PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 24
número 1094
Abril 23, 2004
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: Ocupación cuestionada

Política: ¿Seguirá la campaña de desinformación?

Economía: La inversión extranjera directa en El Salvador

Comentario IUDOP: ¿Cuál porvenir, cuál miedo? (y III)

Regional: Fuera de Irak

Derechos Humanos: Equidad de género en El Salvador

 
 
Editorial


Ocupación cuestionada

 

La muerte de un soldado en Irak puso de nuevo sobre el tapete la discusión acerca del despliegue militar salvadoreño en ese país y ha reforzado las voces que piden el regreso del contingente. Aparentemente, ni los mandos militares, ni los soldados, ni sus familiares fueron conscientes de los peligros de la expedición. Los primeros estaban obligados a conocerlos y a evaluarlos, pero han preferido ignorarlos e intentar engañar a la opinión pública, con la colaboración de las empresas mediáticas, las cuales interpretan la ocupación como una aventura romántica, creando así un espejismo en los familiares de los soldados. Los diputados de la derecha, quienes aprobaron el envío de los contingentes, pensaron que era una empresa fácil, en la cual, con poco esfuerzo, poca inversión y poco riesgo, El Salvador se congraciaría con Estados Unidos. El gobierno de ARENA, el responsable principal de esta aventura, también ha engañado a la opinión pública para hacer méritos ante Washington y así obtener su recompensa, un adelanto de la cual habría sido, por ejemplo, el apoyo explícito en las pasadas elecciones. Pero el gobierno de ARENA se engaña, pues la recompensa estadounidense no será tan buena como se la imagina.


Ante los reclamos de la oposición, el gobierno mantiene inalterable su discurso, sin introducir las modificaciones que ya han introducido los otros gobiernos patrocinadores de la ocupación para acomodarse a las cambiantes circunstancias. El gobierno salvadoreño sigue manteniendo que es una colaboración con la comunidad internacional, que ha hecho tanto por El Salvador. Aquí, claro está, la comunidad internacional es Estados Unidos, el principal y único protagonista de la invasión y de la ocupación actual. Los otros países —Inglaterra, Australia, España y Polonia—, son simples acompañantes. Por otro lado, es muy discutible que Estados Unidos haya sido el país que más haya ayudado a El Salvador durante sus últimas crisis nacionales. Los más de seis mil millones de dólares con los que financió la guerra civil no se pueden considerar una ayuda, porque ese dinero fue gastado en pertrechos militares para librar una guerra que Estados Unidos hizo suya. Por lo tanto, es muy cuestionable que Estados Unidos sea el país que más ha ayudado a El Salvador, puesto que los préstamos tampoco son ayuda. En cualquier caso, hay otros países que han ayudado tanto sino es que más que él y que no toman parte en la ocupación de Irak.


Alegar que la contribución de los contingentes salvadoreños es humanitaria y está orientada a la reconstrucción es otro absurdo, pues desde hace meses, esas tareas se encuentran paralizadas, por el rechazo de la población iraquí a la intervención extranjera. Por eso, las autoridades salvadoreñas pretenden detallar que las tropas brindan seguridad a quienes se dedican a esas labores, lo cual tampoco es cierto. De todas maneras, es una colaboración que es rechazada con ataques mortales. Ya hay un soldado salvadoreño muerto y varios lesionados. ¿O será que, de acuerdo a las autoridades salvadoreñas, estaría permitido forzar la ayuda humanitaria y la reconstrucción a una nación extranjera? ¿Cómo hubieran reaccionado esas mismas autoridades de ARENA, si a ellas les hubieran impuesto tales tareas? Apenas toleraron la supervisión del cumplimiento de los acuerdos de 1992 por parte de Naciones Unidas, la cual entorpecieron todo lo que pudieron, porque la consideraron una intervención extranjera injustificada.


Para colmo de males, el costo de la operación recae sobre el presupuesto nacional. Su monto es aún desconocido y las autoridades militares y políticas, las mismas que hablan mucho de transparencia, se niegan a revelarlo, porque, con toda seguridad, es muy elevado y darlo a conocer sería un escándalo. Al comienzo, esas autoridades aseguraron que los gastos serían cubiertos por Estados Unidos. Ahora resulta que la participación salvadoreña en la ocupación estadounidense de Irak, una aventura imperialista, típicamente, contribuye al déficit fiscal salvadoreño. Si de ayuda humanitaria, de reconstrucción y de crear empleo se trata, en El Salvador hay mucho por hacer. Si hay que conservar la Fuerza Armada y mantenerla con los impuestos de la ciudadanía, ésta debiera contribuir a aliviar las inmensas necesidades de El Salvador. Habría que tener una dosis de humildad y dejar que los países ricos, a quienes les sobran recursos y los derrochan a manos llenas, se encargaran de ayudar a ese país y así, de alguna manera, repararan los daños ya hechos.


El soldado fallecido tiene más de víctima que de héroe. De orígenes muy pobres y con poca educación, tal como suele ser en estos casos, es el prototipo del salvadoreño excluido por las políticas de los gobiernos de ARENA. Ingresó en el ejército para ayudar a su familia. Es probable que se haya presentado como voluntario para Irak, atraído por los beneficios económicos que ofrecieron y que luego el gobierno se niega a cumplir, como tal vez lo hizo la mayoría de quienes se alistaron en esa empresa. Inconscientes de los riesgos, los consideraron razonables al contraponerlos a las ventajas económicas, las cuales representaban ingresos adicionales muy necesarios para salir al paso de los apremios de la vida cotidiana. Convertir a la víctima en héroe es una pantalla para ocultar la dura realidad de este otro El Salvador real, pero cuya existencia no es reconocida. Los honores militares y mediáticos que le concedieron son un magro consuelo para sus familiares. Perdieron a un ser querido y, con él, a un apoyo económico insustituible. Esos honores estaban, pues, más dirigidos a la opinión pública que destinados a rendir tributo al soldado. Queda la duda de que si las bajas aumentasen, aumentarían también los héroes, y si esta declaración de heroicidad significará compensaciones económicas para sus familiares. Esa declaración es una afrenta más a la exclusión social que sufrió durante su corta vida. A la humillación de su muerte, agregaron la humillación de su vida. Su heroicidad es parte de la retórica gubernamental.


La decisión del nuevo gobierno español, el cual, en cumplimiento de una promesa electoral, retirará a sus soldados de Irak, pone en aprietos a la coalición. España cooperaría sólo si Naciones Unidas asume su dirección. Para Estados Unidos es un golpe serio, porque pierde un aliado importante por lo que representa en recursos humanos y materiales, porque era un apoyo valioso en la política europea, que rechaza su aventura. Su retirada deja a los soldados latinoamericanos en el aire. Lo más probable es que El Salvador siga hasta que Estados Unidos así lo decida.

G

 

Política


¿Seguirá la campaña de desinformación?

 

No hay ninguna ley que lo ordene; sin embargo, es costumbre muy arraigada entre los comentaristas políticos otorgar un tiempo prudente de espera a un gobierno recién electo. Este gesto de caballerosidad, que dura por lo general cien días, suele tomarse con el objetivo de que el gobierno entrante conozca la situación del país y los analistas interpreten el nuevo rumbo que se quiere imprimir a los asuntos estatales. Suele ser importante este compás de espera porque la política práctica que adopta un gobernante, en general, suele diferenciarse de lo anunciado durante la campaña electoral. Incluso en el caso de que hubiera una coincidencia exacta entre lo propuesto y lo actuado es de prudencia observar el desenvolvimiento de los nuevos actores y apreciar los primeros resultados de las decisiones adoptadas, antes de presentar juicios y balances apriorísticos.


Esta regla autoimpuesta no debería ser diferente en el caso de Elías Antonio Saca. Por lo que la pregunta que encabeza este comentario, más que leerse como una primera crítica al nuevo equipo que encabezará el gobierno el primero de junio, debe entenderse como una llamada de atención para no repetir lo peor de la herencia de los cinco años de gobierno de Francisco Flores. Los resultados aparentes que ha aportado la práctica constante de manipulación política de la información no deberían llevar a emulaciones apresuradas.

G

 

Economía


La inversión extranjera directa en El Salvador

 

Como producto de la globalización, en el último decenio se ha incrementado en la mayoría de países la presencia de Inversión Extranjera Directa (IED). En el caso particular de El Salvador, la IED ha tenido una mayor participación en el desarrollo de la actividad económica a partir de los Acuerdos de Paz. Fueron estos los que vinieron a establecer unas nuevas “reglas del juego” en el ámbito socio-político. Tampoco se debe olvidar el importante papel que desempeñaron los Programas de Ajuste Estructural y las Políticas de Estabilización Monetaria antes del fin de la guerra.


Dentro de ese marco inicial, para comprender la evolución de la IED en el país, se debe tomar en cuenta que la política económica más importante que incidió en el desarrollo de esta variable fue la implementación de los procesos de privatización. Es mediante la venta de los activos del Estado que muchas empresas transnacionales logran entrar por vez primera al mercado local. Las empresas internacionales que entran ese mercado lo hacen principalmente en los sectores de energía eléctrica y telecomunicaciones. Es entre 1997 y 1998 cuando ingresa la mayor cantidad de dinero en concepto de IED durante la historia reciente de El Salvador.

G

 

Comentario IUDOP


¿Cuál porvenir, cuál miedo? (y III)

 


Las encuestas de opinión pública jugaron un papel preponderante en estas elecciones. Como ya han apuntado algunos analistas, los sondeos de opinión se convirtieron en actores políticos dentro de la dinámica electoral, pero no tanto porque hayan contribuido a fenómenos como “la espiral del silencio”, o “la subida al último vagón”, sino porque en el fondo contribuyeron al clima de confusión e incertidumbre que hizo que mucha gente votara en función de evitar los riesgos, y los riesgos eran concretamente que ganara la alternativa opuesta. Las encuestas que hablaban de un supuesto empate técnico, o que mostraron a las tendencias de apoyo partidista dando tumbos de una semana a otra, convencieron a muchos ciudadanos de la necesidad de ir a votar con tal de evitar, o bien que el FMLN de Schafik llegara al poder, o que el partido de Flores se reenganchara en el mismo por cinco años más.


La elección se basó pues en una dinámica de rechazos a gran escala. La estrategia de ARENA, de infundir miedo en la población con respecto a la posibilidad de que la izquierda llegara al poder, tuvo su asidero originalmente en la conflictiva imagen de la personalidad del candidato del Frente, pero la misma fue astuta e intensamente explotada por la derecha una vez se desarrolló la campaña. Pero al mismo tiempo, el FMLN desarrolló una campaña en la que el mensaje fundamental era votar en contra de ARENA, esto es, a favor del cambio. El Frente mismo desarrolló una campaña en la que el eje fundamental no era invitar a apoyar el plan de gobierno de izquierda, sino sacar a ARENA del gobierno. El clima de incertidumbre contribuyó a que la gente fuera a votar apostando que con su participación la situación del país podría cambiar. Y en esos escenarios existe muy poco espacio para las alternativas cargadas de ambigüedad o de indefinición.


Varios salvadoreños optaron por votar favoreciendo a los partidos que representan los polos ideológicos, porque no veían en el resto de opciones, la firmeza suficiente para rechazar las amenazas percibidas en el partido antagónico, aún cuando no estaban convencidos de que votar por ARENA o el FMLN fuese la mejor opción.


Así, la combinación de todos esos factores —rechazo, incertidumbre, campaña— provocó una fuerte movilización de personas para asistir a votar bajo la convicción de que el emitir el sufragio podía constituir una diferencia en el resultado de las elecciones. De hecho, en la última encuesta preelectoral del IUDOP, casi el 75 por ciento de los salvadoreños afirmó que el voto sí puede cambiar las cosas, frente a un poco más del 20 por ciento que sostuvo que no importa cómo se vote, las cosas no cambian. Esta noción de que el voto puede cambiar las cosas, alcanzó su máximo nivel de expresión en la opinión pública en este proceso electoral, en el pasado la proporción de gente diciendo que el voto puede cambiar las cosas no superaba el 45 por ciento.


Así, el comportamiento electoral del pasado 21 de marzo se explica por la concurrencia de todos esos factores, y muy probablemente de otros más que no han podido ser identificados hasta el momento. El desenlace de las elecciones presidenciales de 2004 no se gestó el día de las elecciones, ni siquiera se comenzó a gestar con la campaña electoral. El resultado de las elecciones comenzó a producirse desde el momento mismo en que los partidos políticos eligieron a sus candidatos presidenciales y basándose en eso desarrollaron la estrategia de campaña.


El haber elegido a Handal como su candidato presidencial hizo que el FMLN limitara significativamente su capacidad de buscar apoyo entre amplios sectores de la población, pero además, y dada su imagen de conflictividad y de polémica aún dentro del Frente, su elección le brindó las herramientas a los rivales políticos del FMLN para que promovieran el voto de rechazo que al final prevaleció. Ese constituye el doble carácter de la debilidad del candidato del FMLN. Algunos analistas han apuntado, en defensa de la candidatura de Handal, que independientemente del candidato, ARENA y el gran capital igualmente habrían desarrollado la misma campaña de rechazo y de miedo que le dio la victoria. Eso es cierto: muy probablemente la campaña de ARENA hubiese sido igualmente sucia y apocalíptica; pero muy probablemente también, la misma no hubiese marcado con la misma intensidad a la conciencia pública y la estrategia arenera hubiese sido mucho menos exitosa.


En la misma línea, otros analistas aseguran que el candidato no era un problema dado que en estas elecciones el FMLN logró el mayor nivel de votos de su historia. Sin duda, esta ha sido la votación más grande a favor del Frente, pero a no ser por el rechazo hacia su candidato y dadas las condiciones de animadversión de buena parte de la población hacia ARENA, la votación a favor del FMLN pudo haber sido más competitiva en términos electorales. En tal sentido, los ideólogos del partido de izquierda tenían razón cuando sostenían que el partido seguiría creciendo independientemente de las circunstancias o incluso del candidato, el problema es que soslayaron el nivel del rechazo que podría generar la selección de un candidato que no era precisamente el más adecuado. El problema pues no era sólo seguir creciendo sino evitar que ARENA lo hiciera también. Mucha gente votó por el Frente a pesar de su candidato, pero mucha más gente votó en su contra, en parte, por su candidato.


A esta dinámica se sumó un inescrupuloso combate de las pandillas juveniles a través de la implementación del plan Mano Dura. ARENA no sólo ganó porque seleccionó a Saca o porque desarrolló la campaña más abrumadora, ilegal y millonaria de la historia de este país, el partido de gobierno ganó porque encontró en el tema de la Ley Antimaras y el plan Mano Dura la medida perfecta para el populismo de derecha: más represión y menos prevención. Esto se combinó cabalmente con el mensaje de la seguridad como la necesidad más importante de la nueva era política y jugó subliminalmente a favor de rechazar cualquier alternativa que implicara cambios. Con Mano Dura, además, ARENA puso sobre la mesa de discusión pública un tema en el que probadamente le ha traído réditos en el pasado y logró poner en un muy segundo plano —durante buena parte del período preelectoral y la campaña—la consideración de que la economía era el problema más agobiante. Esto no significa que la gente olvidara los problemas económicos, pero el plan del gobierno hizo que la gente tuviera más presente en su conciencia diaria el crimen y la necesidad de combatirlo, y no la pobreza y la necesidad de superarla revisando el modelo impulsado.


Con el plan Mano Dura y la selección de los candidatos presidenciales, la estrategia de ARENA se enfocó en asegurar que la gente que podía votar a favor de ellos se movilizara efectivamente, por ello la necesidad de este partido de comenzar antes, de violar todas las reglas posibles y de asegurar todas las condiciones para que el que quisiera votar en contra del Frente lo hiciera sin problemas. El punto final lo pusieron las encuestas que hablaron de empates y de elección reñida, con ellas se le dio validez a la posibilidad de la alternancia, temida para muchos.


A final de cuentas, ARENA no ganó las elecciones porque los salvadoreños estuviesen persuadidos de que lo “mejor estaba por venir”, sino porque muchos ciudadanos estaban convencidos de que no querían que el FMLN llegara al poder. Pero tampoco, ARENA ganó porque la mayoría de la gente estuviese aterrorizada con respecto al FMLN; mucha gente votó por ARENA porque en un contexto sociopolítico de por sí limítrofe, simple y racionalmente encontraron en la continuidad, con todos sus problemas, al mal menor. Otra cosa es si se equivocaron o no.

G

 

Regional


Fuera de Irak

 

El resultado electoral en España le ha dado un giro interesante al conflicto en Irak. Con la llegada del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, el país europeo decidió sacar sus tropas de esa nación, resquebrajando de esta forma el consenso entre los países que se aliaron a los Estados Unidos en la ocupación militar de la misma.


El contingente militar español se encontraba al mando de la llamada Brigada Plus Ultra, constituida por efectivos de República Dominicana, El Salvador y Honduras. La salida de las fuerzas españolas de Irak ha puesto en el tapete de la discusión el tema de la pertinencia de mantener fuerzas militares en un conflicto que, lejos de lograr la prometida democracia para la nación del Medio Oriente, solamente implica costos humanos para todas las fuerzas de ocupación. De éstas, el principal contingente afectado es el de los Estados Unidos, sin dejar de lado, por supuesto, a la población civil iraquí. Diariamente se suman bajas, en muertos y heridos, en un empantanamiento que solamente se asemeja al de la guerra de Vietnam, entre las décadas de 1960 y 1970.

G

 

Derechos Humanos


Equidad de género en El Salvador

 

El pasado viernes 16 de abril, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó su primer cuaderno sobre equidad de género en el país. Según se asegura en el mismo documento, éste busca convertirse en herramienta útil para iniciar un diálogo democrático y avanzar en la necesaria concertación nacional sobre la materia. Eso, sin lugar a dudas, constituye un avance y un punto de inflexión en lo relativo a la visibilización oficial de las desigualdades entre hombres y mujeres en nuestro territorio. Por primera vez y con el “visto bueno” del gobierno, se ofrece un diagnóstico detallado y específico de los distintos significados que tiene el ser mujer y hombre en la sociedad salvadoreña actual. Junto a esto, también se analiza cómo las relaciones y diferencias que existen dentro de la misma sociedad terminan generando los grandes contrastes que —de hecho y derecho— todavía subsisten entre ambos sexos.


Veamos, a continuación, algunos de los aspectos más importantes contenidos en el estudio. En el país “las mujeres siguen enfrentando una situación de desventaja evidente”. Por encima de los reconocimientos —propios de este tipo de documentos— a “los esfuerzos nacionales para mejorar esta situación, se señala en el citado estudio que estos han sido “irregulares”. Entre los varios “jalones de orejas” al gobierno, destaca el hecho de que aún “está pendiente de ratificación el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer”. Otro de los reproches significativos que se lleva el Estado salvadoreño —considerando la IV Conferencia de la Mujer en Beijing— es el relativo al compromiso de los Estados “con el derecho a la salud reproductiva de las mujeres”; en concreto, se le reclama que considere el “impacto que tiene sobre las mujeres y la salud pública el aborto en condiciones de riesgo”. En el caso salvadoreño —se observa en el documento— “todo tipo de aborto es penado por la ley, incluyendo el terapeútico, lo que incide, entre otras cosas, en el aumento de abortos en condiciones de riesgo”.


Más allá de plantear la necesidad de reformas legislativas, situación que aumentaría la polarización ya conocida al respecto, el PNUD opta por aconsejar otras vías. De ahí que se plantee —como una necesidad previa y urgente— la apertura de “un espacio de diálogo nacional que permita analizar abierta y seriamente la temática y establecer consensos a favor de la salud reproductiva de las mujeres”. Pero no porque sea esta agencia internacional para el desarrollo quien lo diga, sino porque —en todo caso— ello supondría “un ejercicio de madurez democrática”.


Si algo está bien claro, son las malas calificaciones obtenidas en esta materia por los sucesivos gobiernos durante la última década del pasado siglo. Eso se refleja cuando el PNUD reprueba —entre otras cosas— “la política nacional de la mujer y la creación del Instituto Salvadoreño de la Mujer” por no ser “suficientes para reducir las desigualdades existentes”. Por tanto, el organismo responsable del estudio nos indica que —con las políticas oficiales impulsadas hasta la fecha en nuestro país— quienes se llevan la peor parte de una difícil realidad para la mayoría de la gente en el país son las mujeres, junto a la adolescencia y la niñez.


Se debe comentar también que dos de las fallas más habituales en los organismos públicos salvadoreños relacionados con esta problemática, tienen que ver con el deficiente acopio de documentación estadística y la irregular sistematización de experiencias. Problemas de ese tipo dificultan, aún más, que se pueda percibir con claridad la dura situación de las mujeres en nuestro país. No obstante, pese a estos y otros obstáculos, en el cuaderno examinado se ofrecen datos realmente terribles.


Como ejemplo de tan crítico estado de cosas encontramos que, por el simple hecho de serlo, las mujeres ven reducidos en una cuarta parte sus salarios. Además, en las grandes empresas existe una segregación tal que impide el acceso a los puestos de trabajo de mayor responsabilidad; en ese marco, sólo una de cada diez consigue llegar a cargos de nivel elevado. En similares circunstancias se encuentran las mujeres en lo relativo a puestos claves dentro de las instituciones gubernamentales, tanto en el ámbito local como en el nacional; así, la participación de éstas en los espacios más importantes en la toma de decisiones políticas sigue siendo mínima.


Obstáculos también encuentran las mujeres en el acceso a la educación, en su continuidad en el proceso formativo y para el ingreso a la formación universitaria. La anécdota más ilustrativa al respecto fue relatada por María Isabel Rodríguez, Rectora de la Universidad de El Salvador (UES), invitada como comentarista a la presentación pública del cuaderno elaborado por el PNUD. Habló sobre el fenómeno de la “feminización universitaria”, que ha sido examinado por ese centro de estudios superiores. La Rectora Rodríguez explicó que en los últimos años se ha incrementado la cantidad de mujeres universitarias, superando a los hombres en más del cincuenta por ciento. No sólo son mayoría —expresó—, sino que se gradúan en menos tiempo y con mejores calificaciones. No obstante ese esfuerzo, señaló, el número que ocupa altos puestos de decisión en la UES se cuenta con los dedos de una mano.


Por si fuera poco todo lo anterior, las mujeres salvadoreñas son maltratadas tan cruelmente que —en muchos casos— los resultados terminan siendo fatales. De cada diez casos de violencia intrafamiliar registrados, en nueve de ellos las víctimas son mujeres. La mayoría de las veces es el cónyuge o compañero de vida el principal agresor. A esto se suma el incremento de casos registrados año con año, quizás fruto de una mayor denuncia social y cierta sensibilización institucional. No se debe olvidar, además, que hace unos meses visitó el país la Relatora Especial de las Naciones Unidas para la violencia contra la mujer; se proponía, entre otras cosas, investigar los numerosos y sucesivos casos de mujeres decapitadas y mutiladas que aún permanecen en la impunidad.


El constatar la responsabilidad directa y grave de los hombres, como los principales generadores de tantos hechos violentos que diariamente acontecen en nuestro país, nos plantea que la equidad de género es o debería ser “un asunto de toda la sociedad” porque afecta de forma sustantiva a ambos sexos. De ahí que se necesite “la cooperación y la participación activa de los hombres”; como el PNUD sostiene: es imposible cualquier “transformación si los hombres no pasan por esta reflexión”. Cabe aclarar que al pretender alcanzar la igualdad de género, no se apunta a lograr que mujeres y hombres se conviertan —valga la redundancia— en iguales; se trata de que los derechos, responsabilidades y oportunidades de todas las personas no dependan de su sexo. El medio para lograrlo es un trato justo para cada cual, según sus necesidades. De ahí que para corregir las desigualdades aún existentes, se requiera tomar medidas no necesariamente iguales —la llamada “discriminación positiva”— que conduzcan a la igualdad.


Para nuestro país, los desafíos son grandes e importantes en este terreno. Destaca el de los avances legales, pues —según aparece en el cuaderno del PNUD y nos indica la realidad— “todavía se registran vacíos importantes o faltan condiciones para poder cumplirlos adecuadamente”. Junto a este, también se debe mencionar otro enorme reto: eliminar las barreras que no le permiten a las mujeres ejercer su ciudadanía. Como señala el mismo documento: “Para la construcción de una democracia verdadera es necesario que desaparezcan todos los obstáculos que están impidiendo una participación más representativa de las mujeres en los ámbitos políticos, económicos y otros espacios de toma de decisión”. Y para superar la actual situación de las mujeres y las niñas en El Salvador, el PNUD lanza una propuesta interesante: la necesaria coordinación entre instituciones estatales y sociedad civil para elaborar una agenda nacional, que apunte hacia el destierro definitivo de las desigualdades y la discriminación en nuestro país por razones de sexo. Para alcanzar eso, dice el PNUD, “todavía queda mucho camino por recorrer”.

G

 


 


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