Lo candente en torno a la problemática del conocimiento reside en sus esfuerzos por determinar el alcance de lo que el hombre puede saber y del modo cómo lo sabe. Dilucidar lo anterior, evidentemente, no es tarea fácil, ni las respuestas planteadas hacen unanimidad entre todos los hombres. Se puede abordar desde especialidades epistemológicas distintas la pregunta por la posibilidad, el alcance, formas y límites del conocimiento humano. La Religión y las Ciencias son ejemplos extremos de la manera como se ha abordado la problemática del conocimiento humano a lo largo de la historia. Momentos de tensión o de distensión han caracterizado las culturas y las sociedades, según han asumido las propuestas epistemológicas de estas disciplinas de manera dogmática, intransigente o abierta.

En cuanto al carácter abierto de la pregunta por el conocimiento, es conveniente subrayar que éste depende inexorablemente de las ideas, valoraciones o inquietudes que el hombre tiene acerca de sí mismo en un determinado momento y contexto histórico. "Los que piensan haber agotado ya todo posible saber y hallarse en posesión de la sabiduría absoluta, son justamente los que nunca están dispuestos a cuestionar una determinada actividad o un determinado estado de cosas. Si queremos presentar a una determinada sociedad como la definitivamente justa y buena, nada mejor que decir que en ella se realiza para siempre lo que la única y verdadera sabiduría exige. Las posturas dogmáticas van frecuentemente unidas a la voluntad de legitimar absolutamente alguna sociedad o institución sin dejar ningún resquicio a la crítica". De ahí que se abra la puerta a una discusión y crítica permanente del propio conocimiento. La verdad y la sabiduría son algo que el hombre va "conquistando" en el día a día; y, algo sobre lo cual vuelve constantemente según las demandas concretas de su entorno.

El contenido íntegro de este trabajo puede leerse en la edición N° 81 de la revista Realidad