PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 24
número 1087
Febrero 25, 2004
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: Una derecha inconsecuente

Política: ¿Está amenazada la libertad de expresión?

Economía: ¿Nuevas recetas del Banco Mundial?

Economía: La verdad acerca del desempleo en El Salvador

Sociedad: Paisaje urbano mancillado

Regional: Alfonso Portillo, prófugo de la ley

Derechos Humanos: El cuento del pastor mentiroso

 
 
Editorial


Una derecha inconsecuente

 

La derecha salvadoreña —esa derecha aglutinada en ARENA, cuyos intereses son defendidos a capa y espada por los grandes medios de comunicación del país— es inconsecuente con todo aquello que dice defender. En materia económica, su incongruencia con los principios del mercado ha sido puesta de manifiesto una y otra vez, desde que ARENA se hizo del control del Ejecutivo, en 1989. Siempre que esas reglas no han favorecido a sus grupos más influyentes, éstos las han torcido a su conveniencia, haciendo gala de prácticas desleales y monopolistas, o sirviéndose del aparato gubernamental para sacar adelante sus negocios. Por supuesto, en su discurso, los temas recurrentes son la defensa de las libertades económicas para todos, la competencia sin trabas y la satanización de cualquier tipo de intervensionismo estatal.


La derecha salvadoreña también es inconsecuente con los compromisos políticos que asumió en 1992. En aquel momento, no sólo aceptó someterse a las reglas de la democracia electoral, sino competir por el control del aparato estatal con la principal fuerza de oposición surgida desde ese entonces, es decir, el FMLN. Este último, para ser aceptado como un integrante más del sistema político, tuvo que convertirse en un partido legalmente inscrito, dispuesto también a competir electoralmente por una cuota de poder.


Con frecuencia, la misma derecha olvida —sobre todo, sus voceros más fanáticos y proclives al olvido histórico— que fue un gobierno de ARENA el que firmó unos acuerdos de paz con el FMLN y que, en virtud de esos acuerdos, la agrupación de izquierda se conformó en un partido con iguales derechos que el resto de partidos existentes legalmente en El Salvador. Asimismo, aceptar las reglas de la competencia electoral y la legitimidad del FMLN como un adversario político, suponía para ARENA asumir un aspecto sustantivo de la democracia electoral: la alternabilidad en el ejercicio del poder gubernamental.


Aparte de lo anterior, también se estaban dando por aceptadas otras cosas, reconocidas en los Acuerdos de Paz y en el informe de la Comisión de la Verdad: que en la guerra habían participado dos bandos, que ambos bandos habían provocado destrucción y muerte, y que, en el conflicto armado, el Estado salvadoreño había fallado en su responsabilidad de proteger y garantizar los derechos humanos de los salvadoreños víctimas de los grupos paramilitares de derecha, los cuerpos de seguridad y la Fuerza Armada. Todo esto fue aceptado por ARENA, pues fue Alfredo Cristiani —prohombre del partido en esos momentos— quien suscribió, a nombre del gobierno salvadoreño, los Acuerdos de Paz. Cualquiera que tenga los mínimos conocimientos acerca de la historia reciente de El Salvador debería ser consciente de lo que se acaba de reseñar.


Ahora bien, los sectores más recalcitrantes de la derecha, o no lo saben, o fingen desconocerlo. Para efectos prácticos, da lo mismo, porque su especialidad —tal como lo refleja la actual coyuntura electoral— es violentar las reglas que, en principio, dicen defender como lo más sagrado que pueda haber. Tal como sucede en los negocios, también en el ámbito político las reglas son defendidas por la derecha, siempre y cuando no pongan en peligro su poder y privilegios. Cuando sucede lo contrario, entonces las reglas ya no cuentan; más aún, son violadas sin el menor pudor.


La campaña electoral de ARENA —secundada por sus comparsas en los grandes medios de comunicación— es la prueba fehaciente de lo que aquí se está diciendo. La propaganda sucia y los ataques arteros han sido la norma. No se ha dudado en achacar al FMLN la destrucción provocada por éste en la guerra, olvidando que la Fuerza Armada destruyó cultivos y asesinó a campesinos en Morazán, Chalatenango y Guazapa. Se le ha imputado a Schafik Handal el ser un secuestrador confeso, pero los acusadores han olvidado a los militares involucrados en la misma actividad o de figuras de ARENA que en los primeros años de la década de los ochenta usaban la Asamblea Legislativa para planear atrocidades —como desapariciones y asesinatos— en contra de sus opositores, acusados indiscriminadamente de comunistas y enemigos de la patria.


En toda esa campaña no se trata más que de una violación de las reglas de juego que ARENA mismo dio por aceptadas y que, hasta ahora, lo habían beneficiado, pero que amenazan —por lo menos así lo creen algunos de los más furibundos anticomunistas— con dejar de favorecerlo. Esas reglas estipulan que el FMLN es un aspirante legítimo a gestionar el aparato del Estado en cualesquiera de sus niveles; que son los ciudadanos los que deben decidir en su mayoría —sin presiones o amenazas— si le otorgan ese mandato; que la alternancia es parte del juego democrático electoral; y que el poder otorgado por los electores es un poder limitado, no total, ni absoluto.


Cuando ARENA deslegitima al FMLN y a su candidato, cuando alimenta temores en la población para que no vote por ese partido, cuando le atribuye al partido de izquierda, sesgadamente, la responsabilidad exclusiva en la guerra civil, no hace sino violentar esas reglas de juego. Cuando los grandes medios de comunicación se suman a la campaña sucia de ARENA, contribuyen a socavar de raíz la posibilidad de que exista en el país un esquema político mínimamente democrático, en el cual todos los actores se sometan, por igual, a las reglas de juego establecidas.


La derecha salvadoreña no quiere aceptar de una vez por todas que las reglas democráticas deben ser cumplidas y defendidas siempre, no sólo cuando le son favorables. No someterse a esa exigencia significa traicionar a la democracia y sembrar la inestabilidad en el país. Los grandes medios de comunicación, cuando se prestan a esta traición, se denigran y pervierten, por más que se rasguen las vestiduras diciendo que lo único que ellos hacen es defender la libertad de información y de expresión. Hasta ahora, ARENA y las grandes empresas mediáticas le han jugado mal no tanto al FMLN, sino al país. Sus ataques arteros al FMLN vulneran también los cimientos democráticos establecidos en 1992. En algún momento, esas empresas tendrán que rendirle cuentas a los salvadoreños y salvadoreñas por su parcialidad a favor de la derecha, así como por sus trampas y su manipulación de la realidad.

G

 

Política


¿Está amenazada la libertad de expresión?

 

A juzgar por la avalancha de noticias, reflexiones y campos pagados publicados en la prensa nacional en los últimos días, se podría sostener que, efectivamente, el país está al borde de una catástrofe de grandes proporciones en materia de libertad de expresión. En ese sentido, la decisión de cierto sector de cerrar filas en torno a la defensa de los periodistas supuestamente agredidos tendría que aplaudirse y respaldarse. Además, tal como lo sostiene cierto medio de comunicación, los comunistas estarían a punto de iniciar su macabro proyecto de reducir al silencio a los sectores de prensa independientes. Pero, ¿se dice toda la verdad sobre la situación de la prensa en el país? ¿Están de verdad amenazados los periodistas independientes? ¿Es pertinente llamar la atención sobre la calidad de la información que ofrecen algunos medios de comunicación?

G

 

Economía


¿Nuevas recetas del Banco Mundial?

 

La semana pasada se llevó a cabo en San Salvador una reunión destinada a promover las oportunidades que podría generar el CAFTA para los países de la región centroamericana. En el encuentro se hicieron presentes representantes del Banco Mundial, que abordaron una serie de temas sin duda relevantes para la consecución de un libre comercio que apuntale un verdadero desarrollo para las economías de la región. También asistieron algunos empresarios interesados en escuchar los lineamientos generales de la entidad para los gobiernos de cada país.

G

 

La verdad acerca del desempleo en El Salvador

 

La ética que fundamenta el manejo de la información sobre el comportamiento de las principales variables macro y microeconómicas del país es cuestionable. La deficiencia en la elaboración de los índices de pobreza y desempleo, la información dudosa sobre las condiciones de vida del sector rural, la canasta básica y el saldo de la deuda externa son, entre otros, los indicadores oficiales sobre la realidad que viven los salvadoreños. Pareciera que las variables se tergiversan deliberadamente, con el fin de favorecer a los grupos de poder económico y político.

G

 

Sociedad


Paisaje urbano mancillado

 


El paisaje urbano de la ciudad de San Salvador ha cambiado aceleradamente desde la década pasada. La firma de la paz propició el crecimiento de la inversión pública y privada para mejorar la infraestructura de la ciudad capital, al punto de convertirla nuevamente en una de las más pujantes y modernas de Centroamérica. Se dieron los primeros pasos para recuperar el patrimonio municipal, remozando plazas, parques y otros sitios públicos, con el consentimiento y aprobación de los capitalinos. Pero, a la par, se generaron o agudizaron otros fenómenos que vinieron a minar el elemento estético de la ciudad y la sana convivencia de sus habitantes, tales como el crecimiento desordenado, el hacinamiento en las llamadas zonas marginales, la proliferación de automóviles y autobuses en las arterias más transitadas —con la consecuente contaminación del aire— y la creciente urbanización de las zonas altas, disminuyendo los espacios verdes disponibles. Todo lo anterior ha disminuido el atractivo estético de la ciudad en los últimos años. Así, el más reciente de los atentados contra la estética de la ciudad capital es fruto de las tareas de pinta y pega de los partidos políticos —sin excepción— en la cerrada contienda por la presidencia de la República.

G

 

Regional


Alfonso Portillo, prófugo de la ley

 

Aún cuando las autoridades de su país no lo consideran prófugo de la justicia, el mandatario saliente de Guatemala, Alfonso Portillo, no quiso esperar: cuando el nuevo gobierno de Óscar Berger hizo públicas sus intenciones de investigar los casos de corrupción estatal, Portillo prefirió escapar hacia México. Las precauciones del ex gobernante no son en vano, puesto que un gran jurado instalado en la ciudad estadounidense de Miami está investigándolo por el delito de lavado de dinero.


Es fácil entender por qué huyó Portillo hacia México, sobre todo si se toma en cuenta que el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), dejó de ser un lugar seguro para ex mandatarios en busca de impunidad. Como debe recordarse, cuando los presidentes y vicepresidentes centroamericanos concluyen sus mandatos, pasan a ser miembros “por derecho propio” de la instancia parlamentaria, lo cual les otorga no tan sólo prebendas, sino también inmunidad. A esta inmunidad parlamentaria se acogió Arnoldo Alemán, el ex gobernante nicaragüense, para retardar al máximo su comparecencia ante los tribunales de su país. Por casos como este, el PARLACEN ha sido seriamente cuestionado e incluso su existencia está en entredicho. Por tanto, el Parlamento no era el mejor resguardo para Portillo.

G

 

Derechos Humanos


El cuento del pastor mentiroso

 

Mobiliario público repintado y saturado de propaganda electoral. Personas heridas por hechos violentos en actos proselitistas. Recibimientos “lapidarios” a representantes del partido oficial y sus caravanas de campaña. Provocadoras declaraciones del candidato a la presidencia por el principal partido de oposición. Extranjeros de visita en el país para denunciar ante “algunos” medios de difusión la llegada de la dictadura del terror. Asociaciones que presuntamente defienden la libertad de expresión. Denuncias públicas que nunca son tramitadas ante los tribunales. Mujeres histéricas insultando al candidato opositor. Estos son algunos de los ejemplos que describen lo que está pasando en la recta final de la campaña electoral.


Por si no fuera bastante con esto, las encuestas de opinión reconocen que el equilibrio de fuerzas entre los dos principales partidos en contienda comienza a ser real, lo cual ha crispado los nervios de las y los salvadoreños. Ante esta situación, la polarización política del país va en incremento, teniendo serios indicios de agravarse en las semanas que restan hasta el próximo domingo 21 de marzo. En esta ocasión, consideramos necesario hacer un alto y comentar estos hechos brevemente, desde este nuestro espacio.


Comencemos por el más grueso de ellos: el de las denuncias realizadas por diferentes asociaciones internacionales de radiodifusión y de prensa. Estas tienen su origen en uno de los últimos discursos realizados por Schafik Handal, candidato a la presidencia por el Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Este político de izquierda profirió severas críticas en contra de la más poderosa televisora del país, la Telecorporación Salvadoreña. Sus palabras, fueron calificadas como de agresiones verbales, según estos institutos de prensa, ya que, según ellos, “constituyen una amenaza al ejercicio de la libertad de expresión”


Es necesario hacer algunas aclaraciones básicas, a estos denunciantes: No es lo mismo, libertad de expresión que de información. Como tampoco lo es la libertad de expresión y la voluntad de transmitir la verdad de los hechos. La confusión es grave porque el discurso político se está desviando y los medios se están convirtiendo en fines. Es un verdadero peligro que el supuesto plan, revelado por Hándal —en el que asegura que ciertos periodistas pueden sufrir atentados—, pueda llevarse a cabo. Sea quien sea el autor material y el intelectual de estos hechos. También es peligroso que desde los medios de comunicación se orquesten campañas políticas o que los políticos quieran restringir más allá de lo permitido a la libertad de expresión.


Por ello, ante semejantes confusiones queremos explicar qué es lo que se entiende realmente por libertad de expresión. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Opinión Consultiva OC-5/85, lo explica detalladamente: Así, ésta “comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole” Es de esta forma que “quienes están bajo la protección de la Convención tienen no sólo el derecho y la libertad de expresar su propio pensamiento, sino también el derecho y la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole”. En consecuencia, “se requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho colectivo a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno”.


Por tanto, las posibles violaciones que pudieran darse a este derecho pueden ser entonces producto, “no sólo de que el Estado imponga por sí mismo restricciones encaminadas a impedir indirectamente la comunicación y la circulación de ideas y opiniones, sino también de que no se haya asegurado que la violación no resulte de los controles particulares”. Supuesto este que podría darse, “cuando por efecto de la existencia de monopolios u oligopolios en la propiedad de los medios de comunicación, se establecen en la práctica medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”.


Desde ese punto de vista, no basta sólo con tomar nota de la conducta dura del candidato Handal frente a la Telecorporación, sino que también debe verse si este medio en realidad deforma o entorpece la información que recibe para menoscabar al candidato opositor y a su partido, pues se observa una tendencia generalizada, en los grandes medios de difusión, por vilipendiar a todo lo que tenga que ver con el FMLN.


En ese marco se produce otro de los hechos que más ha suscitado polémica: la reciente visita a nuestro país de Alina Fernández, la hija del dictador cubano Fidel Castro Ruz. Precisamente, cuando ya nos habíamos acostumbrado a las entrevistas semanales con algún disidente venezolano, que venía a profetizar calamidades, en caso de que —en marzo próximo— el FMLN gane la presidencia de la República. Ahora el turno mediático le tocó a la disidencia castrista. No obstante, no dejarán de sorprendernos hechos como: que se invita a una persona extranjera para que opine de la realidad política electoral del país, sin que nadie se lo impida, pese a las prohibiciones legales expresas para que los extranjeros no realicen estas actividades.


Esto pasaría desapercibido si no se le hubiera dado semejante cobertura de medios, para que advirtiera de las “trágicas” consecuencias en el caso de que vote por el principal partido de oposición. ¿Qué han hecho las autoridades para impedirlo? Nada. Sin embargo, en campañas anteriores sí se deportó a otra cubana por haber participado en la realización de mensajes proselitistas.


Pero también se suma a ello el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, quien termina de presentar públicamente su último informe sobre derechos humanos. El estudio realiza anualmente un balance respecto al grado de cumplimiento de estos derechos en todos los países donde “nuestro vecino del norte” tiene intereses. De ahí que queramos destacar la trascendencia del mismo. En él, se hace referencia al país —por quinto año consecutivo— calificaciones bastante bajas.


Sin embargo, el apartado del informe relativo a la libertad de expresión sorprende. Sobre todo, porque ante al estruendo ofrecido por los grandes medios de difusión, ante los ataques que aducen, pareciera que entienden qué supone que es realmente la violación de este derecho. Es más, uno diría que todas las denuncias públicas que realizan, son seguidas por el debido curso legal ante las instancias jurisdiccionales pertinentes. Ya sean las de nuestro país o las regionales. Obviamente, este último hecho no se ha dado, quizás por la falta de consistencia jurídica de algunas de estas denuncias públicas.


Veamos brevemente qué es lo que dice el mencionado informe respecto a la libertad de expresión: El informe constata que aún persisten las quejas de que la publicidad gubernamental se distribuye con sesgo a favor de quien apoya las políticas gubernamentales. Además, también se recoge que la empresa canadiense CINTEC anunció que demandaría a los medios salvadoreños que “evacuaron” indiscriminadamente, acusándola de lavado de dinero y de tener nexos con el crimen organizado. Finalmente, se menciona el ataque contra periodistas de televisión y las amenazas al personal de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”.


Con sólo estos datos, se deduce lo que hemos venido diciendo en varias oportunidades: que este “paísito” nuestro no ha cambiado mucho en ciertos aspectos, a pesar de los acuerdos de paz. Cuando el bloque económico encuentra en su camino un estorbo que dificulta su tránsito hacia su perpetuación en el poder, pasa por encima de éste o trata de anularlo. De nada sirven entonces las reglas del juego electoral ni las que comprende todo Estado democrático de derecho. Su objetivo es único y el fin que persiguen justifica sus medios. Para el caso que nos ocupa —la actual campaña electoral— tienen muy claro que es más influyente provocar mil rumores infundados que cursar una sola denuncia con los debidos trámites formales.


Esto, asimismo, provoca dos consecuencias inmediatas: una, el debilitamiento del sistema de justicia, ya que termina por utilizarse antojadizamente. Y la otra, la pérdida de credibilidad en el mismo, puesto que la corrupción y la mora judicial impiden en la mayoría de ocasiones que éste sea expedito. Por ello, ya no nos causa ningún asombro este “método salvadoreño” de las sucesivas campañas de denuncias públicas. Más que imitar el estilo seguido por los opositores al gobierno de Hugo Chávez Frías, en Venezuela, es una copia barata de aquel cuento infantil del pastor mentiroso: “Ahí viene el lobo”. Con tanta desgracia anunciada, se pasa desapercibida la verdadera tragedia: miles siguen estando desamparados, muriendo por la diarrea y el dengue, sin acceso al trabajo o a la justicia o con una jubilación nada digna. ¿Será que el lobo viene? O que ya está presente, devorando todo lo que encuentra a su paso.

G

 


 


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