Por una “civilización de la inclusión”

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Margarita Moreno
14/11/2008

En un contexto nacional e internacional muy complicado, una de las consecuencias de la actual crisis, y de la cual poco hablan los grandes medios de comunicación, es el inmenso costo social que tiene en los más pobres, quienes, por la misma naturaleza del modelo económico, han quedado más excluidos que nunca. 

En este sentido, el énfasis de este aniversario ha sido llamar la atención y crear conciencia sobre los excluidos por el sistema y sobre la necesidad de buscar mecanismos para reparar esta situación. De allí el texto de Ellacuría que se escogió para la celebración: “En el reino habrá abundancia para todos, ¡pero nadie se podrá considerar rico en contrapartida con el pobre y en contraposición con él!”. 

En conexión con ese espíritu, el tema de reflexión de la Cátedra de Realidad Nacional, realizada el 12 de noviembre en el Auditorio “Ignacio Ellacuría”, fue el binomio inclusión-exclusión. Analizado desde una perspectiva económica por Lilian Vega, jefa del Departamento de Economía; y desde una teológica por el P. Jon Sobrino. 

Luego de las palabras de presentación del P. Tojeira, rector de la Universidad, Lilian Vega inició su intervención analizando el panorama económico global, el cual, a la vez que posibilita una enorme concentración de la riqueza, mantiene estructuras de exclusión y altos índices de pobreza. Una pobreza que, de acuerdo a la economista, “mata cada año a más gente que la Segunda Guerra Mundial”, y por la cual “es urgente develar la injusticia detrás de este sistema”. 

En la segunda parte de su análisis, Vega abordó la situación económica salvadoreña. En ésta, según la ponente, el 78% de la población carece de acceso seguro a la salud; únicamente nueve de cada 100 salvadoreños logran acceder a la educación universitaria; y el alto costo de la vida hace que los más vulnerables no logren satisfacer ni siquiera la canasta básica. Datos que entre otros llevan a concluir que “una lógica para la vida no se encuentra en el capitalismo (…), sino en los que están excluidos”, y que “el mercado es un instrumento, no la razón de ser”. Para superar estos males, hace falta, pues, una “sociedad libre, que tenga plena conciencia”. 

Para el P. Jon Sobrino, esa nueva sociedad es la “civilización de la inclusión”, compuesta por un conjunto de actores sociales capaces de sensibilizarse y evitar todo aquello que “maquilla la realidad”. Por el contrario, la “civilización de la exclusión” que prevalece en la actualidad lleva a que “estemos programados culturalmente para evitar que la exclusión nos afecte”. Para el teólogo, “el mayor triunfo de la exclusión es que no nos preguntemos por ella”, que seamos insensibles ante los marginados del sistema, quienes al final, de acuerdo al P. Sobrino, terminan “excluidos de la vida”. La solución más esperanzadora será, entonces, esa nueva forma de sociedad. “Manteniendo a la realidad con vida, a los pobres con vida y animando a otros a ser agentes de esa misericordia activa, quizás configuremos, un poquito más, la civilización de la inclusión; una civilización más humana, que por lo menos ofrezca vida a los excluidos”, apuntó.

P. Jon Sobrino durante su reflexión en la Cátedra (Foto: Dirección de Comunicaciones y Publicaciones, 12/11/2008).




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 Comentario
Considero que el sistema capitalista ya ha cobrado miles de vidas. Sus prioridades, como su nombre lo dice, es el CAPITAL, las ganancias sin importar cómo estas se consigan... y el ser humano pasa a segundo plano. Es muy triste ver hacia donde nos ha llevado este sistema. Ojalá algún día hagamos realidad esa "civilización de la inclusión".
Karla Henríquez