Pedro Castillo

La aventura y el intento por establecerse en un lugar que ofrezca mejores oportunidades es la historia de Estados Unidos, desde la colonización hasta el presente. La economía y la cultura de Estados Unidos, su propio sentido como nación, han sido delineadas por las migraciones hacia ese país y por los movimientos poblacionales suscitados dentro del mismo. Irlandeses, italianos, judíos rusos y otros europeos llegan a la costa occidental a finales del siglo XIX y principios del XX y pronto se extienden por todo el país. De este modo, los colonizadores escandinavos delimitan granjas en las llanuras, los mormones se refugian en Utah, los afroamericanos dejan el sur para dirigirse hacia las ciudades del norte y del medio oeste y así ha continuado.

El capítulo actual de esta épica interminable describe la migración de los latinos a Estados Unidos y la movilidad geográfica interna hacia el medio oeste y el sur. Como siempre, los recién llegados buscan una vida mejor. Como siempre, están deseosos de trabajar bajo condiciones inadmisibles para la mayoría de los residentes. Los inmigrantes y residentes latinos provocan cambios en las comunidades que no siempre gustan a los residentes que llevan más tiempo. Como siempre, su nueva presencia en la ciudad se enfrenta a una mezcla de bienvenida y resistencia. Esto surge de un sentido de desplazamiento que puede ser muy marcado en la gente que siempre ha habitado en el mismo lugar. De repente, el pueblo o ciudad se viste de otra manera, toca otra música, consume comida diferente, habla un idioma distinto.

Nuevas caras, nuevas ideas, nuevos estilos de vida y nuevos recursos penetran en un orden social previamente establecido. Se entrelazan, se mezclan, se desdibujan, se absorben. Los personajes son otros, pero el sorprendente cambio social provocado por la inmigración sigue siendo uno de los temas constantes de la saga estadounidense.