PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

 

Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

 

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Año 25
número 1148
Junio 8, 2005
ISSN 0259-9864

 

 

Índice


 

Editorial: Un estilo de gobernar muy peligroso

Política: Ajustes electorales en los dos partidos mayoritarios

Economía: ¿Está cerca la aprobación del CAFTA?

Regional: Nicaragua: crisis energética, crisis de gobernabilidad

Derechos Humanos: Perdón y olvido, ¡no! Verdad y justicia, ¡sí!

Documento: Discurso del Presidente Elías Antonio Saca (I)

 

 

Editorial


Un estilo de gobernar muy peligroso

 

El cuarto gobierno de ARENA cumplió su primer año de gestión lleno de entusiasmo y optimismo, según se desprende del discurso del presidente Saca. El estado de ánimo predominante en éste y su gobierno está recogido con precisión en las siguientes líneas del mensaje, en las cuales aseguró que ambos “mantienen una disposición optimista y una férrea voluntad para resolver los problemas, vencer los obstáculos y mantener el elevado nivel de entusiasmo”. Paradójicamente, estas expresiones se refieren a las perspectivas de la economía nacional, una de las áreas más críticas, al cabo del primer año. La cuestión es que con optimismo, entusiasmo y voluntad, por muy elevados que sean, no se puede gobernar un país, sumido en una crisis económica y social. Ya hubo experiencias que pretendieron gobernar de la misma manera para modernizar economías y sociedades atrasadas. El ejemplo más típico y más desastroso fue el de la China de Mao. Cuando los gobiernos adoptan estas actitudes, su gestión suele ser catastrófica, pues ocasiona hambrunas y mortandad masiva. Las crisis se gobiernan con políticas y programas, y no con optimismo, entusiasmo y voluntad.


El informe presidencial del primer año de gestión está lleno de programas, pero no de políticas. Está conformado por una lista larga y desordenada de leyes, comisiones, nombramiento de funcionarios, planes, programas y proyectos. No diferencia entre lo ejecutado y lo proyectado; tampoco evalúa lo conseguido y lo proyectado. No hay prioridades, tampoco articulación de la información de cada una de sus cuatro áreas –seguridad, política, social y económica–, ni mucho menos entre ellas y lo que el presidente llama el plan estratégico de su gobierno. Esta no es una simple causalidad, porque refleja la falta de claridad y de coordinación, en las altas esferas gubernamentales. En el mejor de los casos, cada dependencia gubernamental actúa aislada. Al cabo del año, estas actividades han sido recogidas y agrupadas por área, sin ninguna sistematización, lo cual crea la impresión de mucha actividad, pero con poca dirección y mucho desperdicio de recursos y, por lo tanto, con una eficacia limitada. El activismo no significa, necesariamente, avanzar o superar los desafíos principales. Tomados de forma aislada, hay logros, sin duda, relevantes, en concreto, en educación, seguridad social, salud y poco más.


Dos de las cuatro áreas de su interés, la de seguridad y la economía, se destacan por sus resultados contradictorios. En la primera se concentra la mayor cantidad de logros, mientras que la segunda adolece de ellos. En el área de seguridad es muy relevante el enfoque gubernamental ante el desafío planteado por la inseguridad ciudadana. En el área económica, lo que más sobresale es la ausencia de respuestas a la crisis del crecimiento y al deterioro acusado del nivel de vida de la población. Hasta cierto punto, este desequilibrio es natural, porque el gobierno de Saca ha concentrado sus esfuerzos en combatir las pandillas juveniles con medios punitivos de alto impacto populista.


El logro más voluminoso en la seguridad es el aumento de los pandilleros tras las rejas. Pero con ello ha agravado la ya crítica situación de las cárceles, donde predominan el hacinamiento y el delito. Paradójicamente, los pandilleros detenidos han dedicado el ilimitado ocio carcelario a organizarse mejor y así, hoy, son mucho más eficaces que antes de la aplicación de este curioso plan. Una cárcel regional de pandilleros, otra curiosa propuesta del gobierno de ARENA, es la plataforma ideal para transnacionalizar sus operaciones. No obstante el aparente éxito de la acción represiva contra las pandillas, los homicidios se han disparado en los últimos meses. Antes de la aplicación de las manos duras, la tendencia apuntaba hacia una leve, pero notoria disminución. El gobierno llega a su primer año con una medida de corte totalitario, propia de un Estado policial. En efecto, la policía se propone registrar de forma periódica y sistemática las viviendas para “limpiar cada por casa de drogas, armas, homicidas, pandilleros y todo aquello que robaba la tranquilidad a sus habitantes”. La operación limpieza se desarrolla en los vecindarios populares, porque los otros no son sospechosos. Con todo, estas medidas son las más populares, ya que la población se siente más segura al no encontrar a los pandilleros en su vecindario, ni en los sitios públicos.


En cambio, el gobierno de Saca no tiene respuesta para la crisis económica y es que no ha podido, quizás ni siquiera ha intentado, elaborar una política económica coherente, pues su credo neoliberal proclama que la mejor política es la que no existe. En la lista de actividades agrupadas en esta área económica lo mismo se encuentra la inauguración de la construcción de un puerto y de carreteras, que tratados de libre comercio; reducción de tarifas en otro puerto y paso libre con un país vecino, que reforma tributaria y nuevos impuestos; relanzamiento de bancos y programas de microfinanzas, que un centro artesanal; apoyo al algodón, al café y a la diversificación agrícola, que inversión extranjera; leyes diversas, que modernización de un ministerio (trabajo) y creación de otro (turismo); revalorización de pensiones, que fomento de las exportaciones.


El discurso afirma que el propósito de esta proliferación de actividades es demostrar que el presidente Saca habría cumplido, de forma fiel, con sus promesas y compromisos de campaña. “El nivel de cumplimiento es elevado”, “el volumen de trabajo realizado es significativo”, “las promesas fundamentales cumplidas al pie de la letra”, es un estribillo que se repite. A esto se agregan frases conocidas del discurso de hace un año, que proclaman un gobierno dedicado al bienestar de la gente; sin olvidar que el presidente Saca ha mantenido “su espíritu de humildad” y “ha seguido siendo una persona concertadora, accesible, abierta al diálogo y dispuesta a escuchar, a pesar de su alto cargo, lo cual pareciera indicar que no habría nada nuevo que decir. La novedad es el lema “El Salvador vale la pena”, el cual se agrega al que proclama, desde hace un año, que es un gobierno con sentido humano.


El gran problema de este discurso, machacado a lo largo del año, es que la realidad del país, recogida en las estadísticas y en las encuestas de opinión, dice otra cosa muy diferente. No son pocos los que rehuyen la realidad y la ignoran, por ser ésta demasiado compleja y por sentirse impotentes para transformarla. A éstos, el discurso presidencial les satisface su necesidad, al asegurarles que el país va por rumbo seguro. Sin embargo, el gobierno sabe que un sector importante no le presta atención y quizás, por eso, obligó a oír dos veces un discurso de una hora larga de duración, el cual ya había sido publicado por los periódicos del día. Así, un mensaje que debiera atraer a la población por su relevancia y su novedad, fue impuesto por cadenas de radio y televisión, incluido el cable. Esta disposición da un mentís al régimen de libertades, según el cual gobernarían ARENA y su presidente.

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Política


Ajustes electorales en los dos partidos mayoritarios

 

En las víspera de las elecciones para diputados y alcaldes de marzo del próximo año, los partidos políticos se han vuelto un hervidero de presiones y enfrentamiento verbales entre sus dirigentes y funcionarios. Tanto ARENA como el FMLN, pasando por los partidos más pequeños, en su proceso de designación de sus candidatos para las próximas justas electorales, revelan su concepción particular de la democracia. Las cúpulas siguen diseñando sus estrategias electorales, en una confidencialidad irritante que sugiere lo peor para la supervivencia de la democracia salvadoreña.

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Economía


¿Está cerca la aprobación del CAFTA?

 

Según las últimas noticias, el gremio textil —uno de los más fuertes en EEUU— estaría dispuesto a ceder para permitir la ratificación del Tratado de Libre Comercio entre EEUU y Centroamérica (CAFTA). La senadora republicana, Elizabeth Dole, representante de los intereses de los empresarios de textiles, se encuentra con la disposición de apoyar el tratado siempre y cuando se modifiquen algunas cláusulas comerciales. En ese sentido, Robert Portman, un funcionario del gobierno norte-americano en materia de comercio exterior, hará todo el esfuerzo por conseguir que los bolsillos de los pantalones y sacos exportados de Centroamérica al mercado estadounidense se hagan con insumos provenientes de EEUU. El trabajo de Portman beneficiaria directamente a la Federación de Granjeros de Carolina del Norte —uno de los gremios algodoneros más poderosos—reduciendo una de las tensiones más importantes en el Congreso de Estados Unidos.

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Regional


Nicaragua: crisis energética, crisis de gobernabilidad

 

Nicaragua ha pasado, aceleradamente, de experimentar una crisis energética a sufrir una crisis de gobernabilidad. El racionamiento de energía eléctrica por parte de una compañía distribuidora dio pie a una disputa entre el Ejecutivo y los partidos mayoritarios de oposición, en la cual se ha llegado incluso a barajar la posibilidad de pedir la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para solventar la crisis.

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Derechos Humanos


Perdón y olvido, ¡no! Verdad y justicia, ¡sí!

 

El IDHUCA inicia en estos días una campaña para contribuir al rescate de la memoria histórica y la reparación de las víctimas, tanto de la violencia política como del conflicto armado interno. Se pretende recibir el testimonio de esas personas que sufrieron a causa de las atrocidades cometidas en su contra, para conocer la verdad de los hechos y exigir justicia al Estado salvadoreño en los casos que así proceda. Con ello se intenta, adicionalmente, ofrecer una oportunidad histórica para que los victimarios pidan perdón y también se dignifiquen.


Esta acción no responde a una aspiración reciente; los acuerdos que pusieron fin a la guerra establecieron mecanismos para investigar y dar a conocer los hechos más aberrantes, así como para establecer todas las responsabilidades. Lamentablemente, esa posibilidad para conciliar a la sociedad se desperdició. Los poderes políticos, antes militares, por acción u omisión no han hecho nada para cumplir con las recomendaciones de la Comisión de la Verdad en este sentido y los archivos de ésta -con la palabra y el dolor de las víctimas- quizás se estén pudriendo en algún sótano de la sede de Naciones Unidas en Nueva York.


Pero doce años de un “perdón y olvido” impuesto por decreto, no han sido suficientes para borrar la magnitud de los sucesos referidos. Se trata de decenas de miles de personas torturadas, desaparecidas contra su voluntad y asesinadas con lujo de barbarie, en la inmensa mayoría de los casos por acción directa e indirecta del Estado; asimismo, existe responsabilidad achacable a los grupos armados que integraron al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y éstos también deben rendir cuentas a las víctimas y la sociedad entera.
Para tener una idea de la dimensión de esa tragedia, basta citar cifras reveladas por una investigación realizada hace algunos años por el IDHUCA: entre 1975 y 1991 se documentaron 39,561 casos de violaciones a derechos humanos, denunciados todos en diferentes instituciones protectoras de los mismos. Pero más que insistir en los fríos números, que no representan todas las infamias ocurridas, se debe considerar que detrás de éstos hay personas con nombres, dignidades y proyectos de vida truncados arbitrariamente. Eso no puede ni debe permanecer en el olvido.


Los detractores de la verdad sumergieron a la sociedad salvadoreña en una impunidad inaceptable, cuya máxima expresión es la amnistía que sólo favoreció a los respon-sables de la barbarie; además, se negaron a realizar investigaciones legales y recha-zaron hipócritamente el reconocimiento de la responsabilidad estatal. Y ante cualquier intento por cambiar esa situación, reaccionaron reaccionan apelando al revanchismo o a estrategias partidarias; todo, con el fin de deslegitimar la necesaria justicia para las víctimas. La posición oficial después de la guerra, la resumió Francisco Flores en una sola y falsa tesis al sostener que la amnistía era “la piedra angular de los acuerdos de paz”. Sobre esta afirmación es necesario hacer algunas observaciones para desen-mascarar la gran mentira y la infame injus-ticia que encierra.


“Perdón y olvido” también fue el argumento utilizado en los procesos de transición en ciertos países sudamericanos. No obstante, las autoridades de los mismos tuvieron luego que enfrentar demandas internacionales. Sólo así empezaron a cambiar de fondo las cosas. En Argentina, por ejemplo, el Poder Judicial declaró nulas las leyes de amnistía, conocidas como “de Obediencia Debida” y “Punto Final”; esta decisión fue decisiva para el rescate de la memoria histórica y el juzgamiento de militares responsables de la brutalidad estatal en aquel país. Chile también reconsideró su política interna sobre el pasado, al punto que Augusto Pinochet ha sido y es procesado por su responsa-bilidad en la muerte, tortura y desaparición forzada de personas.


Lo que destaca de estos ejemplos es que dichas sociedades no sufrieron crisis políticas ni enfrentamientos sociales o bélicos por juzgar a criminales: Dicho de otra manera, la democracia no se ha venido abajo por que se reclame justicia y las instituciones respondan a esa legítima exigencia; al contrario, se ha fortalecido en la medida que ha sido inclusiva y plural al darle el lugar que le corresponde a las víctimas. Estas experiencias echan por tierra las políticas oficiales de perdón y olvido.


En el ámbito de la justicia regional también existen aportes sólidos hechos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en muchas de sus sentencias censura las políticas de impunidad estatal. En la única condena al Estado salvadoreño emitida hace unos meses, dicha Corte expresó categóri-camente que no son admisibles la amnistía, la prescripción y otros excluyentes de responsabilidad. Nada de eso debe impedir la investigación y sanción de los autores de las graves violaciones apuntadas, por contravenir el derecho internacional de los derechos humanos. Esto significa que la justicia del país no tiene excusas para cumplir su obligación de juzgar a los criminales.


Tampoco debe obviarse que internamente la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia se pronunció al respecto, dejando abierta la puerta de los tribunales para declarar inaplicable la amnistía. De hecho, en una resolución sobre la masacre en la UCA la decisión jurisdic-cional fue que los asesinatos de Elba, Celina y los jesuitas no admiten amnistía, conmutación o indulto


Desde una perspectiva más global se puede hacer un recuento extenso de los daños causados por evadir o negar el pasado; entre los más relevantes se encuentran la constante recurrencia a violar normas constitucionales, la necedad de rechazar la validez y el cumplimiento de las resoluciones de organismos internacionales, y el ejercicio constante de la violencia en sus más diversas manifestaciones, incluida la represión policial. Estos graves problemas persisten en buena medida porque existen personas que han reproducido patrones del pasado reciente, al actuar y vivir amparadas en la impunidad oficial.


No existe, pues, sustento alguno para continuar manteniendo la injusticia y la mentira porque son éstas las que impiden coronar con éxito un proceso que pretendía democratizar el país, garantizar el respeto irrestricto de los derechos humanos y reconciliar la sociedad salvadoreña. La única vía que queda es enfrentar la realidad de las víctimas. Por ello, el IDHUCA facilitará a éstas un espacio para recibir sus testimonios y denuncias, además de brindarles acompañamiento y asesoría jurídicas apropiadas cuando sea posible. Si no se obtienen los resultados esperados en el país, se utilizarán los mecanismos internacionales pertinentes.


Aunque este proceso pueda demorar algunos años, es posible que en el mediano plazo se obtengan resultados favorables que propicien cambios de fondo en la política gubernamental para el tratamiento de este tipo de casos, tal como sucedió en los países citados. Asimismo, esta recopilación de testimonios deberá estar a disposición de la sociedad, para que se conozca la verdadera historia y para que esas aberraciones no se repitan; en definitiva, para erradicar de una vez la impunidad. El trayecto es largo; por eso, es necesario comenzar a recorrerlo ya.


Para finalizar, cabe recordar la siguiente reflexión del chileno Ariel Dorfmann: “¿Cómo pueden los represores y los reprimidos cohabitar una misma tierra, compartir una misma mesa? ¿Cómo sanar un país que ha sido traumatizado por el miedo si ese mismo miedo sigue haciendo su silenciosa labor? ¿Y cómo llegar a la verdad si nos hemos acostumbrado a mentir? ¿Podemos mante-ner vivo el pasado sin convertirnos en su prisionero? ¿Y podemos olvidar ese pasado sin arriesgar su reiteración futura? ¿Es legítimo sacrificar la verdad para asegurar la paz? ¿Y cuáles son las consecuencias para la comunidad si suprime las voces de ese pasado? ¿Acaso es posible que un pueblo busque justicia e igualdad si le ronda siempre la amenaza de una intervención militar? Y dadas estas circunstancias, ¿cómo evitar la violencia? ¿Y en qué sentido somos todos en parte responsables del sufrimiento ajeno, de los grandes errores que condujeron a un enfrentamiento tan terrible?”

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Documento


Discurso del Presidente Elías Antonio Saca (I)

 

A continuación, presentamos el texto del discurso del presidente de la República, Elías Antonio Saca, con motivo del cumplimiento de su primer año de gobierno, el 1º de junio de 2005.

Discurso del Presidente Elías Antonio Saca (I)

Me presento este día ante la más alta representación colegiada de la voluntad del pueblo salvadoreño, para rendir el informe constitucional de mi primer año en el de-sempeño de la presidencia de la república. Mi mensaje, pues, es un mensaje a la ciudadanía, representada en este augusto cuerpo, y presente ahí, donde cada salvadoreño es la encarnación del espíritu nacional, tanto dentro, como fuera de nuestras fronteras. Sean, entonces, mis primeras palabras un saludo de profunda admiración, cariño y respeto a nuestro noble pueblo, al que pertenecemos y al que nos debemos, y a cuyo servicio van dirigidas todas nuestras energías, propósitos y proyectos.


Hace justamente doce meses, al tomar posesión del cargo de presidente y de sus inmensas tareas y proyecciones, me comprometí ante la nación a entregarme por completo a trabajar día a día, sin descanso y con inquebrantable voluntad de ilusión, por el mejoramiento integral de nuestra patria y de todos y cada uno de sus hijos. No eran solamente palabras del momento: era la promesa firme de un salvadoreño que siempre ha soñado con un país mejor, más integrado, más pleno, más productivo, más moderno, más armonioso y más feliz. Para cumplir ese sueño he dedicado y seguiré dedicando mis esfuerzos como ciudadano, y como gobernante, porque la enorme responsa-bilidad de ser gobernante me ha vuelto cada día más consciente del privilegio de ser ciudadano salvadoreño.


Desde mi condición irrenunciable de ciudadano, gobernar es entender sin reservas las necesidades y los anhelos de mis hermanos connacionales. Por eso emprendí, desde la campaña presidencial, el compromiso de escuchar a la gente, sobre todo aquella gente más olvidada y menos favorecida, para gobernar conforme a sus deseos más sentidos. Es lo que he hecho a lo largo del año que hoy se cumple, y lo que voy a seguir haciendo en el transcurso de mi mandato. Gobernar entre la gente, gobernar desde la gente, gobernar para la gente.
Puse la presidencia en las manos de dios y le pedí sabiduría para hacer bien el trabajo, en el entendido de que dios acompaña e ilumina, pero en ningún caso sustituye nuestro esfuerzo. Somos nosotros los que tenemos que hacer la obra, y para eso se requiere voluntad, humildad y perseverancia. Después de los primeros 365 días de gestión, agradezco al creador las energías que me ha proporcionado; y, sobre todo, le agradezco haberme concedido la lucidez de mantener los pies en la tierra, en actitud siempre sensible y siempre tolerante.
Puedo decir este día que sigo siendo Tony Saca, hombre de familia, hombre de palabra, hombre de fe. Fiel a mi promesa y sobre todo a mi promesa más importante: seguir siendo el mismo. El poder no me ha cambiado, mantengo intacta la confianza en un futuro cada vez mejor para todos los salvadoreños, y sigo creyendo que nuestro país está destinado a dar un salto notable de calidad en el futuro inmediato.


En este primer año de servicio a la patria, mi oficina ha sido el país y mi despacho la casa de todos. He vuelto a recorrer el país, sus calles, sus caminos, sus comunidades, sus lugares más remotos, para reafirmar, ya en la presidencia, los compromisos de campaña. Y también, semana a semana, la gente ha llegado a mi lugar de trabajo en san salvador, para retroalimentar el esfuerzo, en pro del desarrollo directamente vinculado a las aspiraciones populares.


Desde el primer día, nos hemos dedicado a construir responsablemente el futuro. Eso implica planificar la acción y programar su puesta en práctica. Los grandes problemas del país son los mismos de siempre, que se presentan hoy con las características propias de este momento histórico, tanto nacional como internacional: me refiero a la pobreza, la marginación, insuficiencia de oportunidades, debilidad del imperio de la ley, carencias institucionales y falta de unidad nacional ante los desafíos básicos. Atender todos esos problemas en conjunto requiere una visión amplia, abierta y constructiva. Nuestra visión es eminente-mente nacional, pero sin eludir los necesarios énfasis sectoriales. Nuestra concepción del desarrollo, también es definitivamente nacional, pero con voluntad de aterrizar en las regiones y en las comunidades. No gobernamos desde San Salvador: gobernamos desde El Salvador.


Estamos dispuestos a asumir e impulsar todo lo que sea bueno para el país y su gente. No nos consideramos poseedores exclusivos de la verdad, aunque nos mantenemos siempre firmes en nuestros principios, sin vacilaciones ni ambigüe-dades. el país necesita armonía, y lograrla es responsabilidad de todos. Por nuestra parte, nunca faltará la voluntad para promover y fortalecer la armonía, que es además el primero de los mandatos constitucionales de la función presidencial.


Tony Saca tiene las puertas abiertas para todos. Sabemos que en la democracia la realidad es patrimonio compartido. Y por eso reiteramos aquí, este día, nuestro compromiso de apertura al entendimiento político transparente, sano y respetuoso, nuestro respeto irrestricto a las libertades públicas en el marco de la ley, y nuestra dedicación inequívoca a dar respuestas efectivas a las demandas legítimas de los ciudadanos, en campos como la seguridad, la salud, la educación, el fomento productivo y la creación de oportunidades.


Al cumplir un año de gestión, es indispen-sable pasar revista a lo ocurrido y a la vez generar reflexiones sobre el momento actual y sobre las posibilidades del futuro. Nos corresponde a todos recapacitar sobre la coyuntura del país, en un escenario global cada vez más complejo y desafiante. Es buena ocasión para revisar lo logrado, en función de proyectar el futuro, con realismo y espíritu constructivo.


Puedo decir, con certeza y convicción, que estamos cumpliendo nuestras pro-mesas. Desde la campaña electoral, fuimos muy cuidadosos de no prometer lo que no se puede cumplir, o de ofrecer soluciones de corto plazo a problemas que requieren una prolongada dinámica en el tiempo. Nunca hay recetas mágicas aplicables a la realidad. Lo que hay es un espacio para el compromiso serio y para el trabajo bien hecho.


Al cumplirse este primer año de gobierno, me corresponde reflexionar sobre el rumbo que llevamos como país, compartiendo con los salvadoreños la visión de esta administración y los avances del plan integral de trabajo que adoptamos desde el primer día. las apuestas básicas están diseñadas en nuestro plan de gobierno “país seguro”. Hemos procurado seguridad y oportunidades en lo ciudadano; estabilidad y apertura en lo político; equidad y estímulo en lo social; empleos y nuevos espacios de desarrollo en lo económico. Estamos apenas comenzando. Es cuestión de sumar esfuerzos y acumular transformaciones positivas. Aspiramos a que nuestro gobierno sea un ejemplo como reformador eficiente en paz y armonía, en libertad y seguridad.


Con todo respeto, rendimos, ante esta honorable representación y ante la conciencia nacional, cuentas precisas de lo actuado.


En el ámbito político, hemos iniciado una serie de acercamientos sin precedentes con diversos sectores, con la convicción que dialogando encontraremos las soluciones que demanda la situación de nuestro país.
La comisionada presidencial para la gobernabilidad ha hecho una excelente labor en acercar a nuestro gobierno a todos los partidos y buscar un clima de concertación nacional. Aunque nos dejen las sillas vacías, nuestra actitud sigue siendo de apertura y disposición al diálogo.


Puedo mencionar, como ejemplo, la forma en que todas las fuerzas del país apartamos nuestras diferencias y trabajamos unidos durante la reciente emergencia del huracán Adrián; lo cual nos permitió prevenir y proteger a la población en general y especialmente a la más vulnerable econó-micamente. Ese es el espíritu que los salvadoreños le piden al liderazgo de este país, y eso es lo que seguimos ofreciendo.


Agradezco a todos los partidos políticos y distintos sectores del país con quienes hemos trabajado juntos en algún momento. Nuestro gobierno seguirá trabajando con la oposición, con las ONG, con los trabaja-dores, con el sector privado y con todos aquellos sectores que tengan propuestas para nuestro país.


En la parte de seguridad hemos colocado un especial énfasis, pues desde el primer día fue nuestra máxima prioridad. Una de las grandes satisfacciones de nuestra gestión ha sido el consenso nacional que logramos a través de la instalación de mesas de discusión que nos permitió reformar el Código Penal, Código Procesal Penal, la Ley del Menor Infractor, hoy Ley Penal Juvenil, la Ley Orgánica de la PNC y la Ley de Armas. Ésta última, con el propósito de iniciar un desarme gradual de la población. Pronto presentaremos nuestro proyecto de ley de protección a víctimas y testigos, para darle garantías a los ciuda-danos de poder colaborar con el combate a la criminalidad.


Los frutos comienzan a salir a la luz. Las investigaciones de opinión pública reco-nocen los esfuerzos en el área de seguridad ciudadana; pero todavía falta mucho.


El Plan Súper Mano Dura está dando resultados, a pesar de que la lucha frontal contra las pandillas apenas comienza. En el primer año creamos una unidad especial antimaras en la policía.
Esta unidad ha desarticulado más de noventa “clicas” y ha detenido a más de ciento treinta cabecillas. Gracias a esfuerzos coordinados con otras instituciones el porcentaje de pandilleros que se quedan en prisión ha subido del cinco al 65 por ciento en el último año. Comenzamos a ver cambios sustanciales, a pesar de que el reto sigue siendo difícil.


Súper mano dura seguirá mejorando y evolucionando. Hemos tenido muchos acercamientos y hemos unido los esfuerzos de diversas instituciones, pues entendemos que el problema de las maras es suma-mente complejo y requiere trabajo continuo, consensos y cooperación entre entes estatales.


En el combate a la delincuencia juvenil actuamos considerando los enfoques de prevención, participación ciudadana, disua-sión, persuasión y rehabilitación.


Un logro muy importante en el tema de seguridad es la creación de la policía rural. La nueva división ya ha sido desplegada en los departamentos de Sonsonate, La Libertad, Santa Ana, La Paz y Usulután. En las próximas semanas tendremos el despliegue en los departamentos de Ahuachapán y San Vicente.


Instalamos el sistema de seguridad de INTERPOL para monitorear actividades delictivas; y compartimos la experiencia del plan súper mano dura con el FBI de los Estados Unidos. Pronto presentaremos la ley antiterrorismo a la Asamblea Legislativa.


Lanzamos el plan “comunidad segura”, que incluye un refuerzo del componente de inteligencia policial y registros a viviendas en zonas donde la población nos reporta actividades delictivas y tenencia de armas, todo apegado a derecho y cumpliendo las garantías constitucionales que se encuentran establecidas en la ley fundamental para estos casos.


Estamos conscientes que no es posible resolver en unos meses un problema tan complejo como es el de la delincuencia y las diversas manifestaciones de violencia social que vivimos en nuestro país. Sin embargo, estamos cumpliendo nuestra promesa de luchar frontalmente contra el crimen en todas sus manifestaciones.
Es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República una efectiva protección civil en caso de desastres, la legislación en esta materia data de 1976 y ya no responde a las necesidades actuales de mitigación y prevención de desastres. Es por eso que aprovecho esta ocasión para respetuosamente solicitar a esta Asamblea la pronta aprobación de la Ley de Protección Civil, Prevención de Desastres y la creación del fondo y su debido financiamiento.


Quiero destacar que gracias a la credibilidad que nuestro país ha alcanzado en el sistema financiero internacional, se nos da la oportunidad de ahorrar siete millones de dólares al año, si se ratifican los contratos de prestamos DPL por 140 millones de dólares. Este ahorro se utilizaría para finan-ciar el fondo de protección civil, prevención y mitigación de desastres, y surgiría gracias a la reducción del monto en la emisión de bonos y la disminución en el pago de los intereses.


En el marco de las relaciones interna-cionales deseamos destacar la atención a los salvadoreños en el exterior. Cumplimos nuestra promesa de dedicarle más atención y creamos el Viceministerio especializado en el tema. También organizamos el primer foro mundial de salvadoreños en el exterior y aperturamos cinco nuevos consulados, tres de ellos en los Estados norteamericanos de Georgia, Nueva Jersey y Arizona; así como en Tapachula, México y Choluteca, Hon-duras; todos ellos para facilitar la atención de los salvadoreños que viven fuera de nuestras fronteras.


Logramos la extensión del TPS gracias a nuestra cercanía y buenas relaciones con el gobierno y el pueblo de los estados unidos que beneficia a cerca de 250 mil compa-triotas que trabajan en esa nación. También logramos la aprobación de la ley que permitirá la emisión del DUI en Estados Unidos, a través de un trabajo coordinado entre el ministerio de Relaciones Exteriores y el Registro Nacional de las Personas Naturales.


Un reconocimiento importante de la comunidad internacional a los logros y avances democráticos de nuestros país, es que El Salvador ostente la presidencia del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, así como de varias comisiones importantes dentro de las Naciones Unidas.


En la parte económica hemos sido firmes en mantenernos en el rumbo establecido. A pesar de la situación mundial adversa, hemos sido pacientes y optimistas en el desarrollo de nuestro plan de cinco años. Nos ha exigido mucha creatividad enfrentar fenómenos como la entrada de china a la organización mundial del comercio, y los precios del petróleo más altos en la historia reciente.


Para nadie es un secreto cómo los precios del petróleo afectan toda nuestra economía, desde los costos de transporte de productos, hasta las tarifas de energía eléctrica y los costos de producción. Se trata de factores que no podemos controlar. no obstante esta situación adversa, nuestro gobierno mantiene el subsidio al gas propano que beneficia a más de un millón de familias salvadoreñas, lo mismo que el subsidio a la energía eléctrica para aquellos que consumen menos de 100 kilovatios por hora al mes, lo que representa la mitad de los hogares del país.


A pesar de lo difícil de la situación mundial nos mantenemos con la vista hacia adelante; optimistas, firmes en el rumbo de largo plazo que hemos trazado. Hemos sido fieles a nuestra promesa de generar empleos, facilitándole a las empresas herramientas y condiciones para que le inyectemos dinamismo a la economía.
Mejorar la economía requiere una gestión de gobierno transparente y facilitadora, pero más que todo requiere que el sector produc-tivo se adapte rápidamente al contexto globalizado y aproveche las oportunidades que se han abierto a través del libre comercio. En nuestro primer año, hemos fortalecido nuestra plataforma de oportuni-dades, herramientas, apoyos e incentivos para que el sector productivo invierta y genere más empleos. En este sentido, ya estamos consolidando el proyecto de reducción y agilización de trámites en las oficinas gubernamentales para el inicio de nuevas inversiones, lo cual incrementará la competitividad de nuestras empresas.


Las protagonistas del crecimiento son las empresas, que están llamadas a diferen-ciarse, a innovar, a evolucionar, a exportar, a volverse más competitivas, a invertir y generar empleos. las empresas tienen el reto de buscar nuevas formas de abrir mercados, invertir en nuevos proyectos y generar más empleos. el rol del gobierno es generar incentivos y facilitar las condiciones para la inversión local y extranjera. Por esta razón, vamos a mantener el diálogo surgido del Encuentro Nacional de la Empresa Privada, con el propósito continuar con el esfuerzo conjunto entre el gobierno y el sector empresarial.


El Salvador tiene que seguir abriéndose al mundo, seguir apostando a la integración centroamericana, impulsando proyectos como el Plan Puebla-Panamá, y aprovechar los niveles de apertura que ya tenemos con países como México, Chile, Panamá y República Dominicana.


Hemos hecho un enorme esfuerzo para facilitar la creación de nuevas empresas, pequeñas y medianas, pues son las principales generadoras de empleos en la economía. el tema del crédito a micro y pequeñas empresas, y el micro crédito agropecuario, han sido prioridades de nuestra gestión en materia económica.
Como parte del programa presidencial oportunidades, hace unas semanas presen-tamos a través del banco multisectorial de inversiones el programa “Tu crédito”, una agresiva estrategia para ampliar la cober-tura de oferta de micro créditos en los municipios identificados como los más pobres del país. Esperamos colocar más de cien mil nuevos microcréditos en los próximos cuatro años, de los cuales, veinticinco mil se ubicarán en los municipios más necesitados.

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