P. Joaquín López y López (1918 - 1989)


El P. López nació en Chalchuapa , el 16 de agosto de 1918, pero él contaba riéndose que esa no era la fecha exacta de su nacimiento. Hizo sus primeros estudios en Santa Ana. Pero se apartó de su familia muy pronto y terminó sus estudios de bachillerato en la apostólica que había junto a la residencia del Carmen, en Santa Tecla, en 1938. En ese año entró al noviciado de la Compañía de Jesús de El Paso, Texas. En ese entonces todavía no había noviciado en Centroamérica. El Padre López fue enviado a formarse con los jesuitas mexicanos, quienes tenían su centro de formación en dicha ciudad norteamericana. Ahí mismo estudió humanidades clásicas (1940-1943) y filosofía (1943-1946), obteniendo ambas licenciaturas. Comenzó sus estudios de teología en Saint Mary's, Kansas, en 1949, pero en 1951 fue enviado a Oña, donde los terminó. Ahí fue ordenado sacerdote en 1952 e hizo profesión solemne en la Compañía de Jesús en 1956. El P. López, además, hizo estudios de ascética en la Universidad de Comillas en 1954 y 1955.

La vida apostólica del P. López transcurrió entre el Colegio Externado y Fe y Alegría. Llegó al colegio por primera vez en 1947, donde fue profesor e inspector hasta 1949. En 1957 volvió al colegio, donde fue profesor y espiritual. Dos años más tarde organizó el catecismo intercolegial, del cual fue director. El P. López supo estimular a los estudiantes de ambos sexos de distintos colegios de San Salvador para dar clases de catecismo en los barrios pobres los fines de semana. Con unos ochocientos jóvenes daba catecismo a unos 20 mil niños de las colonias marginadas de San Salvador. En 1961, sus superiores lo nombraron director de la construcción de la capilla del colegio. En 1964 trabajó en la campaña para conseguir la aprobación de la ley de universidades privadas con la cual la UCA podría comenzar a existir. Recordaba con gusto esos años. Era uno de los pocos temas en los que se explayaba. Desde el Colegio Externado y con la Federación de Padres de Familia organizó la recolección de fondos y el apoyo social para la aprobación de la ley antes mencionada. Se reía recordando quiénes le ayudaron y quiénes no querían apoyar la ley. Hasta el último minuto estuvo haciendo gestiones para conseguir los votos necesarios en la asamblea legislativa. Cuando se fundó la UCA estuvo trabajando en ella un tiempo. Durante muchos años firmó como secretario de la Facultad de Ciencias del Hombre y la Naturaleza.

El P. López siempre se consideró parte de la comunidad universitaria. Más aún, no quiso cambiar de comunidad cuando hubo oportunidad de hacerlo. Se quiso quedar en ella hasta el final. Se consideraba parte de la UCA y lo demostraba contando detalladamente la batalla legal de su fundación. Siempre estuvo al tanto de la marcha de la universidad y de sus problemas. Preguntaba con interés por los asuntos y las personas. Pidió y se le dio ayuda para sus proyectos de Fe y Alegría. La comunidad universitaria siempre lo consideró con cariño un miembro distinguido. Cuando se enfermó seriamente, el superior le ofreció cambiar de comunidad para que estuviera mejor atendido, pero él se negó rotundamente.

En 1969, con la ayuda de un grupo de señoras consiguió dinero y con un préstamo que hizo a un banco fundó Fe y Alegría. Abrió dos talleres de carpintería en el barrio Santa Anita, puso uno de corte y confección en La Chacra y estableció tres escuelas primarias, una en la colonia Morazán, otra en Acajutla y la tercera en San Miguel. El P. López fue director de Fe y Alegría hasta su muerte. Para el P. López, Fe y Alegría con sus treinta centros educativos en ocho departamentos y con sus 48 mil beneficiarios entre niños, jóvenes y adultos fue considerada por él como la solución inmediata a uno de los problemas más agudos de El Salvador, la falta de educación. No negaba la importancia de los cambios estructurales, pero consideraba que las necesidades de la gente eran de ahora y no podían esperar. Cuando tenía que dar alguna charla sobre la situación de El Salvador se documentaba leyendo las últimas publicaciones de la UCA. Poco antes de que lo mataran dedicó varias noches a preparar lo que dijo sobre El Salvador en la reunión anual de Fe y Alegría en Quito. En esta ocasión leyó con cuidado la edición de ECA dedicada a los cien primeros días del gobierno de ARENA.

El 31 de octubre, el P. López dirigió la palabra a los representantes de Fe y Alegría Internacional reunidos en el XX Congreso Internacional, en Quito. Les dijo que lo que más le impresionaba era la altura y el espacio," por eso decimos :Salvadoreños, de pie. Por qué ? porque de otra manera no cavemos..." Y continuó diciendo, " la superpoblación y la mala distribución de la riqueza con aquello de que hay unos pocos que tienen mucho y unos muchos que tienen poco, con esas injusticias... Se ha venido generando o se vino generando algo incontenible: la guerra. Tenemos diez años de estar en guerra; unos 70 mil muertos por la violencia. No como otra gentecilla del pueblo que dice por casualidad: murió de Dios, mi papá murió de Dios, como contraposición a tanta muerte violenta que participa ahora nuestra pobre gente". En su opinión, la guerra había sido inevitable y se vio venir, pero " ahora, después de diez años, todo el mundo está como reaccionando, ya estamos cansados, no vamos a ningún lado con tanta muerte. Están reaccionando, está reaccionando el gobierno, está reaccionando la guerrilla, está reaccionando la empresa privada. Qué hacemos? Ya no miremos nuestros intereses egoístas. Veamos qué podemos hacer por todos, por todos esos hermanos, por todo esto complejo, por todas estas mayorías." Para el P. López los que no estaban reaccionando eran los militares, " sólo los que están más duros son los militares, verdad? Pues seguramente porque ellos también o se aprovechan o viven de la guerra." A los ecuatorianos les aconsejó desde su propia experiencia, "ustedes que están a tiempo, ojalá, ojalá que puedan evitar esa ola, ese remolino incontenible que nos vino a nosotros a generar y a producir esa fuerza incontenible que es la guerra, con unos 25 asesinatos diarios, verdad?".

Aparentemente era inmediatista, pero tenía visión de futuro. Si tus proyectos son para cinco años siembra trigo, si son para diez años siembra un árbol, pero si son para cien años educa al pueblo, le gustaba repetir. Era feliz cuando veía muchos niños alegres corriendo por los patios. No sabía decir que no, siempre trataba de encontrar una salida. Vivía endeudado; retrasaba los pagos a los bancos lo más que podía. Su única esperanza era la rifa anual en la cual le ayudaban numerosas casas comerciales con los premios. Lo que más le gustaba de la rifa era que la gente pobre se sacara los mejores premios. No le gustaba cerrar escuelas por falta de fondos. Se empeñó en intentar una y otra vez con la rifa anual; pedía donativos y prestaba en los bancos. Siempre andaba a la caza de cualquier posibilidad de conseguir dinero para poder mantener las escuelas y los talleres funcionando. Vivía al día y , por eso mismo, con la confianza puesta en Dios.

Durante toda su vida fue ejemplar por su austeridad en su vida personal y por la afición a las cosas usadas. Aunque manejó mucho dinero, siempre fue muy desprendido. Era de pocas palabras y con frecuencia era difícil captarle lo que quería decir.

En el último año sufrió mucho. Había tenido dos operaciones quirúrgicas porque las vías urinarias no le estaban funcionando bien y le causaban terribles dolores. La enfermedad lo doblegó. Pasó noches quejándose sin poder dormir. Tampoco quería ir al médico. Al final accedió y le diagnosticaron un cáncer avanzado en la próstata. Sabía que probablemente no iba a vivir mucho, pero con gran ánimo siguió trabajando sin descanso, como si tuviera todo el tiempo disponible por delante. Sus asesinos le adelantaron la muerte varios meses.

Pero el P. López vive en miles de salvadoreños que se han beneficiado de las obras que él hizo posibles, el Colegio Externado, la UCA y Fe y Alegría. Miles de salvadoreños han sido educados o han aprendido un oficio gracias a la entrega y a los apuros económicos del P. López. Muchos lo recuerdan agradecidos por las bondades que les hizo.




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