UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Semanario PROCESO

© 1996 UCA Editores



año 17

Número 712

junio 5 1996

ISNN 0259-9864



Los dos países del discurso presidencial

Balance político del segundo año de Calderón

Sol

Las medidas de política económica anunciadas por

Calderón Sol

Polémica licitación en ANTEL (II)

Los salvadoreños evalúan los dos años de

Calderón Sol

Dos años sin gobierno

Nuestro balance de otro año más (I)



Los dos países del discurso presidencial



     Al menos una cosa buena tuvo el discurso del Presidente

Calderón sobre el segundo año de su

gestión y es que reconoció que la

situación general del país no es buena, que las

medidas económicas adoptadas no han arrojado los

resultados esperados y que, por lo tanto, es necesario

retrasar algunas de las ya decididas y adoptar otras nuevas.

Aunque no reconoció la existencia de una

recesión económica, sí aceptó que

desde hace algunos meses la economía experimenta

problemas serios. Más aún, dijo estar

preocupado por las amas de casa, los empleados y trabajadores

de bajos ingresos y por los desempleados. A todos los

llamó hermanos varias veces.

     Es bueno reconocer que los resultados económicos

no son los esperados, porque es el punto de partida para

introducir cambios. Otra cosa es que las doce medidas

propuestas por el presidente sean las adecuadas para corregir

el deterioro alarmante de las condiciones de vida de la

mayoría de la población. Este reconocimiento

oficial es más importante porque hasta ahora el

gabinete económico y el partido oficial negaban que la

vida fuese más difícil en 1996 que en 1994.

     No obstante, el gobierno no tiene claridad sobre la

realidad del país ni, por consiguiente, sobre las

políticas adecuadas para resolver sus problemas

más graves. El discurso presidencial es una muestra

más de esta confusión, que predomina en los

altos círculos gubernamentales. El presidente

Calderón abrió su discurso reconociendo que los

resultados de la economía no eran los esperados y

añadió que pensaba mucho en sus hermanos sin

voz, en los medianos y los pequeños empresarios y

sobre todo en los pobres. Pero sorpresivamente, en el cuerpo

del discurso, al describir los logros más relevantes

de su gobierno, dijo, sin ningún reparo, que las

condiciones de vida de la población habían

mejorado en los dos últimos años. Estas

contradicciones son preocupantes, porque si no hay claridad

en el diagnóstico, tampoco la podrá haber en

los correctivos.

     Y es que en el discurso presidencial predomina la

ideología sobre la objetividad. El texto tiene una

parte central que, sin duda, fue elaborada independientemente

de la parte introductoria, donde se reconoce que las cosas no

van bien, y de la parte final, donde se anuncian doce medidas

para corregir la dirección de la economía. El

cuerpo del discurso pertenece a la retórica

tradicional con la cual se suelen describir alegremente los

logros gubernamentales, pero sin relacionarlos o

contrastarlos con la realidad. En esta ocasión, el

presidente Calderón señaló

cuántas viviendas había construido y

cuántos chorros había inaugurado, pero no dijo

nada sobre cuántas viviendas faltan para resolver el

problema habitacional ni sobre la escasez de agua que cada

día se vuelve más aguda. En su largo recorrido

por los tópicos de esta clase de discurso tampoco dijo

nada sobre el medio ambiente, el transporte, la

energía, la corrupción, el crimen organizado,

el terrorismo, la impunidad y la polarización social.

Estos silencios gubernamentales son muy elocuentes, sobre

todo si se contrastan con los propósitos del primer

discurso.

     Pareciera, pues, que la sección introductoria y

la final fueron añadidas a última hora o

quizás fueron redactadas por personas diferentes y

nadie se molestó en leer el texto completo para velar

por su coherencia. En efecto, en el cuerpo central, el

presidente Calderón habló del país de

las maravillas, que sólo existe en los deseos y las

ilusiones de los ideólogos de su gobierno. En las

otras dos secciones, intentó hablar de El Salvador

real. Pero aún así, el presidente no

tocó ningún tema conflictivo,

concentrándose únicamente en los logros que

podían ser aplaudidos por su público, pero con

ello le ocultó la realidad a la nación de la

cual es mandatario.

     No es extraño, entonces, que la atención

se centre en las doce medidas propuestas. Las gremiales de la

gran empresa privada las han recibido con beneplácito,

evidenciando así qué sectores serán

beneficiados en primer lugar. El contenido de las medidas

revela también que el sector privado no está

preparado para la competencia ni para el mercado libre. En

otras palabras, no es eficiente. Cabe, entonces, preguntarse

con qué solvencia acusa al sector público de

ineficiente. Más preocupante es que las medidas no

atacan los problemas estructurales de la economía,

sino que más bien se orientan a remediar algunos

efectos negativos, quizás debido a su carácter

inmediatista e improvisado. Desde otra perspectiva, su bondad

habrá que juzgarla desde la generación de

empleo y el aumento de la productividad.

     Ante las críticas que llovieron sobre su

gobierno, el presidente Calderón apeló al

veredicto popular. Una encuesta de opinión

pública del IUDOP revela ese veredicto. En

términos generales, el juicio de la población

sigue siendo negativo. Aunque la valoración parece

haber mejorado levemente en relación con la del

año anterior, en conjunto, se continúan

señalando más fracasos que éxitos. Es

más, pareciera que la población critica con

mayor intensidad la conducción de la economía.

Por eso, la mayoría piensa que el país no va

por buen camino y piden al gobierno acciones concretas en el

campo económico y en el combate contra la

delincuencia.

     El Presidente Calderón pidió objetividad

a la prensa, temeroso de que sus informes alejen a los

inversionistas y no atraigan el turismo. Por objetividad

aquí se entiende compartir y difundir la visión

ideal que el gobierno tiene sobre el estado del país.

El problema es que la visión gubernamental no se apega

a la realidad y se alimenta de ilusiones falsas. Por lo

tanto, la imagen que se quiere proyectar con fines

propagandísticos es también falsa. Sólo

mejorando la realidad se puede proyectar una imagen objetiva

del país.

     Todos debemos trabajar por el bien común de El

Salvador, pero el ejemplo lo deben dar el presidente de la

república y su gobierno. Como todo buen hermano, el

presidente Calderón debiera mostrarse más

cercano a sus otros hermanos, sin mostrar preferencias por

aquellos que tienen más poder, y debiera ser mucho

más generoso ante sus necesidades ingentes.



     Balance político del segundo año de

Calderón Sol



     El desempeño político del gobierno del

Presidente Calderón Sol durante el segundo año

de su gestión se ha caracterizado por acentuar las

tendencias y los rasgos de grave ineficiencia gubernamental

y de severa perdida de legitimidad ya evidenciados claramente

desde su primer año de administración (Proceso,

663-664). Ha habido, en este sentido, una peligrosa y

consistente continuidad en aquellas acciones gubernamentales

negativas que justifican la perdida del apoyo y la confianza

ciudadana en virtud de la errática conducción

de la sociedad por parte del ejecutivo.

     A lo largo del  segundo año de la

administración de Calderón Sol, en efecto, el

ámbito político presenta en sus puntos

fundamentales el panorama siguiente: 

     a. Un obsesivo empeño del Ejecutivo por dar por

finalizado el proceso de ejecución de los Acuerdos de

Paz aún y cuando Naciones Unidas ha certificado que

todavía existen importantes compromisos incumplidos en

las áreas de seguridad pública, derechos

humanos, sistema judicial y en materia económico-

social (Proceso, 706 y 708).

     b. Un desbordante problema de criminalidad y

delincuencia - tanto común como organizada- que no ha

podido ser enfrentado hasta la fecha con medidas eficaces y

apegadas a una legítima normatividad jurídica

democrática (Proceso 702). 

     c. Una evidente marcha a la deriva de la nación

manifestada en la recurrencia de la ineficiencia

administrativa, ambigˆedad, indefinición,

precipitación y contradicción en la

formulación de las políticas de gobierno. 

     d. Una profundización de la crisis de los

partidos políticos y del sistema de partidos que

finalmente parece haber alcanzado a ARENA, el actual partido

en el gobierno, al hacerse públicas las profundas

diferencias internas entre los distintos grupos que integran

a dicho partido (Proceso, 707).

     e. Un peligroso resurgimiento de la violencia

política a manos de organizaciones clandestinas

paramilitares que nos recuerdan la tradición

escuadronera y violenta de la derecha nacional (Proceso,

711).

     f. Y, finalmente, un injustificable manejo discrecional

del poder legislativo por parte de la mayoría

parlamentaria de ARENA expresado en la promulgación de

leyes que suponen una clara involución en el terreno

de la reformas jurídicas impulsadas por el acuerdo de

paz (Proceso, 702 y 710).

     Ni uno sólo de estos puntos medulares se

recogió, sin embargo, en el texto del informe

leído por el Presidente Calderón Sol ante la

Asamblea Legislativa para dar cuenta del desempeño

gubernamental en el período de tiempo analizado. De

hecho, en el apartado político del discurso,

únicamente se hizo una vaga y retórica

referencia al marco de transición política por

el que atraviesa el país junto a un breve recuento de

los relativos avances en cada una de las áreas

pendientes de cumplimiento del Acuerdo de Paz. Además,

el tono del discurso fue marcadamente acrítico y se

quiso presentar como éxitos de la gestión

política un proceso guiado más por la inercia

de las reformas institucionales impulsadas por el Acuerdo de

Paz que por la decidida voluntad del ejecutivo para

profundizar el marco de convivencia democrática.

     En realidad, como hemos mostrado en varias ocasiones,

dichas reformas han sido obstaculizadas muchas veces desde el

seno mismo del poder ejecutivo. Es decir, la reforma

política general -electoral, judicial, etc- ha

registrado algunos avances importantes en contra y a pesar de

la voluntad gubernamental. Pero estos avances todavía

son insuficientes para transformar verdaderamente de manera

democrática a nuestro régimen político.

Sin duda, es en la actual coyuntura en donde esta pesando

tanto ese déficit democrático dado que la

expresión y el respeto al pluralismo, aún no

garantizado plenamente en nuestro país, ofrece

importantes ventajas a la hora de resolver los graves

problemas nacionales sobre la base de un procedimiento

concertado.

     Y, es que, en efecto, la principal objeción

unánimemente formulada (tanto por analistas

independientes como por opositores político y

representantes de las diversos estamentos sociales) contra el

desempeño político de la actual

administración arenera ha radicado en la falta de

definición de una visión estratégica de

nación por parte del Ejecutivo. Es decir, de una

política gubernamental coherente y dinámica que

establezca las prioridades nacionales en los ámbitos

económico, social y político junto a los

respectivos mecanismos para alcanzarlas.

     El cientista social Héctor Dada afirma al

respecto: "el peor flanco del actual gobierno es su

incapacidad o falta de voluntad par llevar adelante lo que

pacta". "Eso es lo que hace pensar [sostiene Dada] que el

gobierno siempre actúa como un apaga incendios, que no

tiene políticas para enfrentar las

problemáticas de manera global". Por su parte, el

influyente escritor David Escobar Galindo cree que en sus dos

años de gestión nunca ha estado claro el

proyecto económico que el gobierno ha querido

desarrollar. "Hay como intuiciones pero no hay definiciones

hacia donde se quiere ir. Por eso hay incertidumbre", explica

Escobar Galindo.

     A ello se debe, justamente, que la lectura del informe

presidencial haya despertado extensas y justificadas

expectativas. Sobre todo, por parte del gran empresariado

nacional, se esperaba de dicho discurso al menos la

formulación de algunas medidas económicas de

emergencia destinadas a rescatar el país del

desaceleramiento tal y como en de hecho sucedió  (para

un primer comentario sobre esa propuesta gubernamental

véase la historia económica en el presente

número de Proceso). Más allá del

significado y de la viabilidad objetiva de las medidas

anunciadas, lo cierto es que el poder Ejecutivo enfrenta en

este terreno de la convocatoria nacional y de la

dirección política un desafío

impostergable.

     De esta suerte, en una de las pocas partes del discurso

presidencial -por encima de la retórica y del

triunfalismo cosmético que lo caracterizo- donde se

evidencio un eco de honestidad el Presidente

manifestó: "este día me permito invitar a cada

uno de ustedes a que, sin pérdida de tiempo, unamos

nuestros esfuerzos para diseñar una estrategia

nacional a largo plazo, que nos lleve al desarrollo de una

visión conjunta, para que entremos al tercer siglo de

la fundación de nuestra patria, habiendo salido del

círculo de pobreza, e incorporándonos al grupo

de los países desarrollados del mundo".

     Resulta comprensible, por supuesto, entender que esa

tarea política urgente de conducción concertada

del país que se le exige al Presidente ofrezca mayores

dificultades de las que a simple vista podrían

sospecharse. Hacer entrar en razón a los distintos

grupos de interés en torno a un programa de

prioridades y metas de alcance y vocación nacional no

es una empresa fácil. No obstante, se trata de un reto

impostergable e ineludible. Sí el Presidente es

incapaz de realizar esa tarea otros, sin duda, lo

harán y quizás lleguen al extremo de valerse de

mecanismos autoritarios y excluyentes.



     Las medidas de política económica

     anunciadas 

     por Calderón Sol



     El discurso de segundo aniversario del Presidente

Armando Calderón Sol reveló, pese al optimismo

del que está cargado, que existen suficientes

argumentos para rectificar los lineamientos de la

política gubernamental. De hecho, al mismo tiempo que

el Presidente calificaba de "fuerte y saludable" la

economía del país, aceptaba que el costo de la

vida había llegado a niveles que ocasionan "una

natural preocupación" que, sin embargo, no será

satisfecha con las medidas ofrecidas.

     Es en el campo de la política económica

donde pueden notarse los mayores cuestionamientos y

revisiones de las programas de gobierno. Los sectores

empresariales son los que se han mostrado en desacuerdo con

las medidas del gobierno, por considerarlas de corte

"recesivo", y son quienes han presionado a través de

los medios de comunicación por la adopción de

medidas emergentes para estimular la producción.

Posturas planteadas por gremiales como la Asociación

Nacional de la Empresa Privada (ANEP) parecen haber sido

retomadas en este nuevo replanteamiento de la política

económica. A nivel de política social, en

cambio, las implicaciones del nuevo planteamiento

presidencial no son tan profundas, y no sugieren que se

registrarán cambios sustanciales en el esquema de

política social implementado hasta ahora.

     A juzgar por las reacciones posteriores, parece que el

discurso de segundo aniversario de gobierno ha llenado las

expectativas de los sectores empresariales, e inclusive ha

generado reacciones positivas de parte de miembros de

partidos políticos de oposición. En este

contexto vale la pena revisar las implicaciones de la

propuesta presidencial no sólo sobre las condiciones

de crecimiento o de estabilidad económica, sino

también sobre las problemáticas social y

ambiental. Para lo anterior es necesario considerar algunas

de los posibles cuellos de botella del proceso de desarrollo

en El Salvador, así como las medidas más

importantes que se proponen en el mencionado discurso y

cuáles serán sus posibles efectos sobre la

marcha del proceso de desarrollo.



Algunas obstáculos para el desarrollo

     Durante las últimas décadas se ha

generalizado a nivel mundial la visión del "desarrollo

sostenible", el cual comprende, entre sus principales

objetivos, la satisfacción de las necesidades

básicas de la población y utilización

racional de los recursos naturales y del medio ambiente. Son

estos elementos los que han mostrado los mayores limites para

el desarrollo económico; en el caso de El Salvador

ello resulta especialmente claro. Pese a décadas de

crecimiento económico, en el momento actual,

más de un 60% de la población se encuentra bajo

niveles de pobreza mientras que, de acuerdo a

diagnósticos gubernamentales, la situación de

los recursos naturales y del medio ambiente es una de las

más críticas de los países

latinoamericanos.

     Sin embargo, de acuerdo al diagnóstico de las

gremiales empresariales, los problemas más notables

que actualmente enfrenta el país serían de

menor envergadura, pues estos se limitarían

fundamentalmente a un supuesto proceso de

"desaceleración" económica que estaría

afectando sus niveles de producción y de ingreso.

Algunas de las quejas puntuales de los empresarios son los

siguientes: drástica reducción en las ventas de

vehículos, electrodomésticos, viviendas y

otros; despido de personal, cierre de restaurantes y

almacenes; inaccesabilidad a créditos y altas tasas de

interés; baja en la rentabilidad y competencia

desleal; acoso fiscal, pago de IVA en el sector agropecuario

e incrementos en los servicios básicos.

     En esta coyuntura de segundo aniversario de gobierno, el

sector laboral, por su parte, ha tenido mucha menor presencia

en los medios de comunicación social. Empero, algunas

organizaciones laborales y populares han reprobado la

gestión gubernamental. Posturas como la de los

trabajadores estatales ponen de relieve que el gobierno ha

continuado con los procesos de "privatización,

modernización y globalización de una forma que

daña a la mayoría de los trabajadores".



Las nuevas medidas gubernamentales

     Las medidas anunciadas por el gobierno están

relacionadas, entre otros, con aspectos de política

tributaria, crediticia y de inversión pública

(en infraestructura y en recursos humanos); además se

perciben también medidas que tienen que ver con

políticas sectoriales destinadas a estimular la

producción. 

     En los aspectos tributarios se contemplan medidas que

pretenden, fundamentalmente, reducir la carga tributaria de

los sectores empresariales y mantener la protección de

las empresas nacionales (exención del IVA a las

importaciones de bienes de capital, eliminación de los

impuestos a las ganancias de capital, retraso de la

desgravación arancelaria y reintegro del 6% a las

exportaciones no tradicionales). En el aspecto crediticio, 

el interés principal se centraría en la

"promoción de la liquidez en el sistema financiero,

para incrementar el crédito productivo y facilitar el

proceso de reducción de tasas de interés,

comisiones y cobros de servicios bancarios"; además se

persigue impulsar el crecimiento del crédito a la

micro y pequeña empresa.    

     En lo tocante a la inversión pública,

destaca el anuncio de un programa de construcción de

infraestructura y de desarrollo de programas sociales y de la

adopción de una política que oriente los fondos

provenientes de la privatización de las empresas del

Estado hacia proyectos de infraestructura y de

promoción social. Por su parte, las políticas

sectoriales -que persiguen impulsar la inversión en

los sectores productivos- consisten en un Plan Nacional de

Reactivación Agropecuaria, un Programa Nacional de

Competitividad y la promoción en el exterior del

país como destino de inversión productiva.

     No cabe duda que las medidas anunciadas responden a los

señalamientos hechos por el sector empresarial, pues

la intención principal que se percibe en las mismas es

la de alcanzar mayores niveles de crecimiento

económico (cierre de empresas, baja de ventas, aumento

del crédito) y de reducir la carga tributaria (pago de

IVA, acoso fiscal). Las problemáticas de la

satisfacción de las necesidades básicas y de la

protección del medio ambiente, que son trascendentales

para impulsar un proceso de desarrollo, no aparecen dentro de

las doce líneas de política anunciadas por el

gobierno. 

     Lo que cabría esperar de un modelo de crecimiento

como el planteado implicaría mayor crecimiento

económico aunque a costa de mayores niveles de

inflación por los mayores niveles de otorgamiento del

crédito. Nada garantiza en este modelo que sus

beneficios también alcanzarán a los sectores

trabajadores, a lo sumo el gobierno ofrece incrementar

(levemente) los fondos para programas sociales.





Consideraciones

     El discurso del presidente ofrece una serie de medidas

que responden a las necesidades de los sectores

empresariales, y en ese sentido denotan una elevada capacidad

de incidencia política de los mismos. La propuesta del

sector laboral (afectado por los despidos en el sector

público, la caída en el empleo, la

inflación, los bajos salarios, etc.) no tiene tanta

difusión pública y, aunque la tuviera, no

contaría con el suficiente respaldo político

para ser considerada dentro de medidas emergentes de

política económica como las conocidas

recientemente.

     La propuesta de desarrollo implícita en el

discurso oficial pretende estimular el crecimiento

económico como un medio infalible para alcanzar el

desarrollo, ignorando que la historia demuestra que el

crecimiento económico no es sinónimo de

desarrollo e incluso puede implicar profundización de

la pobreza y deterioro ambiental. 

     Las políticas gubernamentales están en

función de la clase empresarial porque ésta

tiene más recursos de presión política

que el sector laboral. Por ello se impone como una necesidad

el que los programas de desarrollo también persigan

incrementar el poder político de los sectores

trabajadores para mejorar su capacidad de incidencia en la

formulación de las políticas del desarrollo.  

          Polémica licitación en ANTEL (II)



     Como lo apuntamos en la primera parte de este

análisis (Proceso, 710), la agria polémica que

gira en torno a la adjudicación de la

licitación de la elaboración y mercadeo de los

directorios telefónicos ha sido tal en virtud de la

explícita participación de El Diario de Hoy y

La Prensa Gráfica en la interpretación y

defensa/ataque de los puntos centrales que culminaron en la

decisión de adjudicar la licitación a

Cartotécnica Centroamericana.

     Es por ello que la dificultad de aclarar este preciso

proceso de adjudicación al interior del gobierno -

procesos que permanentemente se han caracterizado por su

oscuridad y arbitraria discrecionalidad- se ve aumentada. La

participación de los dos matutinos del país,

misma que ha sido realizada desde un presunto interés

por brindar una información objetiva que descubra la

"verdad" de los hechos, más que ayudar a clarificar

una circunstancia de por sí compleja, la ha dotado,

con su continua emisión de juicios de dudosa

imparcialidad, de un carácter engañoso y de

superlativa confusión. 

     Si bien la activa y obstinada labor de El Diario de Hoy

en la defensa de la posición de la

compañía Trejos Hermanos halla su

explicación en el hecho de que el Grupo Altamirano

Madriz (dueños y fundadores de este rotativo)

entró en asociación con aquella para

comercializar los directorios telefónicos, no son

igual de evidentes las motivaciones que habrían

llevado a que La Prensa Gráfica haya hecho suyo el

defender la legalidad de la decisión tomada por la

Junta de Directores de ANTEL y, por ende, la

adjudicación a favor de Cartotécnica

Centroamericana. Aunque es claro que el presente

análisis no pretende desentrañar el leit motiv

-ya sea político o económico- que hace que los

dos rotativos matutinos del país se enfrenten entre

sí, es de importancia resaltar algo ya sabido: el

afán que mueve a dar cubrimiento a cierto tipo de

hechos está, en la mayoría de ocasiones,

alejado de la búsqueda de veracidad y objetividad.

     En lo que respecta a El Diario de Hoy, el interés

que rige su involucramiento en el asunto es notorio: se

abandona la labor periodística para utilizar el peso

y la capacidad comunicativa de la institución en la

defensa de los intereses económicos de sus

dueños y fundadores; en el caso de La Prensa

Gráfica, no habiendo en apariencia más

ligazón directa con el proceso de licitación

que la mera tarea de informar, el ataque directo contra su

contraparte informativo y la enconada defensa de la

decisión tomada por ANTEL no puede deberse más

que a razones de marketing: se fustiga, mediante la defensa

de la posición contraria, la parcialidad mostrada por

El Diario de Hoy con el fin de restarle la imagen y la

confianza que en él podrían haber depositado

los lectores, pasando así a ocupar en la conciencia

colectiva, por oposición, el puesto de "el medio de

mayor objetividad en el país" -como referente de esta

estrategia de marketing puede revisarse la pugna que estas

dos instituciones mantuvieron en torno a quien de ellas era

el diario de mayor circulación en El Salvador.

     Dicho lo anterior, y considerando que el punto de

partida obligatorio para el análisis de la

licitación es lo que de ella ha sido publicado por los

dos anteriores rotativos, un análisis de la

problemática deberá, más que realizar

afirmaciones tajantes, plantear interrogantes que por su

apertura den pistas para entender el proceso de la

licitación.

     Para analizar el proceso, que arranca desde la

aprobación de las bases de la licitación, el 24

de julio de 1995, y que ha culminado, provisionalmente, el 7

de mayo de este año, con la orden de la Corte Suprema

de Justicia de suspender temporalmente la adjudicación

a Cartotécnica Centroamericana, es necesario revisar

los argumentos que sustentan los puntos polémicos de

la licitación: la primera adjudicación a favor

de Trejos Hermanos y su posterior revocación, y la

nueva adjudicación, a partir de una

reevaluación, a favor de Cartotécnica.

     Como es posible observar en la cronología de los

hechos presentada en el análisis anteriormente citado,

la compañía Trejos Hermanos resultó

ganadora de la licitación a pesar de que en la

evaluación que había sido llevada a cabo por

técnicos de ANTEL había obtenido el tercer

lugar en puntajes, quedando por abajo de Cartotécnica

que obtuvo el primer lugar. Las razones que adujeron los

directivos de ANTEL y la compañía ganadora para

fundamentar tal decisión fueron las siguientes: a) se

detectaron cierto tipo de anomalías en la

evaluación que pusieron en duda la veracidad de la

misma; los porcentajes obtenidos no eran congruentes con la

capacidad y experiencia real de las empresas, puesto que

Cartotécnica, que estaba en primer lugar, no

tendría ninguna experiencia en la elaboración

y mercadeo de directorios telefónicos,

condición que sí parecía llenar Trejos

Hermanos; b) la decisión de la Junta de Directores de

ANTEL estaría subordinada únicamente al

cumplimiento de las bases de concurso por parte de las

compañías participantes y al cabal cumplimiento

de los objetivos perseguidos con la licitación; por

ello, el no atender a la evaluación y adjudicar la

licitación a Trejos Hermanos era totalmente

válido y legalmente correcto.

     Ante lo anterior, Cartotécnica Centroamericana

habría presentado una carta de protesta que

habría llevado -aún no está del todo

claro si ello fue realmente la razón- a la

anulación de la adjudicación anterior y a pedir

una reevaluación que, habiendo arrojado los mismos

resultados de la primera, fundamentó adjudicar la

licitación a esta compañía. La

polémica y las contradicciones arrancarían

desde este momento, siendo las argumentaciones presentadas

por las partes las siguientes: a) según ANTEL, el 22

de septiembre de 1995 se había enviado a todos los

participantes de la licitación una circular en la que

se comunicaba que la Junta Directiva tenía la potestad

de revocar una decisión tomada, siempre y cuando que

ésta no hubiera sido previamente rectificada. En este

sentido, ANTEL tenía todo el derecho de anular la

adjudicación primera y señalar a

Cartotécnica como el nuevo y único ganador; b)

respaldando aún más lo anterior, al no existir

un reglamento interno de ANTEL que contemple los procesos de

licitaciones y al ser válido todo aquello que una ley

explícita no prohíbe, por homologación

de los reglamentos de otras instituciones, eran válido

los pasos de "acuerdo-ratificación" que como

"costumbre administrativa" ya se habían seguido antes;

c) las evaluaciones estuvieron siempre apegadas a las bases

de la licitación; el recurrir a una segunda, cosa en

que los participantes estuvieron de acuerdo, se hizo con el

único propósito de despejar dudas y llevar a

cabo un proceso "cristalino".

     Por parte de Cartotécnica Centroamericana y La

Prensa Gráfica, los argumentos de mayor peso son los

que siguen: a) pese a que el respaldo por parte de el Grupo

Altamirano Madriz y GTE Directories (una de las empresas

más grande del mundo en la publicación de

directorios) pudo inclinar la balanza en un primer momento a

favor de Trejos Hermanos, su participación en la

elaboración de los directorios no estaba debidamente

registrada en la oferta presentada por esta

compañía, por lo cual no contaba con un

respaldo legalmente registrado; b) la participación de

Trejos Hermanos en la licitación estuvo plagada, desde

su inicio, de irregularidades, entre ellas: la

compañía no contaba con informes fidedignos y

certificados acerca de su situación financiera; la

validez de la fianza de sostenimiento había expirado

desde el 6 de noviembre de 1995; no se habían

presentado certificados de experiencia comercial

autenticados; y, finalmente, la empresa no había

garantizado imprimir los directorios en suelo

salvadoreño. Habrían sido estas irregularidades

las que determinaron que Trejos Hermanos obtuviera el tercer

lugar en la evaluación y Cartotécnica

Centroamericana el primero.

     Trejos Hermanos y El Diario de Hoy, por otro lado,

afirmaron: a) habría un parentesco entre Juan

José Daboub y un importante accionista de

Cartotécnica Centroamericana que habría llevado

a que en un segundo momento se hubiera adjudicado la

licitación a esta compañía; b)

Cartotécnica jamás habría

comercializado, editado, imprimido o distribuido directorio

telefónico alguno, por lo que su alta

calificación obtenida era fruto del amañamiento

de las bases de licitación en la evaluación; c)

los técnicos extranjeros contratados para la segunda

evaluación no tenían ningún tipo de

experiencia en la tarea que se les encomendó;

además, Trejos Hermanos nunca consintió en

realizar una segunda evaluación por considerar ser los

ganadores legales; d) Trejos Hermanos no tendría

ningún problema financiero y, por el contrario, goza

del respaldo de importantes firmas relacionadas con la

publicidad y la elaboración de directorios; e) la

revocación de la primera adjudicación por parte

de la Junta Directiva de ANTEL sería absolutamente

ilegal, ya que ello no está contemplado en la ley de

ANTEL; cualquier afirmación de la existencia de una

circular en la que esto se notificaba era, por tanto,

totalmente falsa.

     Expuestos brevemente los argumentos de las partes, es

obligatorio plantearse ciertas interrogantes: ¨cómo se

explica la contradicción en la que cae ANTEL al

afirmar, primero, que puede obviar el proceso de

evaluación por su corrupción para tomar una

decisión y, después, ceñirse a él

para adjudicar la licitación a otra

compañía? De ser cierto lo señalado por

Cartotécnica, ¨cómo pudo permitirse la

participación en la licitación a una

compañía que violaba muchas de las condiciones

establecidas para entrar a concurso? ¨Qué es lo que

lleva a la Corte Suprema de Justicia a emitir un fallo a

favor de Hermanos Trejos, si existe documentación que

valida la decisión de ANTEL? En definitiva,

sólo una cosa puede explicar la arbitrariedad en las

decisiones tomadas: al cambiar de manos la

administración de ANTEL variaron significativamente

los criterios a partir de los cuales se había manejado

el asunto, es esto y no otra cosa lo que marcó la

licitación desde su inicio.



          Los salvadoreños evalúan los dos

          años de gobierno de Calderón Sol





     El 36.1 por ciento de los salvadoreños califica

de mala o muy mala la actuación del presidente Armando

Calderón Sol en sus dos años de gestión

al frente del gobierno, según revela el último

sondeo del Instituto Universitario de Opinión

Pública, de la Universidad Centroamericana

"José Simeón Cañas". La pesquisa,

realizada con el objeto de conocer cómo evalúan

los ciudadanos el trabajo del actual gobierno, se

efectuó entre el 25 y el 30 de mayo del presente

año, con una muestra nacional de 1,212 adultos a nivel

nacional y con un error muestral de más o menos cuatro

por ciento. La encuesta revela también que el 28.9 por

ciento considera que el trabajo del mandatario ha sido bueno

o muy bueno, mientras que el 30.4 por ciento calificó

como regular el desempeño del Presidente.

     Como ya es costumbre, la consulta pidió

además a los salvadoreños que, en una escala

del 0 al 10, asignaran una nota al gobierno por su trabajo

general en estos dos años, los entrevistados

contestaron calificando con un promedio de 5.12 puntos a la

segunda administración del partido ARENA. Los

promedios de calificación por sector

socioeconómico muestran que la administración

de Calderón Sol está peor evaluada entre los

sectores medio-bajo y marginal.



Lo positivo

     A los ciudadanos salvadoreños se les

preguntó si han notado cambios positivos en el

país durante estos dos años de gobierno de

Armando Calderón Sol; los resultados revelan que 46 de

cada 100 ciudadanos consideran que sí ha habido

cambios positivos en este lapso de tiempo, mientras que casi

51 de esos 100 piensan que no han habido transformaciones

positivas en el país con el actual gobierno. Las

personas de los sectores alto y medio-alto y que residen en

el oriente del país son las más dispuestas a

identificar transformaciones positivas desde la toma de

posesión del actual gobierno.

     A todas las personas abordadas se les pidió que

identificaran el principal logro del gobierno en estos dos

años de gestión.  Los logros identificados

fueron muy diversos, pero no todos los ciudadanos pudieron

identificarlos: el 30.9 por ciento dijo que el gobierno no

tiene logro alguno, mientras que el 17.6 por ciento se

abstuvo de responder a la pregunta. Así, los aspectos

reconocidos como méritos del gobierno son: el arreglo

de las calles y parques (16.7 por ciento), el cumplimiento de

los Acuerdos de Paz (8.2 por ciento) y el mejoramiento en los

servicios públicos (7.3 por ciento), entre otras

respuestas.



Lo negativo

     En el otro lado de la moneda, al calificar al gobierno

de manera negativa, los salvadoreños mostraron un

nivel de acuerdo mucho mayor. El 71.2 por ciento de los

ciudadanos afirmó que sí han habido cambios

negativos en el país desde que entró la actual

administración, mientras que el 25.3 por ciento

sostuvo que no han habido aspectos de deterioro.

     Según los resultados del sondeo, los fracasos

atribuidos al gobierno de Calderón en estos dos

años se concentran en la situación

económica y en la crisis de seguridad pública.

El 28.2 por ciento piensa que el principal fallo del

Ejecutivo es la inflación, el 19.4 por ciento sostiene

que el gobierno no ha sido capaz de detener la delincuencia

y el 10.4 por ciento cree que el mayor fracaso del gobierno

es la falta de empleo, entre otros errores.



El gobierno y los problemas del país

     A los salvadoreños se les preguntó sobre

los esfuerzos del gobierno para resolver los principales

problemas que enfrenta el país en la actualidad: la

delincuencia, la economía y la corrupción. De

acuerdo a los resultados, aproximadamente dos de cada tres

ciudadanos piensa que el gobierno no está resolviendo

efectivamente los problemas de corrupción y

delincuencia, pero cuando se trata de la cuestión

económica, la opinión se vuelve aún

más crítica: ocho de cada diez

salvadoreños consideran que la actual

administración no está resolviendo el problema

económico del país.

     De hecho, el sondeo en su conjunto revela que el aspecto

más criticado del trabajo del gobierno sigue siendo la

gestión económica. Para el 61.6 por ciento de

los consultados, la situación económica del

país ha empeorado desde que tomó

posesión el actual gobierno de ARENA; mientras que

para el 22.9 por ciento, las condiciones económicas de

El Salvador siguen igual que antes, y sólo el 12.8 por

ciento afirma que están mejor. A nivel de

economía familiar, los salvadoreños afirmaron

que sus condiciones financieras siguen igual (44.6 por

ciento) o peor (44.2 por ciento) y sólo el 10.3 por

ciento admitió que su economía particular ha

mejorado desde la entrada del actual gobierno.

     Preguntados sobre el grupo más beneficiado por el

Ejecutivo, el 42.8 por ciento de los salvadoreños

señaló a los más ricos como el grupo

más beneficiado por la administración de

Calderón Sol, en tanto que el 18.7 por ciento

afirmó que todos los salvadoreños han sido

favorecidos por el actual gobierno y el 14.3 por ciento dijo

que los mayores beneficiados han sido "ellos mismos".

     El sondeo preguntó a los ciudadanos sobre la

política de privatización de las empresas

públicas que lleva a cabo el gobierno en la

actualidad. De acuerdo a las respuestas de los consultados,

más de la mitad está en desacuerdo con la

privatización de las empresas del Estado, mientras que

una cuarta parte se encuentra a favor y el resto no tiene una

opinión formada al respecto.

     Por otro lado, la encuesta aprovechó para

preguntar la opinión de los salvadoreños sobre

el fuero de los alcaldes y funcionarios municipales, aprobado

recientemente por la Asamblea Legislativa. Aunque casi la

cuarta parte de la población no estaba enterada de

dicha ley, más de la mitad de los ciudadanos se

manifestó en contra del fuero para los alcaldes y

sólo el 17 por ciento se mostró a favor.



Cumplimiento de promesas

     A dos años de gobierno, el 66.3 por ciento de los

encuestados considera que el gobierno de Armando

Calderón Sol no está cumpliendo con las

promesas formuladas durante la campaña electoral del

94, mientras que el 24.8 por ciento afirma que sí

está cumpliendo y el 9 por ciento se abstiene de dar

su opinión sobre el tema. Sin embargo, en esta

ocasión, más de la mitad de los consultados (el

52.2 por ciento) dijo que la segunda administración de

ARENA ha tenido el tiempo suficiente para cumplir con lo

prometido, mientras que el 40 por ciento insiste en que hay

que darle más tiempo.



La opinión sobre el rumbo del país

     Luego de dos años de trabajo del gobierno de

Calderón, a los ciudadanos de este país se les

preguntó si El Salvador va por un buen camino o si el

país necesita un cambio. La mayoría de los

salvadoreños, el 77.4 por ciento, piensa que este

país necesita un cambio, sólo el 17 por ciento

cree que El Salvador va por un buen camino.

     En este sentido, se pidió a los entrevistados que

identificaran la principal tarea que a juicio de ellos debe

desarrollar el gobierno de Armando Calderón Sol en el

próximo año de gestión. Las tareas

mencionadas por los salvadoreños fueron muy variadas

y muchas de ellas se concentraron en temas económicos;

entre las más citadas están: el combate a la

delincuencia (21.7 por ciento), la creación de fuentes

de trabajo (20 por ciento), combatir la pobreza y ayudar a

los pobres (12.7 por ciento), el control de los precios (10.7

por ciento), diseñar políticas

económicas (10.5 por ciento), entre otras tareas.

     En resumen, la opinión de los salvadoreños

sobre los dos años de gobierno de Armando

Calderón Sol sigue siendo bastante negativa. Aunque en

comparación con la evaluación de hace un

año, las opiniones parecen haber mejorado muy

levemente, la valoración en conjunto sigue

señalando más fracasos que éxitos. Es

más, pareciera que la población critica con

mayor intensidad la manera en que se está conduciendo

económicamente el país en estos dos

años. En este contexto se explica porqué la

mayoría de la población piensa que el

país no va por un buen camino y que pidan al gobierno

acciones en el campo económico y en el ya permanente

problema de la delincuencia. Así, el gobierno de

Calderón Sol continúa siendo mal visto por la

mayoría de los ciudadanos.





                Dos años sin gobierno



     El primero de junio, el Presidente Calderón Sol

leyó un discurso a la nación, en ocasión

del segundo aniversario de su mandato presidencial. Como

siempre, la retórica y la demagogia no faltaron. Si se

hechó de menos, sin embargo, una necesaria dosis de

autocrítica que todo gobierno que se respete a sí

mismo y a los ciudadanos que dice representar debería

hacer prevalecer. También hizo falta realismo en los

redactores del discurso presidencial, lo cual salta a la vista

sin mayor esfuerzo: en el marco de un acelerado empobrecimiento

de los sectores populares y el rebrote de prácticas

terroristas en el seno de los grupos de derecha, sostener que

el país ve avanzando en el fortalecimiento de las

instituciones democráticas o que existe un compromiso

por parte del gobierno en fortalecer el desarrollo social son

afirmaciones que no poseen sustento en la realidad.

     En verdad, es bien poco lo que Calderón Sol puede

ofrecer como frutos positivos en sus dos años de

gestión. Quizás esto explique porqué la

necesidad de recurrir a la demagogia y la retórica, al

igual que el temor de ser mínimamente autocrítico

con un desempeño a todas luces ineficiente y

débil. Siendo realistas, en los dos últimos

años, El Salvador ha ido a la deriva. El gobierno de

Calderón Sol ha sido incapaz de formular una estrategia

de desarrollo económico y social mínimamente

coherente con la necesidades del país. 

     El gobierno se ha visto sometido a las presiones de los

grupos empresariales más poderosos -en fuerte pugna

entre sí-, lo cual se ha traducido en improvisaciones y

cambios de marcha en la conducción de la

economía. Asimismo, en la pugna existente entre los

grupos empresariales ha predominado el sector financiero, el

cual ha logrado ampararse bajo la sombra del Estado, dejando a

la zaga a los sectores agropecuario e industrial. Mientras los

grupos financieros van devorando la economía del

país, los sectores populares han resentido durante estos

dos años el impacto de las medidas neoliberales que,

desordenadamente, ha ido implementando el gobierno. Como

resultado de ello, las bases para alcanzar un desarrollo

económico y social con equidad no sólo no se han

establecido, sino que las posibilidades de que dichas bases se

establezcan son cada vez más remotas.

     Puesto más crudamente, durante los dos años

de gestión de Calderón sol los pobres de El

Salvador se ha hecho más pobres, el que nace pobre sigue

estando condenado a morir pobre y nuevos pobres se ha sumado a

los miles de salvadoreños que, día a día,

tienen que luchar por sobrevivir miserablemente. 

     En resumen, en los dos últimos El Salvador ha

carecido de una dirección clara como nación. El

país ha ido a la deriva, dando giros inesperados de un

lado hacia otro, sometido a los intereses particulares que han

logrado imponerse en el seno del equipo asesor de

Calderón Sol. Es decir, han sido dos años en los

que el país ha estado en manos de un grupo de poder sin

capacidad de gobernar.

     Lo triste es que -!vaya costos de la democracia­-

todavía le quedan tres años de gestión a

Calderón Sol y su equipo de asesores. Serán tres

largos años que se perderán para el país;

tres años en los que se pospondrán decisiones que

ya no pueden postergarse; tres años que los

salvadoreños no podemos darnos el lujo de desaprovechar,

pero que lamentablemente serán desperdiciados.  



           Nuestro balance de otro año más (I) 



     En caso de que Usted haya quedado satisfecho con el

discurso presidencial leído ante las y los diputados,

reunidos en sesión solemne el pasado 1 de junio para

conocer el balance de la labor que dice haber desarrollado el

doctor Armando Calderón Sol durante su segundo

año de gestión y enterarse de lo que sigue en

adelante, nos haría un gran favor si se anima a

explicarnos qué razones tiene para sentirse así.

Porque a nosotros, al menos desde la perspectiva de la

situación en que se encuentra el nivel de respeto a los

derechos humanos en el país y las acciones prioritarias

que consideramos deben adoptarse para garantizar la estabilidad

social, esa intervención no nos aportó mayor

cosa; y es que ni siquiera en el marco de los vacíos

recursos retóricos y demagógicos utilizados

siempre en estas ocasiones þaunque ahora quizás con

menos "calidad" que en otrasþ nos pudo brindar algunas luces

sobre estos temas, pese a que por múltiples y muy

importantes causas no podían ni debían ser

tratados tan a la ligera. 

     En lo que toca a los derechos económicos, sociales

y culturales þsalud, vivienda digna, educación, trabajo

y seguridad social, entre otrosþ así como en el campo de

los aún llamados "nuevos derechos" y de aquellos que

tienen que ver de manera especial con la niñez y la

mujer, el señor presidente los abordó al

presentar datos parciales y muy puntuales de su gestión

que, desde nuestra óptica, no son argumentos

sólidos para asegurar þcomo lo hizoþ que se han

"alcanzado logros importantes" en el área social y que

éstos deben interpretarse como "un mejoramiento de la

calidad de vida de la población". 

     Así lo dijo el mandatario y corresponde a las

personas entendidas en cada una de esas materias aportar

elementos para comprobar si þpor ejemploþ es cierto que la

situación de la infancia no se continúa

deteriorando, pese a la notable y creciente permanencia de

niñas y niños en la calle que se drogan,

prostituyen, piden o exigen limosna, no reciben

educación, deambulan integrando peligrosas "maras" y son

víctimas de abusos por parte de las autoridades. Las y

los especialistas þpor citar otro ejemploþ nos deben aclarar si

las miserables intentos de vivienda que abundan en San Salvador

y sus alrededores, así como en otras ciudades

importantes del país, son el símbolo de una

"mejor calidad de vida" y si sus moradores se encuentran frente

a la posibilidad de vislumbrar un "nuevo amanecer", distinto a

aquel que le tocó sufrir a más de 150 familias

después de haber sido desalojadas brutalmente por

elementos de la Policía Nacional Civil (PNC) el 10 de

abril, siempre dentro del segundo año del actual

gobierno.   

     De nuestra parte, con gusto reconoceríamos esos

logros pero þhasta ahoraþ la necia realidad se empeña en

ofrecernos un panorama distinto al que se percibe en el

idílico discurso oficial; panorama que no favorece en

nada a los sectores extremadamente pobres, pobres y a la "clase

media" del país, fruto de una política

económica gestada quién sabe dónde (¨o

si?) e impulsada desde Casa Presidencial. En el marco de la

imposición de ese modelo y a pesar de que ahora,

después del fin de la guerra, muchas y muchos presumen

de la independencia de los tres órganos del Estado, al

menos en este tema la bancada "arenera" en el Parlamento y sus

necesarias comparsas, según sea el caso, han bailado al

ritmo que les han marcado desde el Ejecutivo. 

     Para muestra, dos botones: el segundo año de

gobierno del doctor Calderón Sol se estrenó con

la aprobación þel 8 de junio de 1994þ de un incremento

drástico al impuesto del valor agregado (IVA), pese a

una enorme y muy diversa oposición; posteriormente, se

aprobó el decreto 471 y decenas de miles de personas

tuvieron que abandonar sus puestos dentro de la

administración pública, en medio de un acelerado

procedimiento que generó protestas sociales y cuyos

costos sociales þindependientemente de que aún no se

alcancen a percibir en toda su dimensiónþ pueden

resultar bastante peligrosos. Y aquí es donde debemos

insistir en nuestra insatisfacción principal sobre el

balance hecho por el señor presidente: la manera

insuficiente y poco seria de abordar el tema de los derechos

humanos. Veamos por qué.

     Que el mandatario afirme que "la situación

macroeconómica se mantiene fuerte y saludable" no nos

consuela pues þcomo sostiene la ex ministra de

Planificación, Mirna Liévano de Márquesþ

"esto es muy difícil de asimilar si las personas no

están sintiendo que tienen perspectivas de progreso". Y

dentro del actual panorama económico y social en el que

vive la mayor parte de salvadoreñas y

salvadoreños þese cuadro que intentamos ilustrar antes

con algunos ejemplosþ no es posible observar el surgimiento de

esas perspectivas a las que se refiere la señora de

Marques. Hasta el mismo presidente, en algún momento de

su discurso de aniversario y curándose en salud, dijo

que "en los meses recientes el ritmo de la economía se

ha vuelto más lento, y aunque estamos lejos de una

recesión económica, es innegable que, el costo de

la vida ha ocasionado una natural preocupación, tanto al

gobierno como a los distintos sectores de la sociedad". 

     Eso lo dice quien encabeza desde la administración

pública una "cruzada" para imponerle al pueblo

salvadoreño un modelo económico que está

incrementando la concentración de riqueza; tal

imposición quizás sea aún más

peligrosa aquí que en otras partes, pues en nuestro

país þsin un verdadero desarrollo político

enmarcado dentro de los principios de un Estado de Derecho

participativoþ ésta puede propiciar abusos de poder,

fomentar la corrupción y favorecer la impunidad. Sobre

todo cuando lo que se ha logrado hasta el momento en lo que

respecta al surgimiento o la renovación de las

instituciones estatales responsables de garantizar la

convivencia social pacífica es þsin dudaþ fruto de la

presión internacional y no de una voluntad, real y

concertada, de todos los sectores nacionales. Y es aquí

donde encuentra mayor sentido el mal sabor que nos dejó

la alocución  presidencial, transmitida

extrañamente por cadena nacional de radio y

televisión hasta el día siguiente de haber tenido

lugar. 

     Nuestra realidad no es muy alentadora. La lógica y

la historia nacional nos demuestran que de la misma pueden

derivarse  situaciones de violencia muy peligrosas, muchas de

las cuales las hemos vivido durante el segundo año del

gobierno presidido por el doctor Calderón Sol y las

seguiremos padeciendo de no adoptarse las medidas adecuadas

para fortalecer las instituciones del Estado encargadas de

canalizar las demandas de la población, de ubicar las

causas que originan malestares sociales y de buscar soluciones

racionales para superar los problemas más graves que

afectan a la Nación.

     Los niveles de inseguridad personal se han vuelto

intolerables en un territorio donde, según cifras

oficiales, en 1995 murieron violenta e intencionadamente casi

8 mil personas. Ello, fruto de la delincuencia "común"

y de la "especial" þcrimen organizado de aquellos que trafican

algo, "escuadrones de la muerte" en alquiler o que trabajan por

iniciativa privada, y grupos armados de ambos bandos con una

gran experiencia acumulada durante la guerraþ operando sin que

tengan que enfrentar obstáculos realmente serios para

ello. Pero, además, esa violencia también se ha

expresado de otra forma que puede llegar a ser igualmente

peligrosa: la represión institucional y desproporcionada

a los sectores sociales que se manifiestan públicamente

en demanda de mejores condiciones de vida. 

     De ahí la gran responsabilidad que tiene el actual

gobierno, en el sentido de asegurar en el presente y para el

futuro el sostenimiento de una paz estable y duradera, basada

en el respeto irrestricto a los derechos humanos de toda la

población. Pero parece que la actual

administración no puede o no quiere poner el necesario

interés para tal fin, en la medida que no asume

responsablemente la tarea de contribuir en forma eficaz para

darle cabal cumplimiento a los acuerdos de paz y a garantizar

el buen funcionamiento de la PNC, la consolidación de la

Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos

(PDH) y el afianzamiento de una administración de

justicia confiable. Tanto del discurso presidencial como de la

realidad es que sacamos esa conclusión. 

     En su intervención ante la Asamblea Legislativa el

1 de junio, el mandatario se refirió a la

"inquebrantable voluntad política" que tiene para

cumplir esos compromisos, independientemente de los costos

económicos y la complejidad que þsegún dijoþ ello

representa. Bueno, pues, aclaremos las cosas con dos ejemplos.

No sería oneroso darle cumplimiento al cuarto grupo de

recomendaciones que hizo la Comisión de la Verdad, en lo

relativo al tema de la reconciliación nacional: no

habría que hacer mayor inversión para reconocer

públicamente la honorabilidad de las víctimas de

la violencia, para reconocer su sacrificio con la

construcción de un monumento, para decretar un

día dedicado a recordarlas y para organizar un foro

público de discusión sobre la verdad.

Quizás, porque fueron muchas las víctimas,

habría que invertir bastante dinero en reparar

materialmente el daño que se les causó a ellas y

a sus familiares; sin embargo þademás de ser algo justo

e indispensableþ la misma Comisión de la Verdad

sugirió formas para hacerlo sin que ello significase

mayor carga para el Estado salvadoreño. Como ven, para

darle cumplimiento a todo esto que es un compromiso de las

partes y un paso necesario para alcanzar la

reconciliación, los costos no son tan elevados a menos

que las sumas y restas se sigan haciendo con la calculadora

política en la mano. 

     Y si de complejidades vamos a hablar para el cumplimiento

de los acuerdos de paz, veamos otro ejemplo: las reformas

legislativas para mejorar la administración de justicia,

requieran o no de cambios a la Constitución. Dichas

reformas þfruto de las recomendaciones hechas por la

Comisión de la Verdad, por el Grupo Conjunto para la

Investigación de los Grupos Armados Ilegales con

Motivación Política y por la verificación

internacional en el paísþ  aún no se han

producido. ¨Por qué en este caso, al presidente le

resulta tan "complejo" negociar con su partido la

aprobación de dichas medidas en la Asamblea? ¨por

qué, para avanzar en este sentido, no se utilizan los

mismos medios que se emplearon para aprobar el aumento al IVA

y el decreto 471, fruto del tristemente célebre y ya

roto "Pacto de San Andrés"? ¨tiene ese compromiso

político coyuntural þfirmado sólo entre un

partido, el oficial,  y un grupo que aspiraba a serloþ mayor

peso y valor para el actual presidente, que aquellos acuerdos

que pusieron fin al conflicto armado y que fueron signados por

su antecesor en su calidad de jefe de Estado?