“No temas arriesgarte porque contigo yo estaré; no temas anunciarme porque en tu boca yo hablaré…” cantaba el coro de La misa, que se llevó a cabo el 7 de noviembre en el Auditorio “Ignacio Ellacuría”, fue organizada por y para la comunidad universitaria. Por esto, las lecturas, peticiones y ofrendas fueron realizadas por empleados y estudiantes. El mensaje de las dos lecturas y del salmo se centró en la búsqueda de justicia, el sufrimiento que padecen quienes optan por defender a los más débiles y la idea de que el mal se vence haciendo el bien y no con venganza. Para el Evangelio se retomó la parábola del Buen Samaritano, texto bíblico con el que se enfatizó el amor que los mártires tuvieron por el prójimo y cómo esa entrega les costó la vida. “La lectura del Buen Samaritano debe tomarse en serio; la víctima es el pueblo, y defenderlo es misericordia”, expresó el P. Jon Sobrino durante la homilía. En su reflexión explicó que la exclusión social, además de marginación, es “exclusión de vivir” y que por ello es necesario recordar que “la inclusión es una palabra que expresa esperanza en todos los ámbitos del vida”.
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