ECA, No. 583, mayo de 1997

El mundo laboral de las mujeres en la microempresa

Julia Evelin MartRnez

Resumen

 Este artRculo expone la situaci\n de desigualdad que enfrenta la mujer en el sector informal como propietaria o empleada de unidades econ\micas microempresariales. Este hecho trae consigo graves implicaciones en tJrminos de equidad y posibilidades reales para el desarrollo socioecon\mico del paRs, lo cual se evidencia en un ingreso mensual promedio menor que el del hombre que realiza la misma actividad; menor cobertura al sistema de seguridad social; la doble jornada de trabajo, ya que tambiJn tiene que realizar labores de domesticidad, etc. Por tanto, hace una reflexi\n sobre el futuro del sector informal dentro de la economRa neoliberal salvadoreZa y enfatiza la necesidad de incoporar, dentro de este sector, un enfoque de gJnero.

 

Introducci\n

 

Comdnmente, la tem<tica de derechos de la mujer trabajadora tiende a circunscribirse a la esfera de las relaciones laborales que se establecen dentro de las unidades econ\micas del llamado sector formal de la economRa y, por lo tanto, las estadRsticas utilizadas para abordar este tema por lo general hacen referencia a los establecimientos de m<s de diez trabajadores, registrados oficialmente y a problem<ticas ligadas a las particularidades de este tipo de empresas en el paRs: desigualdad en los salarios, desigualdad en el acceso a puestos de trabajo de mayor responsabilidad, desigualdad en la participaci\n en organizaciones sindicales, entre otras muchas otras formas de discriminaci\n. Sin embargo, muy poco o nada se ha logrado avanzar en la investigaci\n de la situaci\n de la mujer ocupada en el sector informal urbano, y, en consecuencia, debe reconocerse que nuestra visi\n del mundo laboral femenino en El Salvador es adn bastante limitado.

La importancia cuantitativa que las ocupaciones del sector informal tienen dentro del mercado laboral salvadoreZo justifican la necesidad no s\lo de hacer un esfuerzo por conocer mejor la problem<tica laboral m<s especRfica que caracteriza a este sector, sino tambiJn para incorporar dentro de la polRtica laboral una consideraci\n especial hacia las mujeres que laboran en Jl, quienes son vRctimas de la doble discriminaci\n que significa ser mujeres laborando dentro de un sector subordinado a las necesidades y la l\gica de acumulaci\n del capital de las empresas del sector formal.

Para abordar este tema, el presente artRculo, a partir de la categorRa microempresa, describe la situaci\n de discriminaci\n que afecta a la mujer en el sector informal como propietarias o como empleadas de unidades econ\micas microempresariales, seguido de un an<lisis de los principales determinantes que condicionan la situaci\n de la mujer trabajadora en este sector. El trabajo concluye con una reflexi\n sobre el futuro del sector informal de cara a la profundizaci\n del proceso de reformas econ\micas neoliberales que experimenta la economRa salvadoreZa y sobre la necesidad de poner en pr<ctica una polRtica laboral que tome en consideraci\n tambiJn la realidad laboral dentro de este sector y que incorpore un enfoque de gJnero en su diseZo e implementaci\n.

 

 

 

 

 

1. Sobre la utilizaci\n de la categorRas sector informal

y microempresa

 

Para efectos de este trabajo se utiliza la categorRa de microempresa como sin\nimo de actividades del sector informal popular urbano , aun cuando se reconoce que conceptualmente presentan diferencias sustanciales y que su utilizaci\n varRa de acuerdo con el enfoque ideol\gico y polRtico que desea privilegiar un determinado autor o instituci\n.

 

En todo caso, vale la pena aclarar que nuestro interJs se centra fundamentalmente en aquel sector de la economRa salvadoreZa integrado por pequeZas unidades de producci\n y distribuci\n de bienes y servicios, situadas en las zonas urbanas, y que pertenecen a productores(as) independientes y a trabajadores (as) por cuenta propia, que a veces emplean a miembros de la familia o algunos asalariados(as) o aprendices. Sus principales caracterRsticas son su escasa o nula disponibilidad de capital, la utilizaci\n de tJcnicas rudimentarias, el uso de mano de obra con bajo nivel de calificaci\n, sus bajos niveles de productividad y la generaci\n de ingresos muy bajos, irregulares e inestables, tanto para los propietarios (as) como para los empleados (as).

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

las mujeres est<n al frente de unidades productivas definidas fundamentalmente por actividades de autoempleo o actividades por cuenta propia,

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Las unidades econ\micas ubicadas en este sector funcionan de acuerdo a una l\gica econ\mica fundamentada en la satisfacci\n de las necesidades de reproducci\n de sus miembros y no en la bdsqueda de ganancias y en la acumulaci\n de capital, que serRa el rasgo m<s diferenciador en relaci\n con el sector capitalista de la economRa, comdnmente conocido como sector formal.

Es necesario tambiJn aclarar que el tJrmino microempresa, a diferencia del tJrmino sector informal , es utilizado en nuestro medio m<s desde un interJs cuantitativo que explicativo, sobre todo para facilitar la recolecci\n de informaci\n sobre las unidades econ\micas (capitalistas y no capitalistas) que emplean entre uno y diez trabajadores (as), incluyendo al propietario (a) y cuyas ventas anuales son inferiores a los 600,000 colones.1

 

Hist\ricamente, los esfuerzos de cuantificaci\n del sector de la microempresa y el uso de esa categorRa han estado fuertemente asociados a la necesidad de los gobiernos de separarlo de las pequeZas empresas con miras a .la aplicaci\n de incentivos econ\micos, especRficamente crediticios. Sin embargo, a partir de la dJcada de los ochenta se ha tendido a la utilizaci\n generalizada del tJrmino microempresa como sin\nimo del sector informal, por parte de los agentes pdblicos y privados vinculados a esta tem<tica. Algunos de ellos inclusive han llegado a hablar de microempresas del sector informal., con lo que han contribuido a generar mayor confusi\n sobre el tema.

 

Conscientes de los riesgos que conlleva el uso indistinto de las categorRas que aquR se proponen, es preciso recurrir a este artificio con el fin de aprovechar la informaci\n estadRstica m<s reciente, confiada en que las diferencias a favor y en contra que pueda generar la utilizaci\n del mismo, terminen por compensarse mutuamente.

 

2. La realidad del trabajo de la mujer en la microempresa

 

Se estima que a nivel nacional existe un total de 397,000 microempresas que dan ocupaci\n a unas 603,340 personas, entre empleadores y empleadoras, autoempleados (as) y trabajadores (as). En su conjunto aportan a la formaci\n del Producto Interno Bruto (PIB) entre un 24 y un 36 por ciento.2

 

La situaci\n de la mujer ocupada en la microempresa, a nuestro juicio, debe ser enfocada a partir de las dos posiciones que desempeZa dentro de este sector, es decir, como propietaria de una microempresa o bien como empleada en una microempresa. Establecer esta separaci\n es muy difRcil, pues en la mayorRa de los casos las mujeres al mismo tiempo que propietarias de una microempresa son las dnicas empleadas en ellas. No obstante lo anterior, nos parece conveniente, a nivel metodol\gico, mantener tal distinci\n para poder aislar las condiciones laborales impuestas a las mujeres que dependen de un empleador o de una empleadora en su desempeZo laboral, de aquellas otras que de alguna forma viven en condiciones laborales Aauto-impuestas@, por ser empleadoras o bien por ser autoempleadas.

 

2.1. Mujeres propietarias de microempresas

 

Formalmente, las mujeres propietarias de una microempresa, en los tJrminos definidos con anterioridad, representan la mayorRa, tanto a nivel urbano como a nivel rural (ver el Cuadro 1).

Cuadro 1

Clasificaci\n de la microempresa de acuerdo con el sexo del propietario (a) y la categorRa ocupacional

(En porcentajes)

 

 

Area

 

 

Total

 

Hombres

 

Mujeres

Urbana

72.3

38.6

61.4

 

Rural

 

27.7

 

29.7

 

70.3

 

CategorRa ocupacional

 

 

 

 

 

 

 

Cuentas propias

 

84.3

 

30.6

 

69.4

 

Patronos

 

15.7

 

66.2

 

33.8

Fuente: Libro blanco de la microempresa, sobre la base de la Encuesta 123 de la Microempresa SalvadoreZa, 1996.

 

Sin embargo, si analizamos con cuidado los datos disponibles nos daremos cuenta que las mujeres est<n al frente de unidades productivas definidas fundamentalmente por actividades de auto empleo o actividades por cuenta propia, las cuales se caracterizan por estar constituidas por una sola persona, responsable de realizar todas las actividades necesarias para el funcionamiento del negocio y por operar con bajos niveles de rentabilidad, lo cual proporciona a sus propietarios ingresos sumamente bajos, muchas veces por debajo del salario mRnimo establecido oficialmente. Esta situaci\n se revierte en el caso de las unidades microempresariales dirigidas por hombres.

 

Las mujeres dedicadas a actividades de auto empleo o de cuenta propia representan el 69.4 por ciento, del total de las mujeres que se encuentran al frente de un negocio dentro de la microempresa , lo cual reduce al 33.8 el porcentaje de mujeres que efectivamente pueden considerarse empleadoras, pues no s\lo son propietarias de una microempresa, sino que contratan al menos a una persona para llevar a cabo las actividades relacionadas con la empresa. Los hombres, por su parte, presentan una tendencia opuesta ya que pueden considerase auto empleados dnicamente el 30.6 por ciento de los microempresarios, lo cual deja, en consecuencia, que el 66.2 por ciento de los microempresarios pueda considerarse realmente como empleador.

 

Esta primera conclusi\n que se puede extraer de los datos anteriores sobre la situaci\n de la mujer en la microempresa, puede ser complementada con el an<lisis de los datos relacionados con las actividades empresariales a las que se dedican las mujeres en la microempresa asR como con la l\gica de reproducci\n que prevalece dentro de la actividad desarrollada en las microempresas, propiedad de mujeres.

 

Por lo general, en el interior del sector informal puede observarse una tendencia al establecimiento de una divisi\n de las actividades empresariales entre hombres y mujeres, que se traduce a su vez en divisi\n entre sectores din<micos y poco din<micos asociada al gJnero (ver los Cuadros 2 y 3 ).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuadro 2

Subsectores de la microempresa seleccionados de comercio, industria y servicios, por sexo del propietario

(En porcentajes)

 

 

 

Sector

 

 

Hombres

 

 

Mujeres

 

1. Comercio

1.1. Comercializaci\n de granos b<sicos

1.2. Venta de insumos agrRcolas

1.3 . Compra-venta de alimentos y bebidas

1.4 . Compra-venta de ropa nueva

1.5. Compra-venta de ropa usada

1.6. Tienda

1.7. Comedores

 

 

 

61

51

43

41

45

44

26

 

 

39

49

57

59

55

56

74

 

 

2. Industria

2.1. Confecci\n de ropa

2.2 . Productos met<licos

2.3. CarpinterRa y ebanisterRa

2.4. Otros productos de madera

2.5. Bloques, ladrillos, tejas,etc

2.6. PanaderRa, reposterRa

2.7. Productos l<cteos

2.8. Otros alimentos y bebidas

2.9. Productos de cuero

2.10.ArtesanRa decorativa

2.11.ArtesanRa utilitaria

 

3. Servicios

3.1. Talleres de reparaci\n elJctricos

3.2. Reparaci\n de autom\viles y motos

3.3. Reparaciones de calzado cuero

3.4. Reparaciones otros

3.5. LavanderRa y limpieza

3.6. BarberRas y salones de belleza

3.7. Molinos de moler maRz

 

 

 

 

42

92

92

96

85

38

22

10

81

31

50

 

 

84

94

88

77

7

25

49

 

 

 

 

 

58

8

8

4

15

62

78

90

19

69

50

 

 

16

6

12

23

93

75

51

 

 

Fuente: Encuesta de la microempresa salvadoreZa. Programa de fomento de la microemrpesa en las zonas marginales. Programa FOMMI, U.E-GOES/FIS, julio de 1995.

 

 

La encuesta de la microempresa del programa FOMMI nos revela que las mujeres microempresarias, tanto las autoempleadas como las empleadoras, presentan una marcada tendencia a ubicarse en actividades de comedores, producci\n de alimentos y bebidas, lavanderRa y limpieza, barberRas y salones de belleza, talleres de confecci\n de ropa, bazares y tiendas de consumo popular, que tradicionalmente son consideradas de ARndole femenina@. Los hombres, en cambio, tienden a situarse en actividades identificadas como Amasculinas@, tales como productos met<licos , carpinterRa y ebanisterRa, fabricaci\n de bloques, ladrillos y tejas, talleres de reparaci\n elJctrica, reparaci\n de autom\viles y motocicletas, construcci\n y transporte.

 

Esta divisi\n de actividades empresariales femeninas y masculinas, que caracteriza a la microempresa salvadoreZa, guarda una alta correlaci\n con la rentabilidad y los ingresos de los diferentes sectores y subsectores que la componen , dando paso asR a una clara divisi\n entre sectores Adin<micos y poco din<micos@ que funciona en sentido opuesto a las actividades con mayor presencia de mujeres propietarias (ver el Cuadro 3 ). En efecto, los subsectores donde se identifica una mayor participaci\n de mujeres microempresarias coinciden con los subsectores que tendencialmente tienen ganancias menores a la ganancia promedio del sector y donde el porcentaje de reducci\n de ventas es mayor o bien el porcentaje de aumento en las mismas es menor que el promedio.

 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Esta divisi\n de actividades empresariales femeninas y masculinas, que caracteriza a la microempresa salvadoreZa, guarda una alta correlaci\n con la rentabilidad y los ingresos de los diferentes sectores y subsectores que la componen,

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Por el contrario, los indicadores tradicionales de Jxito empresarial , tales como la capacidad de ahorro, el aumento de las ventas y ganancias, aplicados a la realidad de las microempresas, muestran un balance a favor de los establecimientos de propiedad masculina, reforzando con ello el mito dominante en nuestras sociedades acerca de que el espRritu empresarial es m<s f<cilmente desarrollado por los hombres, quienes desde su infancia presentan una fuerte inclinaci\n al riesgo, a la competencia y la innovaci\n tecnol\gica.

 

 

Cuadro 3

Indicadores de Jxito potencial en algunos subsectores seleccionados de la microempresa

(En porcentajes y colones)

 

 

Sectores y subsectores seleccionados

 

Porcentaje con capacidad de ahorro

 

Promedio de ganancias semanales

(colones)

 

Porcentaje de negocios con incremento en sus ventas

 

Porcentaje de negocios con disminuci\n en sus ventas

1. Comercio

 

1.1. Granos B<sicos

1.2. Insumos agrRcolas

1.3. Alimentos y bebidas

1.4. Ropa nueva

1.5. Ropa usada

1.6. Tienda

1.7. Comedores

 

39

 

40

35

43

46

39

33

36

 

529

 

640

537

487

424

410

534

566

12

 

10

14

9

15

20

11

14

42

 

42

54

47

38

42

39

45

 

2. Industria

 

2.1. SastrerRa

2.2. Productos met<licos

2.3. CarpinterRa, ebanisterRa

2.4. Otros productos met<licos

2.5. Bloques, ladrillos, tejas

2.6. PanaderRa, reposterRa

2.7. Productos l<cteos

2.8. Otros alimentos, bebidas

2.9. Productos de cuero

2.10.ArtesanRa decorativa

2.11.ArtesanRa utilitaria

 

 

 

41

 

38

56

39

39

45

49

59

278

37

45

36

 

 

539

 

369

755

731

815

839

663

736

373

746

464

444

 

16

 

17

20

16

14

21

18

15

13

15

12

13

 

51

 

55

55

50

54

45

54

65

48

36

31

53

 

3. Servicios

 

3.1. Reparaciones elJctricas

3.2. Reparaciones autos de motos

3.3. Reparaciones calzado y cuero

3.4. Otras reparaciones

3.5. LavanderRa y limpieza

3.6. BarberRas y salas de belleza

3.7. Molinos de moler maRz

 

 

40

 

42

54

30

 

41

15

41

38

 

412

 

519

591

292

 

465

205

404

383

 

 

15

 

16

22

11

 

12

6

17

12

 

51

 

47

47

52

 

51

66

50

62

Fuente: Encuesta de la Microempresa SalvadoreZa. Programa FOMMI, 1995.

 

 

 

 

 

Los datos anteriores explican, en gran medida, el hecho de que las microempresas propiedad de mujeres representen el 70 por ciento de las microempresas ubicadas en el segmento de subsistencia, el 53 por ciento de las microempresas en situaci\n de reproducci\n simple y dnicamente el 25 por ciento de las microempresas en el segmento de reproducci\n ampliada. (Ver el Cuadro 4). TambiJn nos indican que no es una simple casualidad que las microempresas propiedad de hombres registren una tendencia diametralmente opuesta: son apenas el 30 por ciento de las microempresas de subsistencia, el 46 por ciento de las microempresas de reproducci\n simple y el 75 por ciento de las microempresas situadas en el segmento de reproducci\n ampliada.3

 

El resultado de todo lo anterior se resume en un hecho simple, pero de graves implicaciones en tJrminos de equidad y de posibilidades reales para el desarrollo socioecon\mico para el paRs, las mujeres propietarias de este sector, tanto empleadores como auto empleadas, perciben ingresos mensuales promedios menores que los hombres en esa misma clasificaci\n ocupacional (ver el Cuadro 5).

 

 

 

Cuadro 4

Divisi\n de las microempresas en segmentos productivos,

segdn sexo del propietario (a) (1996)

(En porcentajes)

 

 

Segmento productivo

 

Hombres

 

Mujeres

 

 

Microempresas de Subsistencia

 

 

 

29.8

 

 

 

70.2

 

 

Microempresas de Reproducci\n Simple

 

 

 

47.0

 

 

53.0

 

 

Microempresas de Reproducci\n Ampliada

 

 

 

75.0

 

 

25.0

 

Fuente: Libro blanco de la microempresa, sobre la base de la Encuesta 123 de la microempresa salvadoreZa, 1996.

 

 

 

Cuadro 5

Microempresas segdn tramo de ganancia mensual y segdn sexo

(En porcentajes)

 

 

Tramo de ingreso

Mensual

(en colones)

 

Total

 

Hombres

 

Mujeres

 

De 1 a 500

 

6.7

 

2.4

 

8.4

 

 

De 501 a 999

 

 

10.0

 

 

5.0

 

 

12.0

 

 

De 1,000 a 1,999

 

 

20.7

 

 

16.6

 

 

22.3

 

 

De 2,000 a 4,999

 

 

36.6

 

 

41.5

 

 

34.7

 

 

De 5,000 a 9,999

 

 

15.0

 

 

21.9

 

 

12.3

 

 

De 10,000 a 14,999

 

 

5.5

 

 

4.4

 

 

6.0

 

 

M<s de 15,000

 

 

5.4

 

 

8.1

 

 

4.4

Fuente: Estudio nacional de la demanda de crJdito para la microempresa. Proyecto MIP: CAM-CRS-FINCA-FOMMI-OEF-SNF. Diciembre de 1996.

 

 

 

 

2.2. Mujeres empleadas en microempresas

 

En tJrminos generales, la situaci\n de las mujeres empleadas en la microempresa presenta los mismos niveles de precariedad que la de los hombres , pudiJndose distinguir, sin embargo, ciertas particularidades que agudizan en ellas esta situaci\n, especialmente dados los altos Rndices de jefatura femenina que prevalecen en este sector.

 

En primer lugar, el fen\meno de trabajo no remunerado suele asociarse al sector de la microempresa en general. Los datos disponibles muestran evidencias de la posibilidad de que la mayor incidencia de este fen\meno se presente en las mujeres, especialmente en el sector comercio, donde existe una mayor participaci\n de mujeres (ver el Cuadro 6). Esta categorRa ocupacional excluye a las aprendices y hace referencia a mujeres que pueden estar laborando de manera parcial o total una determinada jornada de trabajo, sin que por ello reciban una compensaci\n en tJrminos monetarios, en virtud de determinados lazos de parentesco, amistad o afinidad que pueda tener con el o la propietaria de la microempresa.

 

Cuadro 6

Empleo en las microempresas, por sector, remuneraci\n y sexo

(En porcentajes)

 

 

Sector

 

Hombres remunerados

 

Mujeres remuneradas

 

Hombres no remunerados

 

Mujeres no remuneradas (*)

 

Comercio

 

17.57

 

32.46

 

15.36

 

30.13

 

 

Industria

 

 

50.12

 

 

20.52

 

 

8.52

 

 

10.56

 

 

Servicios

 

 

47.75

 

 

22.17

 

 

8.73

 

 

8.07

 

 

Otros

 

 

63.52

 

 

5.09

 

 

18.15

 

 

6.76

 

(*) La diferencia entre la suma de las cuatro columnas y el total corresponde al porcentaje de aprendices empleados en los diferentes sectores, dato que no se incluye por no estar disponible de forma desagregada por sexo.

Fuente: Encuesta de la microempresa salvadoreZa. Programa FOMMI, 1995.

 

 

Otro elemento importante para medir las condiciones de mayor desigualdad que enfrentan las mujeres empleadas del sector de la microempresa nos lo proporciona la informaci\n sobre remuneraciones promedio mensuales , la cual no obstante se encuentra disponible para las empresas de uno a cuatro trabajadores (as), creemos que nos acerca de manera confiable al universo de la microempresa (ver el Cuadro 7). Los datos del Cuadro 7, si bien reflejan una situaci\n insatisfactoria para los hombres y mujeres con empleo remunerado en la microempresa, ya que en ambos casos perciben ingresos insuficientes para satisfacer las necesidades b<sicas de las familias que dependen de Jl o de ella y para su reproducci\n material y espiritual, no por ello nos impiden percatarnos de la mayor desigualdad que representan estos niveles salariales para las mujeres. En efecto, en los cuatro aZos considerados y sin excepci\n se presenta una marcada tendencia a mantener los salarios de las mujeres por debajo de los niveles salariales de los hombres, con el agravante de que esta disparidad salarial tiende a acentuarse en los dltimos aZos del perRodo, coincidiendo con la profundizaci\n del proceso de ajuste estructural de la economRa salvadoreZa.

 

 

Cuadro 7

Remuneraciones mensuales medias de la poblaci\n ocupada en el sector informal en establecimientos con uno a cuatro trabajadores (as) , por sexo y aZo

(En colones)

 

 

Ocupados (as)

 

 

1988/89

 

1990/91

 

1992/93

 

1994

 

Total

 

 

662.5

 

835.2

 

1119.1

 

 

1425.3

 

 

Hombres

 

 

 

706.9

 

 

863.1

 

 

1237.6

 

 

1585.7

 

 

Mujeres

 

 

 

568.8

 

 

773.0

 

 

 

653.6

 

 

1147.3

Fuente: Carlos, Briones. AContinuidad o transformaci\n? El sector informal urbano 1988-1994@. FLACSO, 1995. Sobre la base de las Encuestas de Hogares de Prop\sitos Mdltiples del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

Un tercer indicador del cual podemos auxiliarnos para describir la situaci\n laboral de las mujeres empleadas en el sector de la microempresa lo constituye el acceso a un sistema de seguridad social que provea a las mujeres y sus familias de una red de servicios de salud y protecci\n en casos de incapacidad, vejez y muerte, que contribuya a un mejoramiento en la calidad de vida.

 

El sistema de seguridad social en El Salvador tiene una cobertura sumamente baja, lo cual es v<lido tanto para los trabajadores (as) del sector informal como para los del sector formal, donde la cobertura no alcanza ni tan siquiera al 25 por ciento de la PEA ocupada. En el sector informal la cobertura apenas era del 3 por ciento para el aZo 1992. Las disparidades entre hombres y mujeres son menos acentuadas que en los indicadores seZalados anteriormente; manteniJndose, sin embargo, una tendencia a una menor cobertura en las mujeres (ver el Cuadro 8).

 

 

 

 

Cuadro 8

Cobertura del sistema de seguridad social de los ocupados (as) del sector informal urbano, segdn sexo y aZos

(En porcentajes)

 

 

 

Poblaci\n cubierta

 

 

 

1990

 

 

1991

 

 

1992

Total

 

 

2.46

 

3.21

 

3.10

 

 

Hombres

 

 

 

3.06

 

 

4.02

 

 

3.61

 

 

Mujeres

 

 

 

1.86

 

 

2.42

 

 

2.61

Fuente: Edy ArelR Ortiz CaZas, Mujeres del sector informal urbano en El Salvador. Serie Estudios de la Mujer, No 3, Instituto de Investigaci\n, Capacitaci\n y Desarrollo de la Mujer (IMU), junio de 1994.

 

 

 

 

3. Determinantes de la situaci\n laboral de la mujer

en la microempresa

 

Sin agotar toda la problem<tica del desarrollo de la mujer ocupada en la microempresa, los principales determinantes de su realidad laboral en este sector pueden ser agrupados en las siguientes categorRas.

 

3.1. Problemas relacionados con la doble jornada de trabajo

 

Las mujeres de este sector en general no cuentan con apoyo para la realizaci\n del trabajo domJstico, el cual se ven obligadas a llevar a cabo antes y despuJs del trabajo normal de la empresa. Tampoco cuentan con ayuda para suplir las tareas de cuido de niZos y niZas, por lo que muchas veces se ven en la necesidad de dedicar menos horas diarias a la empresa o de situar el negocio en el mismo lugar de vivienda, a fin de poder compatibilizar las labores reproductivas de la familia con el desempeZo de una actividad econ\micamente productiva, lo cual las limita en sus posibilidades de desarrollo empresarial.

 

Tal como lo indican los datos del Cuadro 9, este problema no es compartido por los hombres de la microempresa, quienes en caso de tener que desempeZar una tarea suplementaria a la actividad microempresarial lo hacen dedic<ndose a actividades tambiJn de Rndole productiva, tales como la agricultura, por las cuales, en general, esperan percibir ingresos monetarios.

 

 

Cuadro 9

Actividades suplementarias de los propietarios (as) en la microempresa

(En porcentajes)

 

Actividades adicionales a la de la microempresa

 

 

Hombres

 

Mujeres

 

Sin otra actividad

 

80

 

40

 

 

Agricultura

 

 

6

 

 

2

 

 

Empleo asalariado

 

 

 

2

 

 

2

 

 

 

Tareas domJsticas

 

 

3

 

 

42

 

 

Otras

 

 

9

 

 

4

 

Fuente: Encuesta de la microempresa salvadoreZa. Programa FOMMI, 1995.

 

 

3.2. Problemas relacionados con el acceso a crJdito

 

Adicionalmente a los problemas de condiciones y metodologRas de crJdito, comunes a hombres y mujeres del sector de la microempresa, las microempresarias se enfrentan a obst<culos adicionales para obtener financiamiento para sus actividades, derivados de problemas de gJnero, entre los cuales pueden mencionarse los siguientes.

 

Las actividades desarrolladas mayoritariamente por las mujeres microempresarias, tales como comercio minorista y ambulante, costura, preparaci\n de comidas y limpieza de ropa, representan a sectores menos din<micos y con una demanda sobresaturada, lo cual hace que sean menos atractivas como sujetos de crJdito del sistema financiero formal y de otros programas de crJdito. En general, esta situaci\n provoca que las mujeres tengan acceso a niveles de financiamiento muy bajos y en condiciones sumamente desfavorables, lo que a su vez las mantiene en situaci\n de subsistencia.

 

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en los cuatro aZos considerados y sin excepci\n se presenta una marcada tendencia a mantener los salarios de las mujeres por debajo de los niveles salariales de los hombres,

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Las limitaciones de tiempo que las mujeres tienen para dedicarse exclusivamente a su empresa y el exceso de responsabilidades a nivel familiar, especialmente en el caso de mujeres jefes de hogar, las vuelve sujetos de alto riesgo para las instituciones financieras y los programas de crJdito.

Las mujeres tienen menos posibilidad para cumplir con las garantRas reales exigidas por las entidades financieras , ya que, por lo general, no son propietarias ni tienen amistades asalariadas que puedan servir cono fiadores o codeudores solidarios de los crJditos que solicitan. Estos factores provocan, en la mayorRa de casos, una demanda insatisfecha de crJdito mayor en relaci\n con la que presentan los hombres, asR como la otorgaci\n de montos de crJditos en promedio muy por debajo de los montos otorgados a los hombres (ver el Cuadro 10) .

 

Respecto a esta situaci\n particular vale la pena destacar que las mujeres demandan y reciben globalmente un monto de crJdito dos veces mayor que los hombres en el sector comercio , donde son la mayorRa. A nivel individual hacen uso de crJditos promedio de solo 13,5553.47 colones, que representa la mitad del monto promedio que reciben los hombres para actividades en este sector. Esta situaci\n es similar en el caso de la industria y empeora en las actividades de servicios, en las cuales el crJdito promedio que perciben las mujeres representa menos de la cuarta parte del crJdito promedio utilizado por los hombres.

 

 

Cuadro 10

Monto de crJdito solicitado y aprobado por las microempresas a nivel nacional, por rama de actividad econ\mica y segdn sexo del propietario (a)

(En colones)

 

 

 

Rama de actividad

 

 

 

CrJdito solicitado

 

 

CrJdito aprobado

 

 

Monto promedio de crJdito

 

Comercio

 

Hombres

 

Mujeres

 

 

177,745,300

 

59,804,600

 

117,940,700

 

158,295,820

 

52,869,600

 

105,426,220

 

16,377.08

 

28,953.00

 

13,553.47

 

 

Industria

 

Hombres

 

Mujeres

 

 

 

32,209,800

 

21,403,00

 

10,806,800

 

 

26,202,800

 

17,916,00

 

8,286,800

 

 

27,398.32

 

34,505.83

 

16,737.06

 

 

Servicios

 

Hombres

 

Mujeres

 

 

 

26,811,900

 

17,972,000

 

8,839,900

 

 

19,048,140

 

10,764,240

 

8,283,900

 

 

21,022.40

 

38,702.44

 

9,182.12

 

 

Fuente: Estudio nacional de la demanda de crJdito a la microempresa. Proyecto MIP: CAM-CRS-FINCA-FOMMI-OEF-SNF. Diciembre de 1996.

 

 

 

3.3. Problemas relacionados con el diseZo

de los programas de capacitaci\n y de asistencia tJcnica

 

Los programas de capacitaci\n y asistencia tJcnica, por lo general, no se adaptan a las necesidades pr<cticas y a la escala de operaci\n de las microempresas de mujeres, y tambiJn por regla general utilizan un lenguaje y una metodologRa poco accesibles o motivadoras para las mujeres.

 

La principal limitante en esta <rea la constituyen los altos Rndices de analfabetismo y los bajos niveles de escolaridad que presentan las mujeres microempresarias (ver el Cuadro 11 ), que a su vez son resultante de la divisi\n de funciones que socialmente se asigna a hombres y mujeres. En la pr<ctica, esa divisi\n opera dentro de las familias dando una menor educaci\n a las hijas, quienes son condicionadas para tener en el futuro menor capacidad para aprovechar las oportunidades de formaci\n que eventualmente puedan encontrarse disponibles en el mercado.

 

Enfocado desde esta perspectiva, para las mujeres microempresarias, el dilema frente a la capacitaci\n y la asistencia tJcnica no se circunscribe dnicamente en torno al costo monetario de esa formaci\n, sino que trasciende al <mbito de la adquisici\n de los conocimientos y las habilidades previas que les permitan aprovechar, en igualdad de condiciones con los hombres, la capacitaci\n y la asistencia tJcnica que las diversas instituciones pdblicas y privadas ponen a disposici\n del sector de la microempresa, sin hacer ninguna distinci\n con base en el gJnero.

 

 

Cuadro 11

Nivel educativo de los propietarios (as) de microempresas

(En porcentaje)

 

 

 

Ultimo grado

aprobado

 

 

 

Total

 

 

Mujeres

 

 

Hombres

 

 

Ninguno

 

 

9.6

 

11.6

 

5.9

 

 

Primer ciclo

 

 

 

12.7

 

 

 

14.7

 

 

 

9.0

 

 

 

Segundo ciclo

 

 

 

3.0

 

 

30.8

 

 

28.5

 

 

Tercer ciclo

 

 

 

21.3

 

 

19.1

 

 

25.5

 

 

Bachillerato

 

 

 

20.4

 

 

18.6

 

 

23.7

 

 

Estudios tJcnicos

 

 

 

0.1

 

 

0.2

 

 

0.0

 

 

Estudios universitarios

 

 

 

2.8

 

 

2.4

 

 

3.5

 

 

TJcnico graduado

 

 

 

2.0

 

 

2.1

 

 

2.0

 

 

Profesional graduado

 

 

 

0.9

 

 

0.5

 

 

1.7

 

Fuente: Estudio nacional de la demanda de crJdito en la microempresa. Proyecto MIP: CAM-CRS-FINCA-FOMMI-OEF-SNF. Diciembre de 1996.

 

 

Por otro lado, tambiJn estos programas presentan un sesgo a favor de las microempresas de los sectores de producci\n y servicios m<s din<micos , ubicadas en los segmentos de reproducci\n simple y micro Top, en los cuales las mujeres no tienen una participaci\n significativa.

 

Adicionalmente, por las responsabilidades domJsticas, las mujeres disponen de menos tiempo para asistir a los cursos de capacitaci\n. No tienen apoyo para el cuidado de niZos y niZas cuando asisten a dichos cursos de capacitaci\n: lo cual agrava aun mas el problema de acceso de las mujeres al financiamiento, particularmente en aquellos casos en que se define la asistencia a cursos de capacitaci\n como requisito para el otorgamiento de crJditos.

 

3.4. Problemas relacionados con el desarrollo de actitudes

empresariales favorables al aumento de la competitividad

 

El desarrollo de actitudes empresariales que favorezcan el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las microempresas y el traslado a subsectores m<s din<micos, desde el punto de la rentabilidad, se presenta con mayor dificultad en el caso de las microempresarias, por las razones siguientes.

 

Las mujeres microempresarias encuentran dificultades culturales y sociales para abandonar el rol tradicional que se le asigna a la mujer dentro del hogar y la familia. Por regla general, el desempeZo de su actividad empresarial no se enfoca como una opci\n de superaci\n personal, sino como una actividad complementaria o sustituta de los ingresos, que proveen los esposos o compaZeros de vida. Esta percepci\n limita el grado de compromiso que las microempresarias tienen con sus negocios y su capacidad de innovaci\n presente y futura.

 

El nivel de autoestima de las mujeres microempresarias se encuentra normalmente deteriorado debido a una serie de factores asociados a la violencia domJstica, al abandono, a la sobrecarga de responsabilidades familiares, entre otros. Este elemento determina conductas extremadamente pasivas o pesimistas frente al desarrollo de las empresas, que les impide tomar riesgos o aprovechar de manera oportuna las posibilidades que los programas y proyectos ofrecen para mejorar la situaci\n de su negocio.

 

El riesgo y la ambici\n dentro de la sociedad tradicionalmente son caracterRsticas definidas para los hombres, mientras que a la mujer se le inculca la bdsqueda de seguridad y el conformismo. Este elemento cultural marca de manera significativa la distinta actitud frente al mercado y la competencia, que potencialmente podrRan desarrollar hombres y mujeres del sector de la microempresa.

 

 

 

4. Necesidad de una polRtica laboral especRfica

para el sector informal con enfoque de gJnero

 

La profundizaci\n del proceso de reestructuraci\n del aparato productivo nacional, orientado a la consolidaci\n de un nuevo modelo de crecimiento de la economRa salvadoreZa, basada en las exportaciones y en los sectores comerciales y financieros, ha tenido como uno de sus principales resultados la ampliaci\n del empleo en el sector informal. Entendido este sector no como sin\nimo de ilegalidad o falta de registros, sino b<sicamente como actividades de comercio, servicios y de industria de baja productividad, las cuales generan bajos niveles de rentabilidad e ingresos.

 

Este fen\meno no puede analizarse como un Aaccidente@ del programa de ajuste estructural, sino que, por el contrario, constituye un efecto l\gico y necesario para el Jxito del nuevo modelo de crecimiento de la economRa y, por tanto, es congruente con su l\gica de funcionamiento. El programa de ajuste estructural no ha tenido ni tendr< como consecuencia la disminuci\n del sector informal a travJs de la destrucci\n de las unidades microempresariales o del autoempleo que se desarrolla dentro de Jl. Lo que si est< generando es una mayor precariedad de los empleos y los ingresos de los trabajadores y trabajadoras de este sector, al mismo tiempo que los propietarios y propietarias dismimuyen sus niveles de rentabilidad y sus perspectivas de desarrollo empresarial se ven frustradas.

 

Las medidas de ajuste estructural, tales como la privatizaci\n del sistema financiero, la apertura externa indiscriminada y la reforma del sistema tributario, han producido para las empresas del sector formal , especialmente .pequeZas y medianas, un aumento significativo en sus costos, lo que a su vez, aunado a la perdida progresiva de la capacidad adquisitiva de la poblaci\n , les ha imposibilitado a muchas de estas empresas continuar operando en sus mercados tradicionales, y han optado por el cierre definitivo o el cambio a una actividad de menores costos de permanencia y salida.

 

Estas reestructuraciones Anormales@ dentro de la l\gica del ajuste estructural tienen como contrapartida una pJrdida de empleos permanentes y un aumento en las actividades y personas que se desempeZan en el llamado sector informal, lo cual conlleva una sobresaturaci\n de estas actividades , disminuci\n de las ganancias promedio y desmembramiento de las condiciones laborales para los trabajadores y las trabajadoras del sector informal.

De no modificarse substancialmente la din<mica de crecimiento de la economRa salvadoreZa y la polRtica econ\mica que la sustenta, en los pr\ximos aZos, m<s de las dos terceras partes de la poblaci\n econ\micamente activa ocupada se encontrara en el sector informal, con todas las implicaciones que esto representar< en tJrminos de deterioro en la calidad del empleo y en las condiciones de vida de las familias ligadas a este sector .

 

En este marco, la polRtica laboral del paRs, si quiere ser realmente una polRtica de car<cter nacional, no podr< continuar siendo una polRtica exclusiva para los trabajadores y trabajadoras del sector formal, sino que deber< incorporar medidas y acciones orientadas a garantizar condiciones mRnimas de bienestar para los ocupados (as) del sector informal. Por supuesto, esto implica una voluntad polRtica para mejorar las condiciones laborales de la poblaci\n, es decir, esta tarea no se le deja al mercado.

 

Pero adicionalmente, no basta con que la polRtica laboral tome en consideraci\n al sector informal como sujeto, sino que es necesario que Jsta asuma en su diseZo y aplicaci\n una autJntica perspectiva de gJnero, en el sentido de garantizar, a travJs de medidas especRficas, que las mujeres tengan iguales oportunidades que los hombres para mejorar sus condiciones laborales.

 

Algunas medidas a ser consideradas en el diseZo e implantaci\n de una polRtica laboral con estas caracterRsticas podrRan ser las siguientes.

 

El fomento de la organizaci\n gremial de los ocupados y ocupadas en el sector de la microempresa, tanto a nivel de los propietarios(as) como de los empleados (as), a nivel geogr<fico y por rama de actividad econ\mica, como el mejor instrumento para mejorar el acceso de los ocupados (as) de este sector a mejores condiciones laborales.

 

Funcionamiento de un rJgimen fiscal transitorio para el sector de la microempresa que estimule el mejoramiento de la calidad del empleo permanente y temporal en las empresas de este sector y defina de manera clara y precisa incentivos para las microempresas que remuneran los trabajadores y trabajadoras al nivel del salario mRnimo o por encima de Jl. Dado que la contrataci\n de trabajadoras y trabajadores se presenta sobre todo en los segmentos de reproducci\n simple y de reproducci\n ampliada , la aplicaci\n de estos incentivos podrRa focalizarse en las unidades empresariales que conforman estos segmentos, evitando asR los riesgos que conlleva una aplicaci\n indiscriminada.

 

Apoyo del Estado al funcionamiento de sistemas privados de seguridad social, administrados por las organizaciones gremiales de la microempresa. El apoyo del Estado a estos sistemas deberRa abarcar al menos las siguientes <reas: financiamiento de estudios tJcnicos para determinar los sistemas de seguridad social que m<s se adaptan a las necesidades y caracterRsticas de los diferentes segmentos productivos que componen la microempresa; asesorar a las organizaciones gremiales de la microempresa sobre alternativas viables para poner en marcha sistemas de seguridad social para sus miembros, sean Jstos propietarios (as) o empleados (as); promover activamente la incoporaci\n de mujeres y sus necesidades especRficas en los sistemas de seguridad social de la microempresa , y subsidiar de manera focalizada los sistemas de seguridad social de los segmentos de subsistencia, principalmente en los que se dJ cobertura a mujeres jefes de hogar.

 

Incorporaci\n dentro del Sistema Nacional de Formaci\n Profesional que dirige el INSAFORP acciones concretas para asegurar a las mujeres ocupadas en la microempresa el acceso al entrenamiento previo que requieren para aprovechar las oportunidades de capacitaci\n y asistencia tJcnica disponibles en el mercado, asR como la adaptaci\n de los contenidos y las metodologRas de estos cursos a la realidad y las caracterRsticas particulares de las empresarias y empleadas.

 

Creaci\n y mantenimiento de una red nacional de guarderRas y centros de desarrollo infantil para uso de propietarias y empleadas del sector de la microempresa, que enfatice la atenci\n de los hijos e hijas de las ocupadas en los segmentos de subsistencia y adapte las caracterRsticas de la jornada de trabajo en este sector.

 

Ejecuci\n de una campaZa a nivel nacional para informar y sensibilizar a la opini\n pdblica sobre la necesidad de garantizar los derechos de los trabajadores y las trabajadoras del sector informal y avanzar hacia un tratamiento equitativo entre hombres y mujeres, ocupados en este sector, en tJrminos de oportunidades de empleo y remuneraciones.

 

Capacitaci\n de funcionarios y funcionarias responsables de la formulaci\n y ejecuci\n de polRticas laborales para el sector formal e informal sobre el enfoque de gJnero y las metodologRas de trabajo que promueven la utilizaci\n de este enfoque en las pr<cticas cotidianas del quehacer de las instituciones.

 

DiseZar y poner en marcha un sistema permanente de monitoreo y evaluaci\n sobre los avances obtenidos en materia de derechos laborales en el sector informal y divulgar los resultados entre las instituciones pdblicas y privadas relacionadas con el tema.

Promover junto con los organismos privados de desarrollo y las agencias de cooperaci\n externa, el financiamiento de proyectos productivos de mujeres en actividades no tradicionales y la divulgaci\n amplia de sus resultados, a fin de que puedan convertirse en modelos ejemplarizantes para las mujeres.

 

Promover ante los organismos pdblicos y privados que financian y ejecutan programas de capacitaci\n y asesorRa para los microempresarios y microempresarias, la incorporaci\n obligatoria en estos programas de contenidos de autoestima, liderazgo y formaci\n de actitudes favorables al crecimiento empresarial de las mujeres.

 

Introducir dentro de la agenda del Consejo Superior del Trabajo el tema de las condiciones laborales en el sector informal y la bdsqueda de equidad entre hombres y mujeres ocupados en este sector y asegurar recursos para la investigaci\n y el diseZo de recomendaciones de polRtica sobre estos temas.

 

Crear una red de cooperaci\n interinstitucional dirigida por el Ministerio de Trabajo que coordine un uso eficiente de los recursos disponibles a nivel pdblico y privado, que puedan contribuir al logro de los objetivos y metas de la polRtica laboral para el sector informal.