UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Semanario PROCESO

© 1996 UCA Editores



año 16

número 711

mayo 29 1996

ISSN 0259-2864





Dos años malos

Recrudece la violencia política

La estrategia gubernamental hacia el sector agropecuario

El paro de los empresarios del transporte

Un nuevo paro en la zona oriental

Panamá: entre la impunidad y la justicia

¨Cómo enfrentar los problemas?



                    Dos años malos



    Los dos primeros años del segundo gobierno de ARENA

han resultado malos para el país. El gobierno no

sólo no ha cumplido con las metas que él mismo se

puso, sino que la situación general de la población

es peor ahora que hace dos años. Ni el hombre ni la mujer

salvadoreños se encuentran en el centro de la

práctica política ni el desarrollo social es una

prioridad, ni siquiera el desarrollo económico, en

términos neoliberales, está garantizado. Peor

aún, persiste la falta de dirección en la

política gubernamental a raíz de las divisiones

internas de ARENA.

    Los logros más destacados en estos dos años

son la estabilidad macroeconómica, conseguida cumpliendo

fielmente los dictados de los organismos internacionales y por

la cual la población está pagando un costo

sumamente elevado no compensado, y la reforma educativa, que se

esfuerza por extender la cobertura y mejorar la calidad de la

educación. También se puede considerar un logro la

conformación de la Policía Nacional Civil que, con

vacilaciones, se esfuerza por responder a su mandato, derivado

de los acuerdos de paz. Por lo demás, el gobierno actual

se encuentra entrampado.

    La estabilidad macroeconómica está siendo

seriamente cuestionada por la falta de productividad y por la

extensión y profundización de la pobreza. Hay

señales bastante claras de que la economía no

está respondiendo a las expectativas neoliberales. El

dinero se ha vuelto escaso y caro. El desempleo es

señalado por la opinión pública como la

causa primera de la delincuencia común. Los comerciantes

se quejan de desaceleración o contracción. Otros

proponen privatizar cuanto antes las comunicaciones y la

energía eléctrica como la gran solución.

Mientras tanto, los directores de la economía nacional

tratan de calmar los ánimos de unos y otros, asegurando

sin convencimiento que todo marcha bien y que las dificultades

son pasajeras. Pero el índice del crecimiento

económico tiende a la baja implacablemente.

    El desarrollo social tuvo mucha importancia en el discurso

oficial, pero ya ha caído en desuso, incluso a este nivel.

Por lo que toca al presupuesto, la cantidad asignada al

área es menor que la de 1995, cerrando la posibilidad de

representar el 50 por ciento al final de mandato del gobierno

actual, tal como lo prometió su presidente. Sólo

en educación se notan avances prometedores. Las

enfermedades contagiosas que se habían dado por

erradicadas han vuelto a causa de la pobreza generalizada. La

atención sanitaria sigue siendo deficiente, pese a los

esfuerzos del ministro por mejorar su imagen. Decenas de miles

de familias carecen de techo y muchas ni siquiera tienen donde

aponsentarse. El medio ambiente se degrada cada vez más,

sin que el gobierno tenga ideas sobre cómo detener su

deterioro.

    El país no puede andar bien socialmente si la riqueza

nacional se concentra cada vez más en muy pocas manos,

aquellas que se apoderaron de la banca. Lo que sobre a estos

grandes capitales es poco para atender las necesidades cada vez

mayores de la inmensa mayoría de la población. En

estas condiciones, la paz social sigue siendo una meta imposible.

De ahí que la única respuesta gubernamental ante

la protesta social sea la represión.

    El diálogo gubernamental con los partidos

políticos y con otros sectores sociales es un recurso que

únicamente se usa cuando el presidente de la

república necesita su respaldo, pero de él no se

siguen discusiones para buscar solución estructural a los

graves problemas nacionales. El presidente de la república

no sólo no oye a la oposición, sino que se permite

despreciarla en público. Sólo presta

atención a las necesidades de su partido y del reducido

grupo que lo apoya. Mientras tanto, ARENA cierra

rápidamente los espacios abiertos por los acuerdos de paz

para discutir ampliamente los problemas nacionales. La

transición se encamina no hacia la democratización,

sino hacia un autoritarismo de corte mexicano.

     El final de la guerra se hace sentir en todos los

ámbitos de la vida nacional, pero sin alcanzar los

objetivos democratizadores de los acuerdos de paz. En este

sentido, se perdió una oportunidad histórica para

repensar y modernizar el país, desde una perspectiva

democrática. La responsabilidad mayor es de la derecha,

pero también la debilidad de la izquierda tiene su parte.

Desde octubre del año pasado, el gobierno quería

deshacerse de la misión verificadora de Naciones Unidas,

pero ésta decidió quedarse ante la falta de

cumplimiento de compromisos importantes.

    La corrupción, la violencia del crimen común

y organizado, y la impunidad son realidades que han llegado para

quedarse y con las que, lamentablemente, hay que aprender a

convivir. El gobierno actual, pese a sus promesas, ha demostrado

carecer de voluntad política para enfrentar estas lacras

sociales. Todavía no ha puesto en la cárcel a un

sólo de los grandes responsables de la corrupción,

del crimen organizado o de la impunidad, al contrario, los deja

escapar y, como si esto fuera poco, les proporciona

garantías legales.

    Dos años después de haber asumido el poder del

Estado, el gobierno actual no sólo no ha resuelto ninguno

de los problemas graves que aquejan a la población, sino

que éstos han empeorado. En realidad, es poco lo que ha

hecho por el bien del país. La coyuntura del segundo

aniversario expresa bien los problemas estructurales: subida de

los precios del pan y los frijoles, paro del transporte

público, el hijo de un alto funcionario del gobierno

anterior y un sacerdote secuestrados, amenaza de inundaciones,

cólera y otras enfermedades, división en el partido

oficial, un escuadrón de la muerte en Berlín, una

bomba en una empresa del ex presidente Cristiani. En tan malas

circunstancias, ni siquiera el apoyo incondicional de la

arquidiócesis de San Salvador puede ayudar a mejorar la

imagen del gobierno y mucho menos a que revise y cambie de rumbo

por el bien común.



            Recrudece la violencia política



    Un segundo atentado dinamitero dirigido contra las

instalaciones de la compañía Seguros e Inversiones

(SISA), la noche del 23 de mayo, ha puesto finalmente en estado

de alerta a las principales estructuras gubernamentales y ha

motivado una intensa actividad política al interior de los

principales grupos dirigentes del país (políticos,

empresarios, etc.). Tal atentado ocurre casi exactamente un mes

después de que un coche bomba fue hecho explotar en las

cercanías de la residencia del ex-presidente Alfredo

Cristiani (Proceso, 707) quién es en la actualidad el

principal accionista de la empresa aseguradora siniestrada y una

de las cabezas visibles del grupo de influyentes empresarios que

controlan el manejo de la banca y las finanzas en el país.

    A estos atentados explosivos quizá podrían

también sumarse otros dos hechos un poco más

confusos y oscuros -el reciente robo de casi cuatrocientos mil

dólares en la residencia de la madre del ex-presidente y

la sospechosa caída de un helicóptero propiedad de

una de sus empresas hace un par de meses atrás- que

indicarían una sistemática campaña de

intimidación y acoso contra el ex-mandatario, en

particular, y, en general, contra el grupo empresarial que

lidera. En este sentido, el Ministro del Interior, Mario Acosta

Oertel, declaró a la prensa que "aquí hay grupos,

gente interesada en que el proceso (de paz y

reconciliación) no funcione y que buscan alejar al

expresidente Alfredo Cristiani de las actividades

políticas y que se retire de la actividad empresarial".

    Naturalmente, las implicaciones de esa presunta

campaña de intimidación y acoso transciende la mera

intencionalidad personalizada o de facción de sus

ejecutores. Como en todo caso de recurso extremo a mecanismos de

violencia política, los atentados dinamiteros han venido

a estremecer la incipiente institucionalidad democrática

del país. Por ello, este segundo atentado a movilizado a

las principales estructuras gubernamentales conscientes al fin

de que tolerar el accionar de grupos y/o facciones clandestinas

y autónomas con motivaciones políticas constituye

la vía más expedida de perdida de legitimidad y,

por ende, del rompimiento de cualquier ordenamiento

sociopolítico. Ello significa que si bien para el gobierno

resultara a todas luces sumamente incómodo reconocer la

ya inocultable existencia de serias fisuras y divisiones al

interior de los principales grupos representados dentro del

partido ARENA; hacerse del ojo pacho frente a las mismas y

minimizar los actos de rivalidades de las facciones enfrentadas

supone la caída en una inaceptable situación de

anarquía social o el preámbulo para un regreso al

autoritarismo. 

    En efecto, a diferencia del anterior atentado explosivo que

no motivo ninguna actuación especial por parte del poder

ejecutivo, en el presente atentado el gobierno convocó con

carácter de urgente sendas reuniones extraordinarias en

la sede de Casa Presidencial. La primera fue sostenida con

representantes de los principales partidos políticos de

oposición al término de la cual fue suscrito un

decidido pronunciamiento en contra de "los actos terroristas que

en días recientes se han perpetrado, poniendo en serio

peligro el proceso de paz". La segunda reunión, en cambio,

tuvo lugar con los líderes de las principales gremiales

empresariales y se manejo con un tono similar.

    La condena en contra del atentado ha sido, pues,

unánime. Representantes de los sectores sociales,

económicos, políticos e, incluso, eclesiales se

pronunciaron contra la escalada de violencia política

vivida en las últimas semanas. De hecho, en declaraciones

a la prensa y en un mensaje a la nación, pronunciado la

noche del 24 de mayo, el Presidente Calderón Sol

manifestó que "vamos a poner todo el peso de la ley sobre

los autores intelectuales y materiales de estos hechos...

Todavía quedan grupos que no entienden que con violencia

y terrorismo no se resuelven los problemas".

    Sin embargo, la defensa de la incipiente institucionalidad

democrática exige resultados efectivos. En tal sentido,

todos los incidentes relacionados con el auge de la violencia

política deberían ser investigados exhaustivamente

y los responsables intelectuales y materiales deberían

poder ser capturados y enjuiciados. Unicamente de esa manera las

"fuerzas disociadoras, que quieren levantar cabeza,

(podrían ser) controladas y desarticuladas".

    Queda por ver entonces si la voluntad política

gubernamental es capaz de alcanzar resultados confiables en un

corto plazo. El Presidente Calderón Sol también

anunció que expertos norteamericanos del FBI

colaborarían con los técnicos en explosivos de la

Policía Nacional Civil (PNC). Pero ello, después

de todo, no es garantía de un rápido avance en las

investigaciones. Recordemos, por ejemplo, que otros casos de

violencia terrorista como el atentado contra la sede de

FENASTRAS, en octubre de 1989, a pesar de contar con el apoyo de

peritos extranjeros nunca pudo esclarecerse satisfactoriamente.

Por otra parte, la declaraciones de los principales jefes

policiales del país no permiten abrigar mayores

expectativas al respecto aunque dicho caso ponga particularmente

a prueba la capacidad investigadora de la PNC. En efecto, el

ministro de Seguridad Pública, Hugo Barrera, ha declarado

en este sentido que "estamos claros que éste es el segundo

acontecimiento negativo que se da en este sentido. Esto lleva

bastante tiempo y para poder concretar acciones tenemos que estar

absolutamente convencidos y seguros de que las pistas que hemos

estado siguiendo son precisamente las que relacionan a las

personas que han cometido estos hechos".

    Sin embargo, no debería ser difícil

identificar al menos el lugar de procedencia y la

fisonomía general del grupo o facción que se

encuentra tras los atentados explosivos. Las investigaciones

realizadas tanto por la Comisión de la Verdad como por

parte del Grupo Conjunto constituyen un buen punto de partida

para desentrañar de una buena vez por todas el oscuro

mundo y la naturaleza de los integrantes de los grupos

clandestinos paramilitares con motivación política.

También es cierto que es un secreto a voces, más

allá de la validez del compromiso informal entre los

partidos para no acusarse mutuamente, que la fuente del actual

ciclo de violencia política proviene del seno de la

derecha nacional habida cuenta de la tradición violenta

y escuadronera del partido ARENA.

    Por otra parte, no resulta gratuito que las diferencias de

intereses dentro de los principales grupos del partido en el

gobierno estén alcanzando esas inaceptables cuotas de

violencia política en razón de la severa crisis de

eficacia y descredito que a lo largo de los dos años del

mandato del Presidente Calderón Sol ha arrastrado la

actual administración. De hecho, si algo parece estar

ganando un rápido consenso entre los analistas del

desempeño político es que, por las razones que

sean, el gobierno ha sido incapaz hasta la fecha de

diseñar y proponer un modelo viable de desarrollo y de

convivencia social en donde se encuentren integrados los

múltiples intereses de los diversos actores nacionales.

Al fallar el gobierno en cumplir con esa crucial función

organizadora y concertadora, la sociedad salvadoreña puede

verse condenada a un nuevo ciclo de descomposición social,

violencia política y de predominio de la fuerza.

             

    La estrategia gubernamental hacia el sector agropecuario 

    

    En medio de peticiones del sector empresarial para adoptar

un "plan de emergencia" para revertir el proceso de

desaceleración económica, el gobierno ha anunciado

un nuevo plan diseñado para impulsar la producción

del sector agropecuario. A la condonación de la deuda

agraria anunciada a principios de mayo (Proceso, 708), se han

sumado nuevas iniciativas anunciadas por autoridades del Banco

de Fomento Agropecuario (BFA) y del Ministerio de Agricultura y

Ganadería, entre otros.

    Parece que existe consenso en torno a la necesidad que tiene

el sector agropecuario de contar con una política

sectorial para impulsar su actividad productiva. Asimismo, se

acepta que éste se encuentra fuertemente ligado a las

señales enviadas a través de la política

macroeconómica, como por ejemplo la política

cambiaria, la política monetario-crediticia y la

política arancelaria. Los programas de ajuste

implementados en El Salvador han evidenciado que, en la

práctica, la política cambiaria ha tenido poco que

ver con la producción agropecuaria tanto de exportaciones

como de granos básicos. En cambio, la política

monetaria-crediticia está fuertemente vinculada con la

inversión y la producción en el agro; y, por su

parte, la política arancelaria determina el nivel de

protección de los productores nacionales frente a las

importaciones agropecuarias la cual por cierto se proyecta

disminuir en los próximos meses.

    En las siguientes líneas se persigue emitir una

valoración preliminar de la estrategia gubernamental hacia

el agro anunciada para este año, considerando algunas de

las variables que afectan la actividad del sector agropecuario.



Los planes gubernamentales

    Ante las exigencias empresariales de adoptar medidas de

emergencia para reactivar a los sectores productivos, el gobierno

ha respondido anunciando planes para agilizar el otorgamiento de

créditos para el sector agropecuario. De acuerdo al

discurso oficial, las perspectivas para el próximo

año son buenas de cara a las "favorables condiciones del

nuevo invierno y mejores expectativas de los precios

internacionales de cereales, granos básicos y nuestros

productos de exportación".

    De esta suerte el gobierno ha anunciado la creación

de una línea crediticia a través del Banco de

Fomento Agropecuario (BFA) con la cual se pretende financiar la

producción de granos básicos a tasas de

interés del 12%, las cuales son sensiblemente inferiores

a las imperantes en el sistema financiero privado.

Adicionalmente, se ha anunciado la emisión de un nuevo

instrumento financiero denominado "Certificado de Depósito

a Plazo Agropecuario" (CEDEAGRO), con el cual se pretende hacer

llegar recursos a las instituciones financieras privadas para que

estas, a su vez, los coloquen como créditos de avío

e inversión.

    Por otra parte, para garantizar el crédito a los

pequeños agricultores se habría creado un fondo de

garantía para avalar créditos para el cultivo de

granos básicos y también para las cooperativas del

sector reformado y para los afectados por el conflicto.

    Aún resta por ver los resultados de esta estrategia;

empero puede adelantarse que no es tan ambiciosa como el gobierno

pretende hacer creer, pues el BFA cubre sólo un

pequeño porcentaje de los créditos agropecuarios,

mientras que los fondos de garantía no modifican

sensiblemente la inaccesibilidad al crédito para los

sectores de menores ingresos. Como se trata de argumentar a

continuación, en realidad existen otros factores (internos

y externos) con mayor incidencia en la producción

agropecuaria.



Algunos determinantes de las agroexportaciones

    Las exportaciones tradicionales como el café dependen

fundamentalmente del comportamiento del mercado internacional,

ya que en este se determinan tanto el nivel de su demanda como

su precio. Los instrumentos de política

macroeconómica no provocan efectos notables sobre el valor

de las exportaciones de café; en cambio las exportaciones

no tradicionales sí pueden verse afectadas por una

modificación del tipo de cambio, aunque solamente de forma

temporal.

    Algunos estudios establecen que ante procesos de

devaluación de la moneda, como el ocurrido en 1986,

podrían experimentarse mejorías en los niveles de

exportaciones no tradicionales, pero posteriormente ello

podría ser contrarrestado por los altos niveles

inflacionarios que se desatan con la devaluación.

Recientemente, las exportaciones no tradicionales han

experimentado un crecimiento limitado, en relación al de

las importaciones en un contexto de estabilización del

tipo de cambio y de reducción del crédito hacia el

sector agropecuario.

    En lo tocante a las exportaciones tradicionales, cabe

destacar que actualmente el comportamiento de los precios del

café ha determinado que el valor de las exportaciones

tradicionales experimente un comportamiento errático, sin

que existan perspectivas de estabilización en el corto

plazo.



Granos básicos y política económica

    Históricamente la producción de granos

básicos ha sido la fuente de ingresos y alimentos de las

familias campesinas que no pueden incorporarse plenamente a la

agricultura de exportación. Los granos básicos se

producen para el consumo interno y en la mayoría de casos

para el autoconsumo y consecuentemente no existen exportaciones

de los mismos. 

    Dado que los granos básicos se comercializan

esencialmente en el mercado interno, la producción es

más sensible al nivel de precios internos que al del tipo

de cambio. La política de precios al productor

desarrollada por el Estado ha perseguido mantener los precios

bajos mediante la importación de granos básicos a

precios bajos y/o con aranceles preferenciales. Así, una

política destinada a favorecer a los consumidores de

granos básicos ha provocado que la producción de

los éstos no sea rentable, con lo cual la misma se

está limitando cada vez más al ámbito del

autoconsumo campesino. 

    Existen contradicciones entre la promoción de la

producción de granos básicos y el ingreso real de

los sectores consumidores, pues mayores precios la productor

pueden implicar mayor rentabilidad y mayores niveles de

producción, pero al mismo tiempo significan mayores

niveles de inflación y reducción de los ingresos

reales de las familias. Ante esta disyuntiva el gobierno ha

optado por una política de contención de los

precios.



Consideraciones

    Las perspectivas de estimular una recuperación del

sector agropecuario parecen depender fundamentalmente de los

mercados internacionales de las exportaciones tradicionales, de

la competitividad de las exportaciones no tradicionales y de los

precios internos de los granos básicos. La estrategia

gubernamental busca, fundamentalmente, incidir sobre la

política crediticia hacia el sector agropecuario dejando

sin tratamiento otras dimensiones más complejas de la

problemática tales como el bajo nivel de crecimiento de

las agroexportaciones y los bajos niveles de precios al productor

de granos básicos. Sumado a ello, se están

ignorando las repercusiones negativas que sobre la

producción agropecuaria tendrá el programa de

desgravación arancelaria que se ejecutará de forma

unilateral en los próximos meses.

    No se trata de decir que la asignación del

crédito no sea una condición importante para el

desarrollo agropecuario; sin embargo, debe señalarse que

en los últimos años han surgido nuevos

condicionamientos relacionados con los mercados internacionales

y las recientes políticas de estabilización

económica que necesitan ser incorporados a la estrategia

de reactivación del sector agropecuario.

      El paro de los empresarios del transporte



    Este lunes 27 de mayo, a raíz de la convocatoria de

la Asociación de Empresarios de Autobuses

Salvadoreños (AEAS) y la Asociación de Empresarios

del Transporte de Pasajeros (ATP), fue llevado a cabo, por

segunda vez en lo que va del año, un paro de labores a

nivel nacional del servicio de transporte público de

autobuses. La medida respondía, según los

transportistas, a la falta de seriedad e interés que

había mostrado la Comisión de Alto Nivel por

resolver las exigencias presentadas por ellos desde hacía

más de año y medio.

    A diferencia del primer paro realizado en la segunda

quincena de febrero, éste contaba con el apoyo de las dos

asociaciones de transporte, las cuales antes había actuado

sin previo acuerdo e incluso habían entrado en

contradicciones en el momento de justificar su accionar, y,

durante su vigencia, no ocurrió ningún

enfrentamiento entre la PNC y los buseros o cobradores. Por lo

demás, los hechos que han caracterizado tanto a la

anterior como a esta nueva manifestación de los

transportistas se han mantenido tal cual: señalamientos

y recriminaciones mutuos entre el gobierno y los transportistas,

falta de consenso entre las partes en el cómo solucionar

las exigencias planteadas y una clara utilización de la

necesidad de transporte de la mayoría de los

salvadoreños para sustentar y afirmar las propias

posiciones en torno al problema. 

     

Antecedentes del paro de transporte

    El problema del transporte público, y ello es claro,

no es nuevo (Proceso, 645, 664, 682 y 699). Sus orígenes

arrancan desde un buen tiempo atrás. En este sentido, este

nuevo paro no es nada más que la expresión de un

proceso que no da señas de concluir satisfactoriamente

para las tres partes involucradas: el gobierno, los empresarios

y los usuarios del servicio de transporte público. Es por

ello que, tal y como han expresado las dependencias

gubernamentales de transporte, la acción no soluciona la

situación, sino que la complica y la alarga aún

más.

    Una de las motivaciones que llevaron al paro de febrero de

este año fue la existencia y proliferación de

"líneas piratas" de microbuses y pick up, las cuales,

funcionando en las líneas ya preestablecidas para los

autobuses, realizarían una competencia desleal. A

raíz del paro, la Comisión de Alto Nivel, ahora con

la participación del gremio de microbuseros, y el

Viceministerio de Transporte Terrestre se comprometieron a

realizar un control exhaustivo de los microbuses; el que

consistiría en censar el número de microbuses que

prestaban servicio irregular y entregar placas especiales a

aquellos que quisieran normalizar su situación. Esta

medida permitiría a la PNC distinguir, controlar y

sancionar a los microbuses que no hubieran legalizado su servicio

y permiso de línea. Por otro lado, los transportistas

volvieron a hacer hincapié en que los acuerdos a los que

se había llegado con anterioridad con la Comisión

no habían sido cumplidos. Estos acuerdos se

correspondían con una serie de exigencias que el gobierno

debía cumplir para solucionar la "crisis económica"

por la que estaría atravesando el gremio de transportistas

y alejar así la posibilidad de un nuevo incremento en el

pasaje. Es válido recordar que las exigencias planteadas

eran: facilitar líneas de crédito blandas para la

adquisición de unidades y repuestos, la

continuación en el subsidio del diesel y la

exoneración de aranceles de importación y su

respectivo IVA.

      De lo anterior, hasta la fecha del paro de este mes

únicamente se había alcanzado a cumplir, y con

graves deficiencias, el control de las "unidades piratas": para

el 16 de mayo solamente habían sido entregadas mil 600

placas, de tres mil 165 unidades registradas. El atraso en el

entrega se debía, según el Ministerio de Hacienda,

a la falta de actualización de los listados entregados por

el Viceministerio de Transporte, los cuales no incluían

a las unidades viejas que estaban en proceso de ser sustituidas

por otras nuevas. Por su lado, el director general de Transporte

Terrestre, Tito Rubio, afirmaba que esta dependencia se

veían imposibilitada de establecer cuáles eran los

problemas que determinaban que no se pudieran entregar las placas

porque el Ministerio de Hacienda no les habían hecho

llegar los listados. Es decir, hasta el 15 de junio, luego de dos

meses de haberse acordado controlar la "competencia desleal", los

listados necesarios para entregar las placas especiales no

habían llegado a las manos de los encargados de tal tarea

y, más aún, su falta de actualización no

permitía la penalización por parte de la PNC, pues

no era posible distinguir entre las unidades legales y las

ilegales.

    Es así como, desde principios del mes de mayo, era

notable la falta de organización para hacer cumplir los

acuerdos a los que había llegado la Comisión. A

esto se añadían las constantes acusaciones, por

parte de los transportistas, de una "falta de voluntad

política para resolver los problemas del transporte"; ante

lo cual éstos empezaban a sugerir la posibilidad de tomar

acciones de hecho, como las que ya antes se habían

realizado, de no 

desentramparse las negociaciones. 

    Sorprendentemente, y pese a que eran los transportistas los

que hasta ese momento consideraban el aumento del pasaje como la

última medida a tomar para arreglar su situación,

el gobierno propuso a los transportistas, en dos ocasiones (el

7 y 19 de mayo), el liberalizar el precio de las tarifas para

solventar su "crisis" y hacer avanzar las negociaciones

bilaterales. En su momento esta sugerencia fue rechazada por el

gremio argumentándose que lo que el gobierno buscaba con

ello era descargar toda su responsabilidad en los empresarios y

volver al "pueblo" en contra suya. A tal respecto, el presidente

de AEAS, Genaro Ramírez, afirmaba que "ellos [el gobierno]

siempre han estado liberalizados...siempre han cobrado lo que han

querido; hay que evaluar la posición socioeconómica

de la población para tomar este tipo de medidas".

Añadiendo después que al liberalizarse las tarifas

los aumentos rondarían por el orden del 300 por ciento,

por lo cual "lo único que pretende el Gobierno es

enfrentarnos con los usuarios". 

    Como respuesta, el Ministro de Economía, Eduardo

Zablah, negó tajantemente que el gobierno hubiera

propuesto tal cosa. A la vez que afirmaba que las negociaciones

no se encontraban estancadas y que como muestra de ello se

había presentado ante la Asamblea Legislativa una

propuesta de desgravación arancelaria para la

importación de unidades. En lo que tocaba a la

asignación de líneas de créditos blandos,

Zablah señaló que el Estado no estaba en la

capacidad de financiarlas y que la petición de los

transportistas de ser exonerados del pago del IVA era imposible

de realizar. Además, el ministro afirmó que la

propuesta de subsidiar el diesel para las unidades se encontraba

en proceso de discusión, no encontrándose mayor

obstáculo en ello. 

    Al margen de las acusaciones y del estado de las

negociaciones, la eminencia del paro fue tomando forma a partir

de una serie de comunicados publicados por AEAS en los que se

acusaba a figuras políticas afiliadas al partido ARENA de

estar utilizando su poder político para otorgar permisos

de línea de manera fraudulenta y permitir la

circulación de unidades ilegales. En los comunicados se

retaba a las autoridades competentes y al propio Presidente

Calderón Sol a solucionar la situación, pues de lo

contrario se optaría por un paro de labores. Entraba en

juego así un elemento hasta entonces no considerado: la

corrupción y el manejo político del problema.

    Al no haberse encontrado una solución a los puntos

ya señalados, el gremio de empresarios transportistas

cumplieron su amenaza y realizaron el paro que habían

anunciado. Las reflexiones que se desprenden de la

situación son, entonces, las siguientes: a) la

irresponsable sugerencia de liberalizar las tarifas hecha por el

gobierno y la renuencia de los empresarios a seguir dialogando

y optar por un paro son muestras de que en último

término se han obviado las repercusiones que tiene el

problema para el sector de la población que hace uso del

servicio de transporte; por ello, lo determinante en el problema

no ha sido el interés por no perjudicar a los usuarios,

sino la obstinación de no ceder ante las exigencias e

intereses de la parte contraria; b) la arrogancia mostrada por

el gobierno y los empresarios al afirmar, luego del paro, que los

únicos afectado han sido los usuarios y no ellos, da a

demostrar que se está muy lejos de solucionar la

problemática, y que en tanto uno de las partes no ceda la

situación continuará indefinidamente; c) los hechos

dejan claro que "el pueblo salvadoreño" es sólo la

excusa para no continuar en la negociación cuando

así conviene a una de las partes y la "medida de

presión" idónea para desentranparla y avanzar hacia

la consecución de objetivos -ya sean económicos o

políticos- ajenos al sentir de ese "pueblo" al que se

recurre discursivamente. 

                   



             Un nuevo paro en la zona oriental

    

    La realización de un nuevo paro en la zona oriental,

esta vez por motivos económicos, sacó a la luz de

nuevo el controvertido problema de la evasión tributaria;

sin embargo, a diferencia de la última vez en que el mismo

problema salió a la luz pública, los

pequeños empresarios no encontraron eco ni en las grandes

filiales de comercio de la zona ni en las esferas

gubernamentales, poniendo en tela de juicio la pretendida firme

convicción del gobierno por desarrollar una

fiscalización tributaria transparente.

    El 22 de mayo pasado, un grupo de comerciantes y

microempresarios de San Miguel cerraron sus negocios como medida

de protesta por lo que ellos consideran "acoso fiscal" de parte

del Ministerio de Hacienda. El paro fue programado por el

Comité pro Desarrollo Económico y Social de la Zona

Oriental que, al parecer, agrupa a medianos, pequeños y

micro empresarios de San Miguel. Según el Presidente del

comité organizador, Raúl Lazo, la finalidad del

paro era protestar por una serie de medidas intimidatorias por

parte de los fiscalizadores del Ministerio de Hacienda, quienes

se presentarían a los establecimientos comerciales,

acompañados de agentes de la PNC, con el único

propósito de revisar si los libros contables de las

empresas se hayan en orden. Más aún, según

Lazo, los fiscalizadores habrían hecho saber a los

comerciantes que, les gustase o no, tendrían que pagar

impuestos hasta con multas. 

    Paralelo al paro, el comité desarrolló una

manifestación, para protestar por el alza de hasta en un

800 por ciento en el cobro de servicios eléctricos y la

falta de créditos accesibles, aduciendo que, a pesar de

la existencia de una línea crediticia de 300 millones de

colones en el Banco de Fomento Agropecuario, las tasas de

interés son sumamente elevadas. Lo grave de todo ello,

dijeron los organizadores del paro, es que ni Hacienda ni el

Presidente Calderón Sol aclaran la situación y se

unen, por inercia, al "acoso". 

    Las reacciones no se hicieron esperar. Así, mientras

que para los comerciantes y microempresarios que respaldaron el

paro el éxito del mismo había sido "total", las

autoridades locales y empresarios que no lo apoyaron, como fue

el caso de los directivos de la filial de la Cámara de

Comercio e Industria de San Miguel, aseguraron que el mismo fue

un fracaso, calificándolo de show montado por gente de "a

saber qué partido político con intereses

particulares". 

    De igual forma, el Ministerio de Hacienda negó que

la visita de los auditores fiscales tuviese el propósito

de intimidar a los contribuyentes, aclarando que las mismas

están enmarcadas en un plan de Asesoría y Censo

Fiscal, que busca que los contribuyentes ordenen su

información fiscal para evitarles atrasos a la hora de

pagar sus impuestos. 

    El mismo Presidente de la República, Armando

Calderón Sol, insistió en que el Ministerio de

Hacienda no está imponiendo multas ni efectuando acciones

de acoso fiscal contra los empresarios migueleños, sino

que únicamente realiza un censo para que los

contribuyentes puedan inscribirse y pagar el IVA, agregando que

el acoso fiscal es un argumento de los que no quieren pagar

impuestos. Para Calderón Sol, "el que tiene más,

va a pagar más, porque El Salvador no puede vivir sin

impuestos".

    Aparentemente, todo parece ser producto de un mal entendido

entre los asesores tributarios del Ministerio de Hacienda,

quienes realizan con rigurosidad un plan de asesoría para

una efectiva recaudación de impuestos, y los

contribuyentes no acostumbrados a tal rigurosidad. De aquí

que el acoso fiscal se limitaría a ser un pretexto

inventado por éstos para no pagar impuestos. 

    Sin embargo, hay poca claridad incluso en los sectores

empresariales más poderosos y en el gobierno acerca de

cuándo deben entenderse las políticas fiscales como

acoso y cuando no, pues cuando en noviembre del año pasado

-cuando los presidentes de ANEP, ASI, FUSADES y Cámara de

Comercio e Industria se quejaron por las supuestas

arbitrariedades y "modalidad persecutoria" por parte de los

inspectores de la Dirección General de Impuestos Internos-

tanto el ministro de Hacienda como Calderón Sol admitieron

la necesidad de "flexibilizar la aplicación de las leyes

tributarias" y "cambiar la filosofía de la ley, que asume

que si no se cumple con las formalidades, hay una

evasión".

    Así como el señor Presidente tiene claro que

El Salvador no puede vivir sin impuestos, también es

necesario que la población tenga claras las

políticas para la recaudación de los mismos. Porque

en definitiva de la firmeza y transparencia con que se aplique

la misma a todos los sectores de la sociedad población,

dependerá la responsabilidad con que los mismos se

encontrarán dispuestos a cumplir con su obligación

tributaria.

             

         Panamá: entre la impunidad y la justicia



    Durante el presente mes de mayo, Panamá se ha visto

sacudida por una serie de acontecimientos que han causado revuelo

en la vida política de ese país. En efecto, en los

últimos días el Partido Revolucionario

Democrático (PRD) ha presentado a la Asamblea Legislativa

un proyecto de ley de amnistía que, según

destacaron fuentes de prensa, incluye una lista de 951 nombres

de personas que ocuparon cargos durante el régimen del

general Manuel Antonio Noriega, entre ellos aparecen los actuales

ministros de Vivienda, Francisco Sánchez Cárdenas,

y Salud, Aída de Rivera; el Presidente de la Asamblea

Legislativa, Carlos Alvarado; varios ex ministros y doce

oficiales del Estado Mayor de Noriega; así como más

de una decena de diputados actualmente en ejercicio de sus

cargos.

    Ante la propuesta del PRD, se suscitaron una serie de

reacciones, como fue el caso de la protesta que organizaron los

estudiantes de la estatal Universidad de Panamá, quienes

cerraron una de las principales avenidas del campus universitario

con el propósito de denunciar un proyecto de ley que

beneficiaría a quienes han violado los derechos humanos

en el pasado. Pese a los llamados de parte de las autoridades

universitarias y policiales para desalojar la avenida, los

manifestantes declararon, el martes 21, como indefinido el cierre

de la calle. Ante lo cual, los agentes antimotines respondieron

dispersando violentamente a los estudiantes con gases

lacrimógenos. Por su parte, los manifestantes se

refugiaron en las instalaciones universitarias desde donde

permanecieron apostados, lanzando piedras y otros objetos contra

los policías antidisturbios.

    Los incidentes dejaron como saldo a un policía

herido, seis estudiantes detenidos, entre los que figura uno de

sus principales dirigentes, Arturo Trelles, y la

suspensión de las clases en dicho centro de estudios.

Mientras tanto, la Presidenta del Centro de Investigaciones de

los Derechos Humanos en Panamá, Otilia Tejeira,

aseguró ese mismo día que aunque todavía se

está estudiando la ley de amnistía la

institución que ella preside presentará una demanda

de inconstitucionalidad. 

    Por su parte, el Presidente, Ernesto Pérez

Balladares, aseguró, el 27, que "vetará la ley de

amnistía si en ella se incluyen personas condenadas por

delitos como homicidios y peculados en contra del Estado".

Asimismo, enfatizó que él "respeta la

separación de poderes y que la Asamblea Legislativa

sabrá lo que hace... cuando reciba [la ley para su

sanción] decidiré si la veto, pero reitero que si

en la misma hay aprobada amnistía para condenados por

homicidios o peculados, la veto, sino la podría aprobar".

    Ante lo grave de la situación, la subdirectora de

Human Rights Watch, Ana Manuel, recordó que cualquier

Estado puede decretar amnistías. Empero, en una entrevista

desde Washington, explicó que en una carta recién

enviada al Congreso panameño llamó la

atención de los diputados sobre este principio

básico. Pero reiteró en que "el derecho

internacional de los derechos humanos pone ciertas limitaciones"

para decretar amnistías o indultos, en especial cuando se

trata de graves violaciones como ejecuciones extrajudiciales,

torturas y desapariciones forzadas.

La activista de los derechos humanos señaló que en

América Latina se registraron graves violaciones a los

derechos humanos y luego se decretaron amnistías "para

perdonar a los que cometieron esos abusos".



Consideraciones

    El mandatario Pérez Balladares no debe hacer caso

omiso de lo que la oposición política ha expresado

en torno al proyecto de ley que su partido abandera. Es necesario

y urgente que se revise cuidadosamente la ley de amnistía

antes de ser aprobada. No sólo por el rechazo de que la

misma ha sido objeto, sino también por las consecuencias

que se podrían seguir de la misma en orden a debilitar el

Estado de derecho aún incipiente en Panamá.

    Por lo demás, debe considerarse que de ser aprobada

una ley de esa naturaleza se estaría socavando la

posibilidad de reconciliación del pueblo panameño.

Es decir, con la misma se estaría favoreciendo la

impunidad, no haciendo justicia a quienes fueron víctimas

de las violaciones a los derechos humanos que se cometieron

durante el régimen del general Noriega. En otras palabras,

un Estado no puede perdonar a los que han violado derechos

humanos fundamentales si antes no lo han hecho las

víctimas, que son las únicas que poseen la

autoridad moral para perdonar a quienes violentaron su dignidad

como seres humanos. Al tener presente lo anterior, se

estaría haciendo algo distinto a lo hecho en El Salvador,

donde se aprobó una ley de amnistía que

favoreció la impunidad de los militares que habían

cometido los más horrendos crímenes de guerra. 



             ¨Cómo enfrentar los problemas?



    En El Salvador, para nadie resulta extraño que la

delincuencia es uno de los problemas más graves que afecta

a todos los sectores sociales. Para nadie es un secreto,

también, que en los últimos cuatro años tal

fenómeno ha aumentando día a día, no

obstante en casi todos los niveles e instancias de la sociedad

se organicen reuniones y otro tipo de eventos para insistir sobre

lo perjudicial que es y la urgencia de enfrentarla con

éxito; por ahora, parece que no hay capacidad para

combatir eficazmente este fenómeno demasiado complejo y

así eliminarlo de raíz. En una de las encuestas

realizadas recientemente por el Instituto de Opinión

Pública de la UCA (IUDOP), la delincuencia resulta ser uno

de los problemas que más preocupa a la sociedad

salvadoreña y, además, el que desean sea resuelto

a la mayor brevedad posible.

    En efecto, vemos cómo þtras la finalización

de los enfrentamientos militares entre los ejércitos

gubernamental y guerrilleroþ  ahora crece con más

intensidad este fenómeno ya que, aunque no puede

atribuirse únicamente a eso, la desmovilización de

los grupos armados contribuyó en buena medida a la

agudización del problema, puesto que no se

garantizó una reinserción adecuada de los ex

combatientes de ambos bandos a la "vida productiva". Aun siendo

una realidad obvia de nuestros días, poco o nada se ha

hecho para analizarla con seriedad y buscarle salidas atinadas,

al menos desde los sectores oficiales; para cortar

definitivamente sus verdaderas raíces y no dedicarse

sólo a quebrar sus ramas. 

    Y es que, como alternativa de solución, aquellos que

tienen en sus manos el destino de nuestro país concentran

todos sus "esfuerzos" en la aprobación apresurada de

reformas legislativas y nuevas leyes temporales,

únicamente para salir "bien librados" en un momento

coyuntural determinado por sus intereses políticos

propagandísticos, olvidándose en muchos casos de

las disposiciones constitucionales y de la normativa

internacional. Con ello, lo único que se ha logrado þlejos

de terminar con la delincuenciaþ es agudizar otros problemas no

menos graves; por ejemplo: el hacinamiento en las

cárceles, probablemente incrementado con la recién

aprobada "Ley de emergencia nacional para enfrentar la

delincuencia y el crimen organizado", respecto de la cual se han

interpuesto ya algunos recursos de inconstitucionalidad.

    No obstante dicha ley secundaria, la realidad y la

experiencia de nuestra Oficina de Asistencia Legal (OAL-IDHUCA)

nos muestran que el problema delincuencial persiste y se agrava

todavía más. Y es que el único resultado

palpable de esta "ley de emergencia" ha sido el aumento de

violaciones a los derechos humanos, principalmente en materia del

debido proceso, pues sus progenitores han creído actuar

apegados a Derecho únicamente por haber cumplido con las

formalidades para la elaboración de ley que establece

nuestra Constitución en su artículo 133 y

siguientes. Sin embargo, parecen no entender lo que dispone el

144, también constitucional; éste sostiene que: "la

ley no podrá modificar o derogar lo acordado en un tratado

vigente para El Salvador. En caso de conflicto entre el tratado

y la ley, prevalecerá el tratado".

    Como anotamos antes, esa ley þvigente "transitoriamente"

­sólo por dos años!þ agrava la crisis penitenciaria

que se vive en nuestro país desde mucho tiempo, pues su

espíritu es el de enviar a la cárcel la mayor

cantidad posible de sospechosos de haber incurrido en

algún ilícito. Dos ejemplos de ello: la

eliminación de la excarcelación para aquella

persona acusada de cometer el delito de amenazas agravadas, por

un lado; por el otro, la imposibilidad de gozar de una

suspensión condicional de la ejecución de la pena

para alguien condenado a prisión menor de tres años

por el delito de cohecho pasivo impropio. Aunado a esto, tenemos

que convivir día a día con una deficiente

impartición de justicia a todo nivel, en gran parte

producto de la mala o pésima formación

académica de muchos jueces, secretarios y resolutores.

    El panorama es difícil: "ley de emergencia nacional"

aprobada por el Parlamento y aplicada por los tribunales de

justicia; violaciones evidentes al debido proceso judicial;

inseguridad ciudadana; y, por último, hacinamiento en

nuestros "centros de readaptación", mal llamado así

pues ninguno de los que existen en el país llena los

requisitos mínimos que las leyes internacionales exigen

al respecto. Sin embargo, desde la OAL-IDHUCA creemos firmemente

que hay mucho por hacer al respecto y así tratar de

revertir la situación; no estamos dispuestos a quedarnos

observando resignados tan deplorable cuadro.

    En esa línea, la primera iniciativa para atacar el

hacinamiento en las cárceles ya fue lanzada y proviene de

la Corte Suprema de Justicia (CSJ): la orientación de

aplicar una serie de medidas cautelares que permitan la

excarcelación de personas, cuando éstas se

consideren presuntas responsables de los llamados "delitos

menores" (Proceso, 709). Dicha iniciativa fue acordada por las

y los magistrados con el objeto de aliviar el problema carcelario

y, de paso, disminuir los costos económicos del Estado en

esta materia. Lo que desea la CSJ es que las y los jueces

apliquen þvía jurisprudenciaþ una disposición

internacional vigente para nuestro país relacionada con

la materia: el artículo 9.3 del Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos. Eso debería darse sin

necesidad de una orientación expresa de la Corte;

más bien tendría que surgir por iniciativa de las

y los jueces, a partir de su conocimiento del derecho

internacional y su aplicación constitucional en el derecho

interno. 

    De acuerdo al doctor Mario Solano, miembro de la Sala de lo

Constitucional, la recomendación de excarcelar los

"delitos menores" no requerirá de reforma legal alguna o

de la aprobación de una nueva ley. En tal sentido, el

doctor Solano manifestó hace unos días a un

matutino de circulación nacional lo siguiente: "debido a

que las resoluciones de los tribunales son interpretaciones de

la ley, el juez no necesita crear nuevas disposiciones... De lo

que se trata es de aplicar la normativa de los tratados

internacionales que hasta ahora no los han aplicado". 

    Pareciera, entonces, que la CSJ dio luz verde a las y los

jueces para que apliquen sin temor las disposiciones

internacionales, contrario a lo observado cuando la ley de

emergencia nacional fue aprobada por la Asamblea Legislativa.

Sería conducente que se explique por qué no se

utiliza el mismo razonamiento para impulsar la aplicación

de los tratados sin ningún temor, no obstante ya ser una

obligación constitucional, cuando los jueces se enfrenten

a la "ley de emergencia" antes aludida. Con ello, los jueces de

lo penal estarían dejando de aplicar adecuadamente dicha

ley sin el temor de pagar luego ningún tipo de factura. 

    Ahora bien, consideramos que si en esta oportunidad hay

voluntad de parte de los máximos encargados del

órgano Judicial por acatar algo que recomendó la

división de derechos humanos de ONUSAL hace tiempo,

sería atinado sugerir a nuestros jueces que además

apliquen lo referente al derecho de toda persona "a ser juzgada

dentro de un plazo razonable", que se establece en los

artículos 9.3 y el 14.3 c) del mismo Pacto Internacional

de Derechos Civiles y Políticos y en el 8 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos. Lo anterior,

porque hay jurisprudencia de la CSJ al aplicar dichas

disposiciones cuando resolvió un habeas corpus ordenando

liberar a una persona detenida durante cinco años, por

considerar que ese tiempo excedía los límites

razonables a que hacen referencia los tratados. 

     La iniciativa, pues, está bien; sin embargo, no se

debe dejar de considerar la posibilidad de que la

aplicación del internamiento como excepción y la

libertad como la regla general quedaría a

discreción del juez, lo cual þen las condiciones actuales

de nuestra administración de justiciaþ puede tener sus

riesgos. Ahora, a la CSJ y al Consejo Nacional de la Judicatura

les corresponde permanecer vigilantes y asegurar que la

aplicación de las medidas cautelares se dé sin

exclusiones antojadizas o de manera arbitraria. En ese sentido,

hay que ayudar al máximo tribunal para que se

continúe en la misma línea a fin de lograr que las

y los jueces apliquen los tratados internacionales, como

constitucionalmente es debido.

     Lastimosamente, estos avances positivos pero parciales se

pueden ver truncados cuando se observa que en nuestra realidad

no existe una verdadera "política criminal" y no se

adoptan medidas eficaces para atacar de raíz las causas

que generan más pobreza. En vista de ello, nos encontramos

con diversidad de críticas a la forma de abordar toda esta

problemática social y jurídica por parte de las

autoridades gubernamentales; una de ellas es la que hiciera

recientemente el diputado Dagoberto Gutiérrez, quien

manifestó que nos encontramos en un "círculo

vicioso" y dentro de una dinámica contradictoria al

enfrentar el problema de la delincuencia, pues mientras la Corte

toma la decisión de favorecer con excarcelamientos u otras

medidas que impidan la reclusión de los procesados para

reducir la presión en los centros penales, la Asamblea

aprueba la "ley de emergencia" que tiende, como uno de sus

efectos inmediatos, a aumentar el número de personas

detenidas.

    La opinión del diputado Gutiérrez y la nuestra

no son antojadizas y subjetivas; todo lo contrario, responden a

la realidad estructural salvadoreña y a la experiencia

cotidiana en materia de impartición de justicia. Y es que

una verdadera "política criminal" þsegún el jurista

Alberto Binder Barzizza, profesor de la Escuela de

Capacitación Judicial cuyos alumnos se encuentran

involucrados directamente en la materia cuestionadaþ consiste en

un conjunto de decisiones las cuales constituyen actos de

voluntad de determinados sujetos sociales, relativos al uso de

los instrumentos de coerción penal. Comprende en

consecuencia, el conjunto de decisiones relativas a los

instrumentos, reglas, estrategias y objetivos que regulan la

coerción penal.

    En el anterior sentido, y como conclusión, hemos de

entender que en todo esfuerzo por combatir realmente la

delincuencia, la retardación de justicia, las violaciones

al debido proceso judicial y administrativo, entre otras cosas,

han de estar involucrados þarmónica y necesariamenteþ el

órgano Ejecutivo mediante el Ministerio de Justicia, el

órgano Legislativo y, desde luego, el órgano

Judicial, atendiendo todos a una misma priorización de

objetivos y, consecuentemente, sugiriendo y poniendo en

práctica medidas afines y complementarias pero nunca

excluyentes o contradictorias. Todo ello, desde luego, respetando

los límites impuestos por la Constitución y el

ordenamiento internacional aceptado por el Estado. A lo anterior,

sin duda, deben sumar un ingrediente vital: la

participación de la población en la solución

de estos graves problemas pues ella, en definitiva, será

la que resulte beneficiada o dañada de su

actuación.  RATIFICA FUERO. El Presidente de la República, Armando

Calderón Sol, aseguró el 23.05 que el decreto que

la Asamblea Legislativa aprobó para dar trato especial a

los alcaldes que se vean involucrados en procesos judiciales, no

violenta la Constitución de la República, al tiempo

que llamó "cerdos políticos" a los políticos

de izquierda que aseguran que si él no veta el decreto

amparará la impunidad. Sin embargo, un comunicado enviado

a La Prensa Gráfica por la Secretaría de

Información pretendió aclarar que el Presidente no

había dicho "cerdos políticos", sino "pseudo

políticos". "Estamos claros en que hay que juzgar al que

violente la ley, sea quien sea -dijo el Presidente-, pero tampoco

vamos a prestarnos a un juego, intriga y suciedad

política, pues hay muchos cerdos políticos, y esto

es el accionar pasado sin ética política", dijo.

"El hecho que haya una ley que garantice los procedimientos, para

evitar denuncias falsas y problemas a los alcaldes, no significa

que quedarán en la impunidad; por el contrario, se asegura

que un tribunal que tenga madurez y sensatez pueda juzgar la

actuación de los alcaldes". Calderón Sol sostuvo

que los jefes municipales, como otros funcionarios de

elección popular, están expuestos a difamaciones,

calumnias y maniobras políticas, por lo que muchos

ciudadanos idóneos para los cargos se abstienen de

participar en la política. Respecto a la huelga que

realizó un centenar de pequeños y medianos

empresarios de San Miguel, Calderón Sol indicó que

la acción fue "un total y absoluto fracaso", y

lamentó que aún "haya sectores que politizando

estas situaciones pretendan provocar desobediencia civil". "Les

advierto que pueden hacer paros, pueden cerrar su tienda, pero

van a pagar los impuestos, porque en El Salvador hay leyes que

respetar, compromisos superiores, como el beneficio del pueblo

que demanda educación, salud, seguridad, policía",

expresó (LPG 24.05 p.6-a).REALIZAN PARO. Los buseros de la Asociación de Empresarios

de Autobuses Salvadoreños (AEAS) y de la Asociación

de Empresarios de Transporte de Pasajeros (ATP se enfrascaron con

las autoridades gubernamentales de Transporte, el 25.04, en un

nuevo conflicto, alejando la posibilidad de ofrecer una

solución al paro de buses. Los dirigentes de AEAS y ATP

se mantuvieron firmes en no poner a circular sus unidades el

27.04, argumentando falta de voluntad de las autoridades que

participan en la Comisión de Alto Nivel, para solucionar

lo que ellos llaman "competencia desleal" por parte de microbuses

y pick ups. El Viceministro de Transporte, Julio Valdivieso,

aseguró no encontrar razones al paro de transporte, pues

señaló que de nueve puntos presentados por los

empresarios, sólo queda por resolver la eliminación

del IVA. A su vez, añadió que durante la

última semana de mayo estudiarán si vale la pena

seguir con la Comisión de Alto Nivel, pues

consideró que con decisiones unilaterales de los

transportistas se pierden los logros alcanzados durante varios

meses. El funcionario advirtió que se descontará

el diesel subsidiado por el día no trabajado y se

suspenderán los permisos de línea a los

propietarios de unidades que no circulen, mientras se estudia la

aplicación de otras sanciones dependiendo de la naturaleza

del paro. Por su parte, los transportista pidieron

"comprensión" a la población por la medida

adoptada, la cual, argumentaron, se debe al desinterés

mostrado por las autoridades en la solución a sus

peticiones (LPG 26.05 p.2-a).BOMBA EN SISA. La explosión de una bomba

dañó el 23.05 el edificio de Seguros e Inversiones

(SISA), compañía cuyo accionista mayoritario es el

ex presidente Alfredo Félix Cristiani. El 25.05 un coche-

bomba había sido detonado en la Urbanización Santa

Elena, en Antiguo Cuscatlán, en las cercanías de

la residencia del ex mandatario. El estallido, que no produjo

daños personales, ocurrió aproximadamente a las

8:20 de la noche, en medio de una serie de llamadas

anónimas a la PNC, alertando sobre la colocación

de otros explosivos en distintos puntos de la capital, así

como en las ciudades de Santa Ana y Ahuachapán. En la

fachada del edificio, en la esquina sur oriente del mismo,

quedó un boquete de aproximadamente dos metros cuadrados.

Los daños alcanzaron, asimismo, las oficinas de los pisos

superiores, incluyendo la cuarta planta. El director de la PNC,

Rodrigo Avila, calificó la detonación como una

acción "terrorista", señalando que investigaciones

preliminares establecían que la explosión

había sido producida con TNT o explosivo plástico.

Técnicos en explosivos señalaron que posiblemente

se trató de una carga "dirigida", es decir, activada a

control remoto. Al momento de la explosión se encontraban

dos personas en el interior de las instalaciones, las cuales

resultaron ilesas. Empleados de una gasolinera contigua al

edificio de SISA indicaron que no observaron ningún

movimiento sospechoso, ni tampoco observaron a ningún

vehículo o persona alejarse apresuradamente de la zona.

Al lugar se hicieron presentes directivos y ejecutivos de la

firma; la diputada presidenta de la Asamblea Legislativa, Gloria

Salguero Gross, también llegó al lugar, pero

ninguno dio declaraciones a la prensa (LPG 24.05 p.3-a).INVESTIGAN ATENTADO. El Ministro de Seguridad, Hugo Barrera,

prometió esclarecer los atentados terroristas perpetrados,

en SISA, y el coche bomba de Santa Elena. El funcionario fue de

la opinión que no están dirigidos al ex-Presidente

Cristiani sino a crear problemas al Gobierno para que no tenga

posibilidades de ganar en las próximas elecciones. Sobre

el hecho manifestó que las investigaciones

continúan en manos de personal técnico y

científico, pero aún así se podría

pedir apoyo de otras instituciones que lleven al esclarecimiento

de la situación. Explicó que ambos atentados, por

las apariencias, podrían tener relación, pero

serán las investigaciones las que determinarán si

existe alguna conexión. Con relación a que

estén dirigidos al ex-mandatario, el Ministro Barrera

manifestó que Cristiani ha cumplido una misión

histórica en este país y su trabajo durante su

mandato fue maravilloso para El Salvador, por lo que no

tendría sentido que ambos atentados estuvieran dirigidos

hacia él. De igual forma, el Ministro del Interior, Mario

Acosta, negó que la explosión, tenga

relación con problemas internos en el partido ARENA. "Esto

sería como que nosotros comenzáramos a decir que

ésto lo ha hecho el FMLN, no podemos ser irresponsables,

son acciones de gente que quiere causar problemas al interior de

ARENA", manifestó el funcionario. Según Acosta,

aquí hay grupos, gente interesada en que el proceso de paz

no funcione y que buscan alejar al ex-presidente Alfredo

Cristiani de las actividades políticas y que se retire de

la actividad empresarial (EM 25.05 p.3 y p.4).