AÑO XXIII, No. 518 1-30 de junio,2003

 

Las iglesias cristianas ante la injusticia

 

INDICE

LA ORACION DEL SALARIO MINIMO "DANOS HOY EL PAN NUESTRO DE CASA DIA

LAS IGLESIAS CRISTIANAS ANTE LA INJUSTICIA RECORDANDO AL PADRE RAFAEL PALACION (+20 DE JUNIO 1979)

LA LUCHA DE LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE

LAS IGLESIAS ANTE LA INJUSTICIA EN EL SALVADOR

ESTADOS UNIDOS Y EUROPA: "MIEDO A PERDER EL BUEN VIVIR"

PEDRO CASALDÁLIGA: PROFETA CONSECUENTE "EL NEOLIBERALISMO ES LA MUERTE"

DENUNCIA DE LOS OBISPOS DE BRASIL Y HONDURAS

RELIGIOSAS Y TERCER MUNDO

MAESTRO DEL ESPIRITU EN TIEMPOS DE NEOLIBERALISMO

LA PAJA EN EL OJO AJENO

"EL HAMBRE NO PUEDE ESPERAR". DISCURSO DE LULA EN EVIAN, 2 DE JUNIO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La oración del Salario Mínimo "Danos hoy el pan nuestro de cada día"

El primero que rezó esta oración fue Jesús de Nazaret, porque en la casa del artesano José y de María con frecuencia escaseaba el trabajo y escaseaba el pan de cada día. Jesús de Nazaret vio que esto mismo les sucedía a muchos de sus contemporáneos y que lo mismo sucedería en el futuro si no cambiaban de conducta quienes podían dar pan y trabajo a sus conciudadanos. Por eso nos dejó dos ejemplos de lo que sucedía en su tiempo: la parábola del epulón y del pobre Lázaro y la parábola del buen samaritano. Estas parábolas son una crítica que los cristianos deben hacer en las sociedades donde unos acaparan la riqueza y otros no tienen puesto en el taburete y en la mesa, de que hablaba el P. Rutilio Grande. Una crítica de todos los ocupados en sus propios negocios que pasan de largo sin atender los heridos y debilitados porque nadie los contrata, no les da ni pan ni trabajo.

Esto es lo que sucede en nuestra sociedad después de una larga guerra, cuya razón de ser fue que hubiera pan y trabajo para todos. Los acuerdos de paz no han logrado la paz del trabajo y del pan compartido. La economía nacional está desorganizada y para arreglarla se falsean las estadísticas de desempleo. Dicen que tenemos un desempleo entre 6 y 7%, como los países desarrollados, cuando entre desempleo y subempleo un 20% de la población activa está desocupada, y ha sido en el sector rural donde aumenta la pobreza por depender más bien de trabajos temporales y ser menor el salario mínimo.

Como los precios suben cada año el poder de compra del salario mínimo se ha reducido en 30% de 1988 a nuestros días, es decir, casi en una tercera parte, y los asalariados del campo deberán esperar otros años más para que les suban un poco su salario muy mínimo. Además se ha descuidado la formación de mano de obra manual calificada; hay demasiadas universidades y muy pocas escuelas profesionales para trabajadores de la industria y del agro. Se dice que el salario es función de la ‘productividad’, pero eso no es muy cierto, y basta un sencillo ejemplo. El salario mínimo del obrero industrial es $144 mensuales, y $144 es lo que cuesta dormir una noche en un hotel elegante. Por lo visto ¿es igual la productividad de una mes de trabajo en una industria que la productividad de una cama de hotel en una sola noche? Esto significa que hay dos géneros de vida y de remune-raciones.

Hay otro hecho que deja malparada a nuestra economía nacional. Los más de dos millones de salvadoreños que trabajan en EEUU envían unos $2000 millones de remesas anuales, que son los que mantienen a flote la economía nacional. Triste conclusión: los pobres desempleados, que no encuentran pan ni trabajo en su patria, son los que sostienen una economía que no logra dar pan y trabajo a los ‘hermanos cercanos’. Los pobres sostienen una economía que poco hace a favor de los pobres.

Si la mayoría de la población no puede comprar, tampoco nuestras empresas podrán vender, ni crear más puestos de trabajo. Si los salarios mínimos y promedios se subieran un poquito cada año, muchas más personas comprarían un poco más y las empresas venderían un poco más, creando más puestos de trabajo. Los técnicos dicen que si los salarios subieran hoy en 10%, los precios deberían subir no más de un 2% en promedio. Alzas mayores de precios, en general, serían un abuso.

Se hace necesario reorganizar una economía más equitativa, donde el nuevo gobierno se ponga como primera consigna -igual que Lula da Silva en Brasil- que todos puedan tener acceso a los tres tiempos de comida y al trabajo de cada día. ¿Qué partido o gobierno escoger? Aquél que dé mayor garantía de escuchar la oración del salario mínimo. "Danos hoy el pan nuestro de cada día".

Javier Ibisate

 

Las Iglesias cristianas ante la injusticia Recordando al Padre Rafael Palacios (+20 de junio, 1979)

El 20 de junio se cumplen 26 años del martirio del Padre Rafael Palacios, quinto de los sacerdotes asesinados en El Salvador. Monseñor Romero lo recordó en tres homilías del 21 y 30 de junio, y del 20 de julio. Las recordamos ahora porque ayudan a orientarnos en el tema de este comentario: "las iglesias cristianas ante la injusticia". Citaremos párrafos de las homilías de Monseñor con unas breves reflexiones.

"La voz de la sangre es la más elocuente de las palabras. Por eso, esta cátedra se siente solidificada por el testimonio de la sangre que en esta catedral se ha hecho ya casi voz ordinaria... Yo miro en el asesinato del Padre Rafael que la voz de la sangre denuncia la iniquidad de nuestro pueblo: el pecado".

Hoy en día en El Salvador no corre ya sangre de sacerdotes, pero el axioma de Monseñor sigue siendo válido. "La sangre es la más elocuente palabra de la realidad". La consecuencia es que las iglesias deben escuchar, denunciar y analizar antes que nada esa palabra "más elocuente": la sangre violenta en Afganistán, Iraq, el Congo, y la sangre de la violencia en El Salvador. Pero debe escuchar, denunciar y analizar también, la muerte lenta de la injusticia, la de los 50millones que mueren anualmente de hambre en el mundo, la de los excluidos, desempleados, la de los 70.000 salvadoreños que han emigrado a Estados Unidos anualmente desde el final de la guerra. La sangre es elocuente porque es la negación de lo más fundamental: la vida que hizo Dios.

"El Padre Palacios dio su vida no sólo ayer, cuando caía acribillado en una calle de Santa Tecla... El sábado por la noche me buscaba llevándome una carta donde me contaba la amenaza que el jueves le había hecho la UGB... "Hoy que han matado a un militar y yo tengo esa amenaza, algo grave va a pasar en Santa Tecla", sentía el temor. Y así fue".

El Padre Rafael fue consciente durante muchos años de que algo había que hacer como Iglesia ante el pecado del país, y en ese sentido era un sacerdote molesto. Tuvo que dejar la diócesis de San Vicente, y Monseñor Romero lo acogió en San Salvador, aunque tenía recelos sobre su radicalidad. A algunos de sus compañeros sacerdotes les parecía exagerado, prepotente quizás, pero él fue fiel a sí mismo. El incidente público más conocido es el escándalo que provocó un via crucis en Santa Tecla cuando, en lugar de un Cristo cargando con la cruz, sacó a una imagen vistiendo de pobre obrero. Era "el pueblo crucificado" en la historia, y no es de extrañar que Ellacuría escribió defendiéndole ante los ataques que le llovieron. Para la Iglesia la lección es clara: hay que peregrinar por este mundo con el norte bien puesto, aun siendo molestos dentro del conglomerado eclesial de la región y del mundo.

"Por eso digo también, con humildad y con respeto, que la muerte de Rafael denuncia el pecado de la Iglesia. Perdonen, hermanos, todos somos Iglesia y en las horas en que la familia se reúne a recoger un cadáver, tienen que decir con franqueza: "Tal vez hemos tenido algo de culpa". Recojamos nuestra culpa; el pecado también es triste herencia de la Iglesia compuesta de hombres... Entonces tenemos que el sacerdote que trata de ser fiel a denunciar esa situación injusta en el mundo no encuentra el apoyo tal vez en sus pastores, en sus hermanos sacerdotes o en el pueblo mismo de Dios... Yo creo que la muerte del Padre Rafael debía hacernos pensar y reaccionar...".

Como siempre, Monseñor no hablaba por hablar y tomó en serio las críticas de Rafael Palacios a la Iglesia. Ya lo había hecho antes, pero desde su asesinato recordó con más ahínco que también la Iglesia, no sólo la sociedad, debe ser denunciada. Y se puede constatar que desde entonces Monseñor Romero en sus homilías fue más crítico con la Iglesia. Así lo dijo programáticamente en la homilía del 21 de junio en la misa de funeral: "Es hora de reflexionar sobre el pecado de la Iglesia que todos lo podemos cometer; y porque el que denuncia tiene que estar dispuesto a ser denunciado... empezando por mí mismo". La denuncia a la Iglesia la fue repitiendo. Basten recordar algunas de sus frases:

"Me da lástima pensar que hay gente que no evoluciona. Y recuerdan su colegio, y quisieran un cristianismo estático. No es para eso el cristianismo ni el evangelio" (21 de junio,1979). "Es un escándalo en nuestro ambiente que haya personas o instituciones en la Iglesia que se despreocupen del pobre y vivan a gusto" (1 de julio, 1979). "Tradiciones humanas son ciertos cultos, ciertas maneras de vestir, ciertas formas de rezar. Busquemos lo que agrada a Dios, lo que más dice de una religión en medio del pueblo. ‘Visitar a las viudas y a los huérfanos’. Esa es la verdadera religión" (2 de septiembre, 1979). "¡Qué vergüenza cuando se convierte el servicio religioso en una manera de ganar dinero! No hay escándalo más horroroso" (11 de noviembre, 1979). "La iglesia ha nacido de pecadores", 16 de diciembre, 1979). Sectas protestantes que creen que es "traicionar el evangelio el preocuparse de las cosas de la tierra" (29 de diciembre, 1979).

Y aunque son anteriores al 20 de junio, recordemos también la denuncia a una Iglesia en connivencia con los opresores:

"La misa se somete a la idolatría del dinero y del poder cuando se usa para cohonestar situaciones pecaminosas, cuando se usa la misa para hacer ver al pueblo que no hay diferencias con la Iglesia. Y lo que menos importa es la misa, y lo que más importa es salir en los periódicos, hacer prevalecer una convivencia meramente política.. ¡Cuánto hemos profanado la eucaristía" (24 de enero, 1979).

"‘Si a mí me persiguieron precisamente por la justicia, por predicar la verdad, a ustedes, si se dedican a predicar la verdad y la justicia, también les perseguirán’. Esta es la señal evidente de la verdad de nuestra Iglesia".

Son palabras de Monseñor en la misa de treinta días del Padre Rafael Palacios. No se trata de masoquismo, sino de honradez fundamental. Es bien sabido, "No trabajaremos por la justicia sin pagar un precio", dijeron los jesuitas en su Congregación General de 1975, palabras que están sobre las tumbas de los mártires de la UCA. La lección es preguntarnos si las iglesias sufren hoy algún tipo de persecución de parte de un mundo que es claramente injusto. Y además debemos preguntarnos sobre el modo de proceder ante la injusticia. No ocurre siempre y en todas partes lo mismo, pero veamos algunos problemas fundamentales.

1. Lo primero que debemos preguntarnos es si mantenemos o no, en serio, a Medellín. Allí los obispos empezaron con el problema más hondo de América Latina "la injusticia que genera pobreza". Y fueron consecuentes. Ese pathos, la pasión por la justicia y contra la injusticia ha bajado en las iglesias; en algunos casos se ha diluido de forma que ya no se le reconoce. Queda algo en el lenguaje, pero poco en la práctica. Permanece, heroicamente, en algunos grupos, comunidades, sacerdotes y jerarcas.

2. Debemos preguntarnos también qué hacemos con grupos, sectas, movimientos católicos que se distancian de la lucha contra la injusticia. Es evidente la proliferación de todo ello: las llamadas iglesias electrónicas de radio y televisión, predicadores -muchos de ellos venidos de fuera-, música y alabanzas -con frecuencia venidas también de fuera-, que se centran en lo individual y psicológico para que Dios obre algún milagro, e ignoran absolutamente lo colectivo y social, y la praxis cristiana para cambiar la historia. A su modo buscan la gloria de Dios, pero desconocen su Reino. Y desconocen también la conocida sentencia de Monseñor Romero: "La gloria de Dios es que el pobre viva".

3. Debemos preguntarnos si en lugar de una pastoral de compromiso, que en su día fue verdaderamente trabajosa y costosa, estamos ahora en una pastoral del éxito, de celebraciones masivas, de concentración de multitudes, de records batidos en todas las expresiones externas de la iglesia.

4. A un nivel más teórico debemos preguntarnos si la palabra de la Iglesia sobre la justicia y sobre la injusticia se concentra en la ética, pero no avanza a la denuncia profética. Lo positivo de la palabra ética es evidente, como lo muestra el valor de la doctrina social de la iglesia para ir generando conciencia. Pero es también claro que esa palabra sin profecía es fácilmente co-optable. El G8 puede avanzar sin grandes obstáculos.

5. Hay que analizar si en las iglesias somos objeto de algún tipo de persecución por el trabajo en favor de la justicia y en contra de la injusticia. Y debemos preguntarnos por qué sí o por qué no. Más en general hay que preguntarse por sus relaciones con los opresores y con los oprimidos.

6. Y hay que preguntarse por qué no se ha canonizado o beatificado a muchos hombres y mujeres que han dado su vida, como Jesús, por defender al pobre y al oprimido de sus opresores. Más en general, hay que reflexionar sobre el valor testimonial en la Iglesia de quienes han tenido el mayor amor y han dado la vida.

Todo esto, por supuesto, hay que analizarlo con sensatez y sin anacronismos absurdos. Pero hay que analizarlo también con seriedad, no sea que la justicia y la injusticia no nos digan nada importante. Y recordemos lo que dice Jeremías: "Practicar la justicia, ¿no es eso conocerme?, Oráculo de Yaveh" (Jeremías 22, 16).

* * *

En este número de Carta a las Iglesias recogemos testimonios de cómo obispos y religiosas luchan estos días por la justicia. Planteamos también algunos problemas. Y aunque sea sólo en un relato, ofrecemos el testimonio de una comunidad eclesial de base, de las de antes: acaban de publicar una cartilla Acompañando la Memoria de Jesús, y también su lucha por recuperar la tierra que les quitaron hace algunos años. Pero todo ello deber ser leido desde lo que escribe el Padre Ibisate sobre "La oración del Salario Mínimo".

Jon Sobrino

 

La lucha de las comunidades eclesiales de base

Una cartilla de teología. Las comunidades eclesiales de base de la zona oriental de El Salvador se vienen reuniendo desde el año pasado en Nueva Esperanza para elaborar colectivamente una cartilla que se llama Acompañando la Memoria de Jesús. Este sábado 21 de junio nos reunimos para celebrar el fin del proceso, y lo celebramos cantando, orando y comiendo juntos. De todo esto es lo que quiero hablar un poco en esta breve crónica.

Ante todo, es interesante el proceso. La mayoría de docu-mentos en nuestra Iglesia se hacen de arriba para abajo. Alguien escribe, se edita y su reflexión llega en forma de libro a la gente. Pero aquí el proceso es al revés: de abajo para arriba y vuelta hacia abajo. Las comunidades en varios talleres narran su experiencia, cuestionan, leen la Biblia, reflexionan, comentan, proponen compromisos, y todo eso luego se ordena y se pone por escrito. Más tarde se imprime y regresa de nuevo a la gente. Y en eso estamos este día.

Alrededor de cuarenta catequistas de las comunidades eclesiales de base del oriente del país, con la animación del P. Pedro Declercq, han elaborado el contenido de la cartilla, una reflexión de 23 temas sobre la Eucaristía. El contenido se presenta en tres partes: la primera La Eucaristía, memoria de Jesús; la segunda, ¿Quién es este Jesús?; y la tercera Los pasos esenciales de la celebración de la memoria de Jesús. Esta tercera parte se elaboró siguiendo el mismo esquema de un retiro que el P. Ignacio Ellacuría dio a los sacerdotes, allá por los años 70, quien entonces dijo sobre la Eucaristía: "Si estos pasos no se realizan en la vida real, nunca será cele-bración de la memoria de Jesús". Cada tema es presen-tado con el método verpensa-ractuar, es decir, comienza con una historia de la vida, se ilumina con la Biblia y las palabras de Monseñor Rome-ro, y se concluye con unos compromisos concretos.

Visita a la comuni-dad de Mapachín. Como parte de la celebración, el P. Pedro nos invitó a visitar a la comunidad de Mapachín. Caminando en medio de lodo, varios jóvenes van car-gando mosquiteros que la comunidad de Sesori, en ex-presión de solidaridad, entre-ga a la comunidad de Mapachín, un nuevo asentamiento de gente campesina cerca de la comunidad El Angel, en el Bajo Lempa. No más llegar, somos recibidos con alegría. Eso hace una par de semanas era un charral, ahora ya lo han limpiado y con plásticos han levantado sus "casas provisionales". Poco a poco salen de sus casas con las bancas y en un momento estamos todos en la "casa comunal", una ramada construida con el apoyo de los jóvenes de las comunidades eclesiales de base

"Una historia de desprecio y marginación. El Padre Pedro les invita a hablar. Toman la palabra Tomasa, Jorge, Jaime y varios más, y nos va" desgranado las historias que han sufrido de desprecio y marginación. Son 35 familias de gente que toda su vida han vivido de la pesca, en un terreno nacional, cerca de la bahía de Jiquilisco. La historia viene de lejos, de 1997. El alcalde de Usulután de aquel entonces decidió dar en "comodato" por 99 años una gran extensión de tierra a tres empresarios de conocidos apellidos de familias ricas del país. El objetivo no era otro que construir un hotel de lujo, con pista de aterrizaje para avionetas y embarcadero para yates. Las familias campesinas se resistieron a abandonar el lugar. El 14 de abril del año 2000 realizaron una toma con la firme voluntad de pelear su derecho a la tierra. Entonces eran 200 familias, pero en el largo proceso de lucha la mayoría de familias abandonaron. Un "pequeño resto" resistió. Un año después, el 29 de abril, sus casas y sus cultivos fueron destruidos, 16 personas fueron acusadas de "usurpación" de tierras, les capturaron y pasaron 7 días encarcelados. A pesar de todo siguieron ocupando la tierra y peleando en los juzgados sus derechos. Pero de nada sirvió, y el 28 de febrero de este año recibieron la orden de desalojo inmediato. Ahora están aquí, en el Bajo Lempa, con la "promesa" de que el ISTA les dé estas tierras.

"Estábamos muertos y comenzamos a vivir". Las comunidades eclesiales de base de la zona decidieron este año celebrar Pentecostés en la comunidad de Mapachín, "porque el Espíritu de Jesús se hace presente no donde hay mucha alabanza y aleluyas sino donde hay solidaridad". Más de 600 gentes se acercaron cargando alimentos y ropa. En las ofrendas de la Eucaristía se presentaron los sacos de maíz, arroz, frijoles café, ropa, plásticos… Las familias expresan su agradecimiento. Llegaron aquí con temor, pensaron que las comunidades vecinas los iban a rechazar, los verían como una competencia, una amenaza, pero comprobaron todo lo contrario por eso dijeron: "Estábamos muertos y comenzamos a vivir".

"Puso su tienda de campaña en medio de su pueblo" El Padre Pilar, que ha sido recientemente enviado a trabajar al Bajo Lempa, puso literalmente su tienda de campaña en medio de la gente. Las familias no salen de su asombro: después de varios años de marginación, desprecio, engaños y violencia en su contra, un sacerdote decide vivir en medio de ellos. El Padre Pilar se convierte en la expresión de una Iglesia que pone su tienda en medio de los pobres. La comunidad de Mapachín ya ha recibido también la visita de su obispo, Monseñor Cabrera, quien mostró su indignación después de escuchar a estas familias contar su larga historia de penas y miserias.

Con ganas de regresar. Todo esto es lo que ví y escuché este sábado. Aunque los hechos y noticias de la Iglesia y del país no dan mucha esperanza que digamos, ahora compruebo que el espíritu de las comunidades eclesiales de base está vivo, que no todo está perdido, que a pesar de las injusticias hay gente que sigue luchando, contra el viento y la marea neoliberal, hay gente que enseña, todo es acercarse a ellos y ellas. Por todo eso me quedé con las ganas de regresar para recibir otro baño refrescante de realidad y esperanza.

Miguel Cavada Diez

 

La iglesias ante la injusticia en El Salvador

En lo fundamental reflejan lo dicho en el editorial: justicia e injusticia han dejado de ser cosas centrales en su misión, y el movimiento hacia la espiritualización es innegable.Pero también hay pequeños pasos. Veámoslo en dos ejemplos.

Tutela Legal y la parroquia San José Las Flores desarrollaron un taller sobre la Alianza para el Libre Comercio de las Américas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLC). La razón es la preocupante falta de información y concientización sobre los efectos de estos acuerdos, y también estar preparados para enfrentar las violaciones de derechos humanos que provienen de estos programas económicos. Se hicieron análisis de todo tipo y una reflexión bíblica: no se puede servir a dos dioses: del dios dinero y al Dios amor, la lógica del mercado excluye la lógica de la solidaridad.

En la lglesia luterana, el obispo Medardo Gómez lo ha dicho con toda claridad. "Los tratados de libre comercio es un proyecto eminentemente de los Estados Unidos. Los tratados de libre comercio es globalización que aumenta la pobreza, el desempleo y la desesperanza de los jóvenes. Estos tienen que emigrar porque sus anhelos no pueden realizarse en el país. La falta de oportunidades los expulsa de su territorio".

No sólo en este caso, sino en general, la Iglesia luterana suele ser la más locuaz. De hecho, fue la única institución eclesial que se pronunció oficialmente ante el informe del presidente Flores sobre los cuatro años de su gobierno. Criticó la demagogia del discurso y la discrepancia con la realidad, puso en duda que Flores pudiera echar a andar las medidas de atención a la economía familiar en el año que le queda de gestión. "Las privatizaciones del patrimonio público que prometieron bonanza y reducción del costo de la vida sobre la base del supuesto libre mercado, han deteriorado más las condiciones del vida de la población", criticó el reverendo luterano Roberto Pineda. (Co Latino, 03.06.03). La iglesia católica guardó la cautela que la caracteriza, y el resto de iglesias cristianas salvadoreñas ni siquiera se pronunciaron al respecto.

En los problemas del país, por parte de la Iglesia católica siempre se suele escuchar la voz de Monseñor Gregorio Rosa, con frecuencia crítica de las políticas gubernamentales. Y Monseñor Rosa también suele estar dispuesto a mediar en problemas importantes, el último la huelga de la salud. También Monseñor Urioste, en su columna semanal de Orientación va evaluando, desde una visión evangélica, la marcha del país. Y hay muchas iniciativas de grupos y comunidades: proliferan las cursos de teología popular, las publicaciones sobre biblia, testimonios populares, las luchas locales, por ejemplo, para conseguir una tierra (que les robó la oligarquía), grupos cristianos de derechos humanos...

Ultimamente grupos cristianos también se han manifestado políticamente. Prelados luteranos y de otras denominaciones participaron en manifestaciones y protestas públicas. En la pasada marcha del Día Internacional del Trabajo, diversas denominaciones cristianas acompañaron una marcha social en la que era notoria la presencia de dirigentes del FMLN. Poco a poco, el encuentro se convirtió en mitin político. Los representantes de esas iglesias, incluso hicieron prometer a los diputados y concejales municipales efemelenistas presentes en el encuentro "velar por los intereses de los trabajadores". (La Prensa Gráfica, 02.05.03). Indudablemente habrá diferentes opiniones, pero ahí está, y no dejan de ser una palabra cristiana.

Hay expresiones, pues, de quela fe cristiana promueve el trabajo por la justicia y la lucha contra la injusticia. Pero la Iglesia, como un todo, no es lo de antes. La tranquilidad parece más importante que el conflicto que origina la lucha por la justicia, y lo mismo ocurre con la armonía con quienes están en el poder del tipo que sea.

Como siempre, en estos casos viene a la mente Monseñor Romero. "Fíjense que el conflicto no es entre Iglesia y gobierno. Es entre gobierno y pueblo. La Iglesia está con el pueblo y el pueblo está con la Iglesia ¡Gracias a Dios!" (21 de enero, 1979). Son palabras para la reflexión, la conversión y el ánimo para luchar en favor de la justicia.

 

Estados Unidos y Europa: "miedo a perder el buen vivir"

"Donde está tu tesoro, ahí estará también tu corazón" (Mateo 6, 21)

En enero de 1989, diez meses antes de su muerte, Ignacio Ellacuría dijo en Barcelona que "toda esta sangre martirial derramada en El Salvador y en toda América Latina... infunde nuevo espíritu de lucha". Estas son palabras típicas del "Ellacuría olvidado e ignorado". Son utópicas y ningún ilustrado cree ya en eso. Y son anacrónicas, pues "han cambiado tiempos y paradigmas", nos dicen.

Cierto es que a Ellacuría se le perdonan estas cosas pues, al fin y al cabo, dio su vida por ellas, lo mataron. Pero quizás se le perdone menos -aun sin decirlo- las palabras finales de su conferencia. Al comparar los pueblos pobres y los ricos dijo: "En América Latina somos un continente de esperanza frente a otros continentes que no tienen esperanza y que lo único que realmente tienen es miedo". ¿Será verdad que Estados Unidos y Europa tienen miedo? ¿A qué?

Aclaremos antes de empezar que entendemos por "Estados Unidos" y "Europa" totalidades estructurales, dentro de las cuales también hay personas y grupos con dinamismos distintos, y aun contrarios, a lo que vamos a decir. Y digamos también que esto se puede aplicar, en menor escala, a lo que ocurre en países como El Salvador con minorías en abundancia y mayorías en pobreza.

Miedo a los inmigrantes

Desde hace años en Estados Unidos se cuelan ilegalmente muchos inmigrantes, y con ellos también el miedo. Parece bueno y conveniente que llegue un número necesario para hacer los trabajos que sus ciudadanos ya no quieren hacer, pero les parece mal que se cuelen más de lo justo. Entonces molestan, ponen en peligro y van minando el monopolio de la lengua, religión, costumbres... Al sueño americano se le añaden pesadillas.

También ocurre en Europa. Han llegado centenares de miles de latinoamericanos, sobre todo de Colombia y Ecuador, otros procedentes del este europeo. Muchos han cruzado el estre-cho de Gibraltar, africanos, marro-quíes, algunos muri-endo en el empeño. Todo esto se procura manejar con los menores costos. El Servicio Jesuita de Refugiados acaba de denunciar desde Bruselas la insuficiencia de las políticas comunitarias

Pero en lo que queremos insistir es en que estos movimientos de inmigrantes pobres producen miedo en el primer mundo, y a veces no faltan buenas razones. En lo fundamental -con excepciones de grupos beneméritos- no se intenta sustituir el miedo por el gozo de la acogida -¡oh utopía!-, sino controlarlo con legislación y acciones policiales. Lejos queda la Biblia y el libro del Deuteronomio con su mandato, de parte de Dios, de acoger bien al forastero. Pero como se apela aquí a pueblos primitivos, y además religiosos, bien se los puede ignorar por ambos capítulos. La conclusión es que el mundo de la riqueza tiene miedo a los inmigrantes, aunque, de mala gana, tenga que aprender a convivir con ellos.

Miedo al terrorismo

Con el 11 de septiembre comienza otro capítulo del miedo. Ocurrió en Estados Unidos, y Bush se encargó de comunicar -casi obligar- a los europeos a participar en el miedo, pues lo sucedido en las torres de Nueva York bien podría suceder en la torre Eiffel o el Big Ben. Y, naturalmente, decidieron acabar con las causas del miedo. No averiguaron el por qué del 11 de septiembre: "mamá, ¿por qué nos odian tanto?", peguntaban los niños de California. Y no escucharon la respuesta: "por la injusticia, opresión, colonialismo e imperialismo con que les hemos tratado". En su lugar decidieron eliminar el miedo con barbarie, arrasando Afganistán e Iraq, lo cual, a su vez, genera nuevo miedo a nuevos ataques terroristas.

Otra prueba palpable del miedo es la perversión en que ha caído el sistema de justicia en Estados Unidos. John Ashcroft, secretario de Justicia, ha exigido al Congreso poderes adicionales para la "guerra contra el terrorismo": tribunales que puedan sentenciar a pena de muerte o cadena perpetua a los acusados de terrorismo; mantenerlos presos por tiempo indefinido y sin juicio; acusar de "partidarios materiales" a quienes apoyen o colaboren con grupos terroristas, bastando la opinión del Departamento de Justicia. Además, Ashcroft añadió que no piensa pedir perdón por las arbitrariedades cometidas después del 11 de septiembre contra sospechosos de terrorismo. A la postre, resultaron ser inocentes, pero permanecieron encarcelados sin juicio -hasta ocho meses en algunos casos-, y les fueron negados derechos básicos como el de tener acceso a un abogado.

Bush puede mentir descaradamente, inventar la existencia de armas de destrucción masiva, atropellar la libertad de expresión, quebrantar los derechos básicos de los prisioneros de guerra afganos y de la población civil iraquí. El nivel de desvergüenza es muy alto, lo cual quiere decir que el miedo es muy grande.

Miedo a "perder el buen vivir"

En mi opinión, existe, sin embargo, un miedo mayor y más fundamental, y que no es coyuntural -el miedo a inmigrantes o a terroristas-, sino estructural. En efecto, los países del Norte han conseguido un alto grado de "buen vivir", aunque existan en ellos bolsas de "mal vivir". Y eso no quieren perderlo ni rebajarlo por nada de este mundo. Como en el caso de la divinidad, es algo intocable. A sus ciudadanos les parece "lo normal", de modo que vuelve a aparecer el "destino manifiesto" del primer mundo: vivir bien. De esta manera no tienen que preguntarse por el precio que para ello han pagado los pobres de este mundo. Y no sólo eso, sino que anuncian su "buen vivir" como evangelio, logro de la humanidad "para todos": los países de abundancia son el espejo de las maravillas que aguardan a los pobres. Además, el "buen vivir" del Norte ya rebalsa, o rebalsará pronto, al Sur.

Los países del "buen vivir", Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Canadá, Italia y Rusia, el G-8, representan el 12 % de la población mundial, y poseen el 60% de la riqueza. Controlan el FMI, el Banco Mundial y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Imponen reglas neoliberales con desastrosas consecuencias para la gran mayoría de la población mundial. Pero tienen miedo, y éste puede ir en aumento.

Se reunieron del 1 al 3 de junio en Evian y, como siempre, preveían protestas y manifestaciones. A comienzos de mayo se esperaban más de 200.000 manifestantes de diversos países de Europa, después bajó la expectativa: alrededor de 30.000 a 50.000. Con todo, las autoridades cercanas a la ciudad de Evian aumentaron el número de efectivos policiales y militares. Las autoridades suizas solicitaron la presencia de 1000 policías alemanes para reforzar al contingente suizo de 12.000 hombres. Desde la segunda guerra mundial, éste es el mayor despliegue militar y policial que ha habido en Suiza. Del lado francés, se movilizarían 18.000 efectivos que pondrían en marcha un gran operativo: el despliegue de 50 a 70 helicópteros, 50 aviones incluidos los Mirage, zonas de exclusión aérea y terrestre, reforzamiento de los controles fronterizos, etc. En total 30.000 efectivos. En la realidad, casi uno por cada tres manifestantes.

Todo un símbolo. El G8 tiene miedo. En lo inmediato tiene miedo a los manifestantes de quienes puede protegerse con un inmenso despliegue policial (que no ha dudado en reprimir prepotentemente, aunque entre los manifestantes siempre hay también vandálicos). Pero de fondo, tiene miedo a la propuesta de que "otro mundo es posible": no vivir como cómodos epulones junto a sufrientes e inocentes lázaros.

Enfrentamiento y reconciliación de los gobiernos de la abundancia

A veces parece que el Norte se resquebraja. En la guerra de Iraq Estados Unidos iba por un lado y Francia y Alemania por otro. Y las desavenencias prosiguen. Bush apunta a un conflicto muy grave: pontifica sobre qué alimentos deben comer los europeos. A finales de mayo, denunció a la Unión Europea por su prohibición de consumir alimentos transgénicos. Daba como razón que ello impedía a los países en vías de desarrollo cultivar cereales modificados genéticamente para su posterior exportación, lo que aumentaba el hambre y la pobreza en las naciones más pobres del mundo. (De hecho, Zambia los había rechazado, aun como donación. No así Malawi). Muchos líderes europeos se indignaron con estas palabras de Bush el moralista y le respondieron que los países de la Unión Europea destinan a la ayuda de los países pobres un porcentaje de sus ingresos nacionales brutos mucho más alto que el de Estados Unidos -actualmente, Estados Unidos ocupa el puesto número 22, el más bajo de las naciones industrializadas.

La hipocresía deja sin palabra, pero lo que aquí queremos recalcar son otras dos co-sas. Una es que sí hay -enfrentamientos escaramuzas- entre unos y otros, y los seguirá habiendo: los gobiernos hablarán de derechos y legalidad internacional de diferente manera; a unos se les escapará más que a otros una lágrima de compasión ante los 22 millones de afganos, los 28 millones de iraquíes y los cientos de millones del Africa negra. Pero la segunda, y decisiva para nuestro mundo, es que no se ve que nadie quiera arriesgar su propio buen vivir por causa de dichos enfrentamientos. Europa se enfrentará a Estados Unidos, pero sólo hasta cierto punto. Visto desde el tercer mundo, los enfrentamientos entre los gobiernos ricos suenan más a actuación para la galería que a enfrentamientos a fondo.

El símbolo ha sido el abrazo de Bush y Chirac en Evian. Y es que la Europa rebelde, que se había salido del carril, a las inmediatas tiene miedo de que sus empresas no se repartan el botín de la reconstrucción de Iraq, a que su desunión interna -Inglaterra y España contra Francia y Alemania- le dificulte llegar a ser la primera potencia económica mundial. Pero el miedo mayor, pienso yo, es a que se configure un orden mundial distinto al actual. Arriesgar el buen vivir es pedir demasiado.

La hora de la verdad: conversión del G8 o mayor egoísmo

Otras cosas se dijeron en la reunión del G8. Lula, sin ánimo confrontativo, sino de mutua cooperación, recordó las cosas que sí dan miedo: "el hambre no puede esperar, es una realidad intolerable", "ninguna teoría, por más sofisticada que sea, puede ser indiferente a la miseria y exclusión". Y propuso soluciones: "la tasación del comercio inter-nacional de armas, lo que traería ventajas desde el punto de vista económico y ético".

Otros pusieron a prueba al G8: si desea realmente la paz en Africa, debe dejar de vender armas a los bandos enfrentados y debe controlar a sus transnacionales que alientan la corrupción, las guerras y los conflictos para apoderarse de los diamantes, el petróleo, el coltán. Un reciente informe de Amnistía Internacional recordaba que "al menos dos tercios de las transferencias de armas realizadas en el mundo entre 1997 y 2001 provienen de cinco países miembros del G8". La pregunta al G8 se mantiene en pie: ¿aceptan que el vivir de todos es más importante que el buen vivir de unos pocos?

Las protestas: cuánto de compromiso y cuánto de superficial

En conjunto las protestas y manifestaciones contra la guerra fueron impresionantes. La crueldad contra Iraq, las mentiras de Bush, Blaire y Aznar irritan, provocan y convocan. En las manifestaciones se hizo presente el instinto de justicia, un buen grado de compasión y algo de la estética de la protesta, todo ello bueno y esperanzador. Pero sí hay que preguntarse por el compromiso que expresan esas protestas y sus límites. Dos ejemplos.

Desde Estados Unidos nos dicen que no nos hagamos demasiadas ilusiones. Las protestas han conseguido una mayor conciencia de los ciudadanos, pero éstos siguen siendo minoría. La mayoría sigue pensando que su gobierno lo hace bien, incluso muy bien -de ahí que, añaden, a Afganistán e Iraq bien pueden seguir Siria e Irán.

Otro amigo comenta desde España que las elecciones del 25 de mayo no reflejaron ni de lejos la realidad de las manifestaciones y las encuestas: el 90% de los españoles estaban en contra de la guerra de Iraq. Por eso hay que preguntarse cuánto ha habido en las protestas de compromiso o, consciente o inconscientemente, de acallar la mala conciencia. Y en definitiva hay que preguntarse cuánto está dispuesto a arriesgar su buen vivir el ciudadano medio de los países de abundancia para que puedan sobrevivir las mayorías pobres del mundo. El buen vivir embota la mente y adormece la conciencia. Ante el riesgo a perderlo, en las urnas muchos ciudadanos se comportan "más normalmente". En protestas y manifestaciones hay mucho de sinceridad y compromiso, por supuesto, pero a la hora de la verdad parece que acaba imponiéndose el miedo, consciente o inconsciente, a perder el buen vivir.

La maldad y el error fundamental del "buen vivir"

¿Y qué hay de malo en querer "vivir bien"? Sólo dos cosas. Una es que en nuestro mundo eso sólo es posible -estructuralmente hablando-, a expensas del malvivir y muerte de mayorías de la humanidad. Por mucho que se dulcifique el lenguaje y el concepto, por mucho que haya que apoyar la cultura de la paz, del diálogo y la cooperación, en la realidad objetiva, no necesariamente en la subjetividad bien o mal intencionada, el mundo sigue siendo fundamentalmente antagónico. José Comblin, a sus ochenta años bien cumplidos, acaba de decir: "en realidad la humanidad está dividida entre opresores y oprimidos", y esto seguirá así mientras el buen vivir de los países de abundancia no deje de ser intocable. La segunda cosa puede parecer más sutil e ingenua: el "buen vivir" puede llevar a la autosatisfacción, el bienestar, el placer, el sentimiento de ser más que otros, pero no a la humanización, la felicidad y el gozo. Aquí está el error fundamental.

* * *

Hemos comenzado estas reflexiones con unas palabras de Jesús y de Ellacuría, y a ellos volvemos al final. Dice Jesús que, sea cual fuere el tesoro que elegimos, en él nos volcamos por entero. Los países de abundancia han elegido el "buen vivir", en ello se vuelcan y por eso tienen miedo a perderlo. Jesús nos indica otro camino, el de las bienaventuranzas, la sencillez, la compasión, la limpieza de miras, el trabajo por la paz, el hambre y sed de justicia, saltar incluso de gozo si nos persiguen por ser así. La locura es manifiesta. Pero quien así vive, al menos no tiene miedo.

El "olvidado Ellacuría" decía que "la civilización de la riqueza" produce el buen vivir pero no deja vivir a las mayorías pobres ni humaniza a las minorías ricas. A ello oponía "la civilización de la pobreza", otra locura manifiesta (que nosotros reformulamos más modestamente como "civilización de la austeridad compartida"). En esa civilización habrá menos injusticia, menos mentira, menos guerras, menos crueldad. Y menos miedo.

Estas palabras de Jesús y de Ellacuría las tomamos en su sentido estructural: lo que dicen al "mundo de abundancia". En lo personal, grupos y personas viven en él abajándose, luchando por la humanidad y la decencia, por la vida de los que "viven mal". Y ésos son los que superan el miedo a los pobres, a los extranjeros, a los oprimidos. Hasta pueden tener gozo al vivir para ellos y convivir con ellos

Jon Sobrino

 

Pedro Casaldáliga. Profeta consecuente "El neoliberalismo es la muerte"

El 15 de febrero cumplió 75 años y envió a Roma su renuncia. Que sepamos, todavía no se la han aceptado, pero sigue adelante con su profecía.

Llegó a trabajar a la Amazonia hace 25 años. Es uno de los fundadores del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) de la Iglesia brasileña. La dictadura militar intentó cinco veces expulsarlo del país. Su Prelatura fue invadida cuatro veces en operaciones militares. En 1977 fue asesinado a tiros, a su lado, el padre Juan Bosco Penido Burnier, cuando él y Pedro protestaban contra las torturas que practicaba la policía contra mujeres presas. Varios de sus sacerdotes fueron apresados y uno de ellos, Francisco Jentel, fue condenado a 10 años de prisión y expulsado del país. El archivo de la Prelatura fue saqueado y su boletín fue editado de forma apócrifa para incriminar al obispo. Pedro ha sido perseguido también por los sectores conservadores de la Curia Romana y de la Iglesia de Brasil. El 19 de mayo Dermi Azevedo le hizo una entrevista. Entresacamos lo que dice sobre el neoliberalismo.

"La palabra de orden, hoy, en América Latina, el Caribe y el mundo es ‘neoliberalismo’, con las consecuencias más dramáticas para el Tercer Mundo. No podemos olvidar que el neoliberalismo continúa siendo el capitalismo. A veces se olvida.

Me preguntaron varias veces, en este viaje, qué puede decir o hacer la Iglesia ante el neoliberalismo. Yo, recordando los consejos de nuestros antiguos catecismos (‘contra pereza, diligencia; contra gula, abstinencia’) respondí: ‘contra el neoliberalismo, la siempre nueva liberación’. Destaqué que el neoliberalismo es el capitalismo transnacional llevado al extremo. El mundo convertido en mercado al servicio del capital hecho dios y razón de ser. Además, el neoliberalismo implica la desresponsabilización del Estado, que debería ser el agente representativo de la colectividad nacional. Y agente de servicios públicos. Al desresponsabilizar al Estado, de hecho se desresponsabiliza la sociedad. Deja de existir la sociedad y pasa a prevalecer lo privado, la competencia de los intereses privados.

La privatización no deja de ser el extremo de la propiedad privada que, de privada, pasa a ser privativa y que, de privativa, pasa a ser privadora de la vida de los otros, de las mayorías. La privatización es privilegización, la selección de una minoría privilegiada que, ésa sí, merece vivir, y vivir bien. Esta es doctrina de los teólogos del neoliberalismo: el 15% de la humanidad tiene derecho a vivir y a vivir bien; el resto es el resto. Al contrario de lo que dice la Biblia: el resto de Israel, resto de pobres, es quien debe abrir caminos de vida y de esperanza para las mayorías. El neoliberalismo es la marginación fría de la mayoría sobrante. O sea, salimos de la dominación hacia la exclusión. Y, como se suele decir, hoy ser explotado es un privilegio, porque muchos ni siquiera alcanzan la ‘condición’ de explotados, ya que no tienen ni empleo. Estamos viviendo entonces lo que se llama un ‘maltusianismo’ social, que prohíbe la vida de las mayorías.

El neoliberalismo es también la negación de la utopía y de toda posible alternativa. Es conocida la expresión de Fukuyama: el ‘fin de la historia’, el no va más de la historia. Es también la mentira institucionalizada, con base en la modernidad, de la técnica, de la libertad y de la democracia. Bellos nombres que deberían tener su auténtico valor, pero que son manipulados y tergiversados. Se trata de una modernidad que ya es posmodernidad, en el Primer Mundo, y una técnica que es puesta como valor absoluto, en función del lucro y una pseudolibertad y una pseudodemocra-cia. En América Lati-na salimos de las dictaduras para caer en las ‘democra-duras’. Es bueno recordar la palabra lúcida del teólogo español González Faus -que ya ha venido varias veces a América Latina- al decir que, así como el colectivismo dictatorial es la dege-neración de la colectividad y la negación de la persona, el individualismo neoliberal es la degeneración de la persona y la negación de la comunidad.

Como Iglesia, como cristianos, delante de esta bestia fiera del neoliberalismo, es necesario que proclamemos y promovamos el servicio del Dios de la Vida. Hoy, más que nunca, la Teología de la Liberación, la Pastoral de la Liberación y la Espiritualidad de la Liberación, proclaman, afirman y celebran y practican el Dios de la Vida. Se trata también de promover la responsabilidad y la corresponsabilidad de las personas y de las instituciones sociales y de la propia Iglesia, a todos los niveles. El mandamiento de Jesús vivido en la vida diaria, política e institucionalizada. La opción por los pobres, muy definida por las mayorías. Jesús mismo la formula diciendo: ‘He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’.

Y la afirmación de la utopía, que refuerza la esperanza en la acogida y en el servicio, ya, aquí y ahora, estimulando y posibilitando la presencia y la acción de los nuevos sujetos emergentes (el mundo indígena, el mundo negro, la mujer, la juventud), el protagonismo de los laicos y el protagonismo de los pobres. Esta es la política del Evangelio de Jesús.

La verdad nos hace libres, y la transparencia de vida debe aparecer como testimonio. En términos de Iglesia, esto se traduce muy bien en la Teología y en la Espiritualidad de la liberación, en las comunidades de base, en las pastorales específicas que actúan en esas fajas más prohibidas y más marginadas por la Biblia, en las manos del pueblo. Por la Pastoral de la Frontera, la Pastoral de la Consolación y la Pastoral del Acompañamiento. Y también, más recientemente, por la Pastoral de la Sobrevivencia, sin caer en el pragmatismo asistencialista que podría hacer nuevamente que el pueblo olvidase las estructuras, las causas, los derechos.

Me llamó la atención (y voy a decirlo con simplicidad, respeto y libertad de espíritu) que un sacerdote español que vino a Honduras dijo a un grupo de miembros del movimiento del neocatecumenado: las tres grandes tentaciones para la Iglesia de Dios en América Latina hoy son el nacionalismo, la inculturación y la ecología. Yo lo interpreté así: si el nacionalismo me incomoda es porque estoy defendiendo el transnacionalismo; si la inculturación me incomoda es porque continúo defendiendo el colonialismo; si la ecología me incomoda, es porque defiendo el capitalismo depredador.

El propio documento de Santo Domingo aconseja a los movimientos neoconservadores que participen en la Pastoral de Conjunto y no sean, de hecho, neocolonizadores. La inculturación es el gran desafío para la Iglesia en América Latina y en el Tercer Mundo. Se trata de esa encarnación en las culturas, en los procesos, en la realidad de nuestro pueblo".

Denuncia de los obispos de Brasil y Honduras

Obispos de Brasil denuncian transgénicos. El 6 de mayo los obispos de Brasil escribieron una carta sobre los transgénicos. El documento fue entregado al Presidente de la Cámara, Joao Paulo Cunha.

"Frente a la grave problemática de los transgénicos en nuestro país y respaldados en las disposiciones legales vigentes, tomamos la iniciativa de manifestarnos:

* Con relación a la salud humana, la ingestión de los granos genéticamente modificados pueden provocar aumento de alergias, resistencia a antibióticos y aumento del índice de substancias tóxicas en los alimentos.

* En el medio ambiente hay el riesgo de erosión genética, afectando irreversiblemente la biodiversidad, por la contaminación de los bancos naturales de semillas (bancos de germoplasma).

* Es también una amenaza a la soberanía alimentaria de nuestro país, en razón de la pérdida del control de las semillas y de los seres vivos por el patentamiento de los mismos, convertidos en propiedad exclusiva y legal de grupos transnacionales que sólo apuntan a fines comerciales.

* El riesgo mayor, sin embargo, a nuestro modo de entender, está en la total dependencia, en la destrucción y, finalmente, en la desaparición de la pequeña y hasta de la mediana agricultura por causa del inexorable monopolio mundial de la producción y comercialización de las semillas, que se convierten en dominio de un pequeño grupo de gigantescas y poderosas empresas transnacionales".

Firman los Obispos acompañantes de la Comisión de la Pastoral de la tierra: Mons. Tomás Balduino, Presidente; Mons. Xavier Gilles, Vice-Presidente; Mons. Orlando Dotti; Mons. Ladislau Biernaski; Mons. Pedro Casaldáliga, hasta 14 firmas.

La diócesis de Trujillo, Honduras, contra los Tratados de Libre Comercio. El 14 de mayo la diócesis de Trujillo dirigió una carta a los gobernantes de Centroamérica y Estados Unidos. He aquí algunos párrafos editados.

"Reunidos, el Obispo, los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas, Laicas y Laicos de la Diócesis de Trujillo… hacemos pública nuestra posición de condena y rechazo.

El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y los países de Centroamérica, no constituye una respuesta ante la realidad de pobreza y exclusión que viven millones de seres humanos en esta región centroamericana, a la que nos ha llevado la condenable Deuda Externa y las políticas del injusto comercio mundial.

Descubrimos que dichos tratados encierran un plan de dominación económica, política, social y cultural sobre nuestros pueblos, que se proponen con un lenguaje de prosperidad y desarrollo, pero que desplazan al ser humano, trastocando las bases de una sociedad que está sedienta de justicia, paz, desarrollo y promoción de la democracia. Someten a estos pueblos, quebrantan su soberanía y el derecho a la autodeterminación.

La entrada en vigencia de estos Tratados de Comercio, se traducirá para las comunidades en la privatización de los servicios de salud, educación, agua, más impuestos, menos poder adquisitivo de la moneda, mayor emigración del campo a la ciudad, menos oportunidades de trabajo, lo que tendrá graves efectos sociales como el aumento de la delincuencia, drogadicción, desintegración familiar y mayor pobreza. No menos difícil será el panorama para los pequeños y medianos productores, comerciantes, así como para algunos industriales y la población de las ciudades…

Pedimos gobernar en función de las mayorías empobrecidas, los pequeños grupos de productores, asalariados, y no en función de una elite de agroexportadores, que sobreponen sus intereses al de las mayorías.

Como Iglesia, que nos sentimos parte de este pueblo, nos comprometemos a seguir acompañando a las comunidades en sus iniciativas de resistencia y en la promoción de la esperanza que nace desde el Cristo resucitado, que nos envía a promover la Vida y Vida en abundancia.

"¡Ay de aquellos que aun en sus sueños siguen planeando maldades, y que al llegar el día las llevan a cabo, porque tienen el poder en sus manos!" Miqueas (2, 1-5)

 

Religiosas y tercer mundo

Iraq. Religiosas dominicas: "Estamos mal, muy mal"

El domingo 11 de junio en Roma algunas religiosas dominicas iraquíes participaron en un encuentro con un grupo de religiosos y religiosas solidarios con la población y las hermanas iraquíes. La hermana Marie-Ange dijo:

"Estamos mal, mal, mal, muy asustadas, no hay gobierno, no hay dinero, no hay trabajo, no hay electricidad, no hay agua, no hay comida, no hay medicinas, no hay medios de comunicación, ¡nada de nada! La población se está muriendo de hambre. En un país tan rico de petróleo, no hay petróleo para la gente, no hay gas para cocinar, no hay gasolina para los coches, el transporte. Nos enteramos de que el petróleo está en manos de la coalición. Está claro que lo único que quería la coalición era el petróleo; no les importa nada la gente.

La guerra es ahora. ¡Las cosas van muy mal y la población está comenzando a decir que sería mejor que Saddam Hussein regresara! Un mal gobierno es mejor que no tener gobierno. A los iraquíes no les gustan los estadounidenses y quieren que se vayan. En algunos lugares los cristianos están en peligro, porque el chiísmo los identifica con los occidentales, es decir, con los estadounidenses".

En Mossul el grupo mayoritario es sunita y la situación está más tranquila. Aún así, la Priora, hermana Marie Therese Hanna, ha establecido guardias nocturnas por seguridad. En las aldeas la situación es mejor. Además, en Mossul se ha formado un cierto tipo de gobierno local y hay un poco de orden, mientras que en Bagdad reina el caos: todos los días en la ciudad matan entre 5 y 10 personas. La mayor parte de la capital ha sido destruida por el bombardeo, y no hay ningún gobierno.

En el encuentro hablaron también hermanas y frailes dominicos del mundo occidental. "Naturalmente el desastre en Iraq genera un complejo de culpa. Nos sentimos obligados a hacer algo al respecto, pero ¿qué?, ¿para quién?, ¿con quién?, ¿quién va a decidir qué hay que hacer? ¿Cómo podemos evitar ser arbitrarios?". La hermana Lilia Azevedo y fray Joao Xerri dijeron:

"Nosotros, mundo occidental, creamos el problema, y ¿ahora damos nuestra propia solución para resolverlo? La población iraquí ha sido devastada por la guerra. Están traumatizados y lloran sus muertos. Tiene la triple responsabilidad de lamerse las heridas, reconstruir sus vidas y el país, y administrar nuestra ayuda. La mayoría islámica, que ya intentó relacionar a los cristianos iraquíes con el Occidente y, por lo tanto, con los Estados Unidos, cuando vea que la ayuda se está destinando a las instituciones cristianas, los identificará aún más con el mundo occidental: los que hicieron la guerra y destruyeron el país, ahora dan dinero sólo a los suyos".

El Papa va a enviar un representante para visitar todas las comunidades cristianas y evaluar la situación. La única representación diplomática que sigue abierta en Iraq es la del Vaticano.

ARGELIA. Una religiosa y una musulmana elaboran el estatuto familiar islámico. La hermana Lucie Pruvost, religiosa cristiana, y Amina Kebir, musulmana han presentado en el seminario del Sedos, concluido el 23 de mayo, el tema de la relación de vida entre personas que pertenecen a religiones diversas. Ambas argelinas, la primera de familia francesa y la segunda árabe, se conocieron desde hace muchos años cuando estudiaban en la universidad en Francia. Su amistad nunca ha sufrido mengua. Al contrario, durante el tiempo del terrorismo se ha reafirmado particularmente. Cuando la violencia de los fundamentalistas, legitimada por motivos religiosos, golpeaba sin tener en consideración a nadie, han compartido el mismo dolor y han pasado del diálogo religioso al de las obras y de la vida.

Siendo ambas graduadas en jurisprudencia, han elaborado con sus respectivas comunidades religiosas el estatuto familiar islámico. "Durante este trabajo -cuenta la hermana Lucie- sin perder mi identidad, he tratado de escribir y pensar desde lo profundo y ensimismándome en la cultura religiosa islámica. Desde pequeña, al convivir con gente de diferentes creencias, había aprendido el respeto profundo y hasta me parecía natural la diferencia. Así como había dos idiomas, el francés y el árabe, así había dos modos de rezarle a Dios". Por su parte, Amina, de acuerdo con su amiga, afirma que "el pluralismo religioso es un don de Dios, que ha querido manifestarse en tantos modos a la humanidad y recibe una respuesta plural. El va más allá de los límites que nos sentiríamos tentados de imponerle con nuestras respectivas ortodoxias".

Piensan que Argelia está avanzando de la coexistencia de las religiones al diálogo. "Queda todavía mucho camino por hacer. Un camino que puede ser iluminado por la santidad de quienes nos han precedido. Comenzando por san Agustín, estudiado y amado también por los musulmanes, hasta tanta gente contemporánea de ambas religiones. A menudo pensamos en el sacrificio de los siete monjes trapenses que han dado la vida para testimoniarnos su cercanía". Digamos que éste es un insigne ejemplo de soteriología histórica, que decía Ellacuría, casi nunca tomada en cuenta con seriedad.

ESTADOS UNIDOS. La entereza de tres religiosas en defensa del pueblo iraquí. En octubre el año pasado, tres religiosas, la hermana Ardeth Platte, 66 años, la hermana Carole Gilbert de 55 y Jackie Hudson de 68, penetraron en la base militar de Greeley, Colorado, para protestar contra la guerra en el Iraq y trataron de dañar un misil con cabeza nuclear. Fueron detenidas y en abril fueron procesadas, juzgadas y halladas culpables. Para finales de julio está prevista la sentencia, que podría llegar hasta 30 años de cárcel.

En espera del pronunciamiento del juez, las tres religiosas han ido otra vez a la entrada de la base militar. Quieren rezar y reafirmar que las acciones de protesta civil están motivadas por opciones religiosas profundas. Su abogado apelará la sentencia, aportando el testimonio de dos altos oficiales de las Fuerzas Armadas. Estos reconocen que las tres religiosas nunca han puesto realmente en peligro al país. Esa era la acusación, enérgicamente defendida durante el proceso: tres religiosas de 66, 55 y 68 años habían hecho peligrar la estructura de defensa de los Estados Unidos.

 

Maestro del espíritu en tiempos de neoliberalismo

¿Por qué el Dalai Lama ejerce tanta fascinación? Como tantos maestros espirituales, él parece encarnar todo aquello que nosotros no somos y que desearíamos ser. Nos transmite una imagen de paz, en un mundo lleno de conflictos; de coherencia, en una sociedad en que no predomina la ética; de profundidad espiritual, en una civilización que se deja hipnotizar por la superficialidad del consumismo.

No somos capaces de imaginar al Dalai Lama gritándole a uno de sus monjes; y nosotros levantamos la voz irritados con familiares y subalternos. No lo imaginamos regateándole el salario a su cocinera; pero a nosotros nos cuesta pagar a los empleados. Imposible suponer que el Dalai Lama se muestre airado por una crítica personal; y nosotros sentimos herida nuestra autoestima cuando notamos que nuestras debilidades son advertidas por los demás.

¿Por qué esa fascinación que los maestros espirituales ejercen sobre nosotros? La respuesta no está en ellos sino en nosotros. Los admiramos tanto más cuanto más conciencia tenemos de nuestras dificultades para abrazar sus mismas sendas.

Lo que nos atrae de Jesús, de Buda o de Francisco de Asís es que fueron capaces de una opción radical por la felicidad. He ahí un bien que todos buscamos. Sin embargo, ellos nos enseñan que la felicidad es una laguna paradisíaca escondida dentro de un bosque, al cual se accede por caminos inhóspitos: ante el apego a los bienes materiales el desprendimiento espiritua; ante el horror a los pobres el amor al prójimo; anteel miedo a los cambios la seducción de la utopía.

Los caminos del neoliberalismo son contrarios a los de los maestros espirituales. Estos creen que la felicidad se encuentra en lo más íntimo de nosotros, en los bienes infinitos, en la experiencia incondicional del amor. El sistema, en cambio, pregona que la felicidad reside en los bienes finitos, en el poder y en la acumulación, y es el resultado de la suma de placeres. Eso es lo que sugiere la publicidad: vista esta ropa, coma en aquel restaurante, movilícese en tal vehículo, use esta tarjeta de crédito… ¡y usted será feliz!

El valor de los maestros espirituales emana de la vida interior. Son personas que no se preocupan por mirar hacia fuera. Poco les importan la fama y la fortuna. Prefieren una hora de meditación a tres horas de aplausos. Son capaces de tener empatía con personas desconocidas. Sedientos de justicia, no se conforman con el mundo tal como se nos presenta. Emanan compasión, tolerancia y esperanza. Son militantes de causas aparentemente imposibles, por las que dan la vida.

La cultura consumista adopta como mandamientos los siete pecados capitales: la gula, la lujuria, la avaricia, la envidia, la ira, la pereza, el orgullo. La vida espiritual navega por el camino inverso: desapego de los apetitos, pudor, respeto al otro, recato, servicio, gratuidad. En un mundo en que la competitividad es exaltada como valor supremo, ¿cómo vamos a esperar que las personas practiquen la solidaridad? Los maestros espirituales sólo le interesan al consumismo en la medida en que sirven de pretexto para vender algún producto, sea la oposición al régimen chino o las mercancías producidas por las casas que patrocinan el espacio televisivo.

La vida espiritual no es un juego de emociones, sino una actitud concreta y efectiva ante el prójimo, de modo que podamos vencer el individualismo para crear vínculos de comunión. El egoísmo es una tendencia natural en todos nosotros. El altruismo es una cultura. El criterio evangélico para saber quién está o no en el camino enseñado por Jesús es sencillo: los que son capaces de identificarlo en la cara de los excluidos y luchan para que todos tengan vida y vida en abundancia. La vida espiritual no es un lujo narcisista; es el reflejo, en nosotros, del amor que somos capaces de dar a los demás.

Frei Betto (editado)

 

La paja en el ojo ajeno

Y dijo Jesús: "¿Cómo es que miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu ojo? (Mateo 7, 3).

Locutora: Estados Unidos se presenta ante el mundo como campeón de los Derechos Humanos. Como el país líder de la democracia. Como el guardián de las leyes internacionales.

Locutor: Sin embargo, este país se niega hasta el día de hoy a ratificar importantes convenios de Naciones Unidas y de otros organismos multilaterales.

Locutora: El Convenio sobre los Derechos de los Niños...

USA: No lo firmaremos.

Locutora: El Convenio sobre la erradicación de cualquier forma de discriminación contra las mujeres...

USA: Tampoco conviene. No firmaremos.

Locutora: El Convenio internacional contra la pena de muerte para los menores de edad...

USA: Pena de muerte es pena de muerte. No firmaremos.

Locutora: El Protocolo de Kyoto sobre la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero...

USA: Afectaría a nuestras industrias. No lo firmaremos...

Locutora: La Corte Penal Internacional...

USA: No aceptamos ningún tribunal internacional para nuestros ciudadanos.

Locutora: La convención sobre prohibición de armas biológicas y químicas...

USA: No aceptamos ningún control sobre nuestros arsenales de armas.

Locutora: El Convenio sobre la prohibición y destrucción de minas antipersonales...

USA: No lo firmaremos.

Locutora: El Tratado sobre Limitación de Armas Nucleares...

USA: No aceptamos ningún tratado que limite nuestras armas de cualquier tipo que sean.

Locutor: Estados Unidos es el único país, junto con Israel, poseedor de armas nucleares que ha rechazado la firma de este convenio.

Locutora: Estados Unidos pretende situarse por encima de las leyes internacionales cuyo respeto exige al resto de los países.

Locutor: En absoluto desprecio a Naciones Unidas, el presidente norteamericano declara estar listo para intervenir en Irak con el apoyo o sin el apoyo del Consejo de Seguridad.

Locutora: En franca violación al Derecho Internacional, Estados Unidos inventa el concepto de guerra preventiva para intervenir militarmente cuando quiera y donde quiera.

USA: ¡Es el Destino Manifiesto de nuestra gran nación!

Locutor: Este país, colocado al margen de la legalidad internacional, que acumula el mayor arsenal de armas de destrucción masiva, que no respeta los convenios de Naciones Unidas, quiere dar lecciones de democracia a la comunidad internacional.

Locutora: Antes de ver la paja en el ojo de otros países, Estados Unidos debería mirar la viga en el suyo.

Tomado de Co-Latino

 

"El hambre no puede esperar". Discurso de Lula en Evian, 2 de junio

La pobreza y la miseria que atacan a millones de hombres y mujeres en Brasil, en América Latina, en Africa y en Asia, nos obligan a construir una nueva alianza contra la exclusión social. Estoy convencido de que no habrá desarrollo económico sin sustentabilidad social y que, sin ambos, tendremos un mundo cada vez más inseguro. Es en ese espacio de disgregación social que prosperan los resentimientos, la criminalidad y, en especial, el narcotráfico y el terrorismo.

Quiero hablarles de forma simple y directa: vengo a proponerles acciones colectivas, responsables y solidarias, en favor de la superación de las condiciones humanas en que se encuentra gran parte de la población del globo. El hambre no puede esperar. Es preciso enfrentarla con medidas de emergencia y estructurales. Si todos asumimos nuestras responsabilidades, crearemos un ambiente de mayor igualdad y de oportunidades para todos...

Ninguna teoría, por más sofisticada que sea, puede ser indiferente a la miseria y a la exclusión. Mirando la historia contemporánea, sobre todo en los períodos que siguieron a las graves crisis económicas y sociales, veo que el desarrollo se dio a partir de profundas reformas sociales...

Brasil y muchos países en desarrollo hicieron, en la última década, un esfuerzo exigido por las estrategias económicas predominantes. Pero no hubo avances importantes en el combate a la exclusión social. Al contrario, donde el fundamentalismo imperó no se alcanzó la estabilidad económica prometida. Aumentaron el desempleo, el hambre y la miseria...

No queremos la mirada piadosa de los países ricos. Necesi-tamos soluciones estruc-turales que deben ser parte de un conjunto de cambios en la economía mundial. Esperamos coherencia de nuestros socios más ricos. Veo con preocupación las resistencias en la OMC para remover los subsidios billonarios, principalmente en la agricultura. Cuestiones prioritarias —como el acceso a los medicamentos— son pospuestas...

Mi propuesta —anticipada en Porto Alegre y Davos— es que se cree un fondo mundial capaz de dar comida a quien tiene hambre. Es lo que estamos comenzando a hacer en Brasil. Hay varias formas de generar recursos para un fondo de esa naturaleza. Doy dos ejemplos. El primero es la tasación del comercio internacional de armas —lo que traería ventajas desde el punto de vista económico y ético—. Otra posibilidad es crear mecanismos para estimular que los países ricos reinviertan en ese fondo un porcentaje de los intereses pagados por los países deudores...

La expectativa de Brasil es que los países del G8 se vuelvan verdaderos aliados en el combate al hambre y a la exclusión social en la recuperación de la cooperación internacional para el desarrollo, condición indispensable para la seguridad y la paz.