Entre lo global y lo local

Notas históricas y algunos retos de los estudios sobre los medios de comunicación de masas

(Fragmento)

 

 

■ Francisco J. Ferrándiz


En las últimas décadas del siglo XX, el mundo está sufriendo transformaciones de larguísimo alcance que están convirtiendo en obsoletos, a marchas forzadas, nuestros instrumentos de análisis y nuestros marcos de interpretación de los fenómenos económicos, sociales y culturales. El triunfo del llamado «capitalismo postfordista» (Harvey, 1989) y sus modos de «acumulación flexible» ha producido una tensión nueva entre los fenómenos de globalización y desterritorialización de los procesos productivos, y las diversas formas de experimentar lo local, lo cotidiano. Es precisamente esta contradicción uno de los aspectos más relevantes de los debates contemporáneos sobre modernidad y posmodernidad.

Obviamente, el universo de los medios de comunicación es uno de los lugares donde estas transformaciones se están dando a mayor velocidad, y algunas de las dimensiones de su impacto son todavía desconocidas, incluso inimaginables. La información se ha convertido en una de las mercancías más significativas —y en uno de los principales instrumentos de poder— de nuestra época. Según Castells, «las nuevas tecnologías de la información están transformando el modo en el que producimos, consumimos, organizamos, vivimos y morimos» (1989: 15). Los media, fundamentalmente la televisión, saturan nuestras vidas. En palabras de Fiske, «en una hora de televisión cada uno de nosotros probablemente experimenta más imágenes que cualquier miembro de una sociedad no industrial experimentaría en toda su vida. La diferencia cuantitativa es tal que se convierte en categórica; no sólo experimentamos más imágenes, sino que se produce en nuestras vidas una relación totalmente distinta entre las imágenes y el resto de las órdenes de la experiencia» (1991: 58).

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