¿Falsos temores anticomunistas?

Las ambiciones políticas de Mauricio Funes

La fallida candidatura presidencial de Mauricio Funes, el muy popular director de noticias de Canal 12 de televisión, es el nuevo tema de discusión entre algunos personajes relacionados con los medios de difusión en el país. ¿Acaso falló el comunicador a la ética periodística? ¿Era lícito, profesionalmente hablando, declararse simpatizante de la izquierda y afirmar estar dispuesto a aceptar una candidatura presidencial bajo determinadas circunstancias? ¿Las declaraciones del director del Noticiero Hechos en torno a sus ambiciones políticas afectan su credibilidad y objetividad como profesional? No hay una respuesta unánime a estas preguntas. Las respuestas varían según la sensibilidad política de los protagonistas. En estas líneas, intentaremos abordar estas interrogantes y arrojar luces sobre el tema de la supuesta neutralidad y objetividad de los periodistas nacionales que tan presentes están en las conversaciones de estos días.

El FMLN: ¿cambios al modelo económico salvadoreño?

El modo de producción capitalista, como cualquier otro modo de producción histórico, alberga en su estructura un conjunto de relaciones económicas que se producen entre los miembros de una sociedad, como tejidos multicelulares que en su conjunto, entretejen una estructura económica. Estos tejidos conectivos son básicamente aquellos que se derivan de las formas en que una sociedad se pliega a sus relaciones de producción (propiedad de los medios de producción y división del trabajo), relaciones de distribución (cómo se distribuye el producto y el excedente en la sociedad) y relaciones de consumo (derivada de las dos anteriores).

El hambre no puede esperar

A continuación, reproducimos las palabras del presidente brasileño Luiz Inazio Lula da Silva, pronunciadas en la reunión del G-8 el pasado 2 de junio en Evian, Suiza. El texto fue traducido al español en narconews.com.

El hambre no puede esperar

Mis primeras palabras son de agradecimiento a la iniciativa del presidente Jacques Chirac. El diálogo de los países más ricos del mundo con los países en desarrollo es hoy más necesario que nunca. Tenemos que trabajar juntos. La solución de nuestros problemas pasa necesariamente por el respeto a nuestras diferencias. Vengo de un país que se encuentra hoy movilizado por una energía ético política extraordinaria, tanto para enfrentar nuestros problemas internos como para establecer nuevas y más constructivas sociedades internacionales.

La pobreza y la miseria que atacan a millones de hombres y mujeres en Brasil, en América Latina, en África y en Asia, nos obligan a construir una nueva alianza contra la exclusión social. Estoy convencido de que no habrá desarrollo económico sin sustentabilidad social y que, sin ambos, tendremos un mundo cada vez más inseguro. Es en ese espacio de disgregación social que prosperan los resentimientos, la criminalidad y, en especial, el narcotráfico y el terrorismo.

Quiero hablarles de forma simple y directa: vengo a proponerles acciones colectivas, responsables y solidarias, en favor de la superación de las condiciones humanas en que se encuentra gran parte de la población del globo. El hambre no puede esperar. Es preciso enfrentarla con medidas de emergencia y estructurales. Si todos asumimos nuestras responsabilidades, crearemos un ambiente de mayor igualdad y de oportunidades para todos.

La economía mundial está dando señales preocupantes de recesión. Los problemas sociales, como el desempleo, inclusive en los países ricos, se están agravando cada vez más. Estoy seguro de que uno de los objetivos de esta reunión del G-8 es buscar camino para que la economía vuelva a crecer. Necesitamos una nueva ecuación que permita retomar el crecimiento e incluya a los países en desarrollo. La incorporación de los países en desarrollo a la economía global pasa necesariamente por el acceso sin discriminaciones a los mercados de los países ricos. Hicimos un gran esfuerzo y sacrificio para conquistar la competitividad. ¿Pero cómo competir libremente en medio de la guerra de los subsidios y otros mecanismos de proteccionismo, que crean una verdadera exclusión comercial?

No venimos aquí a lamentarnos, ni, simplemente, a engrosar el coro de las recriminaciones. Sabemos cuáles son nuestras responsabilidades. Estamos haciendo nuestra parte, ejecutando políticas económicas equilibradas, combatiendo el desperdicio y la corrupción, priorizando las instituciones para el buen funcionamiento de nuestras economías. Hemos demostrado voluntad política para combatir los desequilibrios sociales y la pobreza.

Estamos haciendo eso en Brasil con democracia y pluralismo, sin fundamentalismos, con cautela y firmeza. Estamos organizando nuestras finanzas y recuperando la estabilidad para crecer de manera sustentable. Pero sabemos que organizar y dar estabilidad a nuestra economía es tarea necesaria pero no suficiente. Necesitamos forjar un nuevo paradigma de desarrollo que combine la estabilidad financiera con el crecimiento económico y la justicia social. Hoy queremos crecer con financiamiento sustentable, distribuyendo la renta y fortaleciendo la democracia.

Ninguna teoría, por más sofisticada que sea, puede ser indiferente a la miseria y a la exclusión. Mirando la historia contemporánea, sobre todo en los períodos que siguieron a las graves crisis económicas y sociales, veo que el desarrollo se dio a partir de profundas reformas sociales. Esas reformas incorporaron a millones de hombres y mujeres a la producción, al consumo y a la ciudadanía, y crearon un nuevo y prolongado dinamismo económico. Fue así en los Estados Unidos a partir de los años treinta. Fue así en la Europa de la posguerra.

Brasil y muchos países en desarrollo hicieron, en la última década, un esfuerzo exigido por las estrategias económicas predominantes. Pero no hubo avances importantes en el combate a la exclusión social. Al contrario, donde el fundamentalismo imperó no se alcanzó la estabilidad económica prometida. Aumentaron el desempleo, el hambre y la miseria. Nuestros sistemas productivos no conquistaron espacios en el comercio internacional correspondientes con nuestros sacrificios. La falta de democracia económica y social amenazó a la democracia en su conjunto.

No queremos la mirada piadosa de los países ricos. Necesitamos soluciones estructurales que deben ser parte de un conjunto de cambios en la economía mundial. Esperamos coherencia de nuestros socios más ricos. Veo con preocupación las resistencias en la OMC para remover los subsidios billonarios, principalmente en la agricultura. Cuestiones prioritarias —como el acceso a los medicamentos— son pospuestas.

Esas actitudes no son constructivas y sólo aumentan el escepticismo con relación a las buenas intenciones y la sabiduría de los más prósperos. Tenemos que definir las responsabilidades, lo que implica también nuevas tareas para los países en desarrollo. Los que disponen de mayor capacidad pueden y deben ejecutar políticas más solidarias y generosas en favor de las naciones más necesitadas. Es eso lo que Brasil está haciendo en el plano regional.

Mi gobierno quiere fortalecer el Mercosur y promover la integración de América Latina. Como afirmó el presidente Kirchner de Argentina, son proyectos estratégicos y políticos orientados a la mejoría de nuestras condiciones de vida. Brasil está dispuesto a profundizar sus sociedades con los países de América del Sur y abrir más espacio en nuestro mercado a sus exportaciones. Nuevos mecanismos financieros ayudarán a la integración regional.

Sé que aquí se va a discutir el Nepad. De nuestra parte, con África, que visitaré en agosto próximo, vamos a ampliar la cooperación, especialmente en sectores como salud, educación, calificación profesional e infraestructura. Los países de América Latina y del Caribe, que integran el Grupo de Río, en la reciente Cumbre de Cuzco, encargaron al presidente Vicente Fox de México y a mí para que fuésemos sus portavoces aquí en Evian. Allá fueron discutidos mecanismos innovadores de financiamiento para combatir la pobreza e invertir en la infraestructura.

Recomiendo a mis colegas aquí presentes la lectura atenta de esas propuestas. El hambre es una realidad intolerable. Sabemos que existen condiciones plenas para superar ese flagelo. Mi propuesta —anticipada en Porto Alegre y Davos— es que se cree un fondo mundial capaz de dar comida a quien tiene hambre. Es lo que estamos comenzando a hacer en Brasil. Hay varias formas de generar recursos para un fondo de esa naturaleza. Doy dos ejemplos. El primero es la tasación del comercio internacional de armas —lo que traería ventajas desde el punto de vista económico y ético—. Otra posibilidad es crear mecanismos para estimular que los países ricos reinviertan en ese fondo un porcentaje de los intereses pagados por los países deudores. Algunos países desarrollados han presentado propuestas para enfrentar ese problema. Son iniciativas válidas, que merecen ser consideradas.

Queridos colegas, la multilateralidad representa, en el plano de las relaciones internacionales, un avance comparable al de la democracia en términos nacionales. Valorizarla es obligación de toda nación comprometida con el progreso de la civilización, independientemente de su dimensión económica y de su peso político y militar. Tenemos que mantener el diálogo, ampliándolo con bases duraderas, y no de forma episódica. Eso se aplica al G-8 y al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La expectativa de Brasil es que los países del G8 se vuelvan verdaderos aliados en el combate al hambre y a la exclusión social en la recuperación de la cooperación internacional para el desarrollo, condición indispensable para la seguridad y la paz. Mi vida y trayectoria política me hacen creer que las causas justas son victoriosas cuando hay voluntad, diálogo y negociación. Para que este encuentro inédito de Evian atienda los anhelos legítimos de nuestros pueblos —en el Sur y en el Norte— tenemos que demostrar sobre todo determinación en el combate a las desigualdades sociales.

Muchas gracias.

Controvertida intervención de Lula
en el G-8

La intervención del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva en la reunión del grupo de las ocho naciones más poderosas (G-8) en la ciudad suiza de Evian, ha generado, desde la izquierda, dos interpretaciones importantes: una, que el mandatario brasileño se ha valido de un espacio tan importante como el de las sesiones del G-8 para plantear la posición de los países pobres ante quienes tienen el poder económico mundial; la otra, que, en términos generales, Da Silva se ha vendido a la burguesía y que únicamente compareció a Evian para hacerle el juego a los países ricos.

Expresión de esto último son las protestas de algunos de los grupos antiglobalización, que también criticaron al mandatario brasileño, así como la rechifla que el ex obrero metalúrgico tuvo que enfrentar en el congreso de dos sindicatos —que él ayudó a fundar, por cierto— a su regreso de Suiza.

Ambas posiciones son limitadas y que, por el contrario, en el giro de la postura brasileña en la política internacional tiene matices de importancia. La cumbre estuvo signada por las tensiones heredadas de la guerra contra Iraq. Muy superficialmente, Francia, Rusia y EEUU limaron asperezas. El punto de agenda que George W. Bush trajo a Evian —la llamada “lucha antiterrorista”—, aunque terminó imponiéndose, no fue el único: el cónclave fue también un espacio para hacer oír las demandas del Tercer Mundo. Y en esto, Lula tuvo un papel clave.

A nueve años del asesinato de Ramón Mauricio García Prieto Giralt

El 10 de junio de 1994 fue asesinado a balazos, en la Colonia Escalón de San Salvador el empresario Ramón Mauricio García Prieto Giralt. Este crimen ha sido uno de los más sonados y comentados en El Salvador después de la firma de los acuerdos de paz, debido, no sólo a las brutalidades mismas del homicidio (el empresario fue asesinado frente a su hijo que sólo tenía meses de nacido y de su esposa), sino por la serie de hechos, encubrimientos, misterios y arbitrariedades que han rodeado al caso.

A partir de esa fecha, comenzó la titánica lucha por parte de los padres del joven para esclarecer el crimen y dar con los verdaderos responsables del mismo, pero de manera paralela comenzaron a levantarse las cortinas de humo para esconder evidencias, darle largas a las averiguaciones o desviarlas, y así impedir que se profundizara mucho en ellas y se llegara a determinar la verdad sobre lo ocurrido y sobre los victimarios. Por estas “rarezas”, se supo desde el principio que se ocultaba algo importante o a alguien, ya que tanto acoso a los familiares sobrevivientes para que desistieran de su anhelo de justicia no podían ser fruto de la casualidad. El tiempo ha ido dando la razón y ahora no se duda de que el asesinato fue una muerte por encargo y que existen autores intelectuales, quienes aún están en la oscuridad de la impunidad y de la injusticia.

Este es un caso en el que se ha puesto a prueba al sistema judicial de El Salvador, ya que el Estado, incluso ha sido denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por la falta de seriedad en las autoridades para llevar a cabo la indagación acerca de la autoría intelectual del crimen. Debido a la actual displicencia de la Fiscalía General de la República para agilizar las pesquisas, resulta lógico esperar un informe final de la Comisión Interamericana que dictamine que el Estado salvadoreño es responsable de violaciones a los derechos humanos y que el Caso García Prieto sea remitido a la Corte Interamericana, para sentar a El Salvador, por primera vez, en el banquillo de los acusados ante ese respetable tribunal internacional.

En estas fechas se ha cumplido un aniversario más de la muerte del joven empresario. A raíz de ello, los padres de Ramón Mauricio han publicado –en un periódico local— una carta conmovedora dirigida a su hijo, en la que se expresa en primer lugar, la profunda tristeza que les ocasiona el haber pasado ya “nueve navidades” con el inmenso vacío que les provocó su muerte. Pero, además, expresan su gran convicción de seguir adelante en la lucha titánica en contra de la impunidad. Textualmente, los padres de la víctima han expresado lo siguiente: “A pesar de todo, nuestra lucha no ha sido vana. Muchas personas nos han dicho que nosotros le hemos aportado algo a El Salvador por haber denunciado la impunidad después del fin de la guerra, cuando la consigna oficial era presentarlo como un país en paz, donde ya se respetaban los derechos humanos; nos han dicho que eso ha contribuido a evitar, al menos, la impunidad moral de quienes flagelan a nuestra sociedad al golpearla con su cobarde mano escondida. Así, también nuestra lucha ha servido para que otras personas se atrevan a denunciar sus casos y para que algunos funcionarios públicos intenten hacer bien su trabajo”

Por otra parte, también se ha anunciado que el pasado seis de junio fue presentada una denuncia en la Fiscalía General de la República en contra de los sospechosos de ser los autores intelectuales del homicidio. Sobre este punto, un fragmento de la denuncia dirigida al Fiscal General dice:
“Como ya es del conocimiento de esta Fiscalía General de la República, por este crimen se encuentran condenados dos de los autores directos del homicidio. Son ellos Raúl Argueta Rivas y Julio Ismael Ortíz Díaz. Sin embargo, no ha habido condena respecto de la persona que llevó a estos dos sujetos al lugar del hecho y los esperó mientras agredían a nuestro hijo; mucho menos se ha investigado efectivamente y logrado la sanción penal que conforme a la ley le corresponde, a los autores intelectuales que ordenaron el crimen y que además han obstaculizado las investigaciones desde el primer momento. Esto, pese a que lo hemos solicitado en varias ocasiones y que existe una recomendación de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, así como ha sido reiterado el llamado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que se profundicen las averiguaciones.

Se debe señalar que, tanto en declaraciones en el extinto Departamento de Investigación del Crimen Organizado como en el Juzgado Tercero de Instrucción, hemos manifestado desconocer quiénes son los autores intelectuales del asesinato de nuestro hijo, aunque sí hemos afirmado que sospechamos del señor Mauricio Ernesto Vargas, así como de su concuño el señor Roberto Puente; sin embargo, no se ha realizado ninguna investigación que confirme tal sospecha o que la desvirtúe, al determinar que otras personas fueron las responsables intelectuales de semejante crimen”

A consecuencia de lo anterior y ante lo contundente y expreso de los hechos y personas denunciadas como sospechosas, se debe exigir del Fiscal General, también una respuesta expresa y contundente, que sobrepase los rodeos y titubeos con que se ha querido enfrentar este caso y que de una vez por todas se tramite seriamente la investigación exhaustiva que viene siendo demandada por los familiares de la víctima desde hace nueve años.
Definitivamente que, por todo lo anterior, las instituciones defensoras de los derechos humanos y la población en general, debemos permanecer pendientes, para esperar las reacciones del Fiscal General de la República, ya que si en esta vez no se inicia una investigación ágil y transparente, después de tanto tiempo, habrá que exigir cuentas políticas y jurídico–penales para los encargados de investigar, porque estarían demostrando por enésima vez que omiten hacer su trabajo y que se convierten, como lo dijo Monseñor Romero, en funcionarios “venales”. De éstos últimos ya se está cansado el pueblo salvadoreño y la paciencia parece haberse colmado.

Ya los padres de Ramón Mauricio han dicho en su reciente carta que: “Mientras, le hemos dado otra oportunidad más a la Fiscalía General de la República: el pasado 6 de junio le solicitamos investigar a las personas que consideramos sospechosas de ser las que ordenaron tu muerte, pagaron a tus asesinos materiales y han utilizado su poder para permanecer —hasta ahora— impunes. Si la Fiscalía no hace hada, existen otros recursos terrenales. Pero, además, hay un recurso infalible: DIOS quien todo lo ve, quien todo lo sabe y quien va a pedirle cuentas a cada quien”
Finalmente, después de transcurridos nueve años, puede advertirse en este caso, en primer término, un ejemplo heroico de tenacidad y perseverancia, ya que con la lucha sostenida que se ha librado en estos años a favor de la justicia, se obstruye el deseo malsano de los asesinos y encubridores: que el caso se olvide o que los reclamantes se cansen y desistan de sus pretensiones. Por otro lado, los padres de Ramón Mauricio representan un paradigma de determinación y consuelo, ya que con su accionar han logrado animar a otras víctimas para entablar duras batallas judiciales por reivindicar y dignificar a sus seres queridos que han sido injustamente arrebatados por la fuerza bruta, la soberbia e impunidad de la que están revestidas algunas personas de este país.

El Salvador en la CIDH
Por primera vez un salvadoreño —Florentín Meléndez— ha sido elegido por méritos propios para ocupar un sillón en calidad de comisionado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Como ya es conocido, este importante organismo regional está encargado de velar por que los Estados pertenecientes a la Organización de Estados Americanos —entre ellos El Salvador— cumplan con la obligación de respeto y protección a los derechos humanos.

Florentín Meléndez ha destacado a lo largo de toda su trayectoria profesional y personal por su profunda vocación en la defensa y promoción de los derechos humanos. Para el caso, formó parte del Socorro Jurídico Cristiano del Arzobispado, junto a Monseñor Romero, en uno de los períodos más difíciles de nuestra historia; posteriormente, formó parte de la misión de Naciones Unidas en El Salvador durante el proceso de paz, y ha sido miembro de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Esta distinción llena de mucha satisfacción a la comunidad de defensores de los derechos humanos del país y representa un reconocimiento especial y merecido al abogado Meléndez a quien desde ya felicitamos y le deseamos muchos éxitos en su nuevo cargo.

El pensamiento de los grandes empresarios del país

Durante estos días, varios sectores de la sociedad se encuentran a la expectativa de los diferentes programas económicos que pueden presentar los partidos políticos. El FMLN, de cierta manera, ha perfilado en líneas su programa económico a llevar a cabo, si triunfa en las elecciones del año próximo. También, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), se encuentra construyendo su propio programa económico a implementarse si el partido que ascienda al poder el próximo año lo tomara en cuenta. En este sentido, es importante que la ciudadanía considere los diferentes planes económicos que le ofrecen los diferentes institutos políticos, ya que este aspecto incidirá —en mayor o menor medida— en la elección del próximo mandatario del país.