fundamentales en el caso de Cruz: en primer lugar, según la Dirección General de Migración, el imputado abandonó el país, el 9 de julio, rumbo a Costa Rica e ingreso de nuevo, el 14 del mismo mes, procedente de Los Angeles, California, EU. Considerando que los primeros atentados de los que se le responsabiliza ocurrieron el 12 de julio, no es irracional suponer que en un lapso de seis días pudo salir del país, llegar a Cuba, poner las cargas explosivas y regresar a su punto de origen sin mayor problema.

Además, en relación a su más reciente viaje a la isla, en el cual se dieron los nuevos atentados y fue arrestado, la madre de Cruz declaró a la prensa que éste le había comunicado, desde Guatemala, que viajaría por segunda ocasión a Cuba el 31 de agosto. Esta salida a Guatemala no quedó registrada en ninguna de las fronteras del país, por lo que se supone que Cruz emigró desde un punto ciego. Es inevitable, entonces, preguntarse ¿cómo explicar la coincidencia de las fechas ? ¿qué pretendía Cruz al abandonar el país sin ser detectado por las autoridades de migración? Así pues, solamente con estos datos ya existen una duda fundada sobre la desvinculación de Cruz con los hechos.

En segundo lugar, y tal vez la prueba más importante en su contra, se ha mantenido fuera de discusión: la relación en El Salvador de Cruz con el que, en apariencia, es un inocuo guía de turistas cubano. En una entrevista con la hermana de Cruz León, la cual paradójicamente buscaba mostrar su inocencia al señalar el desconocimiento que ella tenía de las supuestas amistades cubanas de su familiar, se afirmó que "el único contacto que hemos tenido con algún cubano (y se logró revisando las pertenencias de mi hermano) fue con Ramón Medina, quien...me informó que Raúl se encuentra bien de salud, pero está en un gran lío judicial".

Gracias a su ingenuidad y desconocimiento de las figuras relevantes en el terrorismo internacional, los hermanos del acusado establecieron la relación más sólida y contundente que hasta la fecha se posee entre éste y algún miembro de la línea dura del exilio cubano. Sin saberlo, los familiares de Cruz estaban vinculándolo con Luis Posada Carriles, alias "Ramón Medina", responsable, entre otras proezas, de participar logísticamente en la invasión a Playa Girón; de haber sido el autor intelectual del atentado terrorista en contra de la nave de Cubana de Aviación, CUT­1201, en el cual perecieron 73 personas, en 1976 --hecho del que se responsabilizó sin remordimientos--; y de haber llevado a cabo, bajo contrato de militares hondureños, un fallido atentado en contra del Presidente Roberto Reina, en 1996.

Sorprendentemente, fuentes gubernamentales afirmaron conocer el alias utilizado por Carriles, aunque, sobre su presencia en El Salvador, declinaron realizar declaración alguna. Ello despeja de manera razonable la posibilidad de un homónimo y permite supone, como en el pasado, que el gobierno salvadoreño ya estaba enterado de que "Ramón Medina" se encontraba en el país.

Pese a que todavía no es posible saltar de la relación entre Cruz León y Carriles a una entre ambos y la Fundación Nacional Cubana Americana, la hipótesis que ha mantenido desde un principio el gobierno cubano comienza a tener cierta coherencia. Ciertamente, tal como han afirmado las autoridades estadounidense y salvadoreñas, el régimen de Castro aún no ha presentado más pruebas que la propia declaración televisada de Cruz León, la cual, hay que conceder, pudo haber sido obtenida bajo presiones físicas o psicológicas. Pero ello no permite suponer que las acusaciones que sobre el compatriota pesan sean única obra de las maquinaciones de los aparatos de inteligencia cubanos; en especial cuando se considera que la serie de atentados contra hoteles cubanos ya había sido anunciada por el mismo Carriles un año antes, en el marco de un programa televisivo llamado "Los Caminos del Guerrero".

Los recientes hechos no sólo ponen en aprietos a los directamente vinculados --Cruz incluso podría afrontar la pena de muerte--, sino también a los gobiernos desde los cuales se trazó y lanzó el supuesto plan en contra de Cuba. En lo que se refiere al gobierno estadounidense, éste deberá de ser capaz de explicar cómo ha sido posible que sus aparatos de inteligencia no se anticiparan a los atentados y atajaran las posibles actividades terroristas de un grupo que ha sido decisivo en la definición de algunas de sus políticas externas. El gobierno salvadoreño, por su parte, debe ser capaz de demostrar que estos sucesos, al contrario de otros propiamente nacionales, no se dieron con conocimiento de las autoridades o que al menos no fueron tolerados al no haberse investigado las razones por las cuales un terrorista de la categoría de Carriles permanecía en el país.

El gobierno salvadoreño, en definitiva, de comprobarse la hipótesis que sobre los hechos tienen las autoridades cubanas, deberá afrontar la responsabilidad de seguir permitiendo, como en el pasado, que el país sea utilizado como puente o plataforma para las más oprobiosas actividades. Posiblemente este haya sido el motivo por el cual se ha defendido, incluso recurriendo a argumentos absurdos, la inocencia de Cruz León. Más que la vida de uno de sus ciudadanos, lo que seguramente le está preocupando a las autoridades salvadoreñas es que se les descubra en una política de fronteras abiertas que ha permitido que las más variadas expresiones de la extrema derecha hayan encontrado cobijo y condiciones ideales de impunidad.



La situación actual de la integración centroamericana

El nuevo entorno internacional al que nos enfrentamos hace conminatoria la necesidad de transformar y solidificar las estructuras productivas centroamericanas para así democratizar y hacer competitivas las instituciones sociales, políticas y económicas. Encarar la globalización y las nuevas tecnologías requiere unificar esfuerzos y saber dirimir las discrepancias. El tema de la integración regional surgió antes de la independencia de los países de Centroamérica. Sin embargo, pese a que este mes se celebran 176 años de la misma, la integración aún no alcanza mayores concreciones.

A partir de la firma de los Acuerdos de paz en El Salvador, los presidentes de la región, José María Figueres, de Costa Rica; Arnoldo Alemán, de Nicaragua; Carlos Roberto Reina de Honduras; Alvaro Arzú, de Guatemala; Armando Calderón Sol, de El Salvador, y Ernesto Pérez Balladares, de Panamá, se han reunido, ocasionalmente, en un afán de hacer viable la promesa integracionista.

En 1996, los presidentes centroamericanos celebraron seis cumbres de gran importancia para el proyecto de unificación regional. La Cumbre de Tuxtla Gutiérrez II (15 y 16 febrero), realizada en San José, Costa Rica, fue la primera. Tenía como finalidad primordial debatir la creación de una zona de libre comercio en Mesoamérica. También se estableció un método de diálogo y concertación para el análisis de los complejos asuntos regionales, hemisféricos y mundiales de interés común.

Tres meses después, el 8 de mayo, se llevó a cabo, en Nicaragua, la XVIII Cumbre Integracional. Los propósitos generales fueron: a) acordar medidas para hacer de la región un atractivo turístico ante el resto del mundo; b) fomentar la inversión pública y privada; y c) impulsar una política migratoria de puertas abiertas para facilitar el turismo (Proceso, 709). Además, los empresarios del sector turístico salvadoreño propusieron una política de cielos abiertos y la reducción de las tasas de viajes aéreos.

El mismo mes, los presidentes volvieron a reunirse, en esa ocasión en Canadá. La agenda, entre otros puntos, trató los siguientes: a) cooperación en materia ambiental, Desarrollo Sostenible y promoción de los Derechos Humanos; b) estudiar los avances de la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA); y c) Intercambio de bienes y servicios con Canadá.

La siguiente cumbre se llevó a cabo el 12 de julio en Costa Rica; en la misma estuvo presente el Presidente de Chile, Eduardo Frei, y los temas más relevantes de entonces fueron los siguientes: a) la cooperación horizontal entre Centroamérica y Chile; y b) la incorporación de este último como socio extrarregional del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). A la vez, los mandatarios decidieron crear una comisión de "alto nivel" que iniciara las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre ambas partes (Proceso 718). En la declaración de rigor, los gobernantes expresaron que el istmo centroamericano necesitaba promover el apoyo internacional para acelerar el proceso de integración. En respaldo a esa iniciativa, el Presidente de Japón, Ryutaro Hashi­moto, se comprometió a cooperar con la región. En base a esto, los mandatarios se dieron cita, el 28 de agosto, para dialogar sobre las relaciones entre Centroamérica y Japón, especialmente en los rubros de cooperación financiera y técnica, comercio e inversión.

Las conversaciones de 1996 culminaron con las que se realizaron los días 3,4 y 5 de septiembre en Guatemala, a las que asistió el Presidente de Corea del Sur, Kim Young­Sam. Este evento se centró, principalmente, en las relaciones de amistad y cooperación entre Corea del Sur y Centroamérica, lo cual se precisó con la institucionalización del Foro de Diálogo y Cooperación. Aquí es importante hacer notar que los vínculos entre este país y la región son, básicamente, de inversión económica y comercial. Pero, al parecer, hasta 1996 dicha inversión no era igualmente beneficiosa para ambos, como revela un informe de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA). Habría que ver si, un año después, esta situación sigue igual o si la región es todavía la menos favorecida.

Como quiera que sea, lo sucedido entre Centroamérica y Corea del Sur pone al descubierto el hecho de que la firma de convenios entre la región y los países más desarrollados implica importantes compromisos para ambos asociados. Implica también sentar unas bases sólidas para generar resultados seguros y provechosos para la región en su conjunto, al igual que para cada uno de los países en particular.

Ahora bien, para 1997, las cumbres han permanecido a la orden del día y, por ende, los tratados han seguido acumulándose. En lo que va del presente año, tres han sido los encuentros importantes. El primero fue celebrado en Costa Rica, el 8 de mayo, y contó con la participación de Estados Unidos, República Dominicana y Belice. Los temas principales del momento fueron: -a) el problema de la migración y tráfico ilícito de migrantes; b) la integración económica y el libre comercio; y c) el desarrollo de políticas ambientales como elemento global para el desarrollo sostenible. Como conclusión del encuentro, los participantes no sólo se comprometieron a modernizar los tratados de extradición, sino también acordaron redoblar los esfuerzos nacionales y aumentar la cooperacion bilateral, multilateral y regional, con el propósito de erradicar el consumo y tráfico de drogas, el lavado de dinero y la narcoactividad.

Más tarde, el 12 de julio, se efectuó en Panamá la XIX Cumbre de Institucionalidad. El propósito central de ésta era discutir el destino de 33 instituciones integracionistas, entre ellas el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), la Corte Centroamericana de Justicia y la SIECA. Al respecto, acordaron fortalecer las instituciones y amortiguar el peso financiero que implica para la región, ya que muchas de ellas no compensan con sus beneficios los costos que supone mantenerlas. Los resultados más significativos de este encuentro fueron los siguientes: a) la reestructuración interna del PARLACEN; b) la creación de una comisión que promueva la recuperación y protección de los recursos naturales; c) la reducción del número de magistrados a uno por país dentro de la Corte Centroamericana de Justicia; y d) dar seguimiento al Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Panamá.

Finalmente, una de las reuniones más recientes fue la efectuada por los mandatarios el 2 de septiembre en Nicaragua. En ella, pactaron crear una alta comisión que buscaría estudiar y agilizar el proceso de unión del istmo. El documento suscrito al final del encuentro pretendía definir políticas en cuanto a presupuestos de salud, administración de justicia y educación, así como favorecer el fortalecimiento de la gobernabilidad y el estado de derecho.

En resumen, poner en marcha la unión del bloque centroamericano no es tarea fácil; es un trabajo lento y metódico, cuyos resultados no siempre están a la altura de los complejos desafíos que plantea la región. Ciertamente, para alcanzar una o varias metas son básicos los diálogos y los convenios, pero más importante es llevar a cabo aquello que se promete. Todos los países centroamericanos sufren, en menor o mayor medida, los mismos males: la violencia que ataca a la seguridad social, el analfabetismo no parece tener solución, la destrucción ecológica avanza incontenible y la población demanda con vehemencia la solución inmediata de los problemas de empleo, seguridad y alimentación básica. El eje constructor de la integración debe acercarse más a esta realidad que, junto a los conflictos sociales de diversa índole -como la crisis carcelaria de Honduras o los problemas de los inmigrantes-, conforman la raíz del subdesarrollo.



Transcribimos a continuación los siguientes documentos: el texto del discurso pronunciado por el Presidente Armando Calderón Sol en la celebración de la Independencia, el día 15 de septiembre de 1997; y el texto de la declaración conjunta de presidentes de Centroamérica y la República de China, suscrita el 13 de septiembre de 1997.

Discurso del Presidente Armando Calderón Sol

Señor Presidente de la Honorable Asamblea Legislativa y Señores Diputados, Señor Presidente de la Honorable Corte Suprema de Justicia, Señores Magistrados, Señor Vice­Presidente de la República, Señor Designado a la Presidencia, Señores Representantes del Ministerio Público, Señor Presidente del Tribunal Supremo Electoral, Excelentísimos Señores Embajadores y Honorables Jefes de Misiones Diplomáticas acreditadas en nuestro país, Señores Miembros del Gabinete de Gobierno, Señores Representantes de Organismos Internacionales, Señores Agregados Militares de Países Amigos, Señor Alcalde Municipal de la ciudad de San Salvador y Miembros de su Consejo Municipal, Señoras y Señores :

Nos presentamos esta mañana ante el altar de la patria, para conmemorar la gesta independentista que protagonizaron nuestros próceres el glorioso 15 de septiembre de 1821, cuando las provincias de Centroamérica surgieron a la vida independiente y soberana.

Han transcurrido 176 años, desde la gloriosa efemérides que abrió las puertas de la historia para la formación de la Patria grande centroamericana, ideal supremo de nuestros emancipadores.

Nos hemos reunido con fervor cívico, no sólo para evocar el origen de nuestra nacionalidad y rendir testimonio de imperecedera gratitud a los forjadores de nuestra Patria, sino también, para reflexionar sobre el presente y futuro de El Salvador y Centroamérica.

Este nuevo aniversario de la Independencia Patria, nos encuentra a los salvadoreños dedicados con sincero empeño a la construcción de un nuevo El Salvador, sobre el fundamento de una paz firme y una democracia plural, que cada día se fortalece más y avanza en su perfeccionamiento; un nuevo El Salvador, en donde se consolida el estado de derecho y los órganos fundamentales del gobierno de la República ejercen sus atribuciones y funciones constitucionales, en un marco de respetuosa independencia.

Los salvadoreños debemos sentirnos orgullosos de que la noche oscura de la intolerancia ideológica y de los gobiernos autoritarios ha quedado atrás, porque ahora vivimos una democracia que se manifiesta a través de la discusión de los problemas nacionales, en forma amplia y sin cortapisas.

Posiblemente hay quienes se sientan inquietos o sobresaltados por los acontecimientos que están ocurriendo en nuestra Patria, pero debemos estar tranquilos, pues el debate por fuerte que sea, es una expresión auténtica de la democracia que vivimos y que construimos con la participación de todos.

Por eso debemos tener cuidado en que el debate de los asuntos de interés nacional, no se desnaturalice con el uso de la diatriba política u el insulto personal, ya que las confrontaciones estériles, sólo contribuyen a deteriorar la convivencia armónica de la sociedad, y generan frustración y desconfianza en nuestro sistema político.

Con evidencias irrefutables, estamos demostrando nuestra decisión de aplicar la ley sin privilegios, para que resplandezca la justicia y la impunidad sea una mancha del pasado.

Estamos también enfrentando el reto de combatir las causas que generan la pobreza y la marginación social, porque en este nuevo El Salvador que estamos construyendo todos, debe imperar la equidad y la modernidad social. Para ello, es imperativo que promovamos una cultura de paz y solidaridad a fin de que todos juntos alcancemos el progreso y bienestar de la familia salvadoreña.

En este día de la Patria, queremos también renovar nuestra profunda identificación con la Centroamérica unida que concibieron nuestro próceres. Ahora más que nunca, nuestros pueblos hermanos, avanzan con paso seguro en el camino de su integración política, económica y social.

Los prejuicios y recelos provincianos que motivaron la desarticulación de la Patria grande, y que a lo largo de los años han obstaculizado su restauración, están siendo superados con una nueva visión integradora.

Nos sentimos muy complacidos con la declaración que recientemente suscribimos los presidentes de Centroamérica, en la República hermana de Nicaragua, reconociendo que estamos en un punto de partida hacia la unión centroamericana, y que aspiramos a formar una patria grande, democrática y equitativa, próspera y solidaria.

Esa unión centroamericana, concebida por nuestros próceres y anhelada por los pueblos del istmo desde antes de la Independencia, consideramos que es indispensable para erradicar la pobreza y lograr el mejoramiento significativo de las condiciones de vida, el nivel cultural y educativo de nuestros pueblos, así como fortalecer la capacidad de respuesta de Centroamérica ante el mundo.

Convencidos de que ese es el destino histórico de Centroamérica, los presidentes hemos acordado iniciar el proceso gradual de construcción de la unión centroamericana.

El sábado pasado, aquí en la ciudad de San Salvador, nos reunimos los Presidentes de Centroamérica, en el marco de las fiestas patrias y de la visita del Presidente de la República de China, para seguir fortaleciendo nuestra presencia ante el mundo y avanzando más en el proceso de desarrollo regional.

En este histórico 15 de septiembre, convocamos a todos los sectores de la región, para que apoyen activamente este proceso y se unan sin reservas a la construcción de la patria centroamericana.

Hermanos guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses, costarricenses y salvadoreños: éste es el mejor homenaje que podemos tributar a los insignes próceres que nos legaron una patria grande, soberana e independiente.

!Que Dios bendiga a nuestra Centroamérica¡

Un paso más hacia un futuro mejor

Secretaría de Comunicaciones,

Presidencia de la República

Declaración conjunta reunión presidencial

Centroamérica­República de China,

13 de septiembre de 1997

Los presidentes de las Repúblicas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, la República de China y el Primer Ministro de Belice, se reunieron en la ciudad de San Salvador, el día 13 de septiembre de 1997, en ocasión de celebrar la primera reunión de Jefes de Estado y de Gobierno entre la región centroamericana y la República de China.

Durante la reunión, los Presidentes Centroamericanos, el Presidente de la República de China y el Primer Ministro de Belice intercambiaron puntos de vista con relación a la coyuntura asiática, centroamericana y otros temas de interés común respecto a las relaciones chino­centroamericanas.

El Presidente de la República de China manifestó su complacencia por la consolidación de la paz, el fortalecimiento de la democracia, el respeto a los derechos humanos, el desarrollo económico, la promoción del bienestar social y los avances del proceso de la integración Centroamericana. También expresó su complacencia por la histórica decisión de los países del Istmo de avanzar hacia la Unión Centroamericana, como fase superior de dicha integración regional, según lo anunciado en Managua, Nicaragua, el pasado 2 de septiembre.

Asimismo, los Presidentes de Centroamérica y el Primer Ministro de Belice encomiaron la importancia del desarrollo político, económico y social de la República de China, así como los esfuerzos efectuados por el Gobierno presidido por el señor Presidente Lee Teng­hui para robustecer la democracia pluralista, al llevarse a cabo el año pasado la primera elección presidencial por sufragio directo en su historia.

Los Presidentes Centroamericanos y el Primer Ministro de Belice manifestaron que, de acuerdo con el principio de universalidad de las Naciones Unidas, todos aquellos Estados que reúnan los requisitos estipulados en la Carta de las Naciones Unidas, tienen el derecho de solicitar su admisión o incorporación como miembros.

Asimismo, apoyan las acciones y medidas tendientes a la reunificación de China que garanticen la vigencia de la democracia, los derechos humanos y el bienestar de todo el pueblo chino, destacando que toda solución de controversias debe resolverse por medio del diálogo y la vía pacífica.

Al reiterar su complacencia con el proceso democrático que vive la República de china, los Presidentes Centroamericanos y el Primer Ministro de Belice, ratificaron su reconocimiento de la soberanía de la República de China. Asimismo, respetan la posición de esa nación de no aceptar el llamado esquema un país, dos sistemas.

Los Presidentes Centroamericanos, el Primer Ministro de Belice y el Presidente de la República de China manifestaron su complacencia por los continuos avances de cooperación y las relaciones entre los países centroamericanos y la República de China, y coincidieron en la firme voluntad de fortalecer sus tradicionales lazos de amistad.

En ese sentido, considerando los intereses mutuos y la convicción de reforzar los mecanismos de cooperación existentes, ven con agrado el avance sobre la constitución de la Alianza Estratégica de la República de China y Centroamérica para la Cooperación y el Desarrollo. Los Presidentes de Centroamérica recibieron con beneplácito el interés de la República de China de apoyar activamente el proceso de integración regional y de asociarse eventualmente al Sistema de la Integración Centroamericana.

Destacaron especialmente, la suscripción en esta fecha, del Acuerdo de complementación Económica entre la República de China y Centroamérica el cual, mediante la ejecución de un amplio plan de acción, propiciará proyectos de desarrollo que repercutirán decididamente en beneficios concretos para la población de ambas partes.

Asimismo, reconocen la vital importancia que tiene la inversión para la generación de empleo, actualización tecnológica y el incremento de la productividad de las economías de la región centroamericana. En ese sentido, el Presidente de la República de China manifestó su firme decisión de impulsar mayores flujos de inversiones productivas, tanto de la empresa privada como pública, a cada país de Centroamérica.

Los Presidentes de Centroamérica, el Presidente de la República de China y el Primer Ministro de Belice, expresaron su complacencia por los avances alcanzados para establecer el Fondo de Desarrollo Económico entre la República de China y Centroamérica que, con aportes de ambas partes contribuirá a ejecutar proyectos productivos y de infraestructura económica de mediano y largo plazo de alto impacto regional, para coadyuvar al desarrollo sostenible de la región en congruencia con la nueva visión estratégica que busca optimizar la cooperación internacional.

Los Presidentes de Centroamérica, el Presidente de la República de China y el Primer Ministro de Belice mostraron su satisfacción por la reciente apertura en Taipei, de la Oficina Comercial para Centroamérica (CATO), la cual debe de constituirse en el futuro en un importante mecanismo que contribuya a promover las relaciones de comercio, inversión y turismo entre la República de China y la región centroamericana.

Asimismo, destacaron la suscripción en esta fecha del Contrato de Préstamo entre el BCIE y el International Comercial Bank of China, para la ejecución de un programa de apoyo a la pequeña y mediana empresa de la región.

Los Presidentes Centroamericanos, el Primer Ministro de Belice y el Presidente de la República de China se congratularon por el éxito y los acuerdos obtenidos durante la VI Reunión de la Comisión Mixta, celebrada en la Ciudad de Tegucigalpa, República de Honduras, los días 4 y 5 de julio de 1997. Ratificaron que la Comisión Mixta debe continuar siendo la instancia de definición, gestión, coordinación, evaluación y seguimiento de la cooperación entre sus países.

Finalmente, los Presidentes Centroamericanos, el Primer Ministro de Belice y el Presidente de la República de China manifestaron que esta primera reunión fue sumamente trascendental y estuvieron de acuerdo en seguir celebrando encuentros de esta naturaleza.

Los Presidentes de las Repúblicas de Costa Rica, Honduras, Guatemala, Nicaragua, la República de China y el Primer Ministro de Belice expresaron al Presidente de la República de El Salvador, Doctor Armando Calderón Sol, las más sinceras muestras de agradecimiento por el cálido recibimiento y las amables atenciones de hospitalidad que les fueron brindadas durante su estadía.

Esta Declaración Conjunta se suscribe en tres ejemplares en los idiomas español, chino e inglés de un mismo tenor y de igual validez.

Dada en la ciudad de San Salvador, República de El Salvador, a los trece días del mes de septiembre del año mil novecientos noventa y siete del calendario gregoriano correspondiente al año ochenta y seis de la República de China.

JOSE MARIA FIGUERES PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE COSTA RICA, ARMANDO CALDERON SOL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE EL SALVADOR, ALVARO ARZU IRIGOYEN PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA CARLOS ALBERTO REINA PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE HONDURAS, ARNOLDO ALEMAN LACAYO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE NICARAGUA, LEE TENG-HUI PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE CHINA MANUEL ESQUIVEL PRIMER MINISTRO DE BELICE