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Desarrollo territorial: ¿realidad o utopía?

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23/03/2020
Kenia Gómez  

 

Foto por: Radio YSUCA

 

 

 

 

La autora es estudiante de la Maestría en Desarrollo Territorial

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Son varias las teorías que buscan explicar la necesidad de implementar el desarrollo territorial para acabar con uno de los problemas de todos los tiempos: la pobreza.

Para ello vale la pena analizar algunos factores que, a la luz de las teorías sobre desarrollo territorial, explicarían si el desarrollo a nivel local, podría acabar con la pobreza y generar una mejor calidad de vida a las familias.

Al analizar algunas de estas teorías quedan algunos aspectos claros. Uno es que el desarrollo no debe limitarse únicamente al aspecto económico. Aunque será importante en la búsqueda del desarrollo territorial, no es el aspecto fundamental ni determinante del mismo.

En este punto vale la pena comprender que términos como países del “Primer, segundo y tercer mundo”, países “desarrollado” o “en desarrollo” revela prejuicios y supuestos.[1] Surge la necesidad de mirar a otros ámbitos del desarrollo como lo social, político y cultural. Desarrollo, entonces, implica mejorar el acceso a la educación, la formación, la nutrición y la salud. Además de mejorar la calidad de las relaciones de trabajo y fortalecer el papel de la mujer en la sociedad y otros colectivos vulnerables.[2] Lo anterior significa que el desarrollo tiene como fin la justicia social, pero con énfasis en la búsqueda de la dignidad de las personas.

Pero al hablar de dignidad no se puede dejar fuera otro elemento importante, el cuido de la naturaleza. Si bien el ser humano puede aprovechar los recursos naturales, no debe hacerlo de manera indiscriminada. No se podría hablar de una vida digna si en la búsqueda del desarrollo destruimos el planeta y acabamos con los recursos (agua, biodiversidad). En ese sentido en el afán de salir de la pobreza, acabaríamos hundidos más en ella.

Alburquerque y Pérez Rozzi en su escrito “El desarrollo territorial: enfoque, contenido y políticas” explican que el desarrollo territorial debe incorporar el criterio de sostenibilidad ambiental, energías renovables, uso eficiente de los recursos naturales y una eficiente gestión de residuos urbanos y rurales (Alburquerque y Pérez 2013). A esto nos referimos cuando hablamos de desarrollo sostenible.

En este punto nos detendremos para entender cómo el modelo económico de los países influye en el alcance o no del desarrollo sostenible.  Un aspecto que no se puede negar es que en la mayoría de países de la región incluido El Salvador permanece la visión de desarrollo como progreso económico y en un sistema capitalista los grandes empresarios siguen con la lógica de obtener rentabilidad a costa de acabar con los recursos naturales. Para aterrizar más en un aspecto nacional podemos mencionar el atraso de una Ley General de Aguas como un ejemplo de que  los intereses empresariales priman sobre los derechos humanos de la población.

En esta lógica cabe preguntarse ¿es posible el desarrollo sostenible en medio de un sistema neoliberal?, ¿es posible cuidar los recursos naturales, aprovecharlos para satisfacer necesidades sin buscar rentabilidad? Vale la pena traer a cuenta a Anthony Giddens cuando hace referencia a Marx en el libro “Teorías del desarrollo capitalista” sobre que el capitalismo busca ganancias no satisfacer necesidades. [3]

Al hablar de desarrollo territorial, otros teóricos dirán que un elemento importante para lograrlo es lo endógeno, es decir aquellos factores internos que hay que potenciar para lograr el desarrollo como los actores individuales, corporativos y colectivos, las instituciones y el entorno. [4]

Lo endógeno, según, Boisier en su libro “El vuelo de una cometa. Teorías y metáforas del desarrollo territorial”, supone una mirada a un cambio desde lo local mediante las capacidades de quienes conviven en los territorios, sin intermediación directa de organismos externos en la toma de decisiones en las comunidades. Es decir la elaboración de estrategias para mejorar la vida de los territorios vendría de la misma gente.  Se trata de ceder poder a los habitantes de las comunidades para que de ellos mismos surjan las soluciones. Pero ¿cómo lograr consensos entre diferentes actores con sus propias realidades, ideologías y visiones sin caer en conflictos?  ¿Está preparado el país, tomando en cuenta que es altamente polarizado, para dar poder de decisión a los ciudadanos?

Tomado en cuenta todos estos factores es pertinente preguntarnos si en realidad ¿un desarrollo territorial, que cuide el medioambiente, que no priorice lo económico, que busque la dignidad humana y que otorgue un papel protagónico a los pobladores es posible en un país como el Salvador?

Para respondernos hay que tomar en cuenta que el modelo neoliberal sigue vigente, un modelo que lejos de erradicar la pobreza ha generado exclusión y desigualdad. Además la protección de los recursos naturales se ha visto mermado por los intereses empresariales y el cuido del medio ambiente no parece ser la prioridad para el actual gobierno.

¿Es entonces el desarrollo territorial una utopía? Si valoramos los factores antes mencionados y los ponemos en una balanza con la realidad salvadoreña podría pensarse que el desarrollo territorial en medio del actual sistema económico si es una utopía.

Sin embargo, el desarrollo territorial no es la simple aplicación de políticas nacionales en los  territorios, sino que requiere de estrategias elaboradas a partir de la movilización y participación de los actores territoriales (Alburquerque, Pérez 2013). En ese sentido la realidad indica que han sido los actores sociales que mediante presiones han logrado incidir en grandes temas de país. La aprobación de una Ley de Prohibición de la Minería Metálica es un ejemplo. Detener la aprobación de una Ley del agua injusta es una muestra más.

Por lo tanto, se visualiza un mayor involucramiento de las comunidades en temas relevantes para su diario vivir. No todo esta perdido, creer que se puede erradicar la pobreza mediante el desarrollo de los territorios priorizando lo endógeno, aún en medio de un sistema económico neoliberal y con fuertes ideologías políticas, como limitantes, no es una utopía.

Requiere repensar la pobreza y abordar el tema con otra visión. Asumir que no hay nada de interés en la vida económica del pobre, debilita la lucha contra la pobreza. Hay que comenzar a pensar en la pobreza como un conjunto de problemas específicos que, una vez identificados y comprendidos, pueden ser resueltos de uno en uno.[5] El reto es dar un giro a la percepción de la pobreza y el desarrollo y comenzar a actuar no basados en modelos existentes, sino más bien, enfocados en la búsqueda de los derechos humanos que permita una vida digna.

 

 

[1] Willis, K.  (2005) Theories and practices of development Routledge, 2005

[2] Alburquerque, F., & Pérez, S. (2013). El desarrollo territorial: Enfoque, contenido y políticas.

[3] Giddens, A. (1985) Teoría del desarrollo capitalista en El Capitalismo y la moderna teoría social Labor, 1985

[4] Boisier, S. (1999). Teorías y metáforas sobre desarrollo territorial: El vuelo de una cometa Cepal.

[5] Banerjee, A., & Duflo, E. (2012). Repensar la pobreza: Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global Taurus.

 

 

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Maestría en Desarrollo Territorial
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