PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 25
número 1114
Septiembre 22, 2004
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: ¿Un héroe mítico?

Política: La encrucijada del FMLN

Economía: Ultimátum para la política fiscal

Economía: Entendiendo la nueva dinámica del comercio internacional

Economía: Desequilibrio externo en la economía

Regional: La cumbre contra el hambre

Derechos Humanos: Saca en grandes ligas

 
 
Editorial


¿Un héroe mítico?

 

Históricamente, las élites de poder económico y político en El Salvador han construido mitos que les han servido para comprenderse a sí mismas como las depositarias de una autoridad que hunde sus raíces en gestas gloriosas del pasado, de las cuales ellas son, en el presente, herederas y continuadoras. Su predominio en el presente, pues, se legitima en el pasado; un pasado en el que los fundadores de su estirpe dieron muestras de valentía, entrega y sacrificio sin límites, en aras de edificar el legado del cual ellas son las legítimas depositarias. No hay mitos sin héroes: los héroes de la derecha salvadoreña —de la derecha de ahora y de la antes— son los que le heredaron el poder y los privilegios de los que históricamente ha gozado. Es a ellos a los que rinde culto y a los que pone en un altar. No hay héroes míticos privados: el héroe mítico debe ser visto como tal por el conjunto de la sociedad, es decir, debe ser convertido en un mito colectivo. De no ser así, su función legitimadora no sería operante en la sociedad. La derecha salvadoreña siempre lo ha entendido así; por eso sus héroes han sido convertidos –mediante mecanismos sutiles (y a veces no tan sutiles) de manipulación simbólica— en los héroes de todos los salvadoreños.


Ahora mismo, se asiste en el país a un doble proceso: en primer lugar, a la creación de un héroe mítico de derecha y, en segundo lugar, a su conversión en un héroe mítico nacional, es decir, de todos los salvadoreños. El eje de esta creación mitológica es el ex mayor Roberto D’Aubuisson. Que éste sea un referente de la derecha salvadoreña no es una novedad. Que esta derecha lo considera un héroe, porque la salvó de la amenaza que se cernía sobre sus riquezas y privilegios, tampoco es algo novedoso. Lo que sí es nuevo es el esfuerzo de esta misma derecha —que tanto debe al ex mayor— por convertirlo en un héroe mítico. Y es que para adquirir tal categoría no bastan las características comunes propias de cualquier individuo; se requiere haberse decantado hacia lo extraordinario, hacia lo fuera de serie, no en cualquier sentido, sino en un sentido preciso: el honor, el arrojo, el sacrificio y la renuncia a sí mismo. El héroe mítico, por tanto, no es sólo un héroe, sino que es un mito: un individuo que remite a los orígenes del grupo y que, a la vez, es un modelo a imitar. Todos deberían ser como el héroe mítico: es, sin discusión, el ejemplo a seguir.


La derecha salvadoreña está empeñada en hacer del fundador del partido ARENA un héroe mítico en el sentido apuntado. Ciertamente, el individuo concreto que fue D’Aubuisson no tuvo en lo absoluto las características que permitirían concebirlo como tal. Fue, sí, un hombre de derecha, cuyo anticomunismo lo llevó a amparar prácticas indignas e inhumanas, en cuanto admitían como legítimo el dolor e incluso la muerte de otros seres humanos. En realidad, por lo que hizo y por lo que pensó, es un héroe de la derecha y nada más. Pero muchas veces, en la construcción de mitos, la realidad es lo que menos cuenta. En el caso del empeño de la derecha por hacer del ex mayor un héroe mítico su realidad como hombre concreto es lo que menos interesa. Cuentan sus características —inventadas sin duda alguna— extraordinarias: su compromiso, entrega, valentía, capacidad de sufrimiento y firmeza. La cara real del ex mayor —su cara autoritaria, prepotente e insensible— debe ser desdibujada o incluso integrada en su “gran personalidad” como la parte débil y oscura que no debe faltar en todo héroe mítico que se precie de tal.


Convertir a D’Aubuisson en un héroe mítico ha supuesto sacarlo del altar privado en el cual, hasta hace poco, la derecha lo tenía confinado y ponerlo a la vista de todos como héroe compartido, como modelo a seguir. Todos los salvadoreños deberían ser como el ex mayor:: este parece ser el imperativo que la derecha quiere convertir en criterio regulador de la conducta de los salvadoreños. De salirse con la suya, la derecha convertiría a su héroe en un héroe nacional, es decir, a una figura política que defendió su poder y privilegios en una figura que luchó por la felicidad de su pueblo. Se cerraría así, como ha sucedido tantas veces en la historia salvadoreña, el círculo de la legitimidad: atacar al héroe consagrado —al héroe que condensa los ideales y valores de una minoría— sería atacar al pueblo.


Desde este punto de vista, que los salvadoreños acepten a D’Aubuisson como un héroe mítico –como su héroe— se convertiría en una amarra mental más, que se sumaría a las muchas que ya existen y que impiden una visión critica de la realidad nacional. La única forma de impedirlo es, por un lado, reconocer la filiación del ex mayor con la derecha: es un héroe de ella, no un héroe nacional. Por otro lado, no se debe olvidar al D’Aubuisson real, al hombre cómplice de prácticas que dejaron dolor y sufrimiento salvadoreños tan verdaderos y patriotas como él. Sólo teniendo en cuenta al D’Aubuisson real —no al construido a partir de opiniones sueltas y recabadas con intenciones aviesas— puede salir a luz lo descabellado de convertirlo en héroe mítico.


Sin duda, su demonización no sirve de nada a la sociedad salvadoreña. Su responsabilidad directa e indirecta en lo sucedido en esos años trágicos de inicios de la década de los 80 —cuando los escuadrones de la muerte hacían de las suyas a plena luz del día— debe ser establecida con el mayor rigor. Es un asunto que va más allá de lo periodístico puesto que toca las fibras de la justicia y de las estructuras de poder vigentes en El Salvador no sólo en la época en la que se cometieron esos atropellos, sino en la actualidad. No es, pues, asunto de opiniones o de comentarios, sino de pruebas, entre las cuales ocupan un lugar de primera importancia los asesinados, desaparecidos y torturados. D’Aubuisson es, cuando menos, sospechoso —por lo que dijo, por lo que sabía y por las redes paramilitares creadas en torno a él— en muchos de esos hechos de violencia Estuvo demasiado cerca de muchos de esos crímenes para descartarlo como principal sospechoso. En este sentido, el ex mayor debe ser puesto en la mira de la justicia nacional e internacional; es ésta la que debe dejar establecida su inocencia o culpabilidad. Lo demás —lo que puedan decir sus parientes, amigos o conocidos para limpiarle su imagen—, es, en definitiva, mera opinión.

G

 

Política


La encrucijada del FMLN

 

El panorama político en el país luego de la celebración de las elecciones presidenciales y la toma de posesión de Saca no podría estar peor para la oposición. Saca se encuentra en la cúspide de la aprobación de los ciudadanos. El FMLN, por su parte, naufraga en una crisis interna que no le deja tiempo ni espacio para hacerse escuchar en el debate político del país. Dentro de dos años se celebrarán elecciones municipales y legislativas y, bien podría pensarse, si las cosas siguen en la misma dirección, Saca podría hacerse con la mayoría automática en el congreso.

G

 

Economía


Ultimátum para la política fiscal

 

En términos generales, una de las características más elogiadas del presidente Saca, es su esfuerzo por acercarse a la gente para conocer sus necesidades y buscar soluciones a sus problemas. Esta búsqueda se enfoca, tal como lo expresó el ahora mandatario durante su campaña electoral, por desarrollar una política social efectiva que mejore las condiciones de vida de los salvadoreños.


Sin embargo, aunque es un poco prematuro, se puede decir que el Ejecutivo comienza a experimentar algunas limitaciones en lo que se refiere a la proyección del desempeño de las políticas públicas. Las limitaciones provienen de la frágil estabilidad macroeconómica que ha caracterizado al país desde 2000. Esta encuentra su punto más sensible en la situación delicada de las finanzas públicas, las cuales se han caracterizado básicamente por el incremento del déficit fiscal, que en 2003 alcanzó los 345 millones de dólares, incluyendo donaciones, y de la deuda externa.

G

 

Entendiendo la nueva dinámica del comercio internacional

 

El pasado 4 de septiembre, en una conferencia brindada en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), el economista Luis de Sebastián trajo a cuenta con sorprendente sencillez una realidad que intuitivamente ya habían percibido cientos de críticos de la globalización sobre el comercio internacional: el discurso económico sobre el libre comercio está sustentado sobre bases frágiles y sus fundamentos académicos entran en conflicto con la verdadera dinámica del comercio internacional actual.


Para de Sebastián, esta situación se explica por las nuevas variantes de comercio internacional que la teoría ha dejado marginada de sus modelos de análisis. Según el académico, existen tres clases de comercio a escala global: el comercio interindustrial, el comercio intraindustrial y el comercio intraempresa. El primero, el interindustrial, es el comercio que comúnmente se realiza entre las industrias de los países, usualmente bajo el principio de las “ventajas comparativas”, concepto original del economista británico David Ricardo, quien establece como verdad fáctica que cada país se beneficia si se especializa en la producción y exportación de los bienes que puede producir con un coste relativamente bajo e importando los bienes que produce con un coste relativamente elevado.

G

 

Desequilibrio externo en la economía

 

Desde el inicio de la apertura comercial, una de las características más notables de la economía ha sido el continuo incremento del déficit comercial. Dicho incremento atenta considerablemente contra la estabilidad macroeconómica del país. Esto contradice el discurso de los anteriores gobiernos de ARENA, según el cual la gestión gubernamental se caracterizaba por la búsqueda de la estabilidad económica del país.

G

 

Regional


La cumbre contra el hambre

 

En la presente semana se celebró la cumbre especial contra el hambre y la pobreza, a iniciativa del presidente brasileño Luiz Inacio da Silva, como antesala del quincuagésimo noveno período de debates de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A la convocatoria del gobernante de Brasil respondieron sesenta países. Sin embargo, los Estados Unidos le dieron la espalda a la reunión y optaron por justificar la invasión a Irak en la reunión del organismo mundial.

G

 

Derechos Humanos


Saca en grandes ligas

 

Las encuestas son un instrumento utilizado para conocer el grado de aceptación de la gente respecto de las políticas gubernamentales. Según los resultados de las últimas en el país, el actual Presidente salvadoreño —durante sus primeros cien días como tal— está situado por encima de las nubes. Pero no siempre la llamada “opinión pública” resulta ser la mejor fuente de información. Partiendo de eso evaluamos ya la actuación de Elías Antonio Saca en este mismo espacio, considerando sus hechos dentro del país. Ahora seguimos con una valoración que no está influida por la enorme publicidad alrededor de su gestión; para ello, examinaremos la calidad de su último viaje al exterior. Tras visitar Taiwán y la Casa Blanca, en su agenda apareció un “plato fuerte”: Nueva York. Ahí se celebró, esta semana, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU); ahí, además, se debutó Saca en las grandes ligas.


El 59 noveno periodo de sesiones de ésta se pronosticaba tenso debido —entre otras razones— al agravamiento del conflicto en Irak, a la escalada del terrorismo internacional con la tragedia de Beslán todavía reciente y el genocidio en Sudán. Pero eso le importó poco al Secretario General del organismo, Kofi Annan, quien en su discurso inaugural no eludió su alta responsabilidad internacional bien ganada. No pudo ser más claro al afirmar lo siguiente: “(…) Hoy en día el imperio de la ley se ve amenazado en todo el mundo. Una y otra vez, vemos cómo son despreciadas con todo descaro las leyes más fundamentales, es decir, aquéllas que garantizan el respeto de la vida inocente de la población civil y de los vulnerables, especialmente de los niños. (…) Ninguna causa, ningún agravio, por legítimos que sean en sí mismos, puede justificar actos semejantes que nos ponen a todos en evidencia. Su prevalencia es exponente de nuestro fracaso colectivo en la defensa del derecho y en la conculcación del respeto que éste merece en nuestros congéneres. Todos tenemos el deber de hacer lo que esté en nuestra mano para restablecer ese respeto”.


En alusión todavía más directa a la agresión estadounidense contra Irak, Annan dijo: “A tal fin, hemos de tomar como base el principio de que nadie está por encima de la ley y a nadie se le debe negar su protección. Toda nación que proclame el imperio de la ley en su territorio debe respetarlo también en el exterior; toda nación que insista en su defensa en el exterior debe también imponerlo en su territorio.- Sí, el imperio de la ley empieza en casa, pero éste sigue siendo difícil de alcanzar en demasiados lugares. El odio, la corrupción, la violencia y la exclusión no obtienen reparación. Los vulnerables carecen de recursos efectivos, mientras que los poderosos manipulan las leyes a su antojo para preservar el poder y amasar riquezas. En ocasiones, se llega incluso a permitir que la necesaria lucha contra el terrorismo cercene innecesariamente las libertades civiles. (…) Quienes pretenden conferir legitimidad deben primero encarnarla, y quienes invocan el derecho internacional deben someterse a él. (…) El imperio de la ley como mero concepto no basta. Las leyes deben ponerse en práctica y deben impregnar toda nuestra vida”.


El toque fino y de calidad que lució Annan fue correspondido, en sus intervenciones, por dos mandatarios latinoamericanos destacados por su dignidad y compromiso con las mejores causas. El chileno Ricardo Lagos fue tajante: “Poco podrá lograrse si al mismo tiempo no ponemos, cada país, nuestra propia casa en orden. Sin justicia, sin solidaridad y respeto por los derechos humanos no habrá gobernabilidad estable o verdaderamente fructífera en el mediano plazo”. Su colega y vecino argentino Néstor Kirschner, no se quedó atrás al sostener que en el combate al terrorismo “resulta imprescindible una activa participación y colaboración de toda la comunidad internacional, basada en el respeto del derecho internacional. Existe una necesaria vinculación entre el respeto a los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo y debe preservarse el equilibrio entre la defensa que el Estado debe realizar y el respeto de los derechos humanos”.


En el ámbito centroamericano, el tico Abel Pacheco insistió en que ya era hora “de darle a la justicia todo el peso que se merece, para que no existan vacíos, para que no se concedan asilo y protección a quienes despojan a sus pueblos, en fin, para que desaparezcan los santuarios de la impunidad”. Previa a la intervención de Saca se escuchó la de su colega Óscar Berger, guatemalteco, quien reiteró el compromiso de su gobierno “con la plena vigencia de los derechos humanos, convencido de que cada uno de los guatemaltecos debe gozar de las libertades y garantías fundamentales, y la realización del derecho al desarrollo. En ese sentido, Guatemala mantendrá una política de cooperación con los mecanismos internacionales de promoción y protección de los derechos humanos”. Y ha cumplido, al menos dentro del sistema interamericano de derechos humanos donde ha acatado las recomendaciones de la Comisión y las sentencias de la Corte, reconociendo la responsabilidad estatal en graves violaciones y reparándole el daño a las víctimas.


Destacamos estas intervenciones para valorar el desempeño de Saca en grandes ligas. Antes queremos resaltar un hecho notable previo a la Asamblea General de la ONU. No se trata de la “sorprendente” reunión entre el salvadoreño y el emir de Qatar. Hablamos de la “Cumbre contra el hambre”. Impulsada por los presidentes de Brasil, Chile, España y Francia, en dicha conferencia se aseguró que la paz mundial depende de las medidas que se adopten contra ese flagelo; también depende de ello la construcción de un mundo justo, humano, próspero y seguro.


En esa cancha, Saca y sus entrenadores —perdón, asesores— debieron observar el desempeño de los otros equipos y aprender de ellos. Sin embargo, su intervención fue la continuación de lo hecho por sus antecesores: querer jugar en la liga de campeones con las mismas tácticas de la cancha “engravada” salvadoreña. Así, “se fue en blanco” o pateó mal la pelota en varias ocasiones. La primera, en la mencionada “Cumbre contra el hambre” al exigirle a los países desarrollados cumplir sus compromisos, entre otros que entreguen sus aportes económicos a la ayuda oficial para desarrollo; mientras, acá en El Salvador él no le exige a los pocos “desarrollados” que contribuyan con sus impuestos a mejorar la situación de la población pobre. La segunda, al querer justificar ante la ONU y sus colegas que el carácter humanitario de las tropas cuscatlecas en Irak. La tercera, al lanzar la candidatura salvadoreña para optar a un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad. La cuarta, al proponer el ingreso de Taiwán al organismo internacional.


Con sus pifias dejó claro su deseo de mantenerse, como antes Francisco Flores, como uno de los jugadores más aventajados de la región en el esquema del equipo estadounidense y su actual capitán, George W. Bush. En todo caso, si Saca ha ofrecido mandar refuerzos salvadoreños en próximas “misiones de paz”, ¿por qué no ayuda a Haití, como ya lo están haciéndolo otros gobiernos?


De la “montaña mágica” de Flores —¿se acuerdan?— el nuevo gobierno “arenero” pasó a la narración de un partido que se debe jugar respetando las reglas de grandes ligas, sin tener ni la capacidad ni la solvencia para ello. Porque no se vale —en esas canchas— llegar a falsear la realidad hablando de un desarrollo humano al que según él nuestro país le apostó “decididamente” desde 1992. Tan pobre fue su locución —perdón, alocución— que lo único que se le ocurrió decir para cerrarla es que “El Salvador asume, en unión de todas las naciones aquí representadas, el reto de sumarse a ese concierto de voluntades constructivas...”


En todo caso, antes de lanzarse al césped de un estadio realmente monumental —con árbitros de calidad, medios de comunicación y público— debió haber comprendido las instrucciones previas del Secretario General de la ONU cuando dijo: “Las víctimas de la violencia y la injusticia de todo el mundo están esperando que cumplamos nuestra palabra. Se percatan cuando utilizamos las palabras para encubrir la inacción. Se percatan cuando no se aplican las leyes que deberían protegerlas. Creo que es posible restablecer y expandir el imperio de la ley en todo el mundo, aunque ello dependerá en última instancia de la importancia que asignen a la ley nuestras conciencias”.

G

 


 


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