Carta a las Iglesias, AÑO XVIII, Nº 405-406, 1-31 de julio de 1998

 

Estatuas que hablan

 

Las diez estatuas de mártires que están ahora en la abadía de Westminster son un símbolo de lo mejor que ha producido el seguimiento de Jesús en este siglo y un gran aporte a la humanización de este mundo, y por ello son ya veneradas y celebradas. Hechas de gran tamaño y de piedra caliza son bien visibles y resistirán el paso del tiempo. Pero lo más importante es que estas estatuas hablan: nos cuestionan, nos juzgan y, sobre todo, nos dan ánimo para vivir como cristianos y seres humanos.

¿Qué nos dicen? Por la cercanía en el tiempo no es difícil pensar lo que hoy nos dicen esos mártires. Ante todo, una palabra sobre la seriedad de nuestra vida y de nuestra historia. "Tomen en serio a los pobres de este mundo, las mayorías, los que siguen siendo mal tratados, a veces ignominiosamente, por miles de millones, las víctimas... Tomen en serio a los pueblos crucificados, los que hacen presente a Cristo crucificado en la historia... Y tómenlos en serio sabiendo que son los privilegiados de Dios. Y desde ellos juzguen de la bondad o maldad de las novedades que hoy se aplauden, la globalización y la privatización, los festivales y los mundiales".

"Tomen en serio a los mártires. Los que han vivido para dar más que para recibir, los que han dado su vida en lugar de guadársela para sí. En contra del egoísmo –presupuesto de las novedades que les ofrecen– recuerden la generosidad de los mártires de nuestro tiempo y, sobre todo, la de Jesús. Nada puede sustituirlos para humanizar, para tener luz sobre nuestro mundo y sobre nuestra Iglesia. Nunca les olviden, y no se preocupen mucho de si están canonizados oficialmente, sino sigan sus huellas".

"Tomen en serio a Dios, cuando mucho se habla hoy del revivir religioso. Es cierto que aumentan manifestaciones y marchas, visiones y mensajes celestes, pero no es ése el camino seguro –ciertamente no el más importante– para ir a Dios. A Dios no nos lleva lo raro, sino lo humano, la justicia y la ternura, la verdad, el anuncio y la denuncia, la construcción de la comunidad y la celebración de la vida. Dios –su hijo Jesús y su madre María– no es un Dios de lo raro. Y la verdad es que a los mártires no los mataron por un Dios de lo raro, sino por un Dios de lo humano. Con respeto y cariño les decimos que no confundan religiosidad con infantilización".

  Esta llamada a la seriedad es importante, pues es llamada a la conversión. Pero las diez estatuas nos hablan también del gozo de ser cristiano, y sobre todo de la esperanza, tan raquítica hoy. Martin Luther King sigue soñando: "I have a dream", tengo un sueño, una utopía. Dietrich Bonhoeffer sigue prometidéndonos "la gracia cara", la que proviene del seguimiento de Jesús, y de Jesús sigue diciendo que fue "el hombre para los demás". Y nuestro Monseñor nos sigue animando: "Con un pueblo como ustedes no cuesta ser buen pastor". "Sobre estas ruinas brillará la gloria del Señor".

  Las estatuas están sobre un bello muro gótico, pero lo importante es cómo están dentro de cada uno de nosotros. Tienen rostros y gestos humanos, pero lo importante es que las dejemos hablar, y que hablen hoy en nuestros días, pues el tiempo –a pesar de lo que se repite– no las ha envejecido.

Visto todo en conjunto, no deja de producir sorpresa e indignación –como se dice en otros comentarios– que en el país a ninguna autoridad pública se le ha ocurrido hacer una monumento público a Monseñor –y esperamos que las autoridades eclesiásticas lo pogan en el lugar más visible de catedral para cumplir con el mandato del Señor: "No se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa". Pero mayor que la indignación es el gozo y la convicción de que las estatuas hablan. "La palabra queda. Mi voz desaparecerá, pero mi palabra, que es Cristo, quedará en los corazones que lo haya querido acoger", dijo Monseñor Romero.

  


 

De secuestros y secuestradores

La precandidatura de Héctor Silva

La economía salvadoreña según el Banco Mundial

  

Los submundos del secuestro

  El debate sobre los secuestros aún no llega a su fin en El Salvador. Demasiadas cosas siguen sin aclararse, sobre todo aquellas que atañen a la identidad de los responsables de esa práctica criminal. Conocida la identidad de los secuestradores, será fácil avanzar no sólo hacia el esclarecimiento de su modus operandi, sino también hacia la determinación del paradero de los fondos cobrados como rescate.

Pero establecer aquella identidad es de lo más difícil, tanto por las deficiencias de la Policía Nacional Civil (PNC) en materia de investigación criminal como por los intereses políticos y económicos que se interponen entre muchos sospechosos de haber participado en secuestros y la debida aplicación de justicia. No hay que perder de vista que los secuestros –tanto en el pasado reciente (décadas de los 70 y 80) como en la actualidad– tienen como móvil primordial la obtención de dinero.

Por una parte, la izquierda armada salvadoreña, en las dos décadas pasadas, dio a sus actividades de secuestro una justificación ideológica que, no por ser real, ocultaba los móviles económicos de las mismas ni las hacía menos condenables. Después de la firma de la paz, han salido a flote algunas sospechas sobre figuras de la izquierda desarmada presuntamente vinculadas a casos de secuestros de los que ha estado ausente cualquier legitimación ideológica; esto es, secuestros puramente delincuenciales.

El mundo de los secuestros tejido en torno a la izquierda (armada y desarmada) es un misterio no fácil de desentrañar. Ni la izquierda misma está dispuesta a revelar sus secretos ni las autoridades tienen a la mano la fórmula que les permita hacerlo sin que ello sea leído como un ajuste de cuentas de ARENA y sus aliados políticos con el FMLN.

Por otra parte, al calor de la guerra civil, militares inescrupulosos cayeron en la cuenta de que había una forma rápida y segura de hacerse de sumas millonarias de dinero: a través del secuestro de figuras prominentes de la empresa privada. Si en algún momento hay que fijar el nacimiento de la industria del secuestro en El Salvador ello sucede cuando, a mediados de la década de los 80, un grupo de militares decidió secuestrar a empresarios con el objeto de exigirles dinero a cambio de su libertad.

No es descabellado suponer que, desde aquel momento hasta nuestros días, pueda existir una línea de continuidad entre las bandas de secuestradores. De ser cierta esa suposición, es de presumir que algunas de las bandas de secuestradores que operan en la actualidad cuentan entre sus integrantes con ex militares –de mediano y alto rango–, cuya experiencia ofrece grandes posibilidades de éxito a la planificación y ejecución de los plagios.

Cuando se habla de secuestros y secuestradores en El Salvador conviene tomar en cuenta la existencia de los dos submundos arriba señalados. Su consideración pone en la pista de por dónde hay que avanzar en la investigación y deducción de responsabilidades, pero también deja ver lo difícil que será obtener resultados positivos.

  

¿Dejará Héctor Silva la Alcaldía?

  Ahora que ha pasado más de un año desde que Héctor Silva arribó a la Alcaldía de San salvador, y sin que su gestión haya producido los frutos esperados, el alcalde está acercándose cada vez más a lo que un principio desestimó: la candidatura presidencial.

Ciertamente, las modificaciones administrativas que bajo el actual gobierno municipal se han realizado no atajarían el problema de dirección política que la dimisión de Silva podría provocar. Como es obvio, el alcalde ha de haber jugado un papel importante en la armonización de los intereses de los partidos que conformaron la coalición que lo llevó al puesto. Una armonización que ha posibilitado no sólo que no surjan conflictos partidarios visibles al interior de la alcaldía, sino también, y aún más importante, que en los proyectos que se han intentado llevar a cabo no existan o sean mínimos los sesgos ideológicos.

Si de algo no se le puede acusar al gobierno de Silva es que en su gestión intereses políticos se hayan antepuesto a las necesidades de la población y de la ciudad de San Salvador. El alcalde ha sabido cumplir en este aspecto. Empero, una elección desacertada de su sucesor podría echar al traste con este esfuerzo. Además, no es descabellado esperar que, en el camino de elegir a su sustituto, se desaten pugnas entre los partidos que conforman la coalición que estanquen o hagan retroceder las actividades emprendidas por la alcaldía. De ser así, la salida de Héctor Silva podría causarle un gran daño a la administración que preside.

Como es posible apreciar, no es poco lo que se pondrá en juego en caso de que el actual alcalde de San Salvador acepte competir por la Presidencia de la República. Sin embargo, el que ciertos grupos al interior del FMLN estén poniendo todo de su parte para impulsarlo a la fórmula presidencial no es ocioso. Aunque su más cercano competidor, Héctor Dada Hirezi, es el favorito de algunos personajes de peso dentro del Frente y se muestra como una figura capaz de atraer las simpatías del sector empresarial y de la derecha moderada, Silva le aventaja en algo que es fundamental para ganar una elección: su rostro es conocido por buena parte de los salvadoreños y en las encuestas de opinión obtiene resultados positivos.

Estas características, que distinguen al fenómeno Silva, son vitales de cara a las futuras elecciones, pues es difícil que el FMLN se decida por elegir a un candidato poco conocido por el electorado cuando su contendiente principal, ARENA, tiene ya meses de estar en una intensa campaña de promoción de Francisco Flores. Silva, a pesar de los errores y los pocos logros de su administración, se presenta así como el favorito para integrar una fórmula electoral con posibilidades de relevar a ARENA de la silla presidencial. Restará esperar que el sacrificio que deba ofrecer la Alcaldía de San Salvador para tal motivo no sea en vano.

 

La evaluación del Banco Mundial

  Durante los días 29 y 30 de junio, El Salvador fue la sede de la Cuarta Conferencia Anual del Banco Mundial, sobre desarrollo en América Latina y el Caribe, cuyo tema principal fue "Bancos y Mercados de Capitales: Sistemas Financieros Sólidos para el Siglo XXI". En esta reunión se trató de forma general el papel del sistema financiero en el desarrollo, así como la necesidad de adoptar medidas que mejoren su transparencia, para poder enfrentar casos de crisis financieras.

Más reveladores que el contenido de la conferencia han sido los comunicados de prensa donde el Banco Mundial presenta una evaluación de las economías de cada uno de los países centroamericanos. En el caso de El Salvador se presenta un diagnóstico marcadamente negativo de la situación nacional con grandes desafíos en materia de política económica, social y ambiental. Dos elementos importantes de la situación económica del país son la crisis del agro y el estancamiento del sector industrial.

Ello se percibe en la asignación del crédito otorgado por los bancos comerciales. En efecto, el monto de créditos otorgado a los sectores agropecuario e industrial se ha reducido apreciablemente, pasando del 20% del crédito total, en 1993, al 10.6%, en 1997, en el caso de la agricultura; y del 25.4% al 17.8% en el caso de la industria. El comercio pasó de recibir un 26.9% a recibir un 40.9% en el mismo período.

La marginación de los sectores agrícola e industrial de los beneficios del crecimiento está provocando elevados costos sociales, especialmente en el área rural. Las bajas tasas de crecimiento del PIB agropecuario también se traducen en menos empleo e ingresos para la población rural. No es de extrañar que el Banco Mundial plantee como un desafío para el gobierno enfrentar la reforma del sector agrícola y de un incremento del gasto social, especialmente en las áreas de educación y salud.

Lamentablemente, ninguna de estas medidas básicas de reducción de la pobreza está siendo implementada en El Salvador, pese a que el Presidente Calderón Sol ha dado a conocer proyectos específicos como el Plan Agropecuario 1997 y el Plan de Desarrollo Social. Con el primero, se prometieron una serie de medidas de diversa índole para estimular el crecimiento del agro (seguridad, medidas fiscales, medidas de política comercial y precios, financiamiento, etc.) y con el segundo se prometió incrementar el gasto social hasta llevarlo a representar un 50% de los gastos totales del gobierno.

La situación actual de El Salvador muestra, entre sus grandes desafíos, la necesidad de impulsar una reorientación del crédito hacia los sectores productivos, la reducción de los márgenes de intermediación del sistema financiero y la obtención de recursos financieros para incrementar significativamente el gasto social. Estas tareas serán asignatura pendiente del próximo gobierno 1999-2004.

  


 

Diez mártires de nuestro siglo en la abadía de Westminster

 

El día 9 de julio diez mártires cristianos de nuestro siglo fueron instalados en lugares de honor en el frente de la medieval abadía de Westminster. Las diez estatuas ocupan nichos que están encima de la Gran Puerta Occidental de la abadía, construida hace 900 años.

La reina Isabel II y su consorte el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, acompañaron al arzobispo de Canterbury George Carey y a familiares de los mártires honrados en la ceremonia de instalación y desvelado.

Los diez mártires del siglo XX provienen de todos los continentes y de diferentes denominaciones religiosas cristianas, y fueron seleccionados, tras amplia consulta, para representar a las regiones del mundo que más han sufrido persecución y opresión en este siglo. Algunos, por lo reciente de su martirio y el impacto que han causado en nuestra generación, son más conocidos: Monseñor Romero y Martin Luther King. Otros también son recordados en el hemisferio occidental porque dieron su vida durante el nazismo, como Dietrich Bonhoeffer (conocido teólogo) y el franciscano Maximilian Kolbe que se ofreció a ser ejecutado en lugar de un padre de familia en un campo de concentración –y así hasta diez, como puede verse en el recuadro.

Este siglo, pues, ha producido horrores, pero también ha producido compasión, fortaleza, fidelidad y amor, y no sólo en las iglesias cristianas, sino fuera de ellas. Mahatma Gandhi, político pacifista, luchó contra el colonialismo inglés hasta conseguir la independencia de India. Edith Stein, judía de sensibilidad humana muy especial, fue ejecutada por los nazis. Y así muchos otros.

  Entre las diez estatuas está la de Monseñor Romero. De tamaño natural, tiene a un niño en sus brazos, expresando ternura y recordando lo que dijo en una homilía del 23 de septiembre de 1979: "¡Cuánto más vale para mí que un niño me tenga la confianza de sonreírme, de abrazarme y hasta de darme un beso a la salida de la iglesia que si tuviera millones y fuera espantable a los niños".

Monseñor fue asesinado a la edad de 62 años por un francotirador que le disparó un balazo en el corazón cuando oficiaba misa en la capilla del hospital para cancerosos "La Divina Providencia", donde él residía.

El juicio sobre el asesinato nunca avanzó por "falta de pruebas y testigos", pero la Comisión de la Verdad acusó a Roberto D'aubuisson, el ya fallecido fundador del partido gobernante (Alianza Republicana Nacionalista, ARENA) de haber ordenado el asesinato de Romero.

Ahora las cosas han cambiado. En Westminster estaba presente un hermano de Monseñor. Estaban también Mons. Orlando Cabrera, Mons. Ricardo Urioste y María Julia Hernández, directora de la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado, en representación de la Iglesia salvadoreña.

En la ceremonia realizada se destacó la fe de Monseñor y su intenso trabajo en favor de la humanidad. Y se recordó a la voz de los sin voz, al profeta que denunció desde el púlpito las injusticias y la represión contra la población salvadoreña.

En el Vaticano avanza el proceso de beatificación de Monseñor Romero, pero su estatua en la abadía de Westminster es ya un reconocimiento cristiano y universal de su persona.

 

Al terminar esta crónica un amigo de Londres nos comunica por teléfono que toda la ceremonia fue realmente bellísima y emocionante. Y que el punto culminante fue la memoria de Monseñor Romero. Allí había salvadoreños y salvadoreñas, pero todos se conmovieron y algunos hasta las lágrimas. No hay que olvidar que fueron más de cien parlamentarios británicos quienes propusieron a Monseñor Romero como candidato al Premio Nobel de la Paz. Un ilustre salvadoreño decía después de la ceremonia, que, aunque no lo canonizasen en Roma, quedaba ya tranquilo.

La abadía de Westminster ha honrado a los mártires de este mundo, pero bien sabemos que son ellos quienes honran a la abadía y quienes redimen y dan esperanza a este mundo.

 


 

Los diez mártires en la abadía de Westminster

 

1918 Duquesa Elizabet

Rusia

santa de la Iglesia Ortodoxa, asesinada por los bolcheviques

 

1928 Manche Masemola

Sudáfrica

Iglesia Anglicana, conversa de 16 años, muerta en 1928 por sus padres, que eran

animistas

 

1941 Maximilian Kolbe

Polonia

franciscano de la Iglesia católica que se ofreció a ser ejecutado en lugar de un padre de

familia en un campo de concentración nazi

 

1942 Lucian Tapiedi

Papúa

Nueva Guinea Iglesia Anglicana, muerto en la invasión japonesa

 

1945 Dietrich Bonhoeffer

Alemania

pastor luterano y teólogo, asesinado por los nazis

 

1960 Esther John

Pakistán

evangelista presbiteriana, presuntamente asesinada por un fanático musulmán

 

1969 Martin Luther King

USA

Iglesia bautista, luchador de los derechos civiles de la gente de color en Estados

Unidos

 

1972 Wang Zhiming

China

pastor evangelista, muerto durante la revolución cultural

 

1977 Jasnani Luwun

Uganda

arzobispo de la Iglesia anglicana, asesinado durante el régimen de Idi Amín

 

1980 Monseñor Romero

El Salvador

arzobispo de la Iglesia católica asesinado por escuadrones de la muerte.

 


 

Reacciones

  

Mons. Gregorio Rosa: "Ayer fue un día grande para nosotros"

  "Ayer fue un día grande para nosotros por Monseñor Romero". Añadió que en el país "se continúan cometiendo muchas injusticias" y lamentó que "sigan siendo verdad las palabras de Monseñor Romero, ya que el decía que la ley es como la serpiente, que sólo muerde a los descalzados".

Se mostró sumamente satisfecho porque la estatua en Londres "es un homenaje a la memoria del pastor que consagró su vida al servicio de los demás y que se desempeñó como un férreo defensor de los derechos humanos, que padeció la persecución y que luchó incansablemente por la paz con justicia para este país".

Piensa también que esto podría favorecer en cierta forma la agilización de los trámites para la canonización de Monseñor Romero. "Hace un par de días tuvimos comunicación con Roma, y se nos dijo que la síntesis de la obra del pastor ya fue aceptada en el Vaticano, incluyendo los testimonios recolectados entre la población salvadoreña".

Finalmente recordó que la Abadía de Westminster es anglicana y por lo tanto la importancia del homenaje adquiere una connotación mayor en beneficio de la fe cristiana.

 

La Prensa Gráfica: "Los santos y los mártires son patrimonio universal, y deben ser reconocidos por todo el mundo".

 

Hace algunos años La Prensa Gráfica se unía al coro de quienes difamaban y silenciaban a Monseñor Romero. Estos días acaba de publicar un editorial sobre La estatua de Monseñor, en el que, aunque con algunas reticencias, se alaba a Monseñor.

 

Una hermosísima e impresionante estatua de Monseñor Oscar Arnulfo Romero ha sido colocada en un lugar relevante de la Abadía de Westminster, en Londres, Inglaterra. Monseñor está ubicado ahí, con otras nueve grandes figuras religiosas de este siglo, que han sido mártires de la fe, en distintos credos confesionales. El gesto es de un admirable ecumenismo, y demuestra que hay fenómenos ejemplares que trascienden las diferencias y distancias entre organizaciones eclesiales. El hecho de que Monseñor Romero esté en ese grupo debe ser objeto de muchas reflexiones, a la luz de la realidad, desde la perspectiva natural que va generando el tiempo, que es el gran nivelador.

La gestión episcopal de Monseñor Romero fue altamente polémica y conflictiva, dentro de una dinámica nacional marcada por la más profunda polarización, que iba conduciendo inexorablemente a la guerra. En aquellas condiciones, el mensaje de Monseñor fue signo de comprometido apoyo para algunos y piedra de escándalo para otros. La muerte martirial del prelado vino a sellar su destino vital, impidiendo que su enseñanza evolucionara conforme a las circunstancias posteriores. Sin embargo, la fuerza de su mensaje –quitadas las rispideces del momento– ha tenido capacidad de supervivencia, ya no para ser aplicada tal cual en nuestros días, sino como paradigma de una entrega total e irrestricta a la responsabilidad pastoral. Con el paso del tiempo, figuras como la de Monseñor Romero se van despojando de los claroscuros de su circunstancia, para que sólo quede la sustancia del ejemplo. Esa es la clave de la santidad. Y por lo mismo es tan cuidadoso el Vaticano para proclamar a los santos: casi siempre aguarda que los contemporáneos del santo ya no estén, para que no interfieran con sus enfoques interesados, en bien o en mal. Ningún santo ha sido persona perfecta; pero lo que debe valer en todos los casos es esa forma de entrega plena e inspirada a la misión espiritual. Es el ejemplo de vida y de muerte el que debe rescatarse. En el caso de Monseñor Romero, todo indica que –en su momento– será el primer santo centroamericano de la Iglesia Católica. Pero goza ya de un reconocimiento de los salvadoreños, sin distinción de ninguna índole. Los santos y los mártires son patrimonio universal, y deben ser reconocidos por todo el mundo.

 

Mons. Ricardo Urioste: "Como salvadoreño y como sacerdote me siento más que orgulloso de que un salvadoreño y Obispo sea reconocido de esa manera por su martirio y por la labor que realizó"

 

La Abadía de Westminster es la más famosa Iglesia en el Commonwealth. La primera Iglesia se construyó en el 605 y en 1245 Enrique III empezó a construir la presente Iglesia. Su estilo es gótico y es un auténtico Santuario Nacional inglés. Isaac Newton está sepultado en ella, juntamente con otros notables británicos. Todos los Reyes y Reinas ingleses, excepto dos, han sido coronados en ella. Esta es la iglesia en Londres que ha sido escogida para albergar esta estatua de Mons. Romero.

La Iglesia de Inglaterra es la iniciadora de esta idea y al acto de dedicación han sido invitados representantes de la Iglesia Católica y de Iglesias protestantes. La Reina Isabel y su esposo estarán presentes al acto. El Arzobispo de Canterbury presidirá la ceremonia.

El señor Jesús nos dejó dicho: "Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra" y eso se cumplió con Mons. Romero. Como salvadoreño y como sacerdote me siento más que orgulloso de que un salvadoreño y Obispo sea reconocido de esa manera por su martirio y por la labor que realizó. Ignoro si algún otro salvadoreño tenga una estatua dedicada en Inglaterra o en cualquier otra parte del mundo. Al menos yo no lo sé.

Este es un gesto que nos dice a todos cómo un hombre de la talla de Mons. Romero es visto y considerado en otras culturas, que no tienen nada de primitivas ni de aldeanas y que imparcialmente aprecian y admiran los méritos de alguien, como ese regalo de Dios que fue Mons. Romero para nuestro país.

Monseñor Romero fue un testigo fiel. Recibió la gracia de Dios para vivirla. Pidió, sin duda, en la oración esa gracia y la recibió. Monseñor Romero respondió al ideal del obispo que espera la Iglesia. Fue modelo en su predicación y en la defensa de la dignidad humana, obligación de todo cristiano. También lo hicieron vivir aislado, incomprendido y finalmente, como dice Puebla, asesinado. Monseñor Romero fue una nueva clase de Obispo. Y esa nueva clase de obispo es la que el Evangelio y el magisterio esperan.

 

YSUCA: "Estas mujeres y hombres que fueron despreciados, insultados, ahora han sido colocados en la fachada de la catedral anglicana más importante como luz para las naciones".

 

Casi desde el comienzo se afirmó que Monseñor Romero era el salvadoreño más universal. La colocación de su figura en la fachada de la catedral de Westminster, en el corazón de Londres, confirma esta afirmación. La catedral de Westminster es uno de los centros religiosos reconocidos de occidente. Es la primera iglesia de confesión anglicana, una de las más representativas del ámbito protestante. Es una catedral con una larga tradición histórica, tanto religiosa como social, y el centro de referencia del mundo anglosajón. En su interior se encuentra representado lo mejor de la tradición cultural y religiosa de la lengua inglesa. La asistencia de la reina inglesa al acto de entronización sólo subraya la trascendencia religiosa e histórica de la presencia de Monseñor Romero en la fachada de Westminster. No se trata, pues, de un acto cualquiera, sino del reconocimiento oficial que hace la Iglesia anglicana.

Es un reconocimiento a la vida y muerte heroicas de estas mujeres y hombres, y un ejemplo de humanidad, solidaridad y cristianismo para las generaciones actuales y futuras. Estas mujeres y hombres que fueron despreciados, insultados y contados entre los delincuentes y criminales, ahora han sido colocados en la fachada de la catedral anglicana más importante como luz para las naciones. El misterio del siervo de Yavé se repite ante nuestros ojos.

El reconocimiento de Monseñor Romero y de los otros nueve mártires del siglo veinte por parte de la Iglesia anglicana es un acto de universalidad de la fe cristiana. En ellos se reconoce también a muchos otros mártires, víctimas de las injusticias y violencias contra la humanidad, que caracterizan al siglo veinte.

Al ver a Monseñor Romero en la fachada de Westminster no cabe menos que preguntar qué lugar le han reservado en su propia catedral de San Salvador. En los informes periódicos sobre los avances de la obra se detalla el acabado de la catedral, la ornamentación y decoración interior y exterior, la participación de arquitectos y artistas españoles, pero no se ha dicho nada todavía sobre el sitio destinado a Monseñor Romero. Si Roma lo reconoce como mártir debe tener un lugar privilegiado en la que fue su cátedra y si no lo hace, también debiera ocupar un sitio relevante, donde el pueblo salvadoreño pueda rendirle homenaje, recordarlo y pedirle favores. Monseñor Romero no puede permanecer en el sótano de la catedral, una vez que ésta esté concluida.

 


 

Testimonio de la Hermana Dianna Ortiz ante el Congreso

Torturas en Guatemala, mentiras y chantaje del Departamento de Justicia de Estados Unidos

 

Ofrecemos el testimonio que la religiosa estadounidense Dianna Ortiz dio ante el Congreso de Estados Unidos el día 24 de junio a las 2:OO pm. En él denuncia las torturas que sufrió en Guatemala en 1989, pero sobre todo denuncia la mentira y el chantaje de que ha sido objeto por parte de funcionarios del gobierno de Estados Unidos. El chantaje le impidió defenderse de calumnias y falsas acusaciones. Ahora, por primera vez, la Hermana Dianna cuenta la historia completa de lo que le ocurrió en Guatemala: como resultado de la tortura se vio forzada a tomar una grave decisión. Para ella es muy importante que su testimonio sea leído tal como ella lo dio –y también por eso lo publicamos.

 

El testimonio es horripilante, pero –como toda cruz– puede producir frutos de salvación. Aquí en El Salvador, cuando en estos días vuelve a debatirse el caso de las cuatro religiosas norteamericanas y lo inconstitucional de la amnistía de 1993, bueno será tener presente la barbarie del pasado, la mentira y la hipocresía del gobierno salvadoreño y del gobierno estadounidense: para que nunca se repita, para fundamentar el país sobre la verdad, para reparar el daño hecho a las víctimas y para que sientan el alivio –en cuanto eso es posible– de que su sacrificio no ha sido en vano.

 

Vista pública de la Comisión del Congreso sobre torturas

Testimonio de la Hermana Dianna Ortiz

 

Gracias a todos ustedes por haber venido. Como alguien que ha sobrevivido a la tortura, quiero urgirles a que apoyen la desclasificación de documentos del gobierno de Estados Unidos que arrojan luz sobre abusos de derechos humanos. Por el mero hecho de desclasificar esos documentos, nuestro gobierno puede salvar vidas. Las personas que han sobrevivido a violaciones de sus derechos humanos necesitan conocer todo lo posible sobre quiénes fueron los que cometieron atrocidades contra ellas. Teniendo esta información la justicia es posible, y sólo la justicia puede poner las bases para la reconciliación, la estabilidad y la paz. Guatemala y Honduras son dos países que se beneficiarían inmensamente de esa desclasificación. El punto neurálgico en estos casos parece ser que Estados Unidos ha apoyado a quienes cometieron dichos abusos.

  Vean, por ejemplo, mi propio caso. En 1989, cuando trabajaba como misionera en Guatemala, fui secuestrada y torturada brutalmente por los cuerpos de seguridad guatemaltecos. Unas cien veces me quemaron la espalda con cigarrillos. Fui violada repetidamente por grupos de hombres. Fui golpeada y torturada también psicológicamente: me echaron a un pozo en el que mujeres, niños y varones –que estaban heridos– se retorcían de dolor entre gemidos, mientras que los cadáveres se descomponían entre enjambres de ratas. Finalmente, me forzaron a apuñalar a otro ser humano.

  En esta situación espantosa mis torturadores guatemaltecos repetían que, si no cooperaba, tendrían que ponerse en comunicación con Alejandro. En los últimos minutos de mi cautiverio, llegué a conocer a Alejandro, a quien los torturadores se referían como a su jefe. Era alto, de piel blanca y hablaba español con dificultad y con un claro acento norteamericano. Su inglés era nortamericano, sin tacha, sin acento. Cuando le pregunté si era norteamericano, su respuesta fue evasiva: "¿Por qué quieres saberlo?".

  Me dijo que me subiera a su jeep y que él me llevaría donde un amigo suyo en la embajada de Estados Unidos, quien me ayudaría a salir del país. Durante el viaje me ordenó que perdonara a mis torturadores, y dijo que, si no lo hacía, sufriría las consecuencias. Me recordó que mis torturadores habían tomado videos y fotos de las escenas de torturas de las que yo debía estar más avergonzada. Me dijo que, si no perdonaba a mis torturadores, él no tendría más alternativa que entregar a la prensa las fotos y los videos. En ese momento salté del carro y eché a correr.

  Durante estos últimos nueve años he tratado de dejar de correr. He tratado de mirar a mis torturadores cara a cara y exigir respuestas, exigir justicia. En lugar de "perdonar" a mis torturadores demandé formalmente al gobierno de Guatemala y exigí una investigación. Como ocurre en Guatemala con tantas otras, tampoco esta investigación llevó a ninguna parte. Funcionarios, tanto guatemaltecos como estadounidenses, dijeron en público y en privado que yo era lesbiana y que nunca había sido torturada, sino que había salido a escondidas para tener una cita (de sexo). Las 111 quemaduras de cigarrillos que tengo en la espalda serían el resultado de la práctica de sexo exótico.

  Hace dos años, durante cinco semanas hice una vigilia acampando ante la Casa Blanca, pidiendo que se desclasifiquen todos los documentos del gobierno de Estados Unidos que tienen relación con abusos de derechos humanos en Guatemala desde 1954, incluyendo documentos sobre mi propio caso. Pedí que me dieran a conocer la identidad de Alejandro. En agosto de 1995 el departamento de Justicia había comenzado una investigación y la Junta de Supervisión de Inteligencia (Intelligence Oversight Board) había estado investigando mi caso durante más de un año, pero yo no tenía respuestas. Por fin, después de varias semanas de ayunar y acampar ante la Casa Blanca día y noche me entregaron algunos documentos del Departamento de Estado. Al año siguiente desclasificaron varios documentos del FBI, pero en ninguno de ellos había información sobre la identidad de mis torturadores ni la de su jefe Alejandro.

  Los esfuerzos por obtener información a través de investigaciones del gobierno de Estados Unidos tampoco llevaron a ninguna parte. En el Departamento de Justicia me entrevistaron durante más de cuarenta horas, y sus abogados me acusaron de mentir. Interrogaron a mis amigos y a miembros de mi familia, y, por lo general, decían que yo era la culpable, que yo era quien estaba siendo investigada, no los funcionarios del gobierno de Estados Unidos que pudieran haber actuado incorrectamente en mi caso. En definitiva, los investigadores parecían incapaces de comprender los efectos que tiene sobre una persona que ha sobrevivido a torturas el testificar durante horas y bajar a detalles minuciosos. En mi caso, la consecuencia fue que tuve que retroceder a recuerdos del pasado, lo cual era doloroso y altamente peligroso. A una persona que sobrevive a torturas nunca se le debe pedir que vuelva a entrar en la cámara de torturas y revivir abusos brutales. Después de haber dado la mayor parte de mi testimonio, me sentí forzada a retirarme y dejar de participar directamente en la investigación del Departamento de Justicia. Los investigadores tenían los dibujos–robot que yo había hecho con la ayuda de un artista profesional forense, delineando las características de cada torturador –incluyendo a Alejandro–, y además los investigadores ya tenían mi testimonio en detalle. La responsabilidad de encontrar respuestas era suya.

  Como no podía someterme más a ese proceso de retraumatización que me causaban las preguntas de los investigadores y el modo de hacerlas, el Departamento de Justicia dio por cerrado mi caso. No sé exactamente a qué conclusiones llegó el Departamento de Justicia. Lo que sí sé es que, como resultado de la investigación, el Departamento de Justicia redactó un informe de unas 200 páginas que está clasificado. El Departamento de Justicia me dijo que el informe está clasificado para proteger las fuentes y los métodos, y para proteger mi propia privacidad. Dan Seikely, quien estaba encargado de la investigación del Departamento de Justicia, dijo que sólo tres personas tendrían acceso al informe: la fiscal general Janet Reno, su asistente y él. Dijo que sólo existían cuatro copias del informe, y que quedarían guardadas bajo llave.

  En estos últimos meses, sin embargo, me he enterado de que otras personas han leído el informe. Un funcionario gubernamental me dijo hace poco que él había visto el informe y añadió que también lo habían visto funcionarios del Departamento de Estado, y también Thomas Stroock, quien era embajador de Estados Unidos en Guatemala cuando yo fui secuestrada. No puedo menos de preguntarme por qué mi gobierno pretende proteger mi privacidad, mientras proporciona el informe a tales personas. Fue bajo el mando de Stroock cuando un miembro de la embajada dijo a una delegación religiosa que visitaba el país: "Estoy harto de todas estas monjas lesbianas que vienen a Guatemala". Fue Stroock quien dijo una semana después de que fui secuestrada y antes de que ningún miembro de la embajada me hubiese entrevistado: "Tal como lo ha contado, su testimonio no es correcto". Fue Stroock quien dijo al Departamento de Estado que mis motivaciones eran cuestionables; que, quizás, yo misma había organizado mi propio secuestro para conseguir que Estados Unidos cortara la ayuda al ejército de Guatemala. Y sin embargo, es a Stroock a quien el gobierno de Estados Unidos entregó el informe –un informe tan privado que ni yo misma puedo ver.

  Después de haber leído el informe del Departamento de Justicia, Stroock habló con un periodista, quien, a su vez, me llamó. Stroock estaba informando a la prensa de su acceso al informe. A pesar de su cuestionable derecho a verlo, no hacía ningún secreto del privilegio del que gozaba. Hay algunas cosas en el informe que he mantenido en secreto y por las que he sentido vergüenza, cosas que yo no dije a los investigadores del Departamento de Estado, pero que sí se las dijeron algunos amigos míos cuando fueron interrogados. Desde entonces he vivido bajo este chantage tácito: Si presiono para que me den más respuestas sobre mi caso, o si presento una apelación al amparo del Acta de Derechos para obtener Información de documentos gubernamentales (Freedom of Information Act) para que el informe del Departamento de Justicia sea desclasificado, se filtrará la información secreta que tienen los investigadores.

  En lugar de que esa información se filtre, déjenme que yo la dé a conocer. Como resultado de las violaciones múltiples –y en grupo– de mis torturadores, quedé embarazada. Incapaz de llevar dentro de mí lo que ellos habían engendrado –lo que yo sólo podía ver como un monstruo, como el producto de los hombres que me habían violado– busqué a alguien para pedir ayuda y destruí aquella vida. ¿Estoy orgullosa de esa decisión? No. Pero si tuviera que tomar de nuevo la misma decisión, creo que hoy haría lo que hice hace ocho años.

  Prácticamente no tenía alternativa. Mi supervivencia era tan precaria entonces que me hubiera matado el que dentro de mí creciera lo que los torturadores me habían dejado. Se lo digo a ustedes simplemente para liberarme a mí misma y así poder proceder a descubrir la verdad. Hoy estoy llenando una apelación al amparo del Acta de Derechos para obtener Información para exigir el informe del Departamento de Justicia sobre mi caso. Después de la angustia que me produjeron las entrevistas con el Departamento de Justicia tengo el derecho de saber qué es lo que se ha sabido sobre mi caso, a qué conclusiones se llegó y por qué. Exijo tener acceso al informe, el mismo acceso que han tenido miembros del Departamento de Estado, Thomas Stroock, y miembros de la Junta de Supervisión de Inteligencia, a pesar de la garantía de confidencialidad que me dio Seikely.

  Quisiera poder evaluar la profundidad y minuciosidad de la investigación para poder tomar decisiones, con conocimiento de causa, sobre el siguiente paso que voy a dar. Mis torturadores nunca fueron llevados ante la justicia. Es posible que, individualmente, nunca sean identificados o apresados. En cierto modo, quisiera aceptarlo con resignación y seguir adelante. Pero tengo una responsabilidad ante el pueblo de Guatemala y ante el pueblo del mundo: insistir en que hay que deducir responsabilidades allí donde sea posible. Si el gobierno de Estados Unidos estaba implicado en mi tortura en Guatemala, ¿en qué otros países del mundo los torturadores estarán recibiendo órdenes de parte de estadounidenses? Tenemos que saber lo que Estados Unidos ha hecho y dónde. Por nuestra propia paz mental como ciudadanos de Estados Unidos y por el bien de los ciudadanos del mundo, necesitamos que se desclasifiquen los archivos. Si Estados Unidos no ha hecho nada malo, todos podremos descansar aliviados. Si Estados Unidos es culpable, tenemos que saberlo y hacerlo público, y dar pasos para asegurar que nuestro gobierno nunca más cooperará con torturadores o los contratará en ningún lugar y por ninguna razón.

 

Estados Unidos tiene la obligación de pedir perdón

 

Hasta aquí las palabras de la Hermana Dianna Ortiz. ¿Qué más se puede decir?

En El Salvador hemos podido leer muchos relatos de tortura, pero es imposible leer la escena del pozo, por ejemplo, sin conmoverse y encolerizarse, sin gritar por dentro y por fuera que "no hay derecho". Es horrible matar a un persona, pero lo que quisieron hacer con la Hermana Dianna fue peor: destruirla como ser humano para que el resto de su vida fuera un cadáver.

Quienes hicieron esas aberraciones eran de piel oscura, gentes de nuestros países. Pero resulta que, dirigiéndolo todo, estaba Alejandro, de piel blanca, hablando perfecto inglés norteamericano, sin tacha ni acento. Y como ese Alejandro, cuántos otros que han entrenado en la Escuela de las Américas a los peores dictadores y criminales latinoamericanos, a los batallones Atlacatl; cuántos que han diseñado políticas y enviado millones de dólares a ejércitos criminales. Después de Vietnam, el gobierno de Estados Unidos no quiere dar la cara en la guerra sucia –eso lo dejan para otros–, sino que se esconden tras Alejandro, cuyo identidad sigue buscando Dianna.

Y junto a esta crueldad, la mentira y la desfachatez. Mentira es lo que decía el embajador Stroock, Seikely y tantos otros funcionarios. Y lo peor, la desfachatez: perseguir a la víctima no al verdugo, insultar como lesbianas a religiosas entregadas, chantagear de la manera más inicua a una mujer que ha sufrido el máximo de ignominia en su cuerpo y en su espíritu. Todo ello dicho con gestos pulidos, sin alterarse, como quien está más allá del bien y del mal. Y todo ello, no en plena guerra fría, sino en los últimos años de este siglo. El misterio de iniquidad sigue presente en la historia, y no lo elimina "la nueva situación" a la que ahora se apela tan precipitadamente, con tan poco análisis y, mucho nos tememos, para que los poderes de este mundo no tengan que dar cuenta de la barbarie de la antigua y de la nueva situación.

El gobierno de Estados Unidos, el Departamento de Justicia, el FBI, la CIA y muchas otras instancias tiene la obligación de pedir perdón por todo esto. Tiene la obligación de pedir perdón y reparar a la Hermana Dianna y a tantos otros seres humanos en nuestro continente. Tiene que cesar en su hipocresía de creerse ejemplo y juez sobre los derechos humanos en el mundo –y de actuar como policía, por cierto más allá de la ley y muchas veces en contra de la ley, esa ley que Dios ha puesto en los corazones de los seres humanos. El gobierno de Estados Unidos podrá apoyar amnistías injustas en otros países o presionar para que se revisen, según sean sus intereses políticos. Pero parece que nunca se ha preguntado sobre la necesidad de que alguien otorgue amnistía a sus desmanes. Es que las superpotencias están más allá del bien y del mal: cumplir la ley, obligación de decir la verdad, reparar por los males causados, dar cuenta de sus actos... todo eso parecen ser obligaciones de otros, pero no de una superpotencia. En nombre de la democracia, de la seguridad nacional y de los sagrados intereses de la nación se puede hacer lo que se quiera y no hay que dar cuenta a nadie. La famosa "accountability", central en la democracia, tendrá vigencia para otros, no para una superpotencia.

La Hermana Dianna lo dice muy bien: por el propio bien de los ciudadanos de Estados Unidos hay que arrepentirse y cambiar, hay que decir la verdad, hay que pedir perdón, hay que reparar... Y lo que nunca sabrán las instancias oficiales de Estados Unidos es que quien está redimiendo a ese país son religiosas como Dianna, las cuatro religiosas asesinadas en El Salvador, muchos ciudadanos y ciudadanas de su país que dedican su tiempo, sus cualidades, sus vidas a extender la justicia en nuestros países. Ellos y ellas son los que cargan con el pecado y lo pueden redimir, como lo hizo Martin Luther King, cuya estatua –no la de sus asesinos– está ahora en la abadía de Westminster.

A la Hermana Dianna, si algún día llega a leer estas páginas, estas sencillas palabras: desde El Salvador agradecemos su testimonio, la veneramos junto a tantas personas que recuerdan hoy al siervo sufriente de Jahvé, y le deseamos la paz, el gozo y bendición de Dios.

  


 

El fiscal y las monjas de Chalate

  

La afirmación del actual fiscal general, dando por prescrito el asesinato de las cuatro religiosas norteamericanas, es en primer lugar un acto de ignorancia jurídica (o de mala voluntad, al menos como posibilidad). Y en segundo lugar nos plantea de nuevo el tema de los crímenes del pasado que la amnistía inconstitucional de 1993 trató de borrar para siempre.

La afirmación de prescripción es un acto de ignorancia porque el Señor Fiscal debería saber que por el simple hecho de ser miembro de la comunidad internacional, los Principios y Declaraciones de la ONU y de la OEA sobre Derechos Humanos son normas vinculantes para nuestro país. En ese contexto el estatuto de Nuremberg está asumido legalmente por El Salvador cuando establece la persecución universal y la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad. No es necesario en ese sentido que El Salvador firme un convenio especial de imprescriptibilidad de crímenes de guerra para que los mismos sean imprescriptibles según la legislación vigente.

Pero si los razonamientos jurídicos resultan complicados para él, el Señor Fiscal debería saber al menos que la Ley de la Procuraduría establece que la defensa de los Derechos Humanos debe hacerse en nuestro país en base a los principios y declaraciones sobre Derechos Humanos de la ONU y la OEA (y de nuevo aquí se incluye el estatuto de Nuremberg).

De modo que si el Señor Fiscal quiere perseguir el crimen (entiendo que ése es su oficio) incluso en esta ley tan reciente podría encontrar un agarradero. Y digo que entiendo que ése es su oficio porque declarando prescripciones de delitos asume un papel que no le corresponde, que es juzgar sobre delitos, constitucionalmente reservado a los jueces. Y me extraña incluso que esto no se lo hayan recordado abogados y jueces, tal vez porque al estar tan ocupados en aprender el nuevo código se olvidan de leer la Constitución.

Esta discusión, empero, nos dice algo más sobre los crímenes del pasado. Y es que al ser imprescriptibles, la sociedad salvadoreña debe buscar una solución legal a los mismos que vaya más allá de la irresponsable e inconstitucional amnistía de 1993. El pasado retorna y difícilmente se acalla cuando se quiere sepultar con palabrería o con fuerza física. En ese contexto no es raro que retorne el tema de los secuestros, crimen de lesa humanidad y crimen también de guerra en cuanto fue utilizado como estrategia de guerra por las dos partes en conflicto.

Decir, como ha dicho Facundo Guardado, que no hay que revolver el pasado, puede convertirse en un acto de prepotencia. El pasado hay que asumirlo desde la verdad y la justicia, llámase el tema secuestros, asesinatos o encubrimiento de asesinatos. Si la Comisión de la Verdad afirma que hay sustancial evidencia de que "el coronel Vides Casanova, el teniente coronel Casanova Véjar, el coronel Roberto Monterrosa, el mayor Lizandro Zepeda y el sargento Dagoberto Martínez… supieron que miembros de la Guardia Nacional habían cometido los asesinatos y con su actitud facilitaron el encubrimiento de los hechos, obstaculizando la respectiva investigación judicial", tanto Vides Casanova como Casanova Véjar deben ser investigados en sus responsabilidades. Porque –no nos llamemos a engaño– el asesinato de las monjas fue un crimen de guerra. Y lo mismo habría que imputarle a cualquiera del FMLN que haya cometido un secuestro, a cualquier Jefe de Estado Mayor que haya dado órdenes de asesinar y a cualquier Presidente de la República que haya encubierto con ascensos y condecoraciones a sus Jefes de Estado Mayor implicados en asesinatos.

El escándalo legal más importante del país no es que hayan salido legalmente de la cárcel (si ello es así) quienes mataron a las monjas o a los jesuitas, o quienes secuestraron a empresarios privados. El escándalo mayúsculo es que anden sueltos y no hayan sido juzgados los autores intelectuales de estos crímenes. Los chivos expiatorios son fáciles de encontrar para quienes no tienen la conciencia tranquila, y la hipocresía se puede convertir en virtud cuando no se quiere enfrentar la realidad.

Y mal hace un Fiscal alegando prescripción frente a delitos imprescriptibles que no pueden ser amnistiados al capricho de la Asamblea. Máxime cuando la amnistía, como la nuestra del 93, se salta artículos completos de la propia Constitución (los que duden esto último pueden revisar el Art. 244 de la Constitución y compararlo con la lista de amnistiados).

Un proceso de verdad, justicia, reparación de las víctimas y adecuada condonación de las penas que lleve a la reconciliación, sigue siendo una materia pendiente en el país. Se han dado pasos sobre todo en el terreno de la verdad, pero ahí se ha paralizado el tema. Continuar paralizándolo con afirmaciones legales sin fundamento jurídico es la mejor manera de que las cosas sigan teniendo vida. Sólo asumiendo la verdad honradamente se consigue que el pasado comience a descansar en paz.

 

José M. Tojeira

 


 

El norte de Morazán seis años después de la guerra

  

En nuestro afán de llevar la radio YSUCA a la comunidad para posibilitar espacios de participación y expresión ciudadana, el sábado 4 de julio visitamos Perquín, Ciudad Segundo Montes, Arambala y el Mozote del departamento de Morazán. La visita no sólo tenía el interés de producir un programa radiofónico donde la gente esté representada, donde su voz sea difundida, escuchada y valorada. Había algo más: fomentar entre nuestros radio-hablantes el valor de la solidaridad (en este caso con la población de Perquín) y el valor de la memoria histórica.

El norte de Morazán tiene una dramática historia de represión y de resistencia, pero también, una rica historia de reconstrucción comunitaria. Ambos aspectos son parte de su memoria histórica. A seis años de la firma de los acuerdos de paz, ¿qué realidades, qué actitudes y qué esperanzas encontramos en esta población? De entrada dos aspectos son significativamente llamativos: uno, su fuerza organizativa y participativa en la solución de los problemas comunitarios; y, dos, su consistente grado de identidad y memoria histórica.

  Ante todo es notable la calidad y cantidad de organizaciones ciudadanas existentes en Morazán. Citamos algunos ejemplos:

El movimiento comunal de mujeres. Surge en 1990 y su actividad ha girado en torno al cumplimiento de los acuerdos de paz, el fomento del desarrollo local y la erradicación de la violencia intrafamiliar. Plácida Rodríguez, miembra del movimiento, dice que en los últimos años la preocupación es el índice de violencia dentro de la familia (el 90% de las mujeres de la zona sufren algún tipo de violencia familiar). El protagonismo de la mujer en la construcción de la paz y en la erradicación de la cultura machista y la irresponsabilidad paternal han sido algunos de los principales frutos de la organización de mujeres.

El movimiento de cooperativas. Para Cristóbal Chicas, de la Confederación de Cooperativistas del Norte de Morazán, los desafíos más urgentes son: resolver las necesidades básicas de los grupos familiares y convertir al norte de Morazán en el mejor productor de los granos básicos y de hortalizas. En una palabra, su principal reto es enfrentar la pobreza.

El movimiento ecologista. Sebastián Torogoz (miembro del grupo musical Los Torogoces y del comité ecológico) expresó que más que "Hablar Claro" iba a hablar "pelado" (con toda verdad) sobre el problema ecológico en Morazán. Para él no hay duda de que, después de la guerra, en algunas cosas el departamento está mejor, pero en otras está peor. Entre éstas está el problema ecológico: depredación de los cerros El Garrobo, El Pericón, El Gigante, El Moscarrón y el Rancho Quemado; contaminación del Río Torola, contaminación y escasez del agua por la depredación, el uso de químicos y la falta de control sanitario de los beneficios. Frente a esta problemática se ha creado la Asociación ecológica del norte de Morazán que pretende salvaguardar un medio ambiente sano y equilibrado.

  El segundo aspecto que caracteriza a buena parte de la población de Morazán, es su fuerza de identidad y de memoria histórica. El museo de la revolución salvadoreña, en Perquín, nos recuerda un período intenso y dramático de la historia de El Salvador. La colección de fotografías, panfletos, equipo de guerra, radios comunicadores, instrumentos médicos, etc., nos remonta a la sociedad conflictiva y dividida de donde venimos. Pero hay algo más consistente: la gente misma mantiene su conciencia histórica.

Cuando visitamos El Mozote conocimos un caso muy peculiar. Se trata de Carlos Chicas, un niño de aproximadamente 11 años que casualmente se encontraba frente al monumento de El Mozote. El nos contó con ciertos detalles la historia de la masacre ocurrida en diciembre de 1981. Nos narró cómo los soldados del batallón Atlacatl habían asesinado a niños, hombres, mujeres y ancianos. Que la masacre se produjo en un operativo de tierra arrasada ordenada por el coronel Domingo Monterrosa. Entre los muertos, nos dijo Carlos, estaban tres tíos suyos. En efecto, sus nombres están inscritos en las lápidas del monumento. Preguntamos a Carlos cómo sabía toda esa historia. Su respuesta fue inmediata: Rufina Amaya nos la contó. Entre la población, pues, hay memoria y conciencia histórica. De ellas deberíamos de aprender y beber para construir la sociedad nueva a la que aspiramos.

 

Carlos Ayala, YSUCA

 


 

Testimonio del P. Rogelio Poncele

 

"Estamos siempre con una palabra

para animar cualquier esfuerzo a favor de la vida"

 

Aprovechando la visita en Morazán, la YSUCA montó su programa "Hablemos claro" y entrevistó al P. Rogelio Poncele, sacerdote benemérito que ha estado casi 30 años en nuestro país. Esto es lo que dijo.

 

Bueno, quiero empezar agradeciendo la oportunidad, agradecer a los oyentes de la radio YSUCA también por tantos saludos y tantas palabras de ánimo que me han llegado a través de la radio. Quisiera aprovechar esta oportunidad para realmente agradecer de corazón tantas palabras, porque hemos atravesado un tiempo bastante difícil, pero siempre hemos contado con mucho apoyo y muchas palabras de ánimo. Trataré de ser breve, también porque el hambre nos está afectando y tengo más de una hora de estar mirando desde la silla donde estaba sentado un rótulo que dice comedor "El Comal". Ofrece sopa de gallina. Así que después tendremos la oportunidad de compartir algo rico.

Primero, en relación con el tema "la presencia de la Iglesia aquí en esta zona", quiero decir que nuestra Iglesia no es la única. Hay diferentes iglesias en la zona, tenemos ciertamente diferencias con estas iglesias, pero esto no nos impide respetar, y, más que respetar, también valorar todo lo bueno que ahí sucede en estas iglesias. Respecto a nosotros, decirles tal vez que tenemos un pequeño trabajo pastoral: atención pastoral a los niños, a los jóvenes, a las mujeres, madres, a las parejas y estamos acercándonos bastante a las cooperativas. El objetivo es contribuir al desarrollo humano y cristiano de todos los que están vinculados con nuestra pastoral. Es decir, nuestra gente tiene opinión, nuestra gente sabe expresar esa opinión, nuestra gente sabe debatir un tema. También han aprendido a través de la pastoral a trabajar en grupo, en colectivo y han aprendido también a convivir dentro de la pareja, dentro del hogar. Esto en cuanto al desarrollo humano, porque no puede haber pastoral sin desarrollo humano. En cuanto al desarrollo cristiano, pues, nuestra gente, si ustedes van a platicar después con nuestra gente, se van a dar cuenta que nuestra gente sabe muy bien relacionar la fe con la vida. Nuestra gente va alcanzando una fe madura, y éste es el objetivo de nuestro trabajo pastoral.

En segundo lugar, decirles que nuestra Iglesia, hermanos, es una Iglesia que pretende animar y creo que lo estamos logrando. Estamos presentes, y esto lo consideramos sumamente importante, estar presentes en los cantones, en los caseríos, en los pueblos, en las comunidades para animar. No es que nosotros hacemos mucho, pero ahí estamos siempre con una palabra para animar cualquier esfuerzo a favor de la vida. Esto nos parece nuestro papel principal, estar allí no para decir una palabra negativa, no para decir una palabra que cuestiona o que critica —pues cuando la crítica es necesaria, crítica constructiva, también la debemos de hacer—, pero nuestra palabra antes que nada tiene que ser una palabra animadora. Y me da mucha alegría haberme encontrado aquí esta mañana con representantes de tantos organismos y con cada uno de ellos tenemos alguna relación, y creo que son ellos también testigos de que nosotros como Iglesia siempre estamos animando, apoyando cualquier esfuerzo que va a favor de la vida de nuestras comunidades.

En tercer lugar quisiera decir que también estamos contribuyendo a la reconciliación. Esto parece un poco contradictorio porque para no pocos todavía somos una piedra de tropiezo, pero nosotros tratamos de manejar el conflicto que todavía persiste entre nosotros con bastante madurez, con bastante paciencia. Nosotros entendemos que hubo un conflicto que nos dividió, desgraciadamente, y la reconciliación la vamos a alcanzar poco a poco. No podemos esperar la reconciliación de un día para a otro, va a ser todo un proceso. Pero en esta línea también estamos trabajando a través de una actitud amplia y madura. Y también quisiera decir que estamos mejor que nunca ahorita, porque el obispo me ha nombrado párroco de Torola. Torola es la sede, pero la parroquia también incluye San Fernando, Perquín y la villa El Rosario. (Aplausos).

Esto me parece importante porque es un reconocimiento a mí, pero también y sobre todo, a todos los que anduvimos años y años acompañando a este pueblo pastoralmente. Pues estamos muy agradecidos, tenemos ahora un pie más firme dentro de la zona para seguir apoyando todos los esfuerzos que las comunidades están haciendo para ir saliendo del subdesarrollo, para ir alcanzando aunque sea un mínimo de desarrollo.

Y por último, quisiera decir hermanos que aquí están también presentes nuestos mártires. Aquí estamos en una zona martirial, aquí muchísimos han caído en la lucha, aquí muchísimos han dado su sangre y su vida para ver a un pueblo diferente, para ver a un departamento de Morazán diferente. Y ellos están aquí presentes. Son ellos, los mártires, los que nos están animando para seguir luchando para el bien, para la vida de nuestras comunidades, para que esta vida siempre crezca y se consolide. Muchas gracias.

  


 

Noticias Eclesiales

  

México. El nuncio defiende al obispo de Chiapas. Don Samuel ha participado en los últimos cuatro años como uno de los mediadores entre el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en busca de una solución pacífica al conflicto en el estado mexicano de Chiapas. Este mes (como lo dimos a conocer en el número 403 de Carta a las Iglesias) don Samuel renunció a presidir la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), organismo civil que ayudaba en el intento de pacificación del estado.

Ataques no le han faltado, y desde muy arriba. Por ejemplo, en una de las varias visitas que el presidente mexicano, Ernesto Zedillo, realizó este año a Chiapas, acusó a los "teólogos de la violencia", palabras que muchos interpretaron iban dirigidas a Samuel Ruiz y los religiosos de su diócesis.

En el contexto de este tipo de acusaciones y tras la renuncia de don Samuel, el nuncio apostólico en México, Justo Mullor, ha salido en su defensa. "Tiene, dijo, un lenguaje ciertamente exigente ante la injusticia, pero no he apreciado nunca en él tonos guerreros". En una entrevista del lunes 29 de junio para "El Universal" reconoció que si a don Samuel Ruiz "ha podido faltarle en ciertos momentos el 'don de lenguas', a otros les ha faltado el 'don de inteligencia' al comentar e interpretar sus palabras".

Según el nuncio, que lleva ya un año en el país, "en Chiapas debe vencer la fuerza de la razón y de la dignidad de la persona humana" y "en ningún caso debe vencer la fuerza de las armas". El nuncio consideró que "hay muy variadas teologías de la liberación, unas radicales y otras no, y no veo a don Samuel implicado en ninguna de carácter abiertamente extremista".

"Cuando me han preguntado si don Samuel está involucrado en el conflicto armado siempre he dado una respuesta negativa. He llegado incluso a decir que podría meter la mano en el fuego por él". Notables palabras de un nuncio que desafía la visión oficial sobre don Samuel y se pone del lado de los pobres.

 

Cuba. Diálogo entre Fidel Castro y el cardenal de la Habana. La noche del 7 de julio Fidel Castro y el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, se reunieron durante casi dos horas. Este tipo de reuniones no han sido normales, pero es ya el segundo encuentro entre el gobernante y el líder de los católicos cubanos en los últimos seis meses.

Al concluir la reunión, el cardenal Ortega dijo que fue "una grata conversación" en la que se abordaron diversos aspectos sobre la Iglesia en Cuba y la futura construcción de un seminario mayor para la formación de sacerdotes en la isla. La plática se efectuó en presencia del Nuncio Apostólico, Monseñor Beniamino Stella, durante una concurrida recepción en la embajada del Vaticano en Cuba con motivo de la festividad de los apóstoles San Pedro y San Pablo.

Horas antes, el encargado del Vaticano para Asuntos Educativos, cardenal Pio Laghi, quien no fue recibido por Castro como otros dignatarios del Vaticano en los últimos meses, inauguró en ese lugar una placa conmemorativa de la visita papal. En diciembre de 1997, en vísperas de la visita de Juan Pablo II, el cardenal Ortega y Fidel Castro celebraron una reunión que, según el prelado, significó el primer paso para el inicio del diálogo Iglesia–Gobierno, que habían tenido relaciones tormentosas en las últimas décadas.

"Ahora sí puede haber comenzado el diálogo", dijo entonces el cardenal tras su plática con Castro el 18 de diciembre de 1997, la primera en los últimos 12 años. No obstante, afirmó que siguen existiendo algunas discrepancias con el gobierno en el campo de la libertad religiosa al señalar que no es suficiente que las iglesias estén abiertas al público.

A principios de noviembre pasado, la Iglesia Católica de Cuba formuló un claro reclamo al gobierno del presidente Castro para que reconozca "su papel positivo" en la vida social "con su triple misión cultural, profética y de servicio promocional". Reclamos similares fueron formulados por el pontífice en cuatro misas al aire libre durante su gira de este año. Muy lentamente la situación se va normalizando, y eso sólo puede ser en beneficio de todos.

 

Guatemala. Dos militares asesinos de Gerardi. Un militar en activo y otro retirado fueron señalados este lunes en Madrid como autores del asesinato de monseñor Juan Gerardi por Ronald Ochaeta, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (OD–HAG). Ochaeta presentó el lunes 13 de julio el informe de "La Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI). Guatemala: Nunca más" que recoge la violación de los derechos humanos durante la guerra que asoló el país durante 36 años (1960–96). Ochaeta dijo que también facilitaron a la Comisión de Alto Nivel, que formó el Gobierno guatemalteco para esclarecer la muerte de Gerardi, la matrícula de un automóvil con "certificación militar" que estuvo en las cercanías de la casa del sacerdote. Además, el Director de la ODHAG señaló que el único sospechoso detenido, el mendigo Carlos Enrique Vielman, no pudo realizar el crimen ya que tiene un brazo lisiado y mide algo más de 1.5 metros mientras que Gerardi medía más de 1.8 metros.

Posteriormente, Ronald Ochaeta declaró que a su organización le parece "que la actitud gubernamental (con respecto a este asesinato) está llegando al encubrimiento" y que "no se puede lograr la reconciliación si no se respeta la verdad y no se aplica la justicia".

El REMHI se realizó con el testimonio de 6.500 personas de las cuales el 92 por ciento son de víctimas y un 8 por ciento de victimarios, y recoge las violaciones de los derechos humanos perpetrados durante el conflicto bélico que provocó 150 mil muertos, 100 mil refugiados y miles de viudas y huérfanos.

Por su parte, el obispo de Alta Verapaz, monseñor Gerardo Flores, que también presentó este lunes el informe, resaltó la dificultad de conseguir que los involucrados hablaran, ya que "tenían miedo y guardaban su dolor". Mons. Flores añadió que las entrevistas fueron realizadas a lo largo de tres años por 800 "animadores de la reconciliación" que la ODHAG preparó "para acometer el proyecto ... gente del pueblo que hablaban las lenguas del pueblo". En efecto, el 61 por ciento de los testimonios están recogidos en lenguas mayas. Mons. Flores aclaró que no era él sino el obispo Gerardi quien tenía que haber presentado el informe, pues "el veía en este informe la reconciliación de un pueblo".

El escrito atribuye el 80 por ciento de los casos al Ejército nacional y un 8 por ciento a la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), aunque el Director de la ODHAG resaltó que lo investigado no es más que "la punta del iceberg".

Por su parte, el día 14 de julio el Ejército de Guatemala negó que haya militares implicados en el asesinato del obispo Juan Gerardi, perpetrado el 26 de abril pasado, mientras la Iglesia católica denunció la intervención de sus teléfonos y la revisión de correspondencia dirigida al arzobispo Próspero Penados.

Edgar Rodríguez, el coordinador del REHMI, sigue insistiendo en la acusación a los militares. El día 16 afirmó que el arzobispado formalizará la denuncia ante el Ministerio Público "debido a que el gobierno se ha negado a investigar a estos funcionarios castrenses". Aseguró, sin sumisnitrar los nombres, que uno de los militares implicados "pertenece al Estado Mayor Presidencial", encargado de la seguridad del Presidente Arzú, y que el otro militar está retirado, pero "ocupó puestos importantes".

De acuerdo al Arzobispado, la "comisión de alto nivel" que investiga el crimen recibió por parte de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, una semana después del asesinado, los nombres de dos militares que estarían implicados, pero el Gobierno del presidente Alvaro Arzú no ha dado trámite a esta "información fundamental". El funcionario del REHMI agregó que "llamamos a una reunión de emergencia y pedimos al Ministro de Gobernación, Rodolfo Mendoza, que investigara la denuncia porque nosotros no teníamos capacidad para establecer la veracidad de la información".

En otro hecho increíble el Ejército guatemalteco arrestó al coronel Otto Noack por "infringir normativas de la Institución Castrense". Lo que ocurrió es que el coronel Otto Noack públicamente, durante una entrevista con radio Nederland, dijo que las Fuerzas Armadas debían reconocer los excesos cometidos durante los treinta y seis años de guerra.

Ante esta aberración de la Fuerza Armada, el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Víctor Hugo Martínez, declaró lo siguiente: "Me parece que el coronel Otto Noack se ha convertido en la voz de la conciencia, tanto del ejército como de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca".

Por su parte, Eduardo Villatoro, Presidente de la Asociación de Periodistas dijo: "El Alto Mando del Ejército en lugar de sancionar o castigar al militar, debería reflexionar para que entiendan, comprendan, acepten y confiesen que, efectivamente, miembros de esa institución cometieron excesos durante el conflicto armado interno".

Volviendo a las declaraciones de Mons. Martínez, subrayó que en un proceso de paz la población debe tener madurez. "No se trata de olvidar lo que ha sucedido, sino de reconsiderarlo con sentimientos nuevos para aprender de las experiencias sufridas".

 

San Salvador. La Corte Suprema admite recurso contra la amnistía de 1993. La Corte Suprema de Justicia admitió una demanda de inconstitucionalidad contra la ley de amnistía que en 1993 permitió el olvido jurídico de crímenes, como el de los jesuitas y sus colaboradoras. En noviembre de 1993 el Instituto de Derechos Humanos de la UCA y Tutela Legal del arzobispado hicieron la misma demanda, pero entonces la Corte Suprema sobreseyó tal petición.

El Rector de la UCA, P. José M. Tojeira, se mostró cauteloso al conocer la admisión del recurso, pues "ya anteriormente la Sala de lo Constitucional admitió otros recursos y luego los declaró improcedentes. Sin embargo, se trata de un paso importante, porque se trata de delitos cuya responsabilidad no termina en un plazo determinado, como en otros casos". El P. Tojeira tiene la esperanza de que la Sala declare inconstitucional la ley de amnistía, "no para ver en la cárcel a los responsables, sino para conocer la verdad y que reciban una condena moral".

Benjamín Cuéllar, director del IDHUCA, por su parte, opina que la Sala de lo Constituiconal puede estar dando el primer paso hacia la verdadera reconciliación del país. "El decreto se llamó Ley de Amnistía para la Consolidación de la paz. Pero ¿es paz lo que tenemos? Según Benjamín Cuéllar posiblemente mucha de la violencia que tenemos es producto de que muchos crímenes durante la guerra quedaron impunes gracias a una amnistía mal entendida.

  


 

Misión del cristianismo en el proceso de globalización (II)

  

Rumbo a una democracia planetaria

  La crisis mundial de la civilización es de tal gravedad que corremos el riesgo de cataclismos sociales enormes si no encontramos una salida redentora.

En momentos así es necesaria una nueva espiritualidad, quiero decir, un nuevo sentido fundamental para la vida humana personal y social. La nueva espiritualidad implica un reencuentro del ser humano consigo mismo y con una significación omnienglobante.

En primer lugar, importa volver a enfocar la propia comprensión del ser humano. El debe ser entendido como efectivamente es, como un nudo de relaciones, atento en todas las direcciones. El es natural e histórico, individual y social, racional y también intuitivo-emocional. La democracia supone la superación de la comprensión individualista del ser humano que marca toda la antropología de la modernidad. Como ser de relaciones, él solamente se realiza cuando es sujeto propio, cuando incluye la alteridad del otro que también es sujeto y juntos son actores de una historia colectiva.

En segundo lugar, es fundamental tener en cuenta la concepción de sociedad. Ella no es la suma de individuos unidos alrededor de la ley, tampoco una masa dirigida por el estado. Es un conjunto articulado de sujetos, ciudadanos, constituyendo una subjetividad colectiva que se compromete en la construcción de un bien común para los humanos y para todos los seres de la naturaleza.

En tercer lugar, la propia noción de democracia merece ser revisada. No basta la democracia representativa, sino que debe ser social y participativa. Tiene que estar fundada en la mayor participación posible de todos desde abajo, con más y más niveles de igualdad, que tengan como valor central la solidaridad que se abre hacia la comunicación intersubjetiva de los ciudadanos con sus visiones del mundo, valores y símbolos.

En cuarto lugar, conviene volver a fundar la economía política. En su sentido originario ella es la administración de la carencia y no la técnica del crecimiento ilimitado en la producción de bienes y servicios. Hoy es necesaria una economía que satisfaga a todos, como medio para la vida de los seres humanos y la naturaleza, para que no sea más un fin en sí misma.

En quinto lugar se impone un nuevo paradigma de desarrollo. Se debe reconocer la unidad y la articulación orgánica de las dimensiones económica, política, social y ambiental de la historia humana. El objetivo central del desarrollo es la referencia permanente al ser humano individual y social. La actividad económica es un instrumento para ese fin.

En sexto lugar, es imprescindible una transformación cultural y subjetiva. No bastan los cambios institucionales. El ser humano debe estar siempre presente como sujeto participante. Allí donde él viva, viven los ideales democráticos: en la familia, en la escuela, en las asociaciones. Es la importancia de las revoluciones moleculares. Las modificaciones realizadas en el microcosmos social significan acumulación de experiencias y de visiones capaces de forzar las transformaciones estructurales. El ser humano no es el centro del universo, pero es un fragmento de vida y de conciencia, generado por la naturaleza en continua evolución, apuntando hacia una Vida absoluta y una Suprema conciencia que todo lo acompaña y preside. El ser humano es el único ser ético de la naturaleza, pues es capaz de hacerse responsable del destino de los otros y conservar su vida para que tenga también su futuro.

La democracia planetaria es un desafío gigantesco, pero no imposible. Es la condición para que todos sobrevivamos comunitariamente. O repartimos democráticamente los bienes de la tierra y elaboramos estrategias de convivencia pacífica entre las sociedades y con la naturaleza, o enfrentamos violencias y víctimas como jamás en la historia de la humanidad. El peligro es global. La salvación debe ser también global. No habrá un arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a otros. O todos nos salvamos o todos corremos el riesgo de perdernos.

 

La misión del cristianismo en la presente situación

  El cristianismo enfrenta un nuevo desafío: el de relativizar radicalmente su inculturación en occidente como condición para ser aceptado en las culturas mundiales. En primer lugar debe renunciar al concepto imperialista de misión, que en el fondo significa anunciar el evangelio con los instrumentos de poder cultural y a partir de una posición de poder. De esta estrategia, que es la tradicional, no resultó una nueva encarnación del cristianismo en Asia, Africa y América Latina, sino la expansión del sistema eclesiástico occidental. Sólo será aceptado como valor aquel cristianismo que antes de descubrir en las tradiciones culturales y espirituales de la humanidad la presencia del evangelio de Dios, inicie su presencia con el evangelio del servicio.

Entre todos los valores y contenidos que el cristianismo tiene para anunciar, debe primero centrarse en dos aspectos para adecuarse al proceso de globalización: defender la vida es anunciar y vivir el evangelio de la fraternidad universal a partir de los pobres y oprimidos. La vida es hoy la realidad más amenazada, especialmente la vida de los pobres y marginados. Y Dios es el Dios de la vida, y Jesús vino a traer la vida en plenitud.

La fraternidad universal radica en la afirmación teológica de que todos somos hijos e hijas de Dios. Esta dignidad no está reservada a algunos, sino que está dada a todos los seres humanos y cósmicos por pequeños que sean. Y la vida debe ser vivida a partir de los últimos, los débiles, los oprimidos, los fracasados y los pobres. Tomar partido por ellos, defender su dignidad en todos los foros mundiales es hoy una misión central de las Iglesias.

El "ideal democrático", ya lo dijo Jacques Maritain, es el nombre profano para el "ideal cristiano", porque tiene como motivo determinante el amor y la solidaridad. El ideal democrático es mucho más que las democracias concretas. Implica valores que no conocen límites y que no se agotan en la realización histórica.

Dichos valores son la tolerancia, la no violencia, la idea de renovación gradual de la sociedad a través del libre debate y la transformación de las mentalidades y del modo de vivir, en fin, la fraternidad y la conciencia de parte de los ciudadanos de participar de un destino común. La democracia es el régimen en el cual cada persona reinvindica la dignidad de obedecer a lo que es justo. Y lo que es justo o injusto no está establecido de modo autoritario por la ley sino que nace de una persuasión.

El cristianismo debe ayudar a crear un mundo para todos y no sólo para los cristianos. Y la democracia es el espacio social y político para todos. A partir de la democracia planetaria es posible el encuentro de las religiones, de las espiritualidades y de las visiones del mundo. Ellas deberán confrontarse con la realidad mayor que es el planeta y su salvaguarda. Y sólo después confrontarse entre sí, escuchándonos unos a otros, creciendo juntos en la experiencia de aquel Misterio que circunda la existencia y penetra el cosmos. Los cristianos lo llamamos Dios, comunión de personas divinas.

Por más diferentes que sean las religiones y las iglesias, con sus sanidades y patologías, todos están bajo el arco iris de la gracia de Dios, todos se encuentran bajo la alianza que Dios estableció con la totalidad de la creación, como está narrada en el episodio de Noé, prometiendo la conservación y la vida para todos los seres.

A partir de esta convergencia puede el cristianismo marcar su diferencia y presentar su positividad en el conjunto de otras diferencias, que no deben ser vistas como rupturas del proyecto de Dios, sino como revelaciones diferentes de la multifacética realidad del misterio de Dios. Y la positividad cristiana deberá ser pronunciada en las múltiples lenguas humanas, en los códigos de las diferentes culturas, y celebrado con los símbolos propios de las diferentes tradiciones humanas. Sólo por la diversividad se concretizará la catolicidad y la universalidad del mensaje cristiano. Por lo tanto, solamente un cristianismo de rostro asiático, africano, indio–afro–latino–americano y occidental puede representar el cristianismo como propuesta de sentido y de esperanza para todos los que lo reciban. Por eso la historia apenas comenzó, ya que realizamos la versión occidental del cristianismo.

Pentecostés es aún promesa y futuro para la fe cristiana.

 

Leonardo Boff

Prof. de Etica y Teología

Universidad de Río de Janeiro, Brasil

 


 

"Se debe hablar de mártires"

  

Palabras del Cardenal Achile Silvestrini en la iglesia de Santa María "In Trastevere", Roma, 12 de enero de 1990, con ocasión de los mártires de la UCA.

 

Cuando vimos aquellos cuerpos desfigurados nos pareció que se renovaba en ellos la imagen del Siervo de Yahvé. Dice Isaías "Así como se asombraron de él muchos —pues tan desfigurado tenía el aspecto que no parecía hombre, no tenía apariencia ni presencia; y no tenía aspecto que pudiésemos estimar".

Aquellos cráneos destrozados, aquellos rostros desfigurados son el rostro de Cristo.

Se puede hablar de mártires, se debe hablar de mártires, porque en ellos ha sido golpeada la fe, en ellos fue golpeada la fe en su autoridad moral, en su fuerza moral, en aquello que la fe les había inspirado y les inspiraba, en la inteligencia y en el valor de pensar una sociedad, un pueblo diverso, una paz diferente, una reconciliación, una justicia. He aquí por qué claramente hay un martirio. No podemos esperar cincuenta años. Debemos ver hoy este martirio. Existe. El martirio para los cristianos es siempre algo que contiene abyección y triunfo. Lo decían ya los primeros cristianos. Es la desolación de ver golpeado al hermano inocente, aplastado injustamente. Es el triunfo y la corona. Porque, dice Juan, "ésta es la victoria que vence al mundo; nuestra fe". Una victoria no con las armas, una victoria no con la violencia, no con la opresión, sino la victoria del inocente, del Siervo de Yahvé. Esto es lo que debemos a nuestros hermanos, no sólo para recordarlos, sino para proponerlos.