PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

 

Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

 

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Año 25
número 1154
Julio 20, 2005
ISSN 0259-9864

 

 

Índice


 

Editorial: Fracasa la mano “súper dura”

Política: Partidos contra la democracia

Economía: ¿Existe desarrollo económico y social en el país?

Regional: Transporte público,problema de convivencia

Derechos Humanos: Gloria y Mauricio: Imprescindibles

Comentario: Singapur, Londres,el G-8 y el Divino Salvador

 

 

Editorial


Fracasa la mano “súper dura”

 

Los trabajos y desvelos del presidente Saca y las repetidas órdenes que ha impartido no han sido suficientes para contener la elevación de la tasa de homicidios. Pese a tanta dedicación y planes de seguridad, esa tasa crece imparable. Las nuevas explicaciones y medidas del gobierno sólo muestran su desconcierto, ante una situación que lo ha desbordado, al extremo que la nueva teoría presidencial es alucinante. Según ésta, la tasa de homicidios crece porque la lista de asesinados incluye suicidas e infantes fallecidos por otras causas, lo cual significaría que las instituciones registran los homicidios de manera inadecuada. Al presidente Saca le interesa mucho, y no lo oculta, que la población mantenga la percepción positiva de su gobierno, a lo cual las medidas de tipo represivo contribuyen en gran medida.


El Ministro de Gobernación no se queda atrás y aporta otra explicación también alucinante. Según esta versión, casi todos los asesinados son pandilleros o narcotraficantes, puesto que serían víctimas de la acefalía de las pandillas, en cuyo seno tiene lugar una encarnizada lucha por el poder y por el control del tráfico de la droga. A esta teoría le interesa enfatizar que el plan para combatir las pandillas es exitoso. De esta manera, el gobierno de Saca falta el respeto a las víctimas de los homicidios. La mayoría de ellas no son parte de las pandillas y, si lo fueran, el asesinato no está justificado. Al parecer, según el gobierno, la etiqueta de pandillero legaliza el asesinato e incluso lo vuelve irrelevante. El director de la policía, por su lado, asegura que los crímenes son cometidos por delincuentes comunes, lo cual contradice la teoría anterior. Peor aún, considera que el aumento de la tasa de homicidios es pasajero. Sin embargo, contrario a la creencia del presidente Saca, quien sostiene que la reducción de homicidios es de largo plazo, el director de la policía cree que ésta disminuirá en el corto plazo. Aparte de la contradicción, es una temporalidad que ya dura más de dos años. Pero, al igual que el presidente Saca, quien habla de largo plazo, el director de la policía no puede predecir cuándo terminará esta ola de homicidios, es decir, durará mucho tiempo.


La vida vale poco en El Salvador, tal como lo muestra esta ola creciente de homicidios. Vale menos que los negocios de los grandes empresarios. Al gobierno de ARENA le interesa reducir la tasa de homicidios a lo que se considera un nivel “normal”, no por defender la vida o por resguardar la seguridad ciudadana, sino para no ahuyentar las inversiones, en particular las que vendrán con el tratado de libre comercio con Estados Unidos. Proporcionar un buen “clima de negocios” a los grandes empresarios para que éstos puedan hacer más dinero con tranquilidad es la razón principal de la nueva iniciativa gubernamental, cuya importancia radica en lo que revela del gobierno de ARENA y de las gremiales de los grandes empresarios que lo que vaya a conseguir, en cuanto a seguridad ciudadana. Atraer inversiones y retener las existentes es mucho más importante que la escandalosa acumulación de las víctimas de los homicidios. En efecto, la última iniciativa gubernamental es un Consejo Consultivo de Seguridad, integrado por funcionarios y por los representantes de las grandes gremiales empresariales, aunque luego se abrirá a otros sectores sociales. La tarea de este consejo es hacer recomendaciones al gobierno sobre homicidios, pandillas y reformas a la legislación, y supervisar los planes de seguridad en marcha. Este Consejo trabajará otra vez con mesas, donde se discutirán los tres temas que interesen al nuevo consejo, pero su alcance no está definido. Los grandes empresarios serán escuchados no porque tengan mejores ideas que los especialistas en seguridad ciudadana, sino porque al gobierno de Saca le preocupa la seguridad empresarial y busca la forma de mantener contentos a sus representantes más conspicuos.


Los funcionarios han dejado claro, aun antes de que este Consejo inicie sus actividades, de que lo más importante es reformar de nuevo la legislación para trasladar de la Fiscalía General a la policía lo que han dado en llamar “delitos de bagatela”, porque la primera no tendría recursos humanos y materiales para cumplir con todas sus funciones fiscales. El Fiscal General asegura que la oscuridad le impide recoger evidencia judicial de los crímenes cometidos, ya que la mayoría de ellos ocurre por la noche. Lo que no reconoce es que la institución que dirige carece de capacidad para defender los intereses de la ciudadanía y del Estado. Esto no obsta para que el gobierno busque, por todos los medios posibles, su reelección. La solución que han encontrado para superar esta notoria incapacidad es descargar a la Fiscalía General de algunas de sus obligaciones para pasárselas a la policía. Es contradictorio que una policía desbordada ya por los homicidios y la violencia social asuma ahora funciones fiscales con vistas a contribuir a la convivencia social. A esto se agrega que la policía no ha sido formada para desempeñar funciones fiscales, sino para reprimir, tal como lo demuestra cuando se enfrenta con las protestas callejeras por la falta de servicios públicos. Su pronunciado talante represor impone mucho temor, pero no credibilidad. Mientras tanto, en una población próxima a la capital, ya se ha producido el primer ajusticiamiento popular del que se tenga noticia. Desesperados por el asesinato de un familiar, los parientes de la víctima dieron muerte a los agresores.


El nuevo consejo no tiene ni la formación, ni las habilidades para elaborar una política criminal. Esta es muy urgente, pero no es cuestión de aficionados, ni de ciudadanos preocupados por los homicidios, aun cuando pertenezcan a las grandes gremiales del sector privado. Es muy discutible que éstos puedan supervisar los planes de seguridad en marcha, porque la información que maneja el gobierno es inadecuada y sin un buen diagnóstico, no hay una buena solución. Además, este consejo duplica las tareas de prevención asignadas al Consejo Nacional de Seguridad Pública; pero el gobierno argumenta que ambos consejos serán complementarios. Pero entonces resulta que el gobierno cuenta ahora con tres instituciones dedicadas a prevenir, porque la Secretaría Nacional de la Juventud, recién establecida, también desarrolla la misma actividad. Tal vez sea un complemento triple, aunque no cabe duda que la confusión predomina en las áreas críticas del gobierno de ARENA.


Este nuevo consejo y sus múltiples mesas tienen, sin embargo, un papel fundamental al crear un nuevo foco de atención para desviar la mirada de la raíz del problema y así mostrar a un gobierno decidido a encontrar soluciones. El Consejo Consultivo de Seguridad es innecesario, porque no es la instancia idónea para elaborar una política criminal y porque es evidente que los planes gubernamentales han fracasado. Los homicidios se han disparado, porque no hay investigación del crimen, porque tanto la Fiscalía General como la policía no están capacitadas, o no tienen voluntad, para llevarla a cabo, porque la circulación de armas de fuego está fuera de control y porque el alcohol y la droga son consumidos de forma libertina. En vez de un nuevo consejo y de nuevas mesas, lo que falta es atacar la raíz de la violencia y ésta es obligación primordial de cualquier gobierno. Pero el gobierno de ARENA exhibe la misma impotencia ante la elevación desmesurada del precio de los derivados del petróleo.

G

 

Política


Partidos contra la democracia

 

La fortaleza de una democracia depende, entre otras cosas, de la calidad de los partidos que compiten para hacerse del poder político. Estas organizaciones, según Anthony Downs, pueden definirse como un “equipo de personas que tratan de controlar el aparato de gobierno mediante el poder conseguido en unas elecciones constitu-cionalmente correctas”.


Esta manera de comprender a los partidos no excluye el hecho de que en algunos momentos los miembros de los mismos no tengan un comportamiento dirigido a fines egoístas. Es decir, estas organizaciones se comportan muchas veces como auténticas “coaliciones imperfectas”, en donde sobresalen los intereses individuales de sus miembros, más que el objetivo común de alcanzar el poder. De ahí se pueda retomar el famoso axioma del egoísmo de John C. Calhoun, citado por Downs. “La constitución de nuestra naturaleza, que nos hace sentir con mayor intensidad lo que nos afecta directamente que lo que nos afecta indirectamente a través de los demás, conduce necesa-riamente a conflictos entre individuos. En consecuencia, cada cual se preocupa de su seguridad o felicidad más que de la seguridad y felicidad de los demás; en caso de conflicto entre ambas situaciones, lo más probable es que se sacrifiquen los intereses de los demás a los propios”.

G

 

Economía


¿Existe desarrollo económico y social en el país?

 

En los primeros días de julio sucedieron dos hechos importantes: La Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC) presentó las estadísticas sobre el nivel de ingreso y las condiciones de vida en El Salvador. También se tuvo la visita en el país de Agustín Carstens, subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). En lo que respecta a los resultados mostrados por la DIGESTYC, se quieren resaltar los logros alcanzados por los últimos gobiernos. La entidad destaca los avances en las estadísticas sociales debido a la política gubernamental. En el segundo caso, la presencia del subdirector gerente del FMI busca demostrar, tal como lo expresara el funcionario, que “El Salvador pasa por un momento económico bueno”.

G

 

Regional


Transporte público,problema de convivencia

 

La convivencia dentro de las ciudades nunca ha sido nada fácil. Mucho menos en las urbes latinoamericanas, donde no ha habido mayores controles para regular el uso de los suelos, el crecimiento urbano y la movilización de personas y vehículos automotores. Tampoco las historias y los rasgos culturales han ayudado mucho. La falta de planificación y la debilidad institucional para revertir estas tendencias estructurales han sido la regla en casi todos los casos. San Salvador, sin lugar a dudas, no escapa de esa tendencia.


Cuando se trata de servicios públicos urbanos, como el transporte de pasajeros, la conexión entre la calidad de ese servicio y la convivencia ciudadana es directa. Donde el buen servicio público está garantizado se espera una convivencia más armónica entre los habitantes de un determinado territorio. La calidad de vida se incrementa. Ahora bien, suscribiéndose a esta idea, la pésima calidad del servicio de transporte público urbano de San Salvador, sumado al deterioro de otros servicios, son indicadores inequívocos del menoscabo de la convivencia entre los capitalinos y, en general, entre el resto de habitantes de los centros urbanos del país.

G

 

Derechos Humanos


Gloria y Mauricio: Imprescindibles

 

El segundo artículo de la Constitución salvadoreña establece que toda persona tiene derecho a la vida, a la integridad física y moral, y a la libertad y a la seguridad; también reconoce el derecho a la protección, cuando las citadas prerrogativas han sido vulneradas. Por otra parte, el artículo dieciocho del mismo cuerpo legal indica que en cualquier circunstancia toda persona puede dirigir con decoro sus peticiones por escrito a las autoridades legalmente establecidas, para pedir que se resuelvan sus pretensiones y se le haga saber lo resuelto. Bajo ese marco legal interno y considerando además los derechos que consagra la Convención Americana sobre Derechos Humanos, resulta oportuno comentar el caso del joven empresario Ramón Mauricio García Prieto Giralt, ejecutado en San Salvador el 10 de junio de 1994, y la lucha de su familia por obtener justicia.


Durante varios años, el IDHUCA ha dado seguimiento a las investigaciones sobre este crimen; asimismo ha brindado asesoría y representación legal en los ámbitos nacional e internacional a Gloria Giralt de García Prieto y Mauricio García Prieto, padres de la víctima. Fruto del esfuerzo de estas valientes personas se condenó a dos de los tres sicarios, autores materiales de la muerte de Ramón Mauricio; no obstante, su esfuerzo durante más de diez años también ha apuntado a determinar judicialmente los autores intelectuales y lograr su condena.


En tal sentido, la familia afectada y el IDHUCA —para evitar que el caso quede en la impunidad— tocaron las puertas de la desparecida Misión de Observadores de Naciones Unidas en El Salvador, de la Policía Nacional Civil (PNC), de la Fiscalía General de la República (FGR), de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), de diversos tribunales y hasta las de algunas sedes diplomáticas. Fuera del país se presentó la denuncia formal en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y se ha expuesto la situación ante congresistas estadounidenses y organizaciones interna-cionales de derechos humanos.


Por esta larga y dolorosa búsqueda de justicia, tanto la familia García Prieto Giralt como personal del IDHUCA han sido objeto de amenazas, atentados, seguimientos, engaños de las autoridades y también hasta de las burlas más ofensivas. De igual forma, en ese afán se ha constatado el tamaño y la solidez del muro de la impunidad que impera en El Salvador, donde existen sujetos y grupos intocables.


El año pasado se criticó con fundamento y fuerza a la FGR debido a que, en franca violación de los derechos de los ofendidos, dejó prescribir la acción penal en el caso. De esa manera, se agregó un obstáculo más al esclarecimiento justo y completo del crimen. Sin embargo, hace unos días, Gloria y Mauricio recibieron un aliento en medio de la asfixiante injusticia que pretende —sin lograrlo— ahogar sus legítimos reclamos. La Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Beatrice Alamanni de Carrillo, hizo pública una resolución sobre el caso exponiendo buena parte de los hechos, así como varias conclusiones y recomendaciones que podrían ayudar a resolver las grandes y graves deficiencias detectadas.


De manera muy enérgica, la funcionaria —en nombre de la propia familia doliente— le exige a la FGR y a la PNC que investiguen y lleven a juicio al tercer autor material del homicidio, además de determinar la responsabilidad de los autores intelectuales que permanecen amparados en la impunidad oficial.


Un aspecto muy importante a considerar, según criterio de la PDDH, es que resulta “inaceptable declarar prescrita la acción penal” en este hecho pues se trata de un caso en el cual se ha afectado un derecho inderogable: el de la vida. Para sustentar lo anterior, la Procuradora acude a lo dispuesto en el artículo cuatro del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como ha determinado en el 27 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; ambos referidos, precisamente, a la inderogabilidad de ciertos derechos como violado al consumarse la ejecución de Ramón Mauricio.


La funcionaria reprende al Estado salvadoreño por su deplorable papel en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En las audiencias concedidas por este organismo, los agentes estatales han agredido a las víctimas tergiversando los hechos y demostrado poca seriedad. Así, la representación de los sucesivos gobiernos salvadoreños durante los últimos nueve años no han estado a la altura profesional requerida para diligenciar o tramitar casos en la referida sede internacional. En concreto, la PDDH califica como “inaceptable que el Estado se refiera a las víctimas como personas que pretenden manipular el caso, acostumbradas a actuar según sus influencias, que han utilizado la muerte de su hijo para tomar venganza, llamándoles personas violentas y malcriadas, entre otras afirmaciones; pues tales aseveraciones son atentatorias de los derechos fundamentales de los miembros de la familia García Prieto, particularmente a su dignidad y al honor”.


Sobre el mismo punto, en la resolución se recomienda al Estado que “se retracte de sus afirmaciones aquí aludidas, pues estas son atentatorias contra la dignidad de la familia García Prieto Giralt; además, le recomienda expresar ante tales personas las disculpas necesarias e impulsar seriamente el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales, legales e internacionales en materia de derechos humanos, las cuales incluyen el deber indelegable de investigar, procesar y sancionar a los responsables de los reprochables actos de persecución en contra de la familia García Prieto Giralt”. Estas palabras constituyen, sin duda, un aliciente para estas víctimas que por más de once años han tratado de averiguar la verdad total en el caso, padeciendo de manera permanente múltiples afrentas adicionales al dolor original, sin que, a la fecha, se haya llegado a un resultado del todo satisfactorio.


Se sabe de la influencia que tienen los señalados como los que mandaron a matar a Ramón Mauricio. Bajo esa cobija se protege también el tercer autor material; sin embargo, las autoridades respectivas ya tienen las recomendaciones efectuadas por la PDDH y los argumentos necesarios para hacer a un lado el falso valladar de la prescripción de la acción penal. El asunto ahora es que la Fiscalía y la Policía se pongan a trabajar. Según el artículo 194 de la Constitución y la misma Ley Orgánica de la PDDH, esta institución debe asegurar que los derechos individuales sean respetados y para tal fin emite recomen-daciones de una profunda vinculación moral; de ahí que si los funcionarios encargados se apegan a la ética y al derecho, deberán cumplir sin renegar lo señalado por la Procuradora.


No obstante, ya surgieron las primeras reacciones. El titular de la FGR, Belisario Artiga, declinó referirse de manera concreta al caso, pero sí lanzó duras críticas a la Procuradora con relación a sus recomen-daciones. Artiga dijo que la funcionaria invade la competencia de su institución y cuestionó las conclusiones a las que llegó ésta. Nada más alejado de la realidad. Como en otras repetidas ocasiones, el Fiscal General demuestra ignorancia de las leyes con sus declaraciones; así deja claro que desconoce las potestades y el mandato de la PDDH, al mismo tiempo que evidencia su pobre calidad moral para ocupar el cargo que ostenta y en el que pretende permanecer tres años más.


En suma, la lucha de Gloria y Mauricio ha logrado un avance importante en el caso García Prieto Giralt. Se han señalado ampliamente las anomalías y vicios que entorpecen las averiguaciones; de igual forma, se le ha indicado a las autoridades pertinentes lo que deben hacer. Corres-ponde ahora a fiscales y policías hacerlo o, si no, asumir su responsabilidad cuando ocurra lo previsible: que el Estado salvadoreño sea condenado internacional-mente por su indiferencia ante el clamor de justicia de su pueblo. Mientras, los padres de Ramón Mauricio continúan —y continuarán— alegando y pidiendo lo que les es debido, en virtud de los derechos contenidos en los artículos constitucionales citados al inicio. La resolución de la PDDH es un reconocimiento a la inclaudicable e imprescriptible valentía de esta familia victimizada como tantas otras en el país, ejemplo de las personas que no luchan sólo un día o unos días sino toda la vida. “Esos son —en palabras de Bertolt Brecht— los imprescindibles”.

G

 

Comentario


Singapur, Londres,el G-8 y el Divino Salvador

 

Para ver cómo anda nuestro planeta, no hay más que recordar lo que ha pasado del 6 al 8 de julio: Singapur, Londres y el G-8. Muchas son las reflexiones que provienen normalmente desde el Occidente que se llama democrático, y que ahora ya no se atreve a llamarse cristiano. No por ello dejan de ser, a veces, reflexiones sensatas, pero por lo general son más encubridoras que iluminadoras, más al servicio del Occidente de abundancia que de los pobres de este mundo. Nosotros queremos hacer otro tipo de reflexiones que se suelen silenciar o que se descalifican como idealistas y utópicas —y quizás no les falta algo de razón a los críticos. Son reflexiones utópicas e idealistas, y son, sobre todo, indefensas ante el poder con que se difunden las reflexiones “políticamente correctas”. Al final haremos una breve memoria del Divino Salvador.

Londres. 7 de julio. La injusticia, la barbarie y el horror son evidentes. Es evidente que el dolor de las víctimas y de los supervivientes debe llegar al fondo del corazón. Y es también evidente que hay que buscar —con justicia y razón— seguridad para que no se repita esta barbarie que pone al planeta entero en vías de mayor deshumanización. Desde El Salvador, desde la represión y guerra en el pasado, los diez homicidios diarios en la actualidad, lo comprendemos bien. Dicho esto, he aquí las reflexiones indefensas.

a) Nada de lo anterior exime preguntarse sobre el “por qué” de esta barbarie. El que sea aberrante no excluye razones que la expliquen en algo, y no hacer esas preguntas es comenzar con falta grave de honradez con lo real, mantener la hybris, la arrogancia, que tanto combatió Pablo: la visión de la realidad que tiene Occidente es la única visión o al menos la más verdadera. Así habló Bush el 11 de septiembre, Aznar el 11 de marzo...

b) Siguiendo con reflexiones utópicas, ¿por qué no releer nuestra historia de Occidente, sus gruesos y duraderos pecados, con ocasión de estas tragedias? ¿Por qué —para garantizar la seguridad— intentar sólo la vía de la tecnología, de la inteligencia policial y del potencial bélico, y no intentar la vía de la conversión, dar pasos de pedir perdón y perdonar, de reconciliarnos? Si sólo se sigue la primera vía, habrá más Afganistán, más Iraq, y también más Londres.

c) Lo hemos dicho varias veces. Occidente sabe muy bien que hubo un 11-S y un 11-M, ahora recordará el 7-J, pero no le interesa en absoluto recordar un 7-O (7 de octubre de 2001, cuando la comunidad internacional democrática bombardeó Afganistán) ni el 30-M (30 de marzo de 2003, cuando un grupo de países demócratas bombardearon a Iraq). Recordar esto no es utópico ni idealista. Es el mínimo de honradez con lo real. Y mientras ignoremos el calendario de los pobres —su existencia— no habrá solución.

d) Sí se han expresado algunas razones para lo de Londres: los terroristas islámicos, en definitiva, no aceptan “el modo de vida” de Occidente. Indudablemente esto no justifica lo que hicieron. Pero sí remite a una pregunta más honda: ¿no habrá otras personas y grupos humanos, nada terroristas, nada fanáticas religiosamente, a quienes no les gusta el modo de vida de Occidente? Sobre eso volveremos al hablar de Singapur. Pero digamos ya que es un dogma fundamentalista occidental que a todos les tiene que gustar el mundo de abundancia de Occidente.

e) Recordemos una cita de obispos, brasileños y mexicanos, después del bombardeo contra Afganistán. No hacen política, y no les asusta la verdad:

“Lo que se está gastando en la operación militar contra Afganistán sería suficiente para liberar a esa nación y a muchas otras del hambre, la miseria y la destrucción a que están sometidas, inaugurando relaciones de respeto y cooperación, de ayuda y solidaridad, y no agravando sufrimientos e implantando nuevas semillas de odio e incomprensiones...


Guerra y venganza contra otra nación soberana, prácticamente indefensa, de manera unilateral e imperialista, por uno o más países, que son al mismo tiempo parte y juez, destruyen las bases de la convivencia internacional e instauran la ley de la selva y del más fuerte, destruyendo las salvaguardas del derecho...


La prolongada indiferencia internacional ante las situaciones de inhumana miseria que afectan a una parte mayoritaria y creciente de la población mundial está dejando una huella de sufrimiento y de muerte por todo el mundo, y también está generando resentimientos y protestas contra un reducido número de países que imponen este nuevo orden internacional, del que ellos disfrutan con el apoyo de organismos internacionales y de sus políticas de ajuste económico...”.

Lloremos a las víctimas de Londres y trabajemos para que no se repita. Y pongamos al Occidente de abundancia en el camino del que hablan estos obispos.

G-8. En otro lugar de este número se analiza en más detalle lo ocurrido. Aquí sólo queremos hacer unas breves reflexiones, de las idealistas y utópicas.

a) No sorprende que se junten los países más ricos, ahora son siete más uno que quiere serlo, para decidir sobre todo el planeta, sobre su vida y su muerte. ¿No está aquí la raíz de la perversión de la democracia? ¿Qué palabra tienen los pobres de este mundo? ¿A qué tribunal pueden acudir, democráticamente, a pedir justicia?

b) Un analista llama al G-8 “circo”, con algunas oportunidades que hay que aprovechar. Pero las cosas no están para reír. Que a Bush le guste o no el calentamiento de la tierra, es una cosa. Pero que un país sea eficazmente amo y señor hasta del frío y del calor, es para llorar. Y dicen que la próxima guerra será por el dominio del agua.

c) No sé si lo repetiría hoy, pero en 1989 el Padre Ellacuría terminó una conferencia hablando de “otros continentes” —se refería al primer mundo— “que no tienen esperanza y que lo único que realmente tienen es miedo”. A los grandes, miedo produce el terrorismo, evidentemente, pero miedo produce también el que miles de gentes se junten durante las reuniones del G-8, y se gastan muchos millones de dólares en autodefenderse. Y viene la pregunta: si los siete o los ocho realmente tienen la voluntad de resolver los graves problemas de este mundo, ¿por qué será que las manifestaciones, grandes, numerosas, recurrentes, se perciben como amenazantes? ¿Será que todos los manifestantes son desagradecidos y se han vuelto locos? ¿O será que los siete o los ocho —dejados a su libre voluntad— no están decididos a salvar a este mundo?

d) Una reflexión muy personal. Ojalá los grandes ayuden, pero que lo hagan de puntillas y con la máxima humildad. Este año, 2005, hablan de África casi como si fuesen sus salvadores. ¿No llevan hablando de África y su tragedia, durante treinta o cuarenta años, voluntarios, médicos y enfermeras, sencillas religiosas, modestos comités de solidaridad? Y sobre todo ¿no son los propios africanos y africanas, el pueblo pobre organizado desde las iglesias o la sociedad civil, quienes dan nombre, dignidad y existencia a Africa? Los grandes podrán dar dólares a África —y ojalá lo hagan con eficacia. Pero, en el mundo occidental, quien ha dado nombre, dignidad y existencia a África no son ellos. Son la buena gente de siempre, que, estén lejos o estén cerca físicamente, se asocian a los africanos y africanas, se dan las manos y el corazón para que salga fuera de sus fronteras la verdad de su realidad, tanto sufriente como esperanzadora. Suerte es para estos solidarios haberles conocido. Han servido en silencio. Y cuando hablan, no es para hablar de ellos y sus grandezas, sino de sus hermanos y hermanos africanas.

Singapur. Extrañará mezclar a Singapur con Londres y el G-8. Pero no están del todo desconectados.

a) En Singapur se efectuó la elección de los juegos olímpicos del 2012. Y se convirtió en un símbolo de la apoteosis del mundo de abundancia. Parece que éste ya no sabe hacer nada sin pompa deslumbrante y faraonismo, aunque según los casos se supere estética-mente el síndrome de Hollywood. En otras palabras, Singapur no sólo ha costado una millonada, sino que es un símbolo de la “civilización de la riqueza”, ante la que hay que rendirse y agradecer sus beneficios.

b) A esto responderán que Singapur
—como los mundiales, y otros acontecimentos faraónicos, como bodas reales, inauguraciones presiden-ciales...— genera empleo, pero siempre queda la pregunta de por qué la humanidad no puede generar empleo en formas más austeras y normales. Se dirá que ofrece un espectáculo relajante y un entretenimiento mere-cido, y que les encanta a los pobres, pero queda la pregunta de por qué la humanidad no inventa otras formas de entretenimiento y gozo más sencillas, más al alcance de todos, que repro-duzcan menos la parábola del ricachón y el pobre Lázaro. Se dirá que promueve la unidad de los pueblos, pero queda la pregunta de por qué esa unidad gira alrededor de Londres, París, Madrid y Nueva York, y no alrededor de Kabul, La Habana y Kinshasa.

c) Y los grandes de este mundo estaban ahí. Siempre en primera fila, siempre protagonistas, siempre con aires de benefactores de la humanidad. ¿No será posible volver al sentido común, a la austeridad, al gozo de ser familia humana, sin dejarse deslumbrar por todo lo que sea poder?

d) En resumidas cuentas Singapur es una poderosa expresión —junto a otras—, de la “civilización de la riqueza”. Para proclamar sus bondades a Occidente quizás le gustaría más que se hablara de la “civilización de la democracia”. En otros ámbitos, como el eclesial y religioso, se suele hablar de la “civilización del amor”. Ellacuría, analítico y utópico a la vez, hablaba de la “civilización de la pobreza”. Con ello no quería repartir pobreza obviamente, sino denunciar a una civilización de la riqueza que no ha generado bienes suficientes para las mayorías y que no ha civilizado. Y no veía otra forma de hacer real históricamente la “civilización del amor”.

El Divino Salvador. El 6 de agosto celebraremos la fiesta del Divino Salvador, modesta, popular, sin grandes pretensiones. No se compara en nada a lo que hemos dicho hasta ahora. Y sin embargo puede traer cosas muy buenas a nuestro mundo si recordamos que el Divino Salvador no es otro que Jesús de Nazaret.


En medio de Singapur, Londres y G-8, nos propondría la humanización como tarea primaria, y nos exigiría que pongamos a los pobres del mundo en el centro de la sociedad. Bueno es que estos pobres lleguen algún día —Dios sabe cuándo— a ser “ciudadanos” de democracias, pero más urgente es ponerlos en el centro. Y quizás nos diría Jesús de Nazaret que Ellacuría tenía razón, que hay que trabajar por una “civilización de la pobreza”.

“La civilización de la pobreza rechaza la acumulación del capital como el motor de la historia y la posesión-disfrute de la riqueza como principio de humanización, y hace de la satisfacción universal de las necesidades básicas el principio del desarrollo y del acrecentamiento de la solidaridad compartida el fundamento de la humanización”.

“Esa civilización de la pobreza es la que realmente da espacio al espíritu, que ya no se verá ahogado por el ansia de tener más que el otro, por el ansia concupiscente de tener toda suerte de superfluidades, cuando a la mayor parte de la humanidad le falta lo necesario. Podrá entonces florecer el espíritu, la inmensa riqueza espiritual y humana de los pobres y los pueblos del tercer mundo, hoy ahogada por la miseria y por la imposición de modelos culturales más desarrollados en algunos aspectos, pero no por eso más plenamente humanos”.
Sirvan estas reflexiones idealistas y utópicas para recordar al Divino Salvador.

Jon Sobrino, 12 de julio de 2005.

G

 

 


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